Princesa Consorte Chu – Capítulo 26: El demonio se esconde en Qi Luo Yuan

Traducido por Moux

Editado por Ayanami


—Xiaojie, el Feng He Yuan de Su yiniang ha estado ocupado desde muy temprano esta mañana —Mu Chun le informó a Yun Qian Meng acerca de todo lo que vio mientras le servía el desayuno—. Parece que, en realidad, Wang mama fue quien se encargó de invitar a un sacerdote taoísta excepcionalmente preparado. En este momento, están discutiendo los problemas de xiaojie con el xiangye en el salón.

—Xiaojie, Su yiniang en verdad es impaciente. Ni siquiera pudo quedarse quieta por media noche —después de haber acomodado la vajilla, Mi mama expresó con preocupación, mientras la acompañaba hasta la mesa.

Yun Qian Meng sonrió con tranquilidad. Luego de sentarse, levantó una taza de té y tomó algunos sorbos.

—Mi mama, eres la mayor dentro del fu, ¿cómo puedes no entender sus intenciones? ¿Crees que todo esto es una coincidencia? —Le preguntó Yun Qian Meng —Si el sacerdote taoísta es tan extraordinario como dicen, es probable que la gente busque su atención. Entonces, ¿cómo es que llega tan pronto como lo solicita Su Qing?

Después de escucharla, Mi mama se angustió y le preguntó estupefacta.

—No es posible que, ¿esto lo habían planeado desde hace tiempo?

Yun Qian Meng se dedicó a desayunar mientras escuchaba. Suponía que dentro de poco se ocuparía.

—¡Da xiaojie, laoye le ha invitado al Feng He Yuan! —La predicción resultó correcta. Ella ya había terminado de comer cuando Yun Xuan Zhi envió a una mama que atendía a Su Qing para informarle.

—Entiendo, puedes irte. Iré en un momento —Yun Qian Meng bajó sus palillos y se levantó. De inmediato, Mu Chun cubrió sus hombros con una capa de brocado púrpura, mientras que Mi mama la ayudó a ponerse unos guantes de piel de conejo. Al terminar, haló la capucha de la capa sobre su cabeza y salieron de Qi Luo Yuan, dejando a la mitad de los sirvientes vigilando.

En el camino, se encontró con Liu yiniang y Yun Yan quienes, al verla, corrieron hacia ella.

—¡Da xiaojie! —Gritaron.

Al verlas apurándose, comprendió que también acababan de recibir el aviso; así que se dirigieron de inmediato a Feng He Yuan.

La expresión de Liu yiniang, en especial, era muy desdichada. Casi como si no esperase que Su Qing hiciera un movimiento tan pronto; debido a que no había pasado mucho tiempo, no esperaban que hoy terminaran sus planes.

Quería decir que los propósitos de Su Qing eran muy excepcionales como para que Liu Han Yu no los hubiera anticipado, además de encargarse de persuadir a Yun Xuan Zhi para que se quedara en el Fu. Por esta razón, no tenía sentido el que se encargara de realizar la tarea que Yun Qian Meng le había pedido la noche de ayer.

Cuando notó que Liu Han Yu se veía lamentable, Yun Qian Meng sonrió casi imperceptiblemente y caminó junto a ella para animarla.

—No es necesario que el corazón de yiniang sufra. Confío que con padre aquí, sí hay algunos complots y estafas, entonces, no se sabe si ellos tendrán éxito. Deberíamos apurarnos para ver a er meimei, así ellos no podrían hablar fr ofenderlos.

Después de recibir el recordatorio de Yun Qian Meng, la expresión de Liu Han Yu mejoró un poco. Enseguida, asintió en acuerdo a que todos se apuraran al Feng He Yuan.

Tan pronto como llegaron, un fuerte olor de incienso llenaba la entrada. Al parecer, el sacerdote taoísta ya había empezado con la ceremonia.

—¡Nü’er saluda a padre!

—¡Saludos a laoye!

Cuando llegaron a la mitad del patio, todos vieron la figura de Yun Xuan Zhi y se inclinaron enseguida.

Sin embargo, Yun Xuan Zhi solo les dio una breve mirada antes de hacer un ademán para que se levanten. Después de eso, se volvió a concentrar en los asuntos de Su Qing, lo que hizo que el corazón de Liu yiniang se sintiese abatido. Aun así, ambas entraron y, con suavidad, consolaron a Su Qing mientras le expresaban algunas palabras positivas.

En ese momento, Yun Qian Meng se alejó de ellos y con la compañía de Mu Chun, caminó debajo de la higuera de bengala[1], antes de juzgar en silencio al sacerdote taoísta, quien seguía en medio de sus preparaciones.

Vio que solo usaba una túnica de sacerdote de color ceniza, mientras sacudía algunas ramas de cola de caballo por el aire, como si estuviese alejando algo que no se podía ver.

Al observar más de cerca sus rasgos, notó que tenía un rostro cuadrado, ojos caídos con forma triangular, nariz redonda, labios llenos y una tez amarilla un poco oscura. Mientras él murmuraba cosas con los ojos cerrados, daba la apariencia de ser un sacerdote taoísta.

Junto a él, había una mesa en donde se tenían acomodados un conjunto de objetos usados en los rituales; mientras tanto los aprendices jóvenes que lo rodeaban también agitaban la cola de caballo[2] con una expresión seria en su rostro estando parados.

—¿Alguien sabe dónde está el templo de este sacerdote taoísta? —Preguntó Yun Qian Meng con una voz radiante, al encontrar divertido que el hombre usara un anillo de jade de nefrita en su pulgar.

En ese momento, el patio estaba en silencio a excepción de la tranquila conversación de Yun Xuan Zhi y el sonido de los gritos de Yun Ruo Xue que provenían de la habitación. Debido a eso, cuando escucharon la pregunta de Yun Qian Meng, todos se congelaron por un momento; luego, miraron hacia ella sin saber porque la señorita había hecho tal pregunta.

Era claro que el sacerdote taoísta no pensó que alguien iría tan lejos como para preguntar por sus orígenes. Su mano se detuvo por un momento, mientras abría sus ojos caídos para buscar de quien provino aquella voz, descubriendo solo a una mujer parada debajo de una higuera de bengala, cuya belleza era tan exquisita que parecía fuera de ese mundo. Bajo los pálidos rayos de sol del invierno, la joven vestía de púrpura y en su sedoso cabello negro había una horquilla de jade adornado con un lirio hecho de topacio; además, su rostro sin maquillaje cuyos ojos negros, que estaban incrustados, deslumbraban más que las perlas resplandecientes de la noche. Luego, estaba la sutil sonrisa que se formaba en las esquinas de sus labios.

El sacerdote estuvo atónito por un momento debido a su mirada, al igual que los aprendices cuya boca estaba abierta. Todos estaban molestos por no poder devorar a Yun Qian Meng[3].

Al mirar la situación, las cejas de Yun Xuan Zhi se arrugaron sin que se diese cuenta, mientras que en los ojos de Su Qing hubo un rastro de entusiasmo malicioso.

—Si el estado mental del taoísta no es estable, ¿Cómo podría ser capaz de ayudar a otros y alejar a los espíritus? —La mirada de Yun Qian Meng recorrió el patio mientras observaba la reacción de todos. Luego, una vez que miró hacia el sacerdote taoísta, sus ojos mostraban con claridad el desprecio.

Escuchando las ridículas palabras de Yun Qian Meng, el taoísta acomodó con rapidez su expresión.

—Ben daozhang es Yi Zhen, un sacerdote taoísta que practica “el camino a la verdad” de Fu Yun Shan Xian —dijo de una manera sublime, mostrando una apariencia religiosa y espiritual.

Incluso después de hablar, los ojos caídos del taoísta Yi Zhen no podía dejar de ojear el aspecto de Yun Qian Meng.

Al ver que incluso frente a Yun Xuan Zhi era capaz de mostrar su obscenidad, ella sonrió con frialdad mientras le preguntaba de forma retorica:

—Fu Yun Shan[4] está muy lejos de la capital, incluso si los caballos fueran a gran velocidad, aún tardaría tres días en llegar ¿Cómo es que Su yiniang logró cumplir con la tarea de padre cuando fue ayer que se decidió? ¿Podría ser que el señor taoísta tuviera la habilidad de leer el destino o el rumbo, y venir antes a la capital?

Esas dos preguntas provocaron que tanto Su Qing como el taoísta Yi Zhen se quedarán sin palabras por un momento.

Sin embargo, antes de que Su Qing pudiera responder, el sacerdote taoísta Yi Zhen inventó una excusa para responder a la pregunta de Yun Qian Meng.

—Ben daozhang tiene métodos profundos —respondió con seriedad mientras la miraba fijamente—. Hace unos días, presentí que algo sucedería en el Fu. Siguiendo los principios de la importancia de la vida, es como me dirigí a la capital.

—¡Da xiaojie, ya es hora! Es mejor dejar que Xue’er se someta al ritual.

El corazón de Su Qing se regocijó al ver que el sacerdote taoísta Yi Zhen tenía una expresión lasciva. Pero también vio que las cejas de Yun Xuan Zhi estaban levemente fruncidas y que Yun Qian Meng aparentaba ser perspicaz y astuta. De inmediato, ella le informó para prevenir cualquier imprevisto antes de que se cumpliera su plan.

Sin embargo, al ser interrumpida su dicha, los ojos de Yi Zhen mostraron una leve molestia, mientras le echaba una mirada sombría a la espalda de Su Qing, antes de que finalmente empezara a actuar para el ritual.

—Grandes cielos, gran tierra, inmortales de cada sendero… —una serie de mantras fueron recitados rápidamente por Yi Zhen, a la vez que los jóvenes aprendices a su lado robaban miradas de Yun Qian Meng mientras realizaban el rito con despiste.

Mu Chun notó las miradas obscenas y sintió enojo en su corazón. Advirtiendo a esas supuestas personas íntegras que merodeaban a su joven señorita, ella se posicionó frente a Yun Qian Meng para bloquear la visión de ellos.

En ese momento, Yi Zhen sacó una tabla de ocho trigramas[5] de su manga. Sostuvo la tabla con su mano derecha mientras que la mano izquierda agarró algunas cenizas del incienso quemado y, de inmediato, las arrojó a la tabla. Algunos que estaban alrededor, entrecerraron los ojos y tosieron mientras se ahogaban con las cenizas.

Tan pronto como todos se volvieron a enfocar en Yi Zhen, descubrieron que su mano derecha apuntaba hacia el noroeste. Se volteó hacia Yun Xuan Zhi y dijo:

—¡Xiangye, los espíritus moran en el noroeste del fu!

Con esas palabras, los gritos de Yun Ruo Xue se calmaron. Todos intercambiaron miradas; antes de que, uno por uno, voltearan a ver a Yun Qian Meng.


[1] El baniano o higuera de bengala, es el nombre común que comparte con otras especies del género Ficus, es un árbol endémico de Bangladés, India y Sri Lanka.

[2] Cola de caballo utilizada para rituales taoístas:

[3] Se refiere a que no pueden tocarla o “aprovecharse” de ella

[4] Es el lugar donde vive el sacerdote.

[5]Los ocho trigramas son símbolos que representan las combinaciones posibles de forma directa del Yin y el Yang, cada trigrama tiene un nombre, una dirección, una característica natural, un elemento y un rol familiar. (https://www.ycomo.com/que-son-los-ocho-trigramas.html)

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

 

error: Contenido protegido