Pronto, utiliza el rostro del demonio – Arco 4 – Capítulo 3

Traducido por Shiro

Editado por Meli


Cuando llegaron a la sucursal de AYA del País C, el personal de recepción revisó la lista antes de conducirlos a la sala de conferencias del piso diecinueve.

—Yu Mei Lian, ¿qué haces aquí? Si bien recuerdo, Annie no fue seleccionada —preguntó sorprendido un hombre que caminaba por el pasillo.

—Annie no fue seleccionada pero Cheng Ze, sí. Cheng Ze, acércate. Él es Wu Tao, uno de los agentes de nuestra compañía. —Gesticuló para que se acercara.

El hombre se estaba preguntando quién era Cheng Ze, cuando vio a un joven alto y delgado aparecer detrás de Yu Mei Lian. Sus ojos ligeramente curvos destellaron con un vigor conmovedor y las comisuras de sus labios carmesí evocaron un arco seductor. Su apariencia superaba la de todos los candidatos que esperaban en el pasillo y, en secreto, comenzaron a evaluarlo mientras un pensamiento surgía en sus mentes: No cabe duda, las especificaciones de la audición de AYA fueron diseñados especialmente para él.

—¿Cuál es su nombre completo? ¿Cuándo te convertiste en su agente? —Wu Tao se esforzó por fingir calma.

Observó a su artista, en principio, había sentido que las cualidades de esta eran las mejores, pero, en ese momento, no encontraba nada que fuera de su agrado. ¡Era como comparar peras con manzanas!

—Era un artista de Simon —contestó mientras le indicaba al joven que se sentara en un asiento que había encontrado para él, tras lo que se giró para sonreírle con orgullo a Wu Tao.

—¡Imposible! ¡No hay forma de que lo haya pasado por alto! —exclamó con aspecto descompuesto.

Debido a que él poseía las calificaciones más altas, fue el primero en seleccionar los artistas más prometedores, y el resto le fueron entregados a Yu Mei Lian y los demás agentes.

—Imagino que Simon ocultó su perfil por ser una carta de triunfo. Los artistas que nadie seleccionó, él entre ellos, fueron archivados y asignados de manera aleatoria a nosotros. Él también tuvo buena suerte. Mientras caminaba por la calle, un representante de alto nivel de AYA lo vio y lo introdujo en la lista de la entrevista. —Yu Mei Lian frunció los labios al contener una risita al apreciar el rostro pálido de Wu Tao.

Mientras ellos se lanzaban comentarios mordaces, Zhou Yun Sheng se puso los auriculares y se dedicó a escuchar música en silencio.

La artista que Wu Tao acompañaba se llamaba Boa, miembro de un grupo de ídolos. Debido a su apariencia delicada, era muy popular. Cuando entró a la sala de espera para la entrevista, había mirado a su alrededor y, al concluir que los allí presentes no eran tan sobresalientes como ella, la expresión de su rostro puso en evidencia su naturaleza altiva. En ese momento, sin embargo, su confianza se vino abajo y, de inmediato, se alejó un par de asientos para evitar ser comparada.

♦ ♦ ♦

En la sala de conferencias, los candidatos entraban uno a uno, pero todos estaban siendo rechazados de forma explosiva.

El diseñador jefe de AYA y también el perfumista del anuncio, Orlando, los despedía con una mirada llena de disgusto:

—¡Tu piel no es lo suficientemente suave ni delicada! ¡Fuera!

»¿Te atreves a participar con esa apariencia? Una cosa es tener confianza y otra muy distinta es tener exceso de confianza. ¡Fuera!

»¿Cuántos años tienes? ¿Quince? ¿Estás seguro de que no tienes treinta y cinco? Esas ojeras te llegan hasta la nariz. ¡Fuera!

»Mis requerimientos son: maduro y encantador, pero puro y tierno. ¿Qué es esto? ¿Eres una artista o una prostituta? ¡Vulgar! ¡Demasiado vulgar! Fuera, fuera, fuera…

Shiro
Dato curioso: Orlando dice «fuera» en inglés.

Orlando dijo «fuera» docenas de veces seguidas y, sintiendo que enloquecería, apoyó la frente en su mano.

El personal que organizó la audición también estaba agitado gracias a él, pensando en sincronía:

«Puro y tierno y, al mismo tiempo, maduro y encantador». ¿Qué clase de demonio es este? Incluso si mi nivel de inglés es de primaria, sabría que el significado de estas palabras están en conflicto. Además, si existiera un temperamento así, ¿no lo tendría alguien ya? Suena muy conmovedor, pero ¿acaso tu estética trascendió los límites humanos?

Orlando, ajeno a las duras críticas del personal, continuó echando a los candidatos apenas tras un vistazo. De ese modo, por fin llegó el turno de Boa, y sus ojos se iluminaron un poco.

—Déjame mirarte de cerca. —Con un gesto le indicó que se acercara.

Boa sonrió para sus adentros, caminó con pasos pequeños, rápidos y gráciles.

Entonces, Orlando, con expresión relajada, le tocó el dorso de la mano, y luego la tomó por la barbilla, examinando su rostro. Después de unos minutos, asintió:

—Pasas los requisitos. Comienza la audición.

—¿Cómo hago la audición? —preguntó Boa, luego de observar que allí solo había una maceta de rosas en el medio—. ¿Cuál es el tema?

—No hay tema. Solo debes caminar hasta las rosas y olerlas —contestó Orlando, cruzándose de brazos, mostrando una paciencia inusitada.

¿Oler las rosas?

Por supuesto, este es un anuncio de perfume. Es importante mostrar la singularidad de la fragancia. Después de olerlas, debo lucir intoxicada, pero también debo mostrar mi lado más hermoso, sacando a relucir la similitud con las rosas.

Boa comenzó a caminar dando botes como si fuese una niña pequeña disfrutando de jugar en un magnífico jardín hasta que un espléndido grupo de rosas captó su atención, y su rostro mostró admiración. Se acercó con lentitud, con pasos gráciles y relajados, como si temiera sobresaltar a la mariposa posada en uno de los pétalos. Cuando por fin se encontró de pie frente a las flores, se agachó e inclinó la cabeza, cerrando los ojos como si estuviera intoxicada. Su exquisito perfil y las rosas rojo fuego se complementaban entre sí.

Uno tras otro, el personal fue mostrando sonrisas de satisfacción antes de ver hacia Orlando.

—¡Fuera! ¡Desperdiciaste mi tiempo! —gritó, exasperado.

Asustada, Boa parpadeó en su dirección, sus ojos almendrados lucían lamentables.

—Fuera. ¿No escuchaste? ¡Vete! —Orlando desconocía lo que era tener consideración hacia las mujeres y, enrollando la lista en la forma de un tubo, golpeó la mesa, sus ojos a punto de lanzar llamas.

Avergonzada a más no poder, Boa salió corriendo, cubriéndose el rostro.

El director responsable de filmar el anuncio no podía soportarlo más e intentó persuadirlo:

—Orlando, esa chica estuvo bastante bien. Personificó por completo lo que buscabas. Además, leí su perfil y es quien mejor encaja con tus requisitos. Si la echas, podrías no ser capaz de filmar este anuncio.

—Prefiero no filmar el anuncio en lugar de aceptar a un modelo inferior que no encaje en su totalidad con lo que busco. La fragancia se llama Extravagante. En la época antigua de su País C, extravagante y putrefacto tenían el mismo significado. Quiero una belleza extravagante, extrema, que esté cerca de la putrefacción. Solo las flores que han florecido y están cercanas a la putrefacción son las que emiten la fragancia más atractiva e intoxicante. Lo que busco es esa belleza, hermosa al extremo de la corrupción, sublime y cercana a la putrefacción, pero también llena de vida como el capullo de una flor. Solo tal belleza es merecedora de mi perfume, ¿entendido?

Shiro
Orlando se refiere a que los caracteres de «extravagante» y «putrefacto» eran caracteres homófonos en la antigua China. No sé si ese siga siendo el caso.

El director y el personal asintieron con la cabeza, conquistados por los logros lingüísticos, pero con unanimidad pensaron: ¿Estás seguro de que lo buscas es una persona y no un ser celestial? Bien podrías contratar una compañía de efectos especiales para hacer una versión animada 3D del comercial. Al menos sería más rápido.

Una vez todo en orden, Orlando gritó:

—¡Siguiente!

Con un empujón, You Mei Lian trajo a Zhou Yun Sheng a la realidad, quien se quitó los auriculares y entró con parsimonia.

—Hola, ¿cómo están? Soy Li Cheng Ze, artista de Huayu. Este año cumplo diecisiete años, mido 1,76 m, peso 53 k…

—Acércate, rápido —lo interrumpió Orlando—. ¡Dios mío, al fin estás aquí!

Zhou Yun Sheng se acercó, sus seductores ojos tenían un brillo vivaz.

Orlando había querido sujetarlo por la barbilla, pero las yemas de sus dedos apenas habían rozado su piel inmaculada cuando se detuvo y lo tocó con cuidado. Sus ojos parecían un reflector, examinándolo de arriba a abajo, varias veces.

—Luces bien. Puedes empezar —exclamó, señalando las rosas.

El director y el personal tuvieron que admitir que la apariencia del joven estaba muy por encima a la de Boa, incluso superando con gran margen a Zhang Yijia, conocida como la belleza número uno del país C. En unos años, cuando sus rasgos faciales maduraran, quién sabía en qué clase de demonio se convertiría.

—¿Solo debo oler las flores?

Zhou Yun Sheng había pirateado el sistema de monitoreo de AYA  y había visto la audición de Boa, así como había escuchado el discurso de Orlando.

«Extravagante»… Esto ya se va hacia lo erótico, reflexiono Zhou Yun Sheng a medida que se acercaba.

Su andar era elegante, pausado y casual, como si las flores y plantas que colmaban el jardín no merecieran su atención. Entonces, se detuvo frente a las rosas y entornó los ojos. Las blancas y tiernas yemas de sus dedos juguetearon con los pétalos, parecía acariciarlos con admiración, pero su mirada era fría, poniendo en evidencia que le eran indiferentes.

Con su interés por agotarse, se giró para irse, pero las espinas del tallo le pincharon y una gota de sangre escarlata rezumó con lentitud. Su atención fue capturada por completo. Sus dedos se cerraron alrededor de la floreciente rosa, destrozándola.

El jugo de la flor, mucho más rojizo que la sangre misma, fluyó a lo largo de sus dedos. La satisfacción en su oscura mirada se acrecentó, levantó la mano, se la llevó a la punta de la nariz y la olió cerrando los ojos. Su embriagada expresión revelaba un dejo de locura morbosa. Sus mejillas se mancharon un poco. Cuando abrió los ojos, sacó la punta de la lengua y se lamió el labio superior; sus ojos seductores cubiertos con una capa de velo ambiguo.

El rostro del joven aún conservaba algo de ingenuidad, pero cada uno de sus gestos exudaba un aire seductor. Era una belleza explosiva, extravagante, y no era necesario acercarse para percibir el aroma dulce y putrefacto.

Orlando tragó. El resto del personal estaba embriagado con mejillas sonrosadas y miradas en trance.

—Déjame ver, en, Ling Cheng Ze, artista de Huayu. Está bien, lo usaremos. Regresa dentro de tres días para que filmemos el anuncio, recuerda cuidar de tu piel —anunció Orlando y se volvió para confortar su corazón desbocado.

Lin Cheng Ze sonrió y asintió con la cabeza, tirando los pétalos en una papelera cercana. Sacó un pañuelo y, sin prisa, se limpió. En ese momento, sintiendo sobre su persona una mirada acalorada, miró hacia la puerta con el ceño fruncido, pero allí no había nadie.

♦ ♦ ♦

Cao Mo Kun subía hacia el último piso en el elevador. AYA era propiedad del clan Cao, y ese día había ido a dar un vistazo.

—Ese joven me resulta familiar —comentó con tono pausado y expresión perezosa, pero su entrepierna erguida como un gigante, traicionaba en su totalidad su estado alterado.

—Es el compañero de clase de Ji-shao. Se llama Lin Cheng Ze. Hemos comido con él un par de veces —le recordó su asistente.

—¿El chico que intentó seducirme? —preguntó algo sorprendido cuando logró recordarlo—. ¿Estás seguro?

Él jamás habría asociado al adolescente grosero con el joven celestial que acababa de ver. El asistente reflexionó con cuidado y dijo con expresión vacilante:

—Estoy seguro.

Luego de ponderar por un momento, Cao Mo Kun sonrió.

—Si viene a seducirme de nuevo, lo recibiré con los brazos abiertos.

El asistente lamentó en su interior la falta de integridad de su jefe.

—Jefe, pero es el novio de Ji-shao. Si él llegase a enterarse, la relación con su sobrino podría verse afectada, ba.

—Alguien como él, ¿cómo puede Ji Han Yu atraparlo? Tarde o temprano lo dejará. Además, solo jugaré, no tienen que romper. Cuando me aburra, le daré dinero para terminar y sellar las cosas. Ji Han Yu ni siquiera se enterará —objetó agitando la mano.

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