Traducido por Lugiia
Editado por Sakuya
—Disculpe la intromisión, maestro Romeru.
Después de tocar la puerta, los miembros del ejército entran en la habitación.
En estos momentos, me encuentro en una posada en la capital del Principado de Rinmel.
Aunque lograron conseguir una habitación de primera clase dentro de la misma, como era de esperar, con tanta gente reunida en ella, se sentía un poco abarrotada.
—Todos, han hecho un buen trabajo…
A pesar de mis palabras, los miembros del ejército alineados frente a mí no cambiaron sus expresiones nerviosas.
Al verlos de esa manera, sonreí amargamente para mis adentros.
Era entendible que se sintieran así. Después de todo, esta visita al Principado de Rinmel no era oficial. Por lo tanto, el número de escoltas se había reducido al mínimo.
Precisamente porque eran menos personas, la responsabilidad que cargaba cada uno era aún mayor.
Me sentí arrepentido al verlos de esa manera. No obstante, siendo honesto, no tenía tiempo para preocuparme por ellos. Ya que era una visita no oficial, no había manera de que pudiéramos descansar cuando quisiéramos y, antes de dejar el reino, traté de cumplir con mis deberes oficiales tanto como pude, extendiendo mis horas de trabajo hasta el límite.
Y era probable que, incluso en el futuro, desafortunadamente no tuviera el tiempo para preocuparme por ellos. Porque la visita de esta vez era… el punto decisivo.
La facción extremista buscaba invadir el reino de Tasmeria, cuyo poder nacional había disminuido desde la guerra con Towair, planeando expandir su dominio.
En contraste, estaba la facción moderada que quería evitar conflicto, y la facción neutral que no se inclinaba hacia ninguno de los dos lados.
La violenta disputa entre ellos se manifestó a través de una lucha de poder entre las cinco casas de archiduques que controlaban el Principado de Rinmel.
El propósito de mi visita esta vez, era establecer una colaboración con las facciones moderadas y neutrales, mientras aplastaba los planes de la extremista.
Como reconoció la facción extremista, si el Principado de Rinmel invadía el reino de Tasmeria y una guerra se desataba como consecuencia, nuestro reino no podría soportarlo.
Debido a la guerra anterior con Towair, el tesoro nacional estaba en déficit.
Aunque habíamos logrado ganar, los sacrificios de esa victoria no fueron pequeños y, ya que no había pasado mucho tiempo desde ese hecho, los recuerdos de la guerra no se habían desvanecido en absoluto. Si además de esto, nos veíamos obligados a hacer aún más sacrificios… entonces estaba claro que el corazón de la población se haría pedazos.
Si una guerra ocurría, los asuntos internos del reino de Tasmeria indudablemente colapsarían.
Además, si terminamos en guerra con el Principado de Rinmel, entonces Towair, con el que afortunadamente habíamos llegado a un armisticio, probablemente empezaría a moverse también.
Para que eso no suceda, ahora mismo he venido a hacer una visita no oficial al Principado de Rinmel por mi cuenta.
—Gracias a todos sus esfuerzos, he logrado llegar a salvo a este país… Sin embargo, estamos en un momento crítico. Lamento que las cosas sean de esta manera, pero, por favor, continúen haciendo lo mejor que puedan en esta misión.
—Sí…
Todos ellos eran las élites entre las élites elegidas por Gazelle. No hubo ni uno solo que dudara en apartar la mirada.
Enderezando su postura, me miraron con una expresión tranquilizadora.
—Desde ya les digo que les causaré algunos problemas…
Sintiendo alivio por la resolución contenida en sus ojos, involuntariamente dejé salir una sonrisa.
—Es un honor, maestro.
El que respondió fue el segundo al mando después de Gazelle, Kuroitsu.
Cuando fue designado para acompañarme aquí, supe que Gazelle había tomado en serio la selección de mis escoltas.
—Tienes buenos ojos. Veo en ellos una firme resolución.
—Me halaga… Aunque soy consciente de que esto puede ser descortés, ¿puedo decir una cosa?
—Adelante…
—Esa resolución es simplemente mi terquedad en no querer perder. Este viaje afectará el futuro del país… y no solo eso, sino que el destino de muchos ciudadanos se verá afectado por estas negociaciones, es lo que me han dicho. Se me hace imposible estar frente a usted, quien carga con una responsabilidad tan grande, y decir que no puedo cumplir con mi deber.
—Es solo cuestión de elegir a la persona adecuada para el trabajo adecuado. Temo decir esto pero, aunque me estoy halagando a mí mismo, sigo siendo incapaz de proteger mi propio cuerpo.
—Si usted, maestro Romeru, fuera fuerte, entonces perderíamos nuestros trabajos.
—Ja, ja, ja… Incluso si solo yo fuera fuerte, nada cambiaría. Dependiendo de la batalla, uno no puede solo perseguir la calidad en la búsqueda de personal. No obstante, no pongo en duda que la calidad juega un factor importante.
Mientras le daba forma a mis palabras, las figuras de Gazelle y Mellice aparecieron en mi mente.
Incluso para los ojos de un aficionado, su fuerza estaba en una dimensión completamente diferente. A menos que hubiera una diferencia absoluta en el número de sus enemigos, ellos dos podrían ser capaces de derribar esa cantidad con su “calidad”…
—Eso es cierto.
Desconociendo mis pensamientos internos, Kuroitsu hizo una sonrisa irónica al estar de acuerdo conmigo.
—Adicionalmente, ese sentimiento de “no querer perder”, es también otra forma de determinación… La resolución no es algo que los demás puedan forzarte a sentir, y se logra llegando a un entendimiento con nuestro corazón. “No puedo perder”, eso muestra la fuerza de tu sentido de responsabilidad hacia tus propios deberes, así como la cantidad de orgullo que tienes en ello. Lo encuentro muy tranquilizador.
—El general dijo lo mismo…
—¿Lo hizo?
—Sí. En el pasado, esas fueron sus palabras hacia los soldados antes de una de las batallas con Towair. “¿Saben lo que es la determinación…? Es un juramento a ustedes mismos. Si intentan engañarse a sí mismos, no la obtendrán. Recuerden, no pueden pretender ser algo que no son… Por esa razón, deben estar preparados. La determinación comienza con el entendimiento de su propio deseo. Por lo tanto, en consecuencia, los que tienen determinación son fuertes, porque han decidido permanecer ahí por su propia voluntad”.
—Ya veo… Entiendo muy bien esas palabras. Ya que establecemos nuestra determinación, podemos asumir la responsabilidad de nuestras propias acciones.
—Pensé que teníamos poco en común, pero los oficiales civiles inesperadamente se parecen mucho a los oficiales militares…
—Por supuesto… Para empezar, lo que estamos tratando de proteger es lo mismo.
Kuroitsu me sonrió cuando dije eso claramente.
—Eso también es cierto… Entonces, es precisamente por eso que, aunque tenga que arriesgar mi vida, lo protegeré a usted, maestro, quien tiene el mismo propósito que nosotros. Creo en usted para cuidar lo que todos, y cada uno de nosotros, estamos intentando proteger.
—No hay mayor confianza que esa… Sí, déjamelo a mí. Usaré todo mi poder para lograr el mejor resultado.
—Bueno, entonces, volveremos a nuestros deberes.
Kuroitsu y compañía corrigieron una vez más su postura y dejaron la habitación.
Y yo, quedándome atrás, me acerqué a la ventana y miré el paisaje exterior.
Era una escena completamente diferente a la que se podía ver en el reino de Tasmeria.
Ahí, a excepción de la iglesia, todos los edificios de porcelana blanca estaban adornados con varios ornamentos. En contraste, los edificios de ladrillo marrón rojizo en el Principado de Rinmel emitían una atmósfera solemne y majestuosa.
Como si estuviera esculpiendo ese paisaje en mi cabeza, por un corto período de tiempo simplemente continué mirándolo.