Solo soy la hija “normal” de un duque – Capítulo 50: Buena fortuna y aquel a quien buscaba

Traducido por Lugiia

Editado por Yonile


Después de despedirnos de los miembros de Viento Libre, dejamos el gremio y nos dirigimos a casa.

—Ah… —exclamo al notar que comienza a llover.

Sin embargo, no nos mojamos en absoluto gracias a Haru, quien repele la lluvia con su viento. Mientras caminamos, observo una cosa gris en el rabillo de mi ojo.

Cuando observo con deteniendo, el objeto se mueve. Sin dudarlo, corro hacia el callejón trasero para revelar un pequeño cachorro gris. Lo levanto en mis brazos, notando que su cuerpo se encuentra muy frío y parece muerto del cansancio.

—¡Kou!

¡Sí!

Kou calienta los alrededores siguiendo mis instrucciones, pero aún no es suficiente. Uso la piedra de teletransportación… y me sumerjo en una bañera caliente.

Como tenía prisa, cometí un error de cálculo, haciendo que tanto Dirk como yo quedáramos empapados. Por otro lado, los espíritus están bien ya que pueden volar.

Bueno, esto debería ser suficiente para el cachorro. ¿Se calentará…?

No obstante, cuando veo con detenimiento mi hombro, diviso un niño con orejas grises apoyado en él.

—¿Eh?

—Un niño bestia capaz de una transformación completa… Qué extraño.

¡Detente, Dirk! ¡No me hables tan cerca del oído…!

Quiero decirle que se aleje pero, al darme la vuelta, me pongo rígida.

¡Dirk luce muy sexy! Aunque todo esto ocurrió por mi error de cálculo, sus orejas negras se agitaban para sacudir las gotas de agua…, su ropa mojada se pegaba a su cuerpo, haciendo que sus músculos estuvieran a la vista. Ha, un espectáculo para mis ojos.

—Rosarin, eso es asqueroso —dice Sui con su lengua perversa al percibir algo en mi mirada.

—Bueno, primero, vamos a secarnos.

Nos secamos en un instante gracias a la magia de secado de Kou y Haru, una idea original de mi parte.

La bañera está cubierta de barro, así que tendré que arrodillarme frente a Martha más tarde.

El niño está completamente desnudo. Más bien, de dónde salió este niño…

—Obtendrás lo que deseas ya que tendrás una suerte increíble.

Eso me recuerda… El abuelo me lanzó una magia de buena fortuna.

—¿Rosarin?

—¡¡Este niño es mi primo que he estado buscando durante los últimos tres años!! ¡Finalmente lo he encontrado!

Según el escenario, este niño, Jendo, se convertirá en un hijo adoptivo de nuestra casa… En el juego, cuando Rosalia cumplió diez años, los familiares de Jendo fallecieron, y nosotros lo acogimos. El momento en que sucedió todo fue muy malo, ya que, por ese tiempo, mi madre pensaba que nuestro padre la engañaba. Rosalia intimidó a Jendo porque tenía la impresión de que este era el hijo ilegítimo de su padre, lo que la llevó a la muerte cuando Jendo acaba tomando represalias… ¡Una verdadera espiral negativa!

Más bien, es una suerte poder encontrarme con él por primera vez tres años antes de que comience esa historia. ¡La magia del abuelo es increíble! ¡¿Una buena fortuna que desvía el destino?!

Sin embargo, Jendo debe haber pasado por alguna experiencia horrible. Su cuerpo está lleno de heridas no tratadas e incluso de cicatrices. Su cuerpo es solo piel y huesos. Debería ser un año más joven que yo, pero su físico es el de un niño de cuatro años.

Ya que la magia de Alisa es capaz de purificar las toxinas y los gérmenes, hago que purifique sus heridas no tratadas y su cuerpo, mientras yo me encargo de sus cicatrices.

En ese momento, su estómago refunfuña adorablemente. Sin embargo, antes de comer, necesito un cambio de ropa.

Vamos a preguntarle a Martha.

♦ ♦ ♦

En este momento, estoy explicando todo lo sucedido en el bosque de los Elfos a mis padres, a mi hermano, a Arc y a Martha. Hice que Jendo se durmiera hasta que terminara con ello.

—Rosarin.

—¿Sí?

—¡¿No me dijiste que serías cuidadosa?!

—¡Aaah! ¡Era consciente de mis probabilidades de victoria y lo derrotamos sin problemas! ¡Mis amigos tampoco sufrieron ninguna herida!

Ya que mi hermano se ha vuelto más alto y más fuerte, su golpe en mi frente es súper efectivo. Me duele…

—Hmm, mi sobrino… ¿Dijiste que su nombre es Jendo? ¿Qué vas a hacer con él?

—Para ser honesta, parece que ha sido tratado bastante mal, así que quiero cuidar de él. Me haré cargo de todos sus gastos. ¿No permitirías que se quede con nosotros?

—¿Te escaparás si me niego…?

—Seré una empleada en la casa del Sabio, o alquilaré una casa para vivir con Dirk.

—Eso es extrañamente concreto, señorita…

Eso es porque hablo en serio. No me preocupa el dinero.

—No me importa.

—Yo también lo apruebo.

—No se puede evitar.

De esa manera, se decide que Jendo puede quedarse en la casa.

—Me retiraré por hoy. Parece que tienes mucho por hacer, Rosarin.

Como ya es de noche, tengo que despedirme de Dirk. Le doy un beso de despedida, pensando que es difícil separarme de él… Por lo tanto, no solo lo acompaño hasta la entrada, sino todo el camino hasta las rejas de la mansión.

—Si te pidiera un poco más, ¿te negarías? —pregunto, actuando un poco mimada.

—No, no.

Su cola se enreda alrededor de mi brazo de forma casual. Esto lo hace él inconscientemente, ¿verdad?

—¿Eh?

Cuando acaricio la cola enroscada, deja escapar un lindo chillido… ¿parecido a un gato?

—¡Rosarin, no puedes tocar mi cola!

—Ya que la enroscaste alrededor de mi brazo, me apetecía acariciarla.

—¡Quiero que mis instintos mueran! ¡Tengo que hacer algo para dejar de actuar inconscientemente solo porque eres muy linda, Rosarin!

Mi prometido no deja de ser adorable. Cuando me despido y regreso a la mansión, oigo un grito. Corro a mi habitación y encuentro a Jendo asustado. La doncella también parece tener miedo de él.

—Encantada de conocerte. Soy Rosarin, tu prima. Llámame hermana, ¿te parece?

Su estómago vuelve a refunfuñar. En un instante, me arrebata la galleta que casualmente tengo en mi mano. Al repetir esa acción, todas las galletas desaparecen, así que vuelvo a hablar con Jendo.

—Todavía tienes hambre, ¿verdad? Ven aquí.

Una mano pequeña y temblorosa se coloca sobre mi mano extendida.

—Sí…

Su voz es más infantil de lo que esperaba. Jendo parece haber sido maltratado por los adultos, por lo que tiene miedo tanto de los hombres como de las mujeres.

La única excepción parece ser mi padre. Como se parece un poco a la madre de Jendo, ya que es su hermana menor, él no le tiene miedo. Ver a mi padre jugar con un niño es una escena muy extraña, así que Arc estalla en carcajadas.

Cuando traen su cena, Jendo come hasta quedar lleno y tener dolor de estómago por el exceso; por lo tanto, lo toco suavemente y le hablo con dulzura:

—¿Quieres volver a comer con tu hermana mañana cuando tengas hambre?

—Sí.

Es un niño muy obediente. Ya que comienza a cerrar sus ojos, lo acurruco en mis brazos.

Entonces, cuando estoy a punto de dormirme también…, un grito resuena en la habitación.

¡Aaah!

—¡¿Jendo?!

Jendo se transforma en una bestia y llora sin poder detener sus lágrimas.

“¡Detente! ¡No me pegues! ¡Lo siento…!”. Eso es lo que está diciendo, hermana. Es muy lamentable…

Kou entiende sus gritos en modo bestia y me transmite su significado.

Cuando me acerco lentamente, su cuerpo se estremece al sentir mi delicado toque, haciendo que muerda mi hombro. Debe estar confundido. Duele, pero debo aguantar. Solo puedo transmitir con la mirada a mis espíritus que estoy bien.

—Esta es la casa de tu hermana. —Abrazándolo y dándole suaves palmaditas, rezo para que mi mensaje se transmita aunque sea un poco—. Las cosas espantosas, y dolorosas, ya han pasado.

—Está bien, no hay necesidad de llorar más. Tu hermana te protegerá. Todo está bien.

Ah, ah…

Disipa su transformación y regresa a su apariencia normal. Cuando ve la cama, nota que la mojó hace unos momentos. Pensando que le van a regañar, entra en pánico.

Le pido a Alisa que lo limpie y lo seque con la magia de secado.

Preocupado por la herida de mi hombro, pasa su lengua por la misma. Sintiendo una punzada de dolor, comienzo a curar la herida. Mostrándole mi piel libre de cicatrices, Jendo se pregunta cómo ha desaparecido el dolor de repente.

Los adultos vienen corriendo debido al escándalo, haciendo que Jendo se asuste de nuevo.

Fue difícil hacer que se calmara.

Y, aunque no quedan rasguños ni sangre en mi cuerpo, aun así causa un nuevo alboroto. Aunque la limpieza debería haber sido un crimen perfecto, termino siendo regañada.

Al final, me preocupa dejar a Jendo solo, así que mi hermano y yo nos recostamos a su lado en la cama.

—Ja, ja…

Con la suave y simpática risa de Jendo, los tres nos quedamos dormidos.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

 

error: Contenido protegido