Nuestro Matrimonio Politico – Capítulo 20

Traducido por Kiara

Editado por Ayanami


Después del breve beso, Leandroth intentó lucir firme, pero su expresión parecía desesperada.

Habían comenzando a hablar sobre la historia de la fundación del imperio de Barenshiaga.

Antes de que se dieran cuenta, habían pasado por el capítulo uno y entrado, rápidamente, al capítulo dos.

El país avanzaba a un ritmo absurdo.

Matilda soltó una risita. De alguna manera era bastante divertido.

—Deja de reírte, mientras trato de no perder la cabeza —escuchó a Leandroth gruñir a su lado.

Esperando, con la respiración contenida, Leandroth vio a Matilda terminar de comer un pastel y beber un poco de jugo de naranja. Se lavó las manos y se las secó, finalmente rezó al espíritu del bosque para agradecerles la comida.

—Mattie, ¿has terminado de comer?

—Sí.

— ¿Nos movemos a la sala de dibujo?

—Sí.

Leandroth se lavó las manos, cuidadosamente. Se levantó con prisa y se dirigió al salón.

— ¿Su Majestad? —Preguntó con recelo. Como ahora estaban en el salón, no quería llamarlo por su nombre en público. Ella prefería una separación entre los asuntos públicos y los privados.

—Mattie, no estoy enojado contigo. Solo estoy usando toda mi fuerza para controlarme y no saltar sobre ti. ¿Tienes algo de tiempo?

—Sí —ella no terminaba de entender a qué se refería. Inclinó su cabeza, mirándolo.

Leandroth sentó a Matilda en una butaca. Se sentó frente a ella, con una mesa entre ellos.

—Mattie, comer la naranja en mi mano es un falta grave. No me estoy quejando, pero a causa de ello, estoy tratando, desesperadamente, de contenerme…

Parece una mezcla de gritos y súplicas, pensó Matilda, mientras se apoyaba en la silla. Sin embargo, todavía él, continuó quejándose.

—Desde la asamblea de la mañana, me decía a mí mismo que debía aguantar hasta la noche, pero es, prácticamente, imposible.

Matilda, realmente, no entendía de qué estaba hablando.

Se levantó de la silla y agarró una espada que estaba colgada en la pared como decoración. Ella regresó a su asiento con la espada en la mano.

—Su Majestad —Llamó y el sonido de la espada que se extraía de la vaina hizo eco en la habitación.

—Mattie, guarda eso, te lastimarás.

—Si eres Ross, creo que sabes que no hay razón para lastimarme. Estamos perdiendo el tiempo. ¿Estamos teniendo una reunión o no?

—Estamos teniendo una reunión —respondió, derrotado.

Ella guardó la espada en la vaina y la devolvió al lugar que le correspondía.

Leandroth parecía más tranquilo. Se sintió sediento, se sirvió un poco de agua y bebió el contenido de golpe.

—Lo siento, te hice esperar.

—Te estaba esperando.

Inclinó el rostro y cuando lo volvió a levantar, no había sombra del hombre que estaba confundido acerca de su vida anterior, sino sólo la del joven emperador.

—En primer lugar, tenemos que decidir los principios básicos de nuestras acciones. Establecer pautas para la conducta y planes futuros.

—Sí.

— ¿Mattie quiere participar en la asamblea de la mañana?

Ella lo miró, confundida, — ¿Huh?

—La reunión parlamentaria que se realiza en la mañana. ¿Te gustaría ver la cara de esos políticos aceitosos a primera hora del día?

—Si lo preguntas de esa manera, no, no quiero ir. ¿Su Majestad, no quiere que asista?

Aunque había dicho esas frases, él no lo había pensado demasiado cuando lo dijo. Ella rió ante su expresión desconcertada.

— ¿Por qué piensas eso? —Preguntó.

—Por la forma en que lo dijiste, Su Majestad. Si quieres que asista contigo, deberías pedirlo de otra manera.

—Sí, es una reunión de gobierno pero, para mí, es algo sin sentido.

— ¿Sin sentido? —Repitió.

La asamblea parlamentaria celebrada en el Palacio Imperial es una reunión donde se decide el destino del imperio. Es la reunión donde los altos funcionarios de cada área gubernamental se reúnen para discutir nuevas leyes y diversos asuntos, aprobar edictos y proyectos.

Aunque Barenshiaga es una monarquía hereditaria, el Emperador no puede mover el país, solo. Las cosas deben hacerse en conjunto con los líderes y los nobles. El Primer Ministro, el Secretario de Estado, el Viceprimer Ministro, el Ministro de Divinidades y su segundo al mando, el departamento de defensa, el gobierno local, etc.

Blanco y negro, izquierda y derecha, arriba y abajo, ningún ángulo ha sido pensado al azar. El número de asistentes cambia dependiendo de la agenda de la asamblea. No todos pueden asistir, pero la asistencia suele ser de unas cincuenta personas en adelante.

—Tengo un objetivo al pedirte que vayas a observar. Generalmente, la reunión es planeada por los funcionarios, pero no es una reunión fructífera, porque todos se pasan el tiempo discutiendo y el presidente, simplemente, golpea su martillo para hacerlos callar.

La expresión de Leandroth cambió.

—De todos modos, solo necesito mostrar mi rostro de vez en cuando para presidir la reunión. Sería bueno que pudieras asistir al próximo encuentro. Solo tengo que prepararte un lugar. Puede que tengas que vestirte bien.

Le dijo, sonriéndole como un tiburón. Ella se sintió incómoda.

¿Por qué tenía que vestirse mejor para asistir a una asamblea?

—Quiero racionalizar los sistemas que tenemos. También me gustaría que las mujeres participen en la política, pero dado que acabo de tomar el trono, aún puede ser prematuro el comenzar esa tarea. Sería demasiado difícil convencer a los participantes, acerca de los cambios que tengo planeados. Aunque Usted y yo somos de opiniones similares, sería difícil cambiar las actitudes, profundamente, arraigadas hacia las mujeres en el gobierno. Aunque la reforma se lleve a cabo, necesitan un ejemplo a seguir, ¿no lo crees?

—Sí —respondió ella.

—Logré cambiar la ley para que una mujer pueda suceder al título de su padre. —Parecía que se estaba elogiando a sí mismo.

—Si quieres participar en el gobierno, probablemente, tendría que arreglar algunas cosas, pero cambiar las cosas que ya están en un lugar específico, es más difícil que crear algo nuevo, ¿no lo crees? —Dijo, mientras exhalaba un suspiro exagerado —Es todo tan problemático, quiero pedir un poco de tu ayuda.

— ¿Estás deprimido de nuevo? —Preguntó ella.

—No, la asamblea es una asociación de los ministerios del reino. Hay un departamento para asuntos ceremoniales, que requiere que las cosas sean aprobadas por los funcionarios, como la confirmación de los asistentes a las ceremonias, organizar la vestimenta ceremonial y demás. Por lo tanto, voy a asignarte a dirigir el departamento de ceremonias.

— ¿Eh?

—Además de eso, tenemos que crear el ala médica para el palacio, los dormitorios del personal y las oficinas de los Ministerios de Justicia y Educación, respectivamente. Planificar la estructura administrativa del palacio imperial y cómo se relacionan con otras agencias gubernamentales, es todo tan problemático.

La cabeza de Matilda estaba dando vueltas.

—Necesito un departamento de obras y mantenimiento, un nuevo salón ceremonial, pero no tenemos prisa por eso…

Un organigrama había comenzado a formarse en su mente, pero Leandroth iba demasiado rápido para ella.

— ¡Espera un momento, vas demasiado rápido!

— ¿Demasiado rápido?

—Por favor, habla un poco más despacio con mucha más explicación. ¡En el orden correcto!

— ¿En orden?

—El Imperio de Barenshiaga es muy diferente en estructura del Reino de Icecoreta. ¿Quiero saber lo que quieres de mí?

— ¿Lo que quiero de ti?

—Sí.

—Que seas mí esposa.

—Eso no tiene nada que ver con esto, ¿verdad?

Leandroth inclinó su cabeza mirándola, — ¿Qué piensas sobre la paz?

— ¿Paz?

—Contigo, quiero crear paz en Barenshiaga durante al menos cincuenta años.

Matilda absorbió las palabras de Leandroth y se quedó sin aliento. Paz por cincuenta años. Para un país como Barenshiaga, que ha estado, constantemente, en guerra. La paz que se disfruta actualmente, es nueva y muy valiosa.

—No quiero pelear otra guerra. Quiero que el país tenga suficiente comida para satisfacer a nuestros ciudadanos, un buen nivel de vida donde puedan pagar sus impuestos sin problemas graves. Será difícil lograrlo.

—Sí.

Ella entendía muy bien la dificultad de lo que Leandroth quería. Mantener la paz, depende de la habilidad de la diplomacia cuando se trata con otros países. Aunque Barenshiaga tiene un ejército bien entrenado, no puede ser demasiado grande o tendrías problemas para equiparlo o alimentarlos, tampoco pueden disolverlo porque podrían ser atacados.

Ella se sentó más cerca de él y le puso la mano en la mejilla.

—Parece ser una tarea realmente desalentadora como dices. ¿Qué piensas de esto? ¿Despido parcial de los soldados a sus respectivas patrias para formar Guardias de Casa? En sus respectivas ciudades y pueblos, se organizarían para la agricultura, la silvicultura y la albañilería. Mantenemos el poder de los militares mientras los utilizamos. Lo más importante es la comida, por lo que asegurar las cosechas y la cría de animales sería lo primero en la agenda, pero al mismo tiempo debemos mantener los recursos naturales en equilibrio.

Se preguntó qué pasaría con la paz y lo qué era.

—Cuando la guerra termine, habrá mucha gente que perderá sus empleos. Cuando estas personas son liberadas, puede haber disturbios civiles. ¿Hay espacio para mantener el ejército que no nos sirve?

—Será difícil mantener la paz en esa situación.

—Sí

Ella respondió, se llevó el dedo a los labios, mientras pensaba en la situación. Mirando esa dulce expresión, la mirada de Leandroth se calentó.

—Su Majestad…

—Estaba pensando que me gustaría hablar contigo sobre cómo gobernar.

— ¿Eh?

—Para ser sincero, tu idea es dulce, aunque hay áreas en las que no conoces la situación en la que se encuentran, pero aun así es atractiva.

—Supongo que sí.

Se preguntó si la estaban alabando o si descartaba la idea.

—No puedes sentirte demasiado orgullosa si dices algo bueno.

—Bueno… —dijo perdida por las palabras.

—No tienes que ganar. No importa cuánto ganes, si ganas cobardemente, significa que es inaceptable para los ciudadanos.

—Si hiciera algo así, como atacar un país durante las conversaciones de paz, significa que, después de todo, la paz no le interesa.

—Para ser sincero, ese tipo de cosas es en lo que soy bueno.

—No es nada por lo que estar orgulloso —dijo. Su cabeza duele.

—Entonces, para que me digan que me preocupe no solo por los humanos, sino también por los animales en el bosque es pedir demasiado.

— ¿Es así?

—Sería bueno dejar la formulación de un plan a uno de los funcionarios y darles suficiente dinero.

—Muy bien.

—Quiero que seas alguien de quien se escriba en los libros de historia para las generaciones futuras, una emperatriz feroz. Quiero que te conviertas en alguien que manipula los asuntos nacionales detrás de escena.

¿Cómo esperaba que se convirtiera en una mujer tan astuta?

—Por ahora, quiero que pienses en la paz y en cómo podemos comenzar mejor el proceso. Dado que estamos planeando rehacer la estructura de la organización actual, con esto en mente, podemos planear la reducción de armamentos y soldados. Está bien, incluso si se trata de una propuesta ambigua, podemos trabajar en ello y usarlo para mantener la paz.

— ¿Cuándo es mi fecha límite? —ella preguntó.

—Creo que sería bueno escuchar tu propuesta el día de la boda. Pero no tendrás que hacerla sola.

— ¿Huh?

—Planeo usar el plan que piensas. Es más divertido pensar en planes de viaje para dos que para uno, ¿no crees?

—Habrá muchas cosas que hacer. Tendrás que entender cómo funciona este país, cuáles son las necesidades de los ciudadanos promedio, la diferencia entre las ciudades y los pueblos, tendremos que manejar la alimentación de la nación, reparar y crear carreteras. Los cambios organizacionales no pueden suceder de la noche a la mañana.

Matilda observó a Leandroth hablar, consternada. Ella lanzó un profundo suspiro.

—Realmente, no tengo mucho tiempo. Puede ser imposible para mí, participar en la asamblea de la mañana.

Leandroth le dio una sonrisa escalofriante.

— ¿Aún quieres asistir?

Mirando esa sonrisa, se preguntó, ¿la estaba probando?

Incluso si ella participa en la arena política, ¿tenía sentido? Incluso si se le permitiera hablar, tal como lo señaló Leandroth, ¿la verían, simplemente, como algo “dulce” y no la tomarían en serio? Ella no tenía idea de lo que estaba pasando en Barenshiaga. No entendía la situación en este momento. Y tenía una tendencia a soñar.

¿Se le dirá “Este no es un lugar para que las niñas jueguen”?

Ella cerró los ojos e inspiró profundamente. Luego los abrió y miró a Leandroth, —Cuando nos despertamos, siempre me dices: “Puedes dormir un poco más”, parece que mi bienestar es importante para tí.

Se volvió hacia Leandroth, quien sostenía su cara enrojecida en su mano.

—Mattie, prepárate para no dormir esta noche. Espero que entiendas que tú lo causaste.

—No dormir no es bueno para tú salud.

—Resistir es malo para mí salud.

Justo en ese momento, alguien llamó a la puerta y el ayudante de Leandroth lo llamó de vuelta al trabajo.

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