Traducido por Niddhogg
Editado por Ayanami
Corregido por YukiroSaori
En la segunda fiesta del té, dió comienzo la batalla decisiva.
—¡Kyaaaaa! ¡¿Viste eso?! ¡Bueno, yo lo vi! Su alteza me está mirando ¡¿No es así?!
—Supongo que…
—¡Vamos, Theresa! ¡Pon una expresión más alegre! ¡Esta es nuestra oportunidad, lo sabes! ¡Oportunidad!
—Es verdad, ¿no es así? ¡De verdad, su alteza está, sin ninguna sombra de duda, mirándote! ¡Justo en el blanco!
Señorita Yuliana. Espero no te importe que te use como escudo para esconderme, ¿verdad? Después de todo, su alteza está mirándote.
Después de escabullirme dentro del lujoso mar de volantes rosados, aproveché la oportunidad de echar un vistazo a su alteza… parecía que se estaba divirtiendo mucho, a juzgar por la forma en que miraba hacia acá.
Oh, ¿te gusta la vista desde tu elevada posición? Bueno, no lo disfrutarás cuando mi puño borre esa petulante sonrisa de suficiencia de tu boca.
Mientras intentaba, frenéticamente, borrar mi presencia, en la cada vez mayor horda de chicas, su alteza miraba mi silueta con una gran compostura. En ese punto, él ya parecía tener una vaga noción de mi verdadera naturaleza.
Estaba yendo tan lejos como para tomar una segunda taza de té, a pesar de que, en la primera fiesta se bebió una de forma rápida, aun cuando era el día de la inauguración. Lo más probable era que quería crear un agradable espectáculo para sus admiradoras.
Hey. Señorita Yuliana. Tu sonrisa está demasiado estirada, hasta el punto de que se está acalambrando. Además, me parece que está evolucionando de una sonrisa traviesa a una demoníaca. No deberías ser demasiado petulante, jovencita.
En cualquier caso, la única que debería haber estado riéndose del vergonzoso comportamiento, debería ser yo.
Susurré, suavemente, al oído de la señorita Yuliana. Sí, como si fuera un pequeño demonio sentado en su hombro.
—Hey, su alteza quiere acercarse a ti, pero ¿no está dudando demasiado? Si es así, pienso que está bien que tomes la iniciativa y baile a su lado. Después de todo, estamos limitadas a solo cuatro oportunidades para conocerlo.
—¿En serio? Para ser honesta, estaba pensando en eso también. ¿Pero no crees que sería un comportamiento, un poco, desvergonzado de mi parte?
—¡Claro que no! ¿Existe alguna persona que se podría ofender por recibir el favor de una hermosa mujer? Somos sus candidatas a novia, ¿no es así?
—¡Tienes razón! Gracias, Theresa, ¡intentaré ir allí!
Una adorable y pequeña bala humana ha sido disparada. Capitán, hemos hecho impacto.
Debido a ese impulso, una vanguardia avanzó y al final las chicas rodearon a su alteza. Justo como mariposas reuniéndose alrededor de una flor.
Sus ojos azul oscuro, se dirigieron hacia mí, en un instante, su mirada estaba llena de reproche. Pero, no debería ser desagradable tal situación. Después de todo, la señorita Yuliana era una joven brillante y encantadora. Su edad compaginaba con la de él. Incluso si olvidamos el hecho de que, todas estas chicas vienen de familias bien establecidas, no sería raro si cualquiera de este grupo se convirtiera en su novia. La mayoría, si no son todas, se enamoraron de él a primera vista, durante el encuentro en la fiesta de té inicial. Hay novias, mucho más apropiadas que yo.
¡Algo como el estatus no importa! ¡Mientras tengas amor, podrás superar cualquier obstáculo en tu camino una y otra vez!
O al menos eso dirían las tías en las reuniones locales de búsqueda de parejas…
¡Ups! Quiero decir… O así dicta el sabio proverbio de las damas.
Mientras recordaba este dicho y disfrutaba de una sensación de autosatisfacción, su alteza se puso de pie, retirando, gentilmente, los delgados brazos que se aferraban a él.
—¿Tiene que regresar? —La multitud de chicas se perdió en la tristeza.
Muy bien, esto debería marcar el final de mi participación en esta patética escena…
Pero pronto descubrí que fue un serio error, el pegar mi espalda a la pared.
—Estoy, sinceramente, arrepentido de que debamos separarnos, pero tengo asuntos oficiales que no puedo dejar inconclusos… ¿No es así, señorita Theresa?
La mirada de las mariposas me perforaron a la vez. Si tuviese que describirlas, bien podrían ser, como aguijones de abeja. Cuando su alteza llegó a mi lado, expresando una sonrisa inocente con un listón en cuestión, el cual sacó de su bolsillo, acercó su rostro al mío en un gesto amistoso. Justo cuando los gritos en ascenso y los “¡Kyaaa!” llenaban el aire, los susurros y murmullos a quemarropa no podían pasar desapercibidos.
—Vengo a regresar el objeto que olvidó, como un favor por la última vez.
—Ah… muchas gracias, su alteza.
Me había atrapado.
Después de despedirme, de manera vergonzosa, de su galante figura en retirada, chillidos (reclamos, lloriqueos) de: “¡¿Qué clase de relación tienes con Su Alteza?!” aparecieron de pronto. En respuesta a la tormenta de preguntas realizadas por la horda de chicas indignadas, mis excusas le siguieron.
—¿Qué sucede con ese listón?
—Por casualidad lo perdí en algún sitio, su alteza pasó y lo recogió por casualidad. Lo estaba sosteniendo para regresármelo. No es nada fuera de lo ordinario.
—¿Por qué conoce tu nombre?
—Él, probablemente, tenga un registro de todos los nombres de las participantes. No es nada misterioso.
—¿Y la vista en primer plano de su rostro?
—Tal vez, sea una persona con muy poco sentido del espacio personal. No es nada parecido a una dulce aventura romántica.
Es por esto que les suplico a ustedes, refinadas y respetables señoritas, ¿podrían detener esas miradas furiosas mientras dicen: “¡Qué vergüenza, nosotras no permitiremos que te adelantes a nosotras!”. ¿Por favor?
A medida que el número de personas expresando sus quejas acerca de que, esta situación era, extremadamente, lamentable e inaceptable, se consideró que mi pertenencia al grupo debía suspenderse.
Su alteza, nunca lo perdonaré por esto. En serio.
♦ ♦ ♦
La tarde después de la totalmente agotadora fiesta del té. Por el bien de curar los, desgastados, bordes de mi irritable corazón, estaba visitando el jardín de hierbas.
¿Por qué será, que con solo echar una mirada a los brotes en flor, mi corazón se sentía aliviado? En ese momento pensé, que podría haber sido hierba en mi vida anterior.
Mientras me calmaba oliendo la suave fragancia herbácea…
—¡Theresa! —La voz de Peko resonó en la distancia—. ¡Qué alivio! Estaba segura de que, si venía aquí, te encontraría.
Peko tenía la apariencia de una mujer aristócrata, esto debido a que no llevaba su casco. En cambio, estaba usando uno de esos sombreros Boga para cubrirse del sol, blanco con ala ancha y un ramillete de rosas amarillas sujeto. Con el blanco como color principal de la tela de su vestido, el azul claro servía para acentuar el borde de su falda y los puños de las mangas. Su apariencia daba la sensación de un cielo de verano, brumoso e infinito. No sé quien escogió su vestuario, pero quien lo hizo, escogió diseños para expresar, los refrescantes, encantos de una mujer joven.
Después de que Peko me encontrara, con las manos detrás de su espalda, ella se acercó hasta el banco en el que estaba sentada.
—¡Aquí tienes! —Se acercó, mostrándome lo que llevaba, con una sonrisa radiante, en su rostro.
Era un sombrero de un color crema pálido. El material de confección era simple, sin adornos como listones o ramilletes agregados. Sin embargo, un delicado encaje estaba cocido en la circunferencia del ala. El borde mismo era de color blanco en la superficie, mientras que la parte inferior, estaba decorada con un pálido encaje verde. Incluso una persona como yo, quien era terrible con trajes llamativos, y no le agradaban, sentiría atracción hacia él.
—Toma, Theresa, esto es para ti. No usabas ningún sombrero la última vez que nos vimos, ¿verdad? Si pudieras aceptarlo, estaría feliz.
—¿No es una molestia? —Cuando repliqué en voz baja, Peko, rápidamente, sacudió su cabeza.
Revisé el sombrero que fue colocado, suavemente, en mis manos extendidas, noté que la sensación era mejor que cualquier otro sombrero que haya tenido. La tela era nueva, sin una sola mancha a la vista. Además, Peko, amablemente, me informó que era algo preparado especialmente para mí.
—¿Estás segura que esto está bien?
—Por supuesto. Somos amigas ¿verdad? Así que, quería darte un obsequio. ¿Hay algo de malo en eso?
—N-No, no lo hay, gracias… esto me hace muy feliz.
Mientras mi voz se quebraba dándole las gracias, los ojos de Peko brillaban y sonreía sin decir nada.
Estaba realmente sorprendida. A diferencia de mi sociable hermana menor, yo estaba medio oculta en mi propio jardín. No tuve oportunidades de participar en ningún intercambio de regalos, por lo que no me relacioné, en absoluto, con la generación actual de mujeres de nuestra sociedad. Así que, obviamente, era la primera vez que aceptaba este tipo de presente.
Estaba un poco apenada, pero feliz. Tener a alguien preocupándose por mí de esta manera, produce que mi pecho se sienta cálido y cosquillee. Mis mejillas, naturalmente, se relajaron.
—¡Intenta usarlo! —Después de que Peko insistiera lo suficiente, para cumplir con su petición, tomé el sombrero que tenía en mis manos y, cuidadosamente, lo coloqué sobre mi cabeza.
—¡Vaya! Sí que conoces bien mi medida de sombrero.
—¡¿Eh?! Eso es, um… ¡ah! ¡Es porque somos amigas! Si. Debe ser por eso.
—Eso es sorprendente, Peko. Yo, no podría decir la talla de tu sombrero, ni nada parecido.
—Ah… ¡Ja, ja, ja!
Como se esperaba de la futura novia del príncipe heredero. Uno de los requisitos para convertirse en su prometida parecía ser desarrollar una aguda mirada para los detalles durante su entrenamiento. Bueno, para Peko puede que no sea un sombrero por el cual valga la pena alardear, pero para alguien como yo, que usualmente no se interesa en el área de la moda, no podía evitar admirar este conocimiento.
¿No tengo nada para retribuirle?
Mientras buscaba en el corpiño de mi vestido, con la esperanza de encontrar algo, recordé la existencia de mi bolsita. Entonces la tomé del bolsillo secreto en mi vestido. (Como mujer llevo encima esto y aquello, ya sabes).
—No sé, si esto sea suficiente para retribuir por el sombrero, pero esta es una bolsita de Lirott. Si te gusta, ¿podrías, por favor, aceptarlo?
El Lirott era una variante de doce pétalos de la hierba-araña. Considerada una flor de mala hierba que podía florecer en cualquier sitio, su aroma era admirado por ser fragante y con un refrescante olor. La bolsita usaba los capullos secos de esta, aunque le di mi propio toque especial a la receta. Mi versión usaba una pequeña mezcla de hierbas debido a mis preferencias. No pienso que fuera especial ir tan lejos en la fabricación de una bolsita, pero otras personas no tendrían la confianza de mezclar las hierbas, según sus gustos.
Peko se acercó a la pequeña bolsita e inhaló, profundamente, por la nariz.
—Que aroma tan agradable. ¡Gracias, Theresa! —Después de que dijera eso, suspire aliviada, mientras la observaba guardarla en su bolsillo.
—Mmm. ¿Su alteza Ikuta, dijo algo después de la última vez? —Frunciendo el ceño con inquietud, Peko me preguntó detenidamente acerca de Su Alteza.
—¿Dijo algo….? Oh, sí, cosas raras.
Cuando repetí lo que recordaba de las palabras de su alteza, Peko, con impaciencia, agitó sus manos y habló vigorosamente.
—Solo para que lo sepas, ¡ese chico no tiene ninguna mala intención hacia tí! A él le gusta jugar bromas de vez en cuando pero, en el fondo, Ikuta es realmente un buen chico. Desde que llegué a este mundo, él ha sido, realmente atento conmigo, ¡y eso no ha cambiado hasta ahora! A pesar de que he dejado de ser la heroína, Ikuta nunca ha cambiado su forma de ser conmigo… um, ¿cómo lo diría? Puede ser un poco presuntuoso de mi parte, pero pienso en él como un hermano menor.
Nadie conocería mejor la lucha que aquel que fue abruptamente forzado a tomar el rol de “héroe”. Dentro de la tormenta de desesperación que se extendía sobre la tierra, ¿quién podría ser capaz de reducir la soledad y el dolor de esta chica? Para muchos, ya era bastante difícil sobrevivir día tras día, asustados de las sombras de los demonios. Y para todos, ya existía una lucha frenética para protegerse a sí mismos del peligro. En esa época estábamos tan desesperados que era realmente sencillo recordar lo que sucedió. No es una historia antigua, después de todo.
Entonces, de los oscurecidos cielos surgió un brillante lucero del alba. Después de ver al héroe emerger, acompañado por la luz del amanecer, yo, al igual que muchos otros, aprecié todas sus acciones.
En cuanto a Peko, su alteza Ikuta, probablemente, era una existencia importante. Al igual que el chico al que ella llamaba un hermano menor, estaba segura que él la adoraba como una hermana mayor. Su insistencia por llamarla su “estimada cuñada” fue, inesperadamente, no tan difícil de comprender.
—Desde que decidí quedarme en Riona, había personas extrañas acercándose a mí desde izquierda y derecha. Parece que ha estado preocupado por mí por esto. Si Ikuta ha dicho algo raro de ti, Theresa, lo siento. ¡Por favor, no pienses muy mal de él!
—Está bien, Peko. No tienes que preocuparte, no ha dicho nada por lo que valga la pena enojarse.
Asentí en respuesta, pude ver una clara expresión de alegría, en su rostro. La única que no se daba cuenta de cuan grandes fueron sus logros era la persona misma. La prueba de eso radicaba en lo mucho que sus ideas iban en contra de lo que existe en este mundo.
—En primer lugar, ya no soy el héroe, así que, ¿no es extraño que las personas sigan acercándose a mí? Si lo que quieren es usar esta maldita. Oh, perdón por eso. Armadura legendaria, con gusto se las daría. ¡Ah! ¡Si ponemos un cartel como los de dónde vengo, la gente podría tomarse fotos conmemorativas de ellos mismos usando la armadura cada vez que visiten el castillo! Pero este mundo no tiene cámaras, así que si tuviéramos a alguien pintando los retratos, podría ganar bastante dinero. ¿O tal vez podríamos tomar las alas de Leonoz del casco, hacer impresiones de ella y subastarlas como objetos raros…?
—Vas a provocar un castigo divino si sigues así.
Honestamente hablando, estaba de acuerdo con ella. Creo que si lo hiciéramos tendríamos mucho éxito. ¡Sin embargo! Era mi deber regañarla formalmente.
—¡Bieeeeeen! —Encogiéndose de hombros, nuestra emprendedora comerciante de otro mundo sacó su lengua en un gesto infantil.
—Theresa, podría ser por tu edad, pero eres más como una hermana mayor que una amiga.
—Soy Anes-… una figura de hermana mayor como en casa, sí… también estoy siendo presuntuosa, pero realmente estaba pensando lo mismo.
—¡Me alegra que digas eso! ¡Gracias!
Incapaz de esconder nuestra mutua vergüenza, intercambiamos miradas mientras sonreíamos.
Estaba preocupada. Peko compartía un rasgo en común con mi hermana pequeña: el sentimiento de querer protegerla. Han pasado solo unos días desde nuestro primer encuentro, pero era fácil decir que ella era una persona misteriosa que no te dejará en paz.
Parece que asi de rapido caí enamorada de ella. En verdad, valió la pena venir al palacio real, aunque fuese por el simple hecho de tener esas citas secretas con Peko.
Una fuerte ráfaga de viento sopló repentinamente a través del jardín. Como aún no había atado el listón debajo de mi barbilla, sujeté mi sombrero para que no se volara. Peko me miraba fijamente, mientras se movía inquieta, parecía que estaba ansiosa por decir algo.
—Um, la verdad es que, ese sombrero en realidad~
—Peko.
Se escuchó una hermosa voz grave. Involuntariamente, hechizada por la gravedad de su tono, en vez de sorprenderme, de inmediato, me puse de rodillas. El número de personas que podían dirigirse a la antigua heroína sin un título de honor eran, probablemente, un número limitado. Al parecer hay un grave castigo por ello, Peko refunfuñó. El nombre de este individuo, normalmente, estaba en la punta de su lengua, comprendiendo la mayoría de sus quejas despreocupadas.
—Así que, ¿tú eres la hija del barón de Dalton? Levanta tu rostro.
—Theresa Ruff Dalton es mi nombre completo, Su Alteza Real.
El príncipe heredero, su alteza real Atoren, era un joven robusto. Además de sus aptitudes políticas, también era excelente en esgrima. Los bardos cantaban acerca de cómo, durante el viaje de subyugación de las fuerzas demoníacas, el príncipe cruzó tres veces su espada con el rey demonio como su oponente. Sin la presencia de sus camaradas. Si muestras algún comportamiento imprudente ¡Shiiiiiing! Él te cortará a la mitad con la espada sujeta a su cintura.
Debido a que rara vez cambiaba sus expresiones, algunos susurraban el apodo de “príncipe de hielo” a sus espaldas. Y como era propio de ese título, su rostro estaba rígido al punto de ser aterrador. Bueno, los rumores parecen ser ciertos al menos… él ciertamente no sonreía.
Era la primera vez que estaba tan cerca del sucesor al trono. Inconscientemente, me congelé en respuesta a la majestuosa autoridad que emitía. A pesar de eso, Peko exhaló un suspiró y agitó una mano en frente de su rostro, interrumpiendo, ligeramente, su fría mirada.
—Su alteza, Theresa es mi amiga, así que fulminarla con la mirada está prohibido. Theresa, este es su alteza, Atoren.
—¿Peko?
—Mi prometido, Atoren.
Con la finalidad de esconder sus sonrojadas mejillas, la chica bajó la cabeza, sus manos se aferraron al borde de su sombrero y tiró de él hacia abajo. Por un instante, esos ojos azul hielo se descongelaron mientras la miraba. Pero tan pronto como el príncipe desvió su mirada hacia mí, se congelaron por segunda vez. Como se esperaba. Era un oponente más problemático que su hermano menor.
Qué misterio.
Antes de darme cuenta, terminé conociendo a todo el elenco de distinguidos personajes: un antiguo héroe y dos príncipes.
M-Mi plan de no llamar la atención, se fue como el viento… ¿Qué diablos salió mal?
Qué salió mal? 🤔 Por dónde comenzar…
Jajajajajaja deberías haberte dado cuenta q tu plan de no destacar fracasó desde q conociste a Peko q si no recuerdas es la futura reina 😂😂😂
Gracias por la droga 😆😆😆
¿Qué salió mal? ¡¿Qué salió mal?! Ma sorprende que tengas el descaro de preguntar, Anessa; ¡¡TÚ SALISTE MAL!!
Estuviste justo frente a tu candidato a prometido y no le demostraste interés y luego vas y lo repites en lugar de empalagarlo y tratarlo como si fuera tuyo. Muy mal, Anessa.
XD Gracias por el capítulo y ¿Por qué siento un ligero ship Peko x Anessa?
Muchas gracias por el cap.