Querida “amiga” – Capítulo 14: ¡Entonces, preséntame!

Traducido por Kiara

Editado por Ayanami


En verdad, quería confesar que era la primera vez que bailaba desde que asumí el cuerpo de alguien en este mundo, y que hoy no lo reconocí porque, de hecho, nunca lo había visto antes. Pero, por supuesto, ese asunto está fuera de discusión.

Decirle a alguien que poseo el cuerpo de otra persona o que vengo de un mundo diferente bastaría para etiquetarme de bruja, como en la Europa medieval. Incluso podrían quemarme en la hoguera. No sé si existe tal tradición en este mundo, pero eso era irrelevante.

Xavier continuó hablando, rompiendo mis pensamientos.

—Esta es la primera vez para mí: fui pisoteado por alguien tantas veces y además conocí a alguien que no me reconoce.

—Lo siento de verdad. Si Su Alteza quiere, puede pisar mi pie tantas veces como lo pise a usted.

Xavier se echó a reír, aparentemente sorprendido por mis tonterías.

—Eres todo un personaje, de verdad.

—Ya sabe lo que dicen: ojo por ojo, diente por diente.

—Por eso precisamente me gustaría comprarle un nuevo pañuelo después de ensuciar el suyo hoy.

La conversación finalmente, volvió al tema original. Mi mente regresó al pañuelo que había olvidado por completo. Con él, naturalmente, vino el recuerdo de la chaqueta de marfil de aspecto costoso que había ensuciado. Solté un suspiro.

—Por favor, no te preocupes por el pañuelo. En realidad, estaba planeando guardar silencio al respecto por el bien de Su Alteza, si es que hay algo, pero no puedo permitirme hacer eso después de pisar tu pie tantas veces —me sorprendí —Por supuesto, no intento sugerir que pisar quince veces el pie de Su Alteza sea de igual valor que mi simple pañuelo.

—Entiendo —respondió Xavier vagamente, y no podía decir si me estaba sonriendo o no. Suspiré internamente. Mi lengua casi se deslizó, pero pude refrenarla a tiempo.

—Enviaré a uno de mis hombres a la casa Bellefleur lo antes posible.

—Sí, su Alteza. Muchas gracias —después de responder agregué con voz temblorosa —en otra nota, sobre los gastos médicos por los pies de Su Alteza que pisé hoy…

—Mis pies están bien, lady Mariestella. No necesitas preocuparte.

¿Bien? Después de ser pisado quince veces con tacones.  Mis ojos se abrieron con incredulidad.

—No hay forma de que esté bien, alteza. Te pisé tantas veces con estos tacones altos. No importa cómo piense sobre esto, creo que debería compensarlo.

Xavier casi me sonrió por primera vez.

—Estoy realmente bien, lady Mariestella. Por favor, no le prestes atención. Realmente, no es nada en absoluto.

Olvidé todo lo que estaba a punto de decir, en cuanto miré su belleza única con la boca abierta.

— ¿Tengo razón, lady Mariestella? —Dijo, con una sonrisa en esos hermosos labios.

—Sí…

Para ser sincera, habría asentido en ese momento, incluso si me hubiera dicho que podía hacer pasta de miso con frijoles rojos.

En otras palabras, perdí toda mi cordura debido a su belleza.

♦ ♦ ♦

Cuando terminó el baile, Xavier se fue, después de decirme que pronto enviaría a alguien a mi casa. El baile me dejó exhausta y salí del salón de banquetes para dirigirme a casa. Justo entonces, sin embargo, alguien llamó para detenerme.

— ¡Marie!

Tan pronto como escuché esa voz familiar, respiré hondo y me di la vuelta. Dorothea estaba parada justo delante de mí.

— ¿Qué pasó entre Su Alteza y tú? —Exigió.

De repente, un pensamiento malvado apareció en mi cabeza. Podría usar esta situación para mi propia diversión. Como…burlarme de Dorothea sobre lo que sucedió antes.

— ¿Qué quieres decir? —Le pregunté, fingiendo inocencia. Enojada, Dorothea camino hacia mí.

—No te hagas la tonta, Marie. Incluso bailaste con Su Alteza.

No fue una sorpresa que ella lo supiera. Es probable que todos en esa sala supieran que había bailado con Xavier. Dejando a un lado su condición de Príncipe Heredero, es uno de los candidatos a marido más buscados en el palacio en estos días.

—Sí, lo hice —le dije.

—Estoy preguntando cómo tuviste la oportunidad de bailar con él en primer lugar.

¿Era solo yo, o sentía que se suponía que debía acentuar la palabra “usted”?

— ¿Qué estás preguntando, Rothe? —Le respondí en voz baja.

—Ya lo dije. ¿Cómo tuviste la oportunidad de bailar con él?

Si esa era su única pregunta, no era difícil de responder. Le sonreí con confianza.

—Su Alteza me pidió un baile primero.

— ¿Un vals? ¿A ti?

—Sí.

— ¿Por qué?

— ¿Quién sabe? No pregunté por qué.

Por supuesto, pude ver la razón por la cual lo hizo. Estaba actuando bastante sospechosa, y él tenía algunas preguntas que quería hacer. Sin embargo, no tenía intención de contarle todo.

—Quiero decir, no hay forma de que me haya pedido que baile porque estaba interesado en mí, ¿verdad? —Dije con indiferencia.

Aunque lo había formulado como una pregunta, Dorothea escuchó la respuesta implícita. Su cara estaba roja y humeante. Casi me eché a reír al verla, pero logré contenerme y seguí adelante.

—Aun así, me alegro de haber podido acercarme a Su Alteza. Si me acerco aún más a él, Rothe también podría hablar con Su Alteza con más facilidad que ahora. ¿No te parece?

—Por qué bailaste un vals, entonces, ¿cómo lo conociste en primer lugar?

Se refería a cuando ensucié accidentalmente la chaqueta de Xavier. Torcí mis labios en una sonrisa.

—En realidad hubo un pequeño incidente entre Su Alteza y yo…que ensució un poco mi pañuelo.

— ¿Qué incidente?

—Dejémoslo así.

Cuando sonreí y evité profundizar en los detalles, Dorothea frunció el ceño.

La ignoré con gracia y continué.

—De todos modos…eso debe haber molestado mucho a Su Alteza. Se ofreció a comprar un pañuelo nuevo y enviarlo a nuestra casa.

—Oh, ¿en serio?

Dorothea parecía encantada, como si ella misma fuera Mariestella. Era obvio lo que iba a decir a continuación. Ella me pediría que usará esto como una oportunidad para vincularla, de alguna manera, con esto.

— ¡Entonces, preséntame a Su Alteza, Marie!

Como se esperaba. Además de eso, era más un comando que una solicitud.

—Eso va a ser un poco difícil, Rothe —dije con arrepentimiento falso.

Dorothea frunció el ceño ante mi rechazo inmediato. — ¿Por qué?

—También tengo una reputación que mantener. Piensa en lo que sucedió entre Su Alteza y tú hoy. Solo puedo esperar que Su Alteza sea…se sienta favorable hacia ti.

Dorothea debe haber entendido a qué me refería, y frunció los labios antes de lanzarme una mirada.

—Eso es porque me pusiste en esa posición.

Como de costumbre, el sentido común de Dorothea se estaba escapando de su cerebro. Para ignorar quién tuvo la culpa, cuando ella fue quien me insultó primero con la frase ¿cómo te atreves?

Me reí sin expresión

— ¿Yo?

—Tuviste el desca…bueno, ni siquiera me dijiste que ibas a estar con Su Alteza. ¿No debería estar sorprendida por eso?

—Entonces, lo que estás tratando de decir es… —Miré a Dorothea con asombro— ¿qué es mi culpa?

— ¡Deberías haberme dicho que ibas a estar con él!

—Dorothea —Ladeé la cabeza hacia un lado y la miré. — ¿Por qué debería hacer eso?

— ¿Qué?

— ¿Por qué debería pedir siempre tu permiso para ver o estar con alguien? Ya sea que vaya a conocer a Su Alteza o conversar con lady Odelette, eso depende de mí. Ni siquiera mi propia familia trata de controlarme así. ¿Por qué esto es un asunto tuyo?

—Pero tú eres mi amiga.

—Dorothea, dejemos esto claro —di un pequeño suspiro. — ¿Estás buscando una sirvienta o una amiga?

La cara de Dorothea estaba roja. Su falta de respuesta me dijo que era lo primero. Sabía que tenía este tipo de actitud desde el principio, pero no pude evitar sentirme increíblemente enojada en este mismo momento.

Al menos, no era Mariestella. Si la verdadera Mariestella hubiera estado parada aquí, no podría imaginar lo herida que estaría.

—No soy tu doncella, Dorothea. Ve a buscar a alguien más si necesitas una.

— ¿Por qué estás actuando así de repente, Marie? —Dorothea frunció el ceño. — ¿Sabes que has estado actuando extraño últimamente?

Vaya, estoy sin palabras.

¿Cree que es extraño que no esté actuando como tu sirvienta como solía hacerlo?

Cerré la boca, estupefacta. Luego, volví a hablar para aclarar las cosas de una vez por todas.

—Esto es normal, Dorothea. Se supone que los amigos son iguales. Se supone que los amigos no tienen una relación desde un solo lado.

— ¿Qué hice?

4 respuestas a “Querida “amiga” – Capítulo 14: ¡Entonces, preséntame!”

  1. Debería ya dejar de hablarle, me desespera que sea tan egoísta y quiera todo para ella. Se merece una amistad verdadera y con Dorothea no se puede.

Responder a Karina Cancelar respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

 

error: Contenido protegido