Reina Villana – Capítulo 1: La tierra del desierto

Traducido por Kiara

Editado por Ayanami


Todo se sentía diferente y extraño. Hacía un calor abrasador y podía sentir su frente resbaladiza por el sudor.

Cuando Eugene entrecerró los ojos, se encontraba acostada y fue recibida con una vista desconocida: arena dispersada por el viento y un cielo azul despejado sobre ella.

¿Dónde estoy?

Se obligó a levantarse y enterró las manos en la arena para sostener la parte superior de su cuerpo. Al hacerlo, se derramó un puñado de arena que yacía sobre su pecho.

En poco tiempo, sus ojos se llenaron de asombro, mientras miraba el extraño lugar en el que se encuentra. Una expresión algo mórbida cruzó por su rostro, al ver la ropa que lleva puesta.

Levantando su brazo, miró asombrada el dorso de su mano, rodeado de mangas sueltas. El material del vestido era lujoso, pero no era de su agrado.

¿Estoy soñando? supuso Eugene, pero los dolorosos rayos del sol sobre su piel expuesta le dijeron lo contrario.

Quitando los ojos de su mano, volvió a mirar el paisaje que tenía delante. La arena roja soplaba con el viento: apenas podía ver dónde estaba.

Nunca he estado aquí antes, pero he visto muchos paisajes similares en fotos. 

¿Por qué estoy en el desierto?

Una idea apareció en su mente, y cuando abrió la boca, la encontró ridícula, no escuchó nada más que su propia risa. Estaba demasiado abrumada para distinguir una palabra.

¿Ella voló al otro lado del mundo?

La naturaleza desesperada de la supervivencia despertó, y su mente se aclaró. Se levantó lentamente y miró a su alrededor, con sus piernas, tambaleándose debajo de ella.

Dondequiera que mirara, solo había dunas de arena. Se puso de pie confundida, comenzó a caminar. No quiero quemarme hasta que muera, pensó. Necesitaba encontrar un refugio, tan pronto como sea posible.

No mucho después de que comenzara a moverse, algo la hizo detener sus pasos. A lo lejos, algo parecía estar moviéndose. Con un pliegue en la frente, entrecerró los ojos para ver mejor.

Estaba observando atentamente para descubrir quiénes eran las figuras, pero cuando comenzaron a cambiar de dirección y cargar hacia ella a paso rápido, comenzó a entrar en pánico. Por instinto, retrocedió, no dispuesta a reducir la distancia entre ellos.

Estaba en un frenesí, imaginando lo peor que podría pasar. Su rostro se puso completamente rojo, mientras pensaba en que eran soldados armados corriendo en una tormenta de arena.

Corrió lo más rápido que pudo, pero el vestido alentaba cada vez más su paso. Además, era muy difícil correr en la arena.

No pasó mucho tiempo hasta que se acercaron a ella lo suficiente como para que Eugene los reconociera. Eran jinetes a caballo con grotescas formas en sus cascos, se detuvieron a cierta distancia.

El hombre a la cabeza saltó de su caballo. Era un extranjero corpulento con un cabello castaño grueso y desordenado. En todo caso, parecía europeo, al igual que los hombres detrás.

El hombre dobló una rodilla en el suelo y dijo.

—Mi reina.

Los ojos de Eugene, que se habían endurecido por el miedo, se abrieron de par en par. Su idioma, definitivamente, no era coreano. Pero, podía entenderlo perfectamente.

Atónita, lo miró, parpadeando varias veces, mientras la oleada de sudor le picaba los ojos.

No sabía cómo reaccionar. Al darse cuenta de su falta de respuesta, el hombre habló confundido.

—Perdón, Anika. ¿Estás bien?

¿Anika?

Eugene asintió lentamente. Era lo mejor que podía hacer por ahora.

♦ ♦ ♦

Los soldados patrullaban a lo largo de los muros construidos en lo alto del desierto. El sol rojo colgaba a lo largo del horizonte, sus chisporroteantes rayos, al borde del atardecer, se extendían sobre la arena interminable.

El muro de la fortaleza se alzaba imponente, el desierto por un lado y al otro una ciudad capital, donde se encontraba un reino. El desierto frente al reino se llama el “Mar Muerto” porque era casi imposible ver su final.

No había desorden en los soldados que patrullaban en la pared a intervalos regulares. El reino de Hashi, era gobernado por el Rey del desierto, quien era famoso por su estricta disciplina militar.

El soldado, que habitualmente miraba sobre el Mar Muerto, volvió la cabeza al ver figuras familiares acercándose a los muros del reino.

La nube de polvo generada por los fuertes cascos de los caballos montados por los hombres, se volvía más caótica a medida que el grupo corría más y más cerca de la pared.

— ¡Su Majestad ha regresado!

El grito del soldado pasó de una boca a otra y, finalmente, llegó a las personas en el poste de la puerta.

— ¡Abran las puertas!

Los alrededores de la puerta se llenaron rápidamente de alegría. Había tensión y emoción en los rostros de los soldados y civiles por igual.

La gran puerta de piedra fue levantada y abierta por docenas de hombres robustos que unieron fuerzas para abrirla. Entre los soldados, los de buen físico y fuerza, se reunieron en la pared y sostuvieron el mango de la polea conectado a la puerta.

Ha pasado casi un mes desde que el rey dejó el castillo. Después de un largo viaje, sus subordinados lo recibieron calurosamente, cantando su nombre incluso desde la distancia.

— ¡Uno! ¡Dos! ¡Halen!

La puerta de piedra es la única entrada al reino. Se mantiene abierta sólo en períodos específicos del año cuando sale el sol y en ocasiones especiales. El regreso del Rey era una exención especial.

Para cuando la puerta de piedra estaba casi levantada, el Rey y los guerreros llegaron a la pared y entraron corriendo sin disminuir la velocidad.

El camino recto se hizo claro de inmediato. Los transeúntes, que escucharon la noticia del regreso del Rey, rápidamente, se hicieron a un lado para abrirle paso. De repente, sus actividades fueron perturbadas, pero nadie se quejó.

El Rey pasó de largo a las personas que lo saludaron y vitorearon, pero a nadie le importó. Por el contrario, todos se inclinaron ante la retirada del Rey quien, en pocos segundos, ya se había ido, dejando sólo un rastro de polvo y arena en su camino.

— ¡Su Majestad ha vuelto!

—Ha estado fuera un poco más de lo habitual, ¿no?

—Ahora podré dormir en paz. ¡La sequía terminará pronto!

—Desearía poder vivir sin un desafortunado accidente este año.

Las personas continuaron con sus tareas, ahora, con un rostro más brillante y con sonrisas en los labios. El rey era tanto el gobernante del reino como su guardián. Nadie estaba en desacuerdo con eso.

♦ ♦ ♦

Todo sucedió muy rápido. En el momento siguiente, Eugene se encontró en una habitación delicada donde sus supuestos asistentes la condujeron. Durante todo el camino, ella avanzó aturdida, todo lo que la rodeaba parecía un sueño.

Lo bueno fue que la gente no le hablaba y mantenían la cabeza baja. ¿Le tenían tanto miedo?

Eugene se sentó rígidamente en el sofá, mordiéndose nerviosamente los labios. Después de no dormir bien por la noche, sus ojos estaban llenos de cansancio.

—Jin Anika… —susurró el nombre del papel que debía jugar de ahora en adelante, el nombre se sintió extraño en sus labios.

Su verdadero nombre era Eugene. Su apellido era Yu y su primer nombre era Jin, pero la mayoría de las personas deletreaban su nombre como “Eugene”, lo que lo hacía más parecido a un nombre occidental.

Eugene era una mujer común que recién había cumplido los veintiocho años. Una simple trabajadora de oficina, en la oficina de Park Bong que vivía sola y luchaba por escapar de una vida miserable.

Muy pocas cosas habían sucedido en su vida. En poco tiempo, se había enamorado de la novela “Mahar”, que escribió ella misma, ¡y despertó en el cuerpo de otra persona! Con toda honestidad, ella no sabía lo que sucedía, las palabras se arremolinaron en su interior y, en poco tiempo, se encontró escribiendo la novela.

Una novela, de la cual no comprendía ninguna de las ideas y conceptos, era una historia que no sabía cómo había llegado a su mente.

¿Por qué Jin Anika? ¿Por qué ella de todos los personajes?

Ella vivió en un mundo diferente y un cuerpo diferente durante la noche. Aun así, no se quejaba por completo, porque su vida anterior era tan difícil que no quería mirar hacia atrás.

Pero había un problema grave. ¡Jin Anika es la villana en la novela y el último personaje que perecería en nombre de la justicia!

Mahar es una sociedad completamente socializada. Así, la Reina del Reino Hashi estaba en la cima de la pirámide de identidad.

¿Qué le pasó a Jin Anika en la novela? Eugene se estremeció visiblemente al recordar el final de la novela.

Jin Anika, reina del reino de Hashi, se convirtió en un enemigo público y murió por la espada de su esposo.

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