Juego otome yandere – Vol 2 – Extra: Servicio voluntario con Lycoris

Traducido por Aleksei

Editado por Chizuro

Corregido por YukiroSaori


He cometido el peor error de toda mi vida.

¿Y cuál ha sido?

Sucedió en el instante en que me aferre a esa mujer, mientras me estremecía y temblaba como un flan.

Después de que mi madre me revelara quién era mi verdadero padre, mi vida no ha estado más que llena de problemas hasta el punto en que podría ser llamada un drama.

Pero no importa qué tipo de drama barato sea, tener como final de la historia a una Familia ducal haciéndose cargo del personaje principal, y un felices para siempre, quizá no sea la forma en que la trama debió haber sido escrita. Al menos, la palabra “ducal” no debería haber sido utilizada.

Y lo que es más, una de las cinco familias ducales.

En este país, estaban sólo esas cinco familias y ninguna otra más, cuya influencia resplandecía radiantemente desde el punto de vista de las masas.

El duque de Lilia, Kaffir Radiata, era en efecto, una persona digna de respeto.

Y para ser franco, en comparación, mi verdadero padre Narcissus Rankgerüste no lo era.

Al principio, a decir verdad, tenía mis dudas pues daba la impresión de ser un adulto difícil de tratar, sin embargo, no mostró ni siquiera un atisbo de insensatez y me trató de la misma manera que a su amada hija, Lycoris.

Definitivamente no tengo intención alguna de decir esto en voz alta, pero, él se comporta como yo imaginaba a mi padre. Por lo menos eso fue lo que pensé en el momento en que mi madre me dijo que mi padre era un aristócrata.

No, mi imaginación fue muy indulgente.

Y, brillando dentro de esa misma influencia se encontraba la hija del duque, Lycoris Radiata.

Tengo que admitir que su comportamiento y conducta eran dignos de una hija noble, pero todas las cosas que ella decía cuando abría la boca eran considerablemente francas. Habiendo observado a mi verdadera hermana, Crinum, estuve bajo la impresión de que así eran las protegidas hijas de los aristócratas. Aún hoy en día me asombra que su carácter sea exactamente lo contrario.

Lycoris había aceptado a regañadientes el hecho de que me convertí en su medio hermano, pero ahora que yo estaba tratando de empezar una nueva vida, ella ya parecía justo como una mamá ave construyendo un nido ya que se ocupaba incansablemente de mis asuntos.

—Esta es tu habitación, ¿bien? —dijo ella y luego añadió—: Es tuya. Si alguien entra sin permiso, incluso si soy yo o mi padre, está bien enojarse.

Ella había hecho espacio en sus asuntos para explicármelo.

Estaba intentando dejarme en claro lo que significaban los tan llamados privilegios con respecto a esta familia. No diré que su esfuerzo en particular había dado frutos, pero, no mucho después, comencé a sentir como la habitación que me fue dada en la casa del duque se convirtió en un “sitio al cual pertenecía”. Por lo menos, lo era más que aquella habitación de la mansión Rankgerüste.

Pero, habiendo dicho esto. Jamás diré que por ello me he reconciliado con ella, no, con esa mujer.

El primero de los imperdonables actos de esa mujer fue, sin duda, venir a despertarme temprano en la mañana.

Para mí, quien se había acostumbrado a la vida nocturna de la calle desde que fui consciente de mi entorno, dormir incluso después de que el sol saliera había sido la norma. Sin embargo, incluso ahora que duermo toda la noche, me cuesta levantarme temprano por la mañana.

Es culpa de esa mujer, haciendo alboroto sin piedad cerca de mi oído, tirando de mis cobijas sin miramientos; una vez, terminé cayendo de la cama junto con mi cobertor. Inmediatamente escuche una disculpa, pero como se reía mientras lo decía, no se lo dejaré pasar tan fácilmente.

Además, ella me ha estado obligando a comer el desayuno sin falta.

Cuando me reúso a comerlo, pondrá una mirada petulante en su rostro, diciendo:

—Sabes, esa es la razón por la que aún eres sólo piel y huesos a pesar de todo este tiempo. Incluso tus brazos son mucho más delgados que los míos. No me digas, ¿lo haces porque te sientes orgulloso de ellos?

¿Realmente crees que lo estoy?

El segundo de los imperdonables actos de esa mujer era el hecho de que ella me sigue engañando para que haga cosas usando esa elocuente boca suya.

Esa mujer, ella continuaba recordándome la vez que me ayudó después de que mi padre enloqueció aquella noche en la mansión Rankgerüste, diciendo cosas como:

—A pesar de que eras tan lindo en ese entonces —se burla de mí—. Si no puedes dormir por la noche, puedo leerte un cuento.

Ya ni siquiera siento que puedo ganarle a esa tipa con palabras. Honestamente, he lamentado haber pedido ayuda a esa chica, fue el peor error que pude haber cometido.

Incluso ahora, me molesta.

—¿Qué opinas sobre hacer servicio voluntario?

Al escuchar personalmente palabras que no van conmigo, trate sólo por si acaso de resistirme.

—Bueno, en realidad no tengo ningún interés en ello. Si me lo preguntas a mí, quien es de un origen más común, diría que esas cosas solo son engaños de los nobles.

—Claro, claro. Sin embargo, dudo que dentro del grupo de los niños invitados hoy, alguno comprenda la palabra “engaño”. Sólo con un dulce o una comida serían felices, ya sabes. Bueno… ellos son puros. A diferencia de ti.

—Me desagradan los niños.

—¿Aunque eres uno?

Esto es exactamente a lo que me refería.

Al final, de un modo u otro, fui engañado, terminé siendo el encargado asignado para ocuparme de esos mocosos malcriados.

En cuanto a esa mujer, ella trataba de conseguir que un grupo de niños aprendiera modales, aunque fuera solo un poco a través de un esfuerzo absolutamente inútil~. Estaba intentando enseñarles cómo usar correctamente una servilleta, pero en lo que respecta a los niños, debe ser inconcebible usar las lindas servilletas en lugar de su ropa. Incluso a pesar de que les dijo que estaba bien manchar las servilletas, todos ellos parecían desconcertados.

Para empezar, el lugar de nacimiento e incluso la educación que se recibe entre humanos, puede suponer una diferencia de cielo a tierra, por lo que, compartir la misma mesa y cena ya es un error en sí mismo.

Mirando en su dirección teniendo estos pensamientos sarcásticos, lo que sea que Lycoris estaba pensando, con una blanca servilleta sin manchas, limpió directamente el rostro de un niño quien se había ensuciado bastante la comisura de su boca.

Aunque la servilleta blanca se había ensuciado de forma trágica, ella les tranquilizó y sonriendoles les explicó que esa era la forma en que se debe utilizar.

A partir de entonces los niños comenzaron a imitar sus acciones y en lugar de utilizar su ropa, usaron una servilleta para limpiarse la boca y las manos.

Por alguna razón u otra, mientras miraba, albergaba un sentimiento de insatisfacción dentro de mí.

Si soy sincero contigo.

En mi cuerpo, el hábito de levantarme temprano por la mañana ya se había arraigado indeleblemente.

Por la mañana, me siento un poco despierto al escuchar el ruidoso piar de los pájaros y, aunque aún no haya abierto mis ojos, debido al aroma del pan recién horneado, mi estómago comienza a gruñir de hambre.

Ella probablemente va a entrar en tan sólo unos minutos.

Ya me he acostumbrado a ello.

No sé si era mi cuerpo que se había habituado. O si fue el acostumbrarme a la tranquila vida de esta familia ducal, lo que aceleró el proceso. Al final empecé a sentirme domesticado.

De repente, fruncí mis cejas, estrechando mi campo de visión. Un niño, que había consumido más que suficientes porciones de la comida para su pequeño cuerpo, corrió hasta Lycoris. Era el niño a quien ella había limpiado el rostro anteriormente.

El pequeño niño, que era difícil de identificar como una niña o un niño incluso al mirarlo, tuvo la audacia de ruborizarse mientras levantaba su mirada hacia Lycoris. De pronto, inició una frenética conversación con ella, mientras Lycoris se agachaba para coincidir con él..

—Hermana mayor Lycoris~

El mocoso probablemente no comprende la diferencia en la posición social, llamando a Lycoris, “hermana mayor”, sin cuidado.

—Bueno, ella no es tu hermana mayor, ¿sabes?

Las palabras que fueron solo murmuradas sorprendentemente resonaron a través del gran comedor. Ella miró hacia mí, sorprendida, luego sonrió ampliamente. No sé si se trataba de una expresión de felicidad o picardía.

Yo, he cometido el peor error de toda mi vida.

12 respuestas a “Juego otome yandere – Vol 2 – Extra: Servicio voluntario con Lycoris”

    1. OMG está chica ya está pareciéndose a bakarina en formar y agrandar su harén aunque apenas van 2 🤔🤭🤭🤭

      Muchísimas gracias por el capítulo 💜🌸💜

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