Solo soy la hija “normal” de un duque – Capítulo 51: Siguiente amanecer, castillo, Jendo y yo

Traducido por Lugiia

Editado por Yonile


Parece que Jendo apenas puede hablar; solo se limita a declarar sus intenciones fundamentalmente a través de pequeñas exclamaciones.

Aunque pensaba que él podría dormir bien, vuelvo a oír gritos cuando me despierto por la mañana.

¡Aaah!

“Qué aterrador… ¿Dónde estoy?”. Eso es lo que dice —Kou vuelve a interpretar lo que dice Jendo en su forma bestia.

—Buenos días, Jendo.

Ah

A diferencia de anoche, Jendo me reconoce de inmediato y se transforma de nuevo en un niño. Corre en mi dirección y empieza a aferrarse a mí con una fuerza que no debería tener una persona de su edad.

—Esta es la casa de tu hermana, Jendo. Vamos a cambiarnos de ropa y a desayunar.

Lo ayudo a cambiarse de ropa ya que parece tener dificultades con los botones. Este atuendo pertenece a mi hermano mayor. Le queda bastante bien, pero como su cola parece estar incómoda, hago que una doncella, muy experta en costura, le haga un agujero. Aunque su cola es bastante peluda, su brillo es muy pálido. ¿Se volverá más bonita si su alimentación mejora? Después de cepillarla para hacerla más suave, su cola se balancea. Me fue difícil cepillarla, pero parece que está contento con ello.

—Vamos a comer.

Cuando extiendo mi mano, él coloca obedientemente la suya sobre la mía. A diferencia de ayer, su mano no está temblando.

Ahora bien, hablemos del desayuno. Tal y como esperaba, Jendo está comiendo como un perro al igual que ayer. Cuando doy un golpecito a propósito con mi cuchara en mi plato, atraigo gran parte de su atención.

Tomando la cuchara, me la llevo hacia la boca. Después de haber saciado de cierto modo su hambre, Jendo, quien observa mis movimientos, trata de imitarme.

—Vaya, eres muy inteligente, Jendo. Lo has hecho bien.

Cuando le doy una palmadita en la cabeza mientras lo elogio de forma exagerada, su cola empieza a balancearse con rapidez de izquierda a derecha.

—¡Sí!

—Fu, fu, fu, qué buen niño.

—Qué admirable…

—Sí. Buen chico…

Al ser elogiado por mi madre, mi padre y mi hermano mayor, Jendo balancea su cola mientras una expresión de satisfacción aparece en su rostro. Parece que también se siente feliz con las palmaditas de mi hermano.

Un momento después, imita de forma correcta nuestros modales en la mesa al mover sus dedos con destreza. Parece ser muy inteligente. Cada vez que se le elogia, su cola se balancea vigorosamente de un lado a otro… como un cachorro. Como su pelaje no tiene brillo, parece un perrito gris. Qué bonito…

La boca de Jendo está pegajosa después de la comida, así que le limpio con mucho cuidado su rostro; sin embargo, su ropa también se encuentra en el mismo estado, así que le cambio a otro atuendo.

Como mi hermano mayor está de salida a la escuela, vamos juntos a la entrada a despedirnos de él.

—Nos vemos, hermano. Que tengas un buen día.

Ante mis palabras, Jendo parece entender que él saldrá a algún sitio y empieza a gemir con tono triste, haciendo que mi hermano se ponga rígido en la entrada. Esos gritos suyos son realmente como los de un cachorro abandonado en una caja de cartón.

Mi hermano se detiene, da la vuelta y camina hacia nosotros diciendo:

—Jugaré mucho contigo cuando vuelva, ¿de acuerdo? Sé un buen niño y espera con Rosarin… Con tu hermana. Volveré a tiempo. Te lo prometo.

—Sí… —responde Jendo bajando sus orejas y su cola en señal de abatimiento.

Como pienso ayudar a mi padre con el trabajo hoy, iremos juntos al castillo, pero… ¿qué pasará con Jendo?

—Tráelo con nosotros…

—¿Estás seguro?

—No me importa. Además, estoy seguro que Jendo estará ansioso si no estás cerca.

—¡Padre, te quiero! —exclamo mientras salto vigorosamente hacia mi padre, quien me atrapa en sus brazos sin moverse ni un centímetro.

—¡Ah, ah~!

Jendo también salta hacia mi padre y se frota contra él.

Mientras Jendo está en su brazo izquierdo, yo estoy en el derecho. Mi padre debe ser muy fuerte ya que soy pesada.

—Bien por ti… —dice Arc asombrado al ver a mi padre morder algo para reprimir sus emociones. Parece estar feliz de una manera u otra. Mi madre nos observa con una sonrisa en su rostro.

Recibiendo un beso de despedida de ella, salimos hacia el castillo. No sé si Jendo se acostumbró un poco a mi madre, pero no le tenía miedo, a diferencia de ayer.

♦ ♦ ♦

Hoy también me encuentro trabajando diligentemente mientras Jendo está jugando con los juguetes que recibí en la aldea de los Elfos; tuve que explicarle las cosas que no debía tocar en la oficina. Su juguete favorito parece ser una libélula de bambú, ya que la lanza una y otra vez.

—¡Rosarin! He venido a jugar contigo.

—Estoy trabajando… —respondo de inmediato al notar la llegada del estúpido. Ah, pero puede que haya venido justo a tiempo—. Oh, príncipe Aldin, sea bienvenido.

Tanto él como su escolta se sorprenden de que no lo espante como siempre. Qué groseros.

—Ha terminado sus estudios, ¿verdad? —pregunto.

—¡Ah, sí! El príncipe Aldin ha estado estudiando propiamente hasta hace poco —responde con rapidez el señor Link, su caballero.

Parece un estudiante de secundaria debido a su pequeña complexión, pero en realidad es un adulto. Es un medio elfo, así que es bastante mayor.

—Entonces, ¿vino a mí porque tenía mucho tiempo libre, príncipe?

—En efecto. Por ello, juega conmigo.

—Eso no me sería posible ya que estoy en medio del trabajo, pero… este niño es mi primo, se llama Jendo. Príncipe Aldin, tolerante y de buen corazón, ¿no quiere jugar un rato con él?

—¡N-No se puede evitar! ¡Jugaré con él!

Qué fácil eres, estúpido. De alguna manera, últimamente se ha comportado como un niño normal en lugar de su habitual narcisismo y excesiva confianza. Aunque quiere ser amigo mío, estoy ocupada, así que me limito a tratarlo con frialdad.

—¿Oh?

Tanto Jendo como el estúpido son niños sin malicia, así que mi primo no muestra signos de sentirse alerta.

—Me llamo Aldin. ¿Qué te gustaría jugar?

¡Ohh, su compañero es más joven que él, así que el príncipe estúpido es considerado con Jendo! Qué admirable.

—¡Ah~!

Jendo le demuestra el juego lanzando la libélula de bambú y luego aplaude al estúpido cuando atrapa con destreza la libélula. El estúpido devuelve la libélula a Jendo después de decirle al señor Link que cambie con él un rato y se acerca a mí con expresión tímida.

—¿Ese niño no es capaz de hablar…?

—Parece que lo trataron bastante mal. Cuando lo encontré, parece haber sido dejado muerto de hambre bajo la lluvia con el cuerpo lleno de heridas.

—Ya veo… —responde mientras transforma su expresión en una llena de dolor y se acerca de nuevo a Jendo tras ocultarla—. ¡Oye, Jendo! Me convertiré en tu amigo, ¡¿de acuerdo?! Asegúrate de decirme si alguien te intimida.

Si sabe la razón por la que no habla todavía, ¿por qué le dice eso? Aun asi, joven estúpido… No, príncipe Aldin, tu consideración me hace feliz. Mi padre y Arc también lo observan con miradas gentiles. Qué reconfortante.

—¿Eh? ¿No te rechazó esta vez?

La otra persona que me estorba durante mis horas de trabajo ha llegado. Su alteza, el príncipe malvado…, Alphege.

—¡Hermano! —exclama el príncipe Aldin, corriendo hacia su malvado hermano.

—¡Mira, he hecho un amigo! También trátalo con amabilidad, hermano, por favor.

—¿Oh~?

El príncipe Aldin parece estar alegre, así que juzgando que no hay peligro, Jendo se acerca poco a poco.

Sin saber qué está sucediendo, el príncipe malvado de repente da un fuerte aplauso. Asustado por el fuerte ruido, Jendo se precipita a un lugar seguro con urgencia… a un lugar que me gusta describir como “bajo mi escritorio”.

¡¡¿Qué crees que estás haciendo, zorro malvado?!! ¡Jendo está tan asustado que su cola ha vuelto a estar entre sus piernas!

—Todo está bien, Jendo. Tu hermana castigará al hermano malo por ti.

—¡Espera, espera, me disculparé por él! Lo lamento, de verdad, ¡por favor, perdónalo!

El príncipe Aldin se disculpa muy seriamente en su nombre, así que me retiro de mala gana.

—Hermano, discúlpate también, por favor.

—¿Disculparme? ¿Por qué debería? El niño me miraba alerta como un animalito, así que me apetecía hacerme el malo.

Siempre te haces el malo, ¿no es así? Más bien, ¿no has perdido ya todo lo bueno que hay en ti?

—Te daré esto como disculpa —comenta, presentando una magdalena a Jendo. Oliendo la fragancia y juzgando que es segura, por alguna razón me la entrega. Su mirada parece pedir mi permiso para comerla.

—Su Alteza Alphage, ¿cuál es el origen de esto…?

—Ah~ Me lo dio una señorita que no conocía.

Devuelvo en silencio la magdalena al príncipe malvado. En cambio, le doy a Jendo los dulces que había traído conmigo y se come alegremente un aperitivo.

—Rosarin…

—Está bien…

Pierdo ante el príncipe Aldin, quien me mira como un chihuahua de cierto anuncio, y le entrego un aperitivo.

—¿Y para mí? —pregunta el príncipe Alphage.

—Usted puede comer esa magdalena. No tengo ningún dulce para alguien que no tuvo en cuenta el favor de una señorita y además le dio algo de origen desconocido a mi primo.

—Eh~

—¡H-Hermano! Toma mi aperitiv…

—No le daré nada a partir de ahora también si se lo da a él, príncipe Aldin.

Cuando escucha mis palabras, se pone a llorar. De alguna manera, el malvado no recibe ningún daño de sus lágrimas. Está mirando a su hermano pequeño de ojos llorosos con una sonrisa en su rostro. Qué insensible.

Al final, como los juguetes hechos por los elfos eran artículos bastante raros, ambos príncipes jugaron con Jendo en buenos términos. Jendo se mostró bastante alerta con el príncipe malvado, pero me parece una reacción correcta. Debe ser un hombre que finge amistad, pero no trata de ocultarlo delante de su hermano y de mí. No sabría decir si eso es bueno o malo…

Después de que los príncipes se retiran a estudiar, la bestia sagrada viene a recogerme.

He venido por ti.

—¡Por favor, espera un poco más!

Me apresuro a limpiar mi escritorio y noto que Jendo está muy interesado en la bestia sagrada.

Hmm, ¿un niño bestia? ¿También quieres venir? Sube.

—¡Sí!

Subiendo alegremente a su lomo, Jendo disfruta de su mofumofu. Ahhh, ¡qué envidia! ¡Yo también quiero! ¡Ya que he crecido, no puedo subirme a él! ¡Noo, yo también quiero hacerle mofumofu!

Rosarin, ¿por qué me miras como si estuvieras a punto de llorar…?

—Bestia sagrada, por favor, dame permiso para acariciarte un poco. ¡Es injusto que Jendo te monopolice! ¡Yo también quiero mi mofumofu!

—Sí —exclama Jendo en su espalda mientras se baja para que yo pueda montarme… Ugh, de alguna manera siento que no puedo soportarlo.

Haz lo que quieras…

Resignándose a su destino y acostándose, la bestia sagrada me presenta su vientre. ¡No me voy a contener! ¡Hoy también traje conmigo mi cepillo!

Es una bendición cepillar un pelaje tan maravilloso. La bestia sagrada está hechizada, yo también estoy feliz… Por lo tanto, todo está bien, ¡¿no es así?!

¿Oh? Jendo está… ¿esperando ser cepillado también? Cuando le cepillo la cola y el cabello, queda plenamente satisfecho.

El cabello de Jendo está seco, así que estoy pensando en tratarlo cuando volvamos a casa.

Una respuesta en “Solo soy la hija “normal” de un duque – Capítulo 51: Siguiente amanecer, castillo, Jendo y yo”

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

 

error: Contenido protegido