Reina Villana – Capítulo 11: Pérdida de memoria

Traducido por Kiara

Editado por Ayanami


— ¡Ella podría haber sido atacada por los larks! —Kasser pensó con frustración. Frunció el ceño, apretó los puños con tanta fuerza que sus nudillos se pusieron blancos.

Anika siempre ha estado protegida de cualquier tipo de daño o dificultad. Habría estado aterrorizada si hubiera encontrado algún lark. Pero, si ella fue testigo, o se encontró con eventos tan horribles, eso explicaría el cambio repentino.

Si ella experimentó ese tipo de acontecimiento, de alguna manera, su repentino cambio podría ser válido. Una experiencia cercana a la muerte, ciertamente puede cambiar a una persona, sin importar cuán malvados hasta el núcleo fueran.

Cuando uno se aferra a su querida vida, su vida destellara ante sus propios ojos, desearía poder recuperar todas sus acciones equivocadas y darse cuenta de que la vida podría ser mucho más…

—Larks… 

Kasser podía sentir la rabia fría, corriendo por sus venas, al pensar en ellas.

Las larks son demonios de ojos rojos que persiguen a Mahar. Durante la estación seca caen en un sueño profundo, pero cuando termina este tiempo de paz, estos monstruos salen corriendo de sus guaridas de anidación y comienzan a deambular en busca de alimento. El período activo es cómo llaman las personas, al momento en que los larks comienzan sus cacerías.

Estos monstruos tienen muchas formas: reptiles de cuatro patas, gusanos gigantes y muchos más. También son de diferentes tamaños, pero, principalmente gigantes. A pesar de esto, lo único que los Larks tienen en común es su naturaleza hostil hacia los humanos.

Si la reina y su grupo hubieran sido atacados por Larks, probablemente, todavía estaría a salvo. Se creía ampliamente que un lark no puede lastimar a Anika debido a su origen; Seongdo, la ciudad santa.

Pero, esto no es más que un rumor cruel, ya que nadie ha visto a un lark evitar a la reina a pesar de su apetito. Y, nadie en su sano juicio, se atrevería a poner a la reina, Anika, en el desierto durante el período activo para verificar la autenticidad del rumor. 

Nadie es tan cruel.

Sin embargo, testigos de hace mucho tiempo testificaron que ninguno de estos Larks había sido visto en ninguna parte cerca o en el interior de Seongdo, la ciudad natal y el país de Anika.

—Pero, ¿por qué Anika salió al desierto en primer lugar? ¿Cuál era su propósito? —Los pensamientos de Kasser solo estaban llenos de una multitud de preguntas, apareciendo una detrás de otra, cuanto más pensaba en ello menos respuestas tenía.

La reina había escapado imprudentemente a través del desierto. ¿Pero, por qué? Nadie sabe lo que pasa por su mente. Lo que es más inusual es que Anika es conocida por odiar el desierto en el que se vio obligada a vivir. Odia las arenas gruesas, y el calor sin fin.

Desafortunadamente, eso es exactamente lo que forma al reino de Hashi. Un reino desértico. De modo que, con el duro desierto llegó un enemigo aún más peligroso en forma de larks, especialmente en el período activo. Pero, cuando llega la estación seca, el desierto no es más que un tesoro.

Siempre, al final del período activo y al comienzo de la estación seca, el rey cruza el desierto para llegar a un pequeño oasis situado en el centro, donde hay un altar de ofrendas; construido sobre el oasis y según la tradición, el rey debe visitarlo sin falta.

Recuerda que la reina lo acompañó una vez en uno de sus muchos viajes al altar. Sucedió alrededor de la estación seca en su primer año de matrimonio.

Fue una experiencia desagradable. No había ninguna sonrisa en su rostro durante todo el trayecto. Ella quería regresar de inmediato al palacio. Mostró su disgusto por el desierto tan claramente, que él nunca la volvió a llevar consigo.

Así, ella nunca volvió a salir del desierto.

— ¿Qué hizo la reina antes de salir al desierto? ¿Hizo algo extraño? —Le preguntó a una de las doncellas del palacio.

—No hubo nada Su Majestad. La reina siguió su rutina habitual. 

Kasser resopló frustrado.

—Ve y convoca a la general Sarah de inmediato.

—Sí, su Majestad.

Ninguna persona, especialmente alguien como Jin Anika, iría y haría algo que odia sin ninguna razón. Kasser resolvió mirar más profundamente en todas y cada una de las actividades que la Reina realizó, antes de escapar al desierto. Y, el general se aseguraría de ayudarlo en su investigación.

♦ ♦ ♦

Cuando Eugene logró regresar a su habitación, comenzó a caminar de un lado a otro. Durante su conversación con el rey, no sabía absolutamente nada de lo que estaba hablando. No se reveló ninguna pista para ayudarla. No importa cuánto intentara estallar su cerebro, o en este caso, el de Anika, no se le ocurrió nada.

—Puedo tener su cuerpo y mente, pero no creo que pueda manipularlos a mi gusto —pensó nerviosa. 

Ella seguía jugando con sus manos, pero sabe que necesita un cambio de táctica. No puede seguir actuando de forma pasiva, avanzando a ciegas como lo había estado haciendo.

Después de reflexionar más, decidió llamar a una de sus doncellas, Zanne, la cual le fue asignada para atender sus caprichos y necesidades.

— ¿Has llamado, Anika? —Zanne dijo suavemente en cuanto llegó. 

Cuando la convocaron, sintió que el miedo corría por sus venas. La sangre se drenó de su rostro con el sólo pensamiento de la reina. Estaba completamente aterrorizada.

Eugene nunca había experimentado tanto miedo hacia alguien que tenía autoridad sobre ellos, pero, al menos, puede relacionarse con ella. Ha estado expuesta a numerosos empleadores que eran problemáticos, incluso en la sociedad moderna, con todas las leyes que protegen a los trabajadores. Esto es, simplemente, una espina inevitable. También es por eso que quiere aliviar el miedo que experimenta la chica, aunque sea un poco.

—Ven y siéntate.

Eugene se sentó en el sofá y le hizo señas a Zanne para que tomara el espacio a su lado, pero parecía aún más asustada. Sus grilletes metafóricos se alzaron ante la idea de acercarse. Ella estaba temblando.

Ella esperaba lo peor.

—C-cómo me atrevo a sentarme con… —tartamudeó, lo que incito a Eugene a interrumpirla.

—Siéntate —Ella ordenó. No había tenido la intención de hacerlo sonar como una orden, pero así son las cosas. Estaba agradecida de que Zanne, de hecho, se sentara a su lado…incluso si ella está, casi colgando en el borde del asiento, cuando lo hizo, además de hacer todo lo posible para mantener la mayor distancia posible entre ella y la reina.

— ¿Cuantos años tienes? —Le preguntó Eugene.

—Tengo 19 años.

Al principio, Eugene trató de obligar a Zanne a relajarse, haciéndole preguntas personales como su edad, familia y cuando se convirtió en una sirvienta en el castillo. A pesar de su inquebrantable precaución, Zanne pudo dar respuestas breves y concisas cuando se le preguntaba.

Le tomó un tiempo, pero, pronto, sus respuestas rápidas y cortas se hicieron más largas y profundas, así Eugene podía decir que estaba empezando a romper la cautelosa barrera que la niña había levantado debido al miedo. En todo caso, su expresión tensa pronto se alivió, por lo que lo tomó como una buena señal.

—Zanne.

— ¿Sí?

Zanne estaba estupefacta. ¡No podía creer que la reina recordara su nombre! Esta no es la primera vez que entra en la cámara de la reina, pero ni una sola vez la llamó por su nombre. Parecía un milagro.

—Quiero que me ayudes —dijo Eugene, acabando con el juego del gato y el ratón. Al instante, los ojos de Zanne se abrieron. ¿Qué ayuda podría brindarle a la reina?

—Después de regresar del desierto, tuve un pequeño problema —dijo Eugene. Esta es una apuesta de su parte. Uno que desea que funcione a su favor. 

—Mi memoria está un poco…desordenada —admitió.

— ¿Huh? —Zanne parecía incrédula.

Por un momento, pensó que la reina estaba jugando con ella. Pero, a juzgar por el rostro sombrío de Anika, estaba siendo seria sobre sus problemas para recordar.

—Especialmente, siento que tengo recuerdos mezclados sobre otras personas. Así que te voy a hacer algunas preguntas. No le cuentes a nadie sobre esta conversación. Júramelo —dijo ella, y Zanne asintió temblorosamente

—Sí, por supuesto, Señora Anika.

—Recuerdo su nombre, pero no sé qué tipo de persona es. Um…Marianne. ¿La conoces? —Preguntó.

Cuando el nombre salió de los labios de la reina, el temor se apoderó de Zanne.

Ella tragó saliva con tensión.

—Si…sé quién es —respondió la doncella.

— ¿Me puedes contar todo lo que sabes sobre ella? Creo que la recordaré cuando escuche información que se relacione con ella.

—Sí. Marianne era la ex general. —Zanne finalmente respondió. Mostrando una curiosidad genuina, Anika había incitado a la joven a contarle todo lo que sabía. Las palabras seguían saliendo de su boca sin falta, explicando lo mejor que pudo todo lo que sabe sobre la mujer.

Ella sabía mucho, porque Zanne idolatra a Marianne. La cuidaba cuando era muy joven. No la había condenado por sus errores, la había alimentado y guiado hasta el día de hoy. La admiraba, le dolió mucho cuando Marianne tuvo que abandonar su puesto.

Mientras escuchaba a Zanne, Eugene no pudo evitar dejarse llevar por la evidente adoración de la niña. También estaba asombrada, mientras escuchaba sobre quién era esta maravillosa mujer. Parece que puede destacar en cualquier área.

—La señora Marianne fue una excelente jefa general.

Cuando las palabras se le escaparon de la boca, fue como si algo se viniera abajo, de modo que Zanne cerró la boca de inmediato. Cayó al suelo asustada y se arrodilló, con su frente tocando el piso duro, pidiendo perdón por sus palabras.

— ¡Perdóneme, no quise ofender a Lady Anika! —Ella suplicó. Eugene, por otro lado, se sorprendió por el repentino cambio de humor, pero pronto recordó su conversación con el rey.

Jin Anika odiaba a Marianne, Eugene reflexiono sobre la nueva información sin llegar a comprenderlo.

Todavía está estupefacta por el repentino cambio en el tono y las palabras de la doncella, Zanne se lamenta furiosamente por hablar de su admiración hacia Marianne en su presencia. La antigua confianza de la criada desapareció en un instante.

Según su información actual, Marianne es una mujer de carácter y habilidades tremendas. Pero, estas palabras solo venían de Zanne. Si Zanne la estuviese engañando, ella habría cometido un error. Pero, no lo había hecho, y no parece del tipo de persona que idolatra a otros solo para beneficiarse. Obviamente, cree y admira a Marianne.

—Todo está bien. Te dije que hablases. Vamos, siéntate de nuevo.

Eugene trató de calmar a la joven, Zanne se levantó y se sentó en el sofá una vez más. Su mano estaba sobre su pecho, como para calmar su corazón agitado.

— ¿Odiaba tanto a Marianne?

—No, no lo sé.

—Está bien. ¿Qué pasó entre nosotras?

—Realmente, no lo sé, señora. Nunca las he visto a las dos juntas.

Quería pedir más detalles, pero se detuvo tan pronto como se escuchó un fuerte alboroto fuera de las puertas de su habitación.

Ambas chicas, inmediatamente, volvieron la cabeza en dirección a las puertas. Los gritos y las llamadas fueron amortiguados, pero pudieron distinguir algunas de las cosas que se gritaban…

— ¡Su Alteza!

— ¡Por favor, cálmate, Su Gracia!

La puerta se abrió con un golpe. Con tanta fuerza que aparecieron grietas en sus bisagras, junto con donde golpeó la puerta al abrirse.

Cuando Eugene vio entrar a Kasser, se levantó de su asiento con absoluta sorpresa. El rey estaba lívido. En todo caso, parecía estar a punto de matar a Eugene en el acto. Su mirada se enfocó en ella, haciendo que un escalofrío recorriera su columna vertebral.

—Su Alteza, por favor cálmate… —El general que lo seguía, suplicó.

— ¡Sal! —El rey ordenó en un gruñido.

—Su gracia.

—Tengo algo que hablar con la reina. ¡Todos afuera!

Todos los presentes se estremecieron ante su tono de voz. La general Sarah miró al rey y a la reina, alternativamente, con pesar, luego inclinó la cabeza y se retiró de la habitación. Zanne, que todavía estaba cerca, siguió rápidamente a la general con pasos apresurados. Cuando todos salieron y la puerta se cerró, la cámara de Anika se vio envuelta en un silencio tenso.

—Anika.

Kasser apretó los dientes; el estado en que se encuentra es tal, que no podía controlarlo. La ira que se filtró a través de su voz, hizo que Eugene quisiera seguir a los sirvientes y correr lo más lejos posible.

Llamó a la gente para investigar el paradero de la reina los días previos a su desaparición. Según los informes, la rutina de la reina era monótona. Estaba casi confinada a su estudio todos los días. Pero, había un lugar donde Anika se detenía cada pocos días: la casa del tesoro real.

Como una casa del tesoro, es natural colocar guardias para protegerlo estrictamente de cualquiera que quiera entrar. Dentro de sus muros se encuentran los tesoros más raros del reino de Hashi. Sus tesoros son tan raros que ningún precio podría igualarlo. Con Anika como reina, su acceso era fácilmente accesible.

Sin embargo, la casa del tesoro rara vez se abrió.

Los guerreros guardianes, prohibieron la entrada y salida de la casa del tesoro, excepto cuando sacan tesoros para eventos nacionales o inspecciones periódicas. Sin embargo, la reina exigía el acceso gratuito al lugar, siempre que quisiera por un simple paseo.

“Las mujeres aman observar objetos hermosos, como mujer el sentimiento no me es indiferente. Dame tu permiso. El tesoro me consuela. Lo veo como un recordatorio de Seongdo” había dicho.

A diferencia de Seongdo, el reino Hashi carece de instalaciones culturales. La vista de la reina, está familiarizada con la cultura del grandioso y agitado Seongdo, por lo que siempre se sintió muy insatisfecha en el lugar. Exigió que la casa del tesoro fuera un espectáculo para distraerse.

La casa del tesoro del Reino Hashi es muy famosa. Se corrió la voz de que los pilares están hechos de joyas; y hay oro macizo en diferentes tamaños.

Esto no era del todo cierto: este rumor es exagerado. Los pilares de la casa del tesoro de Hashi no están hechos de joyas, sino de piedra. Tales imaginaciones sólo podían aplicarse a la casa del tesoro de Seongdo.

La reina prometió no tocar los tesoros y admirarlos solo con los ojos. Al comienzo de su matrimonio, Kasser no pudo rechazar la solicitud de su esposa y aceptó.

—Está bien, pero no puedes sacar nada de esta casa del tesoro.

—No te preocupes. Como dije, solo miraré.

Desde entonces, la reina ha estado entrando y saliendo, constantemente, de la casa del tesoro al menos una vez cada dos o tres días. Ella no tocó nada como había prometido y la inspección regular de la casa del tesoro estaba bien.

Con el paso del tiempo, la entrada de la reina en la casa del tesoro se convirtió, cada vez menos, en una preocupación. Ahora, a nadie le importaba la frecuente apertura y cierre de la casa del tesoro debido a la reina. Al principio, Kasser llamaría a un oficial para inspeccionar la casa del tesoro a fondo, pero no lo había hecho durante mucho tiempo.

No podía creer que Anika lo traicionara así.

Quien tuvo la mayor culpa fue, naturalmente, el funcionario que descuidó la inspección. Sin embargo, los vastos tesoros que posee superan las decenas de miles. Es imposible esperar que pudiese inspeccionar la casa del tesoro cada dos o tres días.

Después de descubrir la visita frecuente a la casa del tesoro, Kasser se fue rápidamente para inspeccionar los tesoros él mismo. Si solo hubiera sido una pieza de oro que ella robó, él podría haberlo pasado por alto. Pero no, ¡fue el tesoro nacional del reino lo que se atrevió a quitarles!

Cuando entró en el lugar, su vista se dirigió inmediatamente al lugar vacío en el que solía estar aquel amado tesoro. La vergüenza y la ira lo invadieron rápidamente. Fracasó en su reino. Le falló a su pueblo. Le falló a sus antepasados.

¡Una reina que roba los tesoros de su país! ¡Ah! ¡Está, es la primera vez en toda la historia del reino Hashi!

— ¡¿Era éste tu plan desde el principio?! Cuando me pediste que abriera la casa del tesoro, ¿era eso lo que querías?

Cuando Kasser se acercó rápidamente, Eugene retrocedió sorprendida. Su pierna tropezó con la silla, lo que la llevó a tambalearse hacia atrás, pero Kasser la agarró del brazo en un instante y evitó que cayera. Tiró de su brazo hacia su pecho y miró sus ojos desconcertados y espantosos con intensa ira.

Con sus rostros a unos centímetros de distancia, Eugene podía escuchar sus respiraciones irregulares, mientras continuaba exigiendo, hablándole con los dientes apretados.

— ¿Cómo te atreves a hacer esto? ¿Por quién me tomas? ¿Dónde lo pusiste? ¿Y por qué saliste al desierto? —Exigió, Eugene solo podía esperar que no la matara aún.

Una respuesta en “Reina Villana – Capítulo 11: Pérdida de memoria”

  1. Ojalá que zanee sea de ayuda y no sea alguna enemiga 😱

    ❤❤❤🌸🌸🌸💐💐💐💜💜💜Muchas gracias por el capítulo 💜💜💜

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