Nuestro Matrimonio Político – Capítulo 22

Traducido por Kiara

Editado por Ayanami


—Leandroth…

—Abuelo Bell, has despertado. Lamentamos si te molestamos.

— ¿Qué me pasó?

—Te desmayaste y te torciste el tobillo. El doctor dice que tu condición física es mala. Mi esposa te estaba cuidando.

—Hola, mi nombre es Matilda. Es un placer poder conocerlo, Marqués Bellmud. Por favor, descanse, estaré cuidándolo.

—Su Alteza…

—Por favor llámame Matilda, ¿puedo llamarle abuelo?

El marqués miró a Matilda por un momento y luego preguntó:

— ¿Me puede dar un poco de agua?

Matilda rápidamente le permitió tomar un poco de agua. Sonrió débilmente a Matilda.

—No hay necesidad de molestarte, Princesa, estoy seguro de que estás ocupada preparándote para tu boda.

—No estoy ocupada —dijo suavemente. A Matilda no le importó, ella sabía que su negativa provenía de la soledad, pero realmente no lo decía en serio.

—Todavía no tengo obligaciones oficiales, en cuanto a los preparativos de la boda todo está siendo manejado. Todo lo que hago es leer libros y esperar. Entonces, por favor, déjeme algo que hacer.

Él le dio una sonrisa irónica

—También puede contarme todo acerca de la infancia de Leandroth.

Si le hablaba de la infancia de Leandroth, inevitablemente, hablaría sobre su hija, Orlatta. Todavía debe ser doloroso para él, por lo que notaba, él debía seguir molesto por su peinado.

También debe haber algo más por saber sobre la muerte de la Emperatriz Orlatta. Además de eso, ella también sentía curiosidad sobre ese tal Conde Pickers.

—Lo siento. Regresaré al trabajo. Perdón por las molestias —dijo el Marqués tratando de levantarse. Leandroth le puso una mano en el hombro y lo sostuvo.

—No puedes moverte. Existe el temor de que se haya golpeado la cabeza, por lo que el médico recomendó el reposo en cama. Estás confinado a la cama durante los próximos tres días.

— ¡¿Tres días?! —Gritó.

—Esto es algo bueno, te lastiman los dioses y luego te dicen que necesitas descansar un poco. Si se golpea la cabeza, me temo que necesitará mucho más descanso. Entonces, si no quiere ser un inconveniente, por favor descanse bien. Eso es lo que necesitamos que haga ahora.

Sorprendido, Bellmud miró a Leandroth de reojo.

Leandroth se rió.

—Mi esposa es linda, ¿no? No puedes ir contra ella, así que mejor escúchala.

Leandroth aplaudió, y dos doncellas entraron a la habitación junto con el doctor gruñón de antes. Él confirmó su diagnóstico. Sufría de fatiga crónica y tenía un tobillo torcido. Necesitaba descansar en la cama durante tres días. No sería bueno moverse demasiado. Él se fue después de eso. Bellmud miró la puerta después del doctor.

—Por favor, descanse.

Entonces el Marqués Bellmud asintió. Se fue a dormir.

♦ ♦ ♦

Matilda miró al Marqués dormido. Parecía tener más de 60 años. Si él hubiera sido un caballero como Leandroth le dijo, habría sido musculoso y construido cuando era más joven. Pero eso fue en el pasado.

Ahora sus mejillas estaban un poco hundidas. La situación es que el gobierno estaba empeorando las cosas, en la medida en que se volvió muy delgado. Y, las últimas palabras de su hija fueron “Padre, lo siento”, probablemente, porque ella murió primero. Quizás ella haría lo mismo, le diría a su padre que lo sentía, si ella moría antes que él.

Su madre murió antes, recordó lo triste que estaba. Aun así ella murió antes…

Matilda se limpió las lágrimas que habían brotado en sus ojos. Usó una tela fría para limpiar el sudor de la frente del Marqués,

—Orlatta… —llamó en su sueño.

Levantó su mano, como si estuviera tratando desesperadamente de atrapar algo. Matilda tomó su mano y la acarició para calmarlo.

—Orlatta… —llamó de nuevo.

—Está bien, estoy aquí. Relájate y ve a dormir —le susurró.

Abrió los ojos, miró ciegamente a Matilda y volvió a cerrar los ojos. Su agarre se apretó.

Sus manos, que solían ser grandes y musculosas, ahora eran frágiles y débiles.

Ella se preguntó qué había estado buscando.

Pensó en su comportamiento tonto, sin poder evitarlo, los ojos de Matilda se llenaron de lágrimas. Si ella hubiera muerto, su padre seguramente se habría afligido. Ella puede no haber sido la siguiente en la línea del trono de Icecoreta, pero su padre se había preocupado por ella. Ella había sido su preciosa hija.

Y, sin embargo…su padre afectuoso que casi muere cuando murió su madre, ella de nuevo, casi le permitió experimentar la muerte de una persona importante. Matilda comenzó a llorar.

Las doncellas la miraron preocupadas.

— ¿Por qué estás llorando?

Matilda se sobresaltó, se sonó la nariz, mientras se limpiaba la cara mojada.

— ¿Te gustaría un poco de agua? —Dijo con su voz un poco acuosa.

—No hay necesidad de que llores. Siempre me puedo retirar temprano.

—No estoy llorando por tu culpa, abuelo.

— ¿Es porque no quieres casarte con Leandroth? Puedo ayudarte.

Matilda parpadeó ante eso. Se había vuelto serio.

—Hice algo tonto hace un tiempo, y estaba llorando porque solo me di cuenta de que fue una gran tontería. Tengo muchos deseos de casarme con Leandroth. Así que por favor no te preocupes.

Estaba un poco avergonzada, pero lo escuchó reír.

—Orlatta habría sido feliz de tener una hija como tú.

—Abuelo Bell…

—Las manos de otras personas son tibias, lo olvidé —dijo con un suspiro cansado y, miró hacia el techo, pero sus ojos estaban muy lejos.

—Orlatta siempre se reía, siempre nos reíamos a pesar de todo.

Suspiró profundamente.

— ¿Por qué te dejé casarte? ¿Por qué no te hice divorciarte? Debería haberte sacado del palacio…

— ¿Te arrepientes?

—Esa chica siempre me mostró una cara feliz, mientras estaba pasando por una situación dolorosa.

Bellmud cubrió su rostro con el otro brazo.

La ex emperatriz que siempre se había reído. La mujer que crió a Leandroth y Bartholomew. Los hermanos, que se habrían roto sin ella, que eran buenos por ella.

— ¿Orlatta-sama era una persona débil? —Preguntó sin pensar. Bellmud levantó su brazo y la miró con ira en sus ojos.

—De alguna manera, Leann y Bell-sama ven a Orlatta como una persona débil. Pero si mi esposo no viene a verme durante un año o más, sería difícil criar a los niños sola. ¿Sería vista como una persona débil?

Matilda, comenzó a hablar consigo misma, respondiendo ella misma a sus preguntas una detrás de otra.

—Si ella realmente fuera débil, habría abandonado todo y se hubiese dedicado a sus pasatiempos. Sin embargo, ella participó en la vida de su esposo, a pesar del trato que recibió.

El marqués se rió de su convicción.

—Las personas que siempre se ríen esconden una fuerza tremenda. Tienen un gran dominio de sus corazones y mentes, incluso en momentos de gran estrés.

Como su padre que siempre estaba tranquilo, siempre sonriendo, a pesar de las tensiones y problemas de gobernar un país, a pesar de no ser físicamente fuerte. Su cuerpo es débil, pero la mente es la fuerza dentro de Icecoreta.

—Usted dice que se rieron juntos, me pregunto si ella estaba realmente feliz. ¿No decidió ella que tenía que dejar de lado a un marido que no la miraba y se concentraba en cuidar a los niños?

Bellmud se echó a reír, se rió tanto que su cuerpo se sacudió, tanto que comenzó a llorar.

—Entonces, ¿por qué se disculparía?

Matilda sostuvo sus manos — ¿No te disculparías si murieras antes que tu padre…?

—Antes de…

—Mi padre perdió a madre primero. Temía que mi padre muriera por lo de mi madre. Si muriera antes que mi padre, en su presencia, me disculparía.

— ¿Y si ella eligió morir?

— ¿Eligió morir? —Matilda inclinó su cabeza.

—Deseas casarte con Leandroth, ¿verdad? Tal vez él deje ir el pasado.

— ¿No es extraño?

— ¿Extraño?

— ¿Podría ser que ella no quisiera criar a los niños? Si este fuera el caso, eso explicaría por qué a Leann no le gusta su madre. Él no considera a su madre biológica como su madre, sino a la Emperatriz Orlatta. Él está obsesionado con ella como su madre. Los niños son muy sensibles, si no se los cuida adecuadamente, buscarían el amor en otra parte.

Lo que está diciendo es que Leandroth anhela el amor de su madre…

—Tal vez sea así. Anhelo el amor y la atención de mi padre. Parece que somos muy similares en eso.

Bellmud suspiró y cerró los ojos.

— ¿Abuelo…?

—Ella estaba, ciertamente, obsesionada con criar a Leandroth y Bartholomew. —Bellmud dijo con gravedad

— ¿Es así…?

—Pensé que era para escapar de sus responsabilidades como emperatriz.

—En lugar de aferrarse a un hombre que no la quiere, ella decidió cuidar a los hijos de su amante y criarlos maravillosamente. Ellos corresponderían ese amor. Estoy seguro de que se sorprendió de que crecieron bien.

—Ojalá pudiéramos hablar con Orlatta-sama sobre todo esto.

—Hmmm.

— ¿Todavía estás triste por Orlatta-sama?

—No, soy feliz.

—Creo que Orlatta-sama también está feliz.

— ¿De Verdad?

—Sí.

—Ahora, quiero dormir.

—Por favor descansa bien hoy.

—Ve a descansar un poco. Me alegro de poder hablar con la esposa de mi nieto.

Para el Marqués Bellmud, Leandroth era su nieto, biológico o no.

—Vendré a visitarte mañana.

—Estaré aquí.

—Y no dejes que ese extraño hombre venga a verte.

—Entiendo, rechazaré a la serpiente cuando venga —dijo Bellmud jovialmente, —dile a su majestad que siembre bien sus semillas.

Matilda sonrió, —No soy una paloma mensajera, díselo tú mismo. Tu boca se pudriría si no la usas.

Ella acarició su mano suavemente, mientras se levantaba.

—Volveré mañana y traeré a tu nieto. Buenas noches y dulces sueños.

—Buenas noches —respondió.

Por favor, ten un buen sueño, uno donde Orlatta se está riendo, era el deseo de Matilda cuando salió de la habitación.


Kiara
me alegra que Matilda haya comprendido las consecuencias de sus actos, se nota que poco a poco ha ido cambiando

3 respuestas a “Nuestro Matrimonio Político – Capítulo 22”

Responder a Marllen Cancelar respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

 

error: Contenido protegido