Sentido Común de una Casa Guerrera – Capítulo 117: La confesión de una cierta sombra

Traducido por Lugiia

Editado por Sakuya


El incidente del ataque al castillo no fue expuesto al público y la fiesta terminó sin problemas.

Gracias a nuestros esfuerzos, no pasó nada en realidad.

El bullicioso y brillante ambiente festivo continuó y, en un abrir y cerrar de ojos, pasaron tres días.

Ese día, aunque estaba vestida como Mel, no participé en el entrenamiento mientras esperaba su llegada.

Por la tarde, tenía programada una fiesta de té con el señor Maurice y la señora Linette.

Tenía miedo de que, si participaba en el entrenamiento y luego iba a ver al señor Maurice cuando mi emoción aún no se había enfriado, me expondría fácilmente.

Por lo tanto, decidí no entrenar. En su lugar, estuve en una habitación observando el entrenamiento de Anna y Enerine en el campo.

Sin embargo, sin importar cuanto buscara, no podía encontrarlo.

¿Escapó…?

Mientras mantenía esas dudas, decidí seguir esperando sin moverme. Y, entonces, el entrenamiento de la mañana terminó y la gente comenzó a dispersarse, con algunos yendo a ordenar y otros yendo a tomar un descanso.

Como para mezclarse en esa atmósfera, Abel llegó a la mansión vistiendo un uniforme del ejército.

Si no hubiera sabido que venía y no lo hubiera buscado específicamente, estoy segura de que no lo habría encontrado.

La naturalidad con la que se mezcló entre ellos fue excepcional.

Así, nadie se fijó en él cuando llegó a la entrada de la mansión. Justo cuando estaba a punto de volver a mi habitación…

—Señorita, el joven Louis ha llegado.

Recibí un informe de Anna.

—¿Tan pronto? Si recuerdo correctamente, Louis debía venir a recogerme por la tarde…

Al ver mi desconcertante apariencia, Anna también hizo una expresión de preocupación.

—Sí, ese era el plan. ¿Qué haremos? Sus preparativos aún no se han completado…

—No podemos permitirnos que haya problemas en nuestra cita con el duque Grindal. Comencemos los preparativos de inmediato.

—Oh, no… La cita con el duque Grindal es por la tarde. Parece que antes de eso, tiene algo de lo que hablar con usted, señorita, así que vino temprano… En estos momentos, ha ido a dar sus saludos al general Gazelle.

—Oh, ¿de verdad? Si ese es el caso, entonces está bien ir a verlo de esta manera.

—Pero, ¿está bien? Encontrarse con el joven Louis mientras se viste como Mel…

—Bueno, él sabe que soy Mel. Y, aunque me siento un poco arrepentida con Louis por hacer esto, me gustaría priorizar la reunión con Abel… Hay algo que me preocupa un poco con respecto a él.

—Entendido… Oh, me disculpo por no haber reportado esto antes, pero Abel también ha ido a saludar al general Gazelle. Cuando termine, ¿hago que lo traigan al salón?

—¿Dijiste que fue a saludar?

—Sí. En el camino se encontró con nuestro otro huésped, quien dijo que no habría problema si iba con él.

—Ya veo… Si ese es el caso, entonces iré a verlos ahora. Si Louis está con Abel, entonces está bien.

Cuando me levanto de mi asiento, me dirijo directamente hacia el estudio. Toqué la puerta y entré en la habitación.

Ahí, justo como había dicho Anna, estaban Louis y Abel junto con el dueño de la habitación, mi padre.

—Ah, como pensé, ¿la señorita Mellice estaba aquí…? —dijo Abel mientras reía, causando que me paralizara en el lugar.

¿Por qué él sabía…? Tales dudas dieron vueltas dentro de mi cabeza.

—Justo ahora, ¿qué dijiste…?

Louis y mi padre se rieron de las palabras que finalmente pude decir.

—Mis disculpas. La verdad es que ya sabía que Mel era usted, señorita Mellice.

Viendo a Abel bajar sus cejas en disculpa, reflexivamente dejé escapar un suspiro.

Me dije a mí misma que debía calmarme…

Ya que mi padre y Louis se estaban riendo, es probable que sea alguien con quien no hay problemas que sepa mi identidad…

—Está bien. Entonces, ¿me dirás lo que me prometiste?

Aun así, no pude evitar fulminarlo con la mirada.

Tal vez era porque simplemente sospechaba de él, o porque me sentía irritada con los otros dos que se reían y ya sabían de su identidad.

—Sí. Es por eso que vine aquí con el maestro Louis

—¿Con Louis…?

Cuando miré en la dirección de Louis, hizo una sonrisa problemática y asintió con la cabeza.

—En primer lugar, general Gazelle, gracias por hacer tiempo para nosotros, a pesar de lo repentino de nuestra petición. Después de todo, este es el mejor lugar para que el maestro Louis y yo, así como la señorita Mellice, nos reunamos y que parezca que ha sido casualidad.

—No me importa. Gracias a eso, también pude escuchar algo bastante divertido.

—A continuación, señorita Mellice. Me disculpo por esto, pero primero… ¿podría hablar de lo que vio ese día? Necesitamos incluir una explicación de la secuencia de eventos al general Gazelle aquí presente.

—Sí, eso es cierto… Todo esto comenzó en la fiesta para los invitados del Principado de Rinmel. Cuando fui a la sala de espera para arreglar mi maquillaje, detecté una presencia sospechosa desde el balcón. Eran personas que nunca había visto antes, usando el uniforme del ejército y declarando ser miembros de la primera división. Además, se encontraban en zonas donde nadie debería haber sido asignado. Así que decidí encargarme de ellos. Fue en ese momento que escuché de ellos que sus objetivos eran los invitados del Principado de Rinmel, y que tenían treinta cómplices. Por lo tanto, empecé a buscarlos dentro de las instalaciones del castillo, ahí, me encontré con Abel. Él también estaba atacando a los falsos miembros del ejército.

—Falsos miembros del ejército, ¿dices…?

—Sí.

La expresión de mi padre cambió por completo a una seria.

Cuando vi eso, me di cuenta por primera vez que mi padre no sabía nada de este asunto.

—Louis, ¿por qué no me hablaste de este incidente?

—No podía tomar ese reporte a la ligera. Mi padre me dijo que teníamos que sospechar de todos nuestros subordinados, incluyendo a nuestros allegados. Era importante reunir a Abel y Mellice, los dos testigos de este evento, para discutirlo. Es con esas intenciones que también esperé para escuchar los detalles.

Al oír las palabras de Louis, mi padre suspiró profundamente y me miró.

—Mellice, por favor, continúa…

—Aunque me digas eso… Después, cooperé con él y nos ocupamos de los enemigos. Eso es todo lo que sé.

—Ya veo…

—Por eso, Abel, ¿podrías explicarlo finalmente? ¿Quién demonios eres, y por qué tenías conocimiento previo de su ataque?

Mi mirada cambió de mi padre a Abel.

Los ojos de Abel no mostraron ningún signo de impaciencia o inquietud. Más bien, no mostraron ninguna emoción en absoluto.

Solo emanaba tranquilidad y calma.

—Soy una sombra afiliada al ejército de este país… Actualmente, me asignaron infiltrarme en el Principado de Rinmel para reunir información.

—Puedo garantizar su identidad… Ha trabajado para mi casa durante un tiempo —añadió Louis, como para complementar las palabras de Abel.

Al escuchar esas palabras, por un momento, mi padre miró a Louis con interés y luego dirigió su mirada a la persona en cuestión, Abel, antes de abrir su boca.

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