Te equivocaste de casa, villano – Capítulo 43: Los personajes principales de la novela están mejor si están interconectados (8)

Traducido por Shröedinger

Editado por Nemoné


Las flores que Yuri le dio a Hestia eran tan hermosas y frescas como las flores que ella inicialmente había querido regalar a Anne-Marie. Hestia estaba un poco llorosa cuando le hizo esa pregunta a Yuri.

Yuri se agachó al nivel de sus ojos y asintió con la cabeza.

—Mhm. A pesar de que hoy pasaste por algo aterrador, lo manejaste como un adulto. Así que esto es para ti. Puedes dárselo a quien quieras.

La expresión y la voz de Yuri estaban tan secas como siempre, pero sus palabras eran dulces. Al igual que las flores en los brazos de Hestia, que había ido a la floristería a comprar a propósito…

Hestia sabía cuán amable y cariñosa era la hermana mayor de al lado, a pesar de su apariencia aparentemente fría a primera vista.

—Gracias…

Las lágrimas cayeron de los ojos de Hestia mientras le agradecía. Y Yuri levantó la mano para acariciar la cabeza de Hestia un par de veces.

—¡Hermana!

Luego, cuando Yuri se levantó para irse, Hestia la agarró.

—Puedes tener esto.

Su pequeña mano sostenía la mitad del ramo que le había dado.

—Dijiste que debería dárselo a quien quiera, así que… yo también quiero dártelo a ti, hermana Yuri.

Las mejillas de Hestia estaban ligeramente rojas mientras murmuraba y arrastraba los pies contra el suelo. No era obvio porque por lo general tenía una apariencia adulta en su rostro, pero la forma en que se veía ahora era como Anne-Marie.

Yuri bajó la mirada hacia las flores que le ofrecía Hestia y luego se movió para recogerlas. Un ramo mucho más pequeño que antes estaba sus brazos.

Pero para Yuri, de alguna manera, el ramo que Hestia le dio le parecía mucho más grande y bonito. Tal vez fue porque ahora había sentimientos queridos dentro de ellos.

—Gracias.

Quizás fue una ilusión, pero una leve sonrisa pareció atravesar el rostro reflejado en los ojos de Hestia.

Después, Yuri salió primero de la clínica.

Sus pasos a casa fueron un poco más ligeros que antes.

♦ ♦ ♦

«Lakis, ¿no es esta la casa de esa mujer?»  

Lakis, que había terminado de saquear la casa de subastas, regresó a la residencia de Yuri al atardecer. Naturalmente, se movió para usar las ventanas detrás de la casa en lugar de la puerta principal, como siempre lo hacía.

Pero cuando miró hacia abajo desde el techo, notó que un bastardo merodeaba frente a la casa de Yuri. El bastardo incluso tomó alguna herramienta y comenzó a hacer algo en la ventana por la que Lakis había salido.

Lakis entrecerró levemente los ojos, se cruzó de brazos y se quedó mirando al sospechoso por un momento.

A juzgar por las acciones del hombre, estaba bastante familiarizado con el acto de abrir una ventana. Pero a los ojos de Lakis, que había visto todo tipo de expertos en el inframundo, no era más que un pequeño friki. Así que la posibilidad de que el hombre fuera alguien enviado por Carnot para encontrarlo se redujo a cero.

Lakis saltó desde el techo sin molestarse en reprimir su voz.

—¡Hk!

El hombre sospechoso se sorprendió por la repentina aparición de Lakis. No había sentido a nadie antes.

Lakis agarró al hombre por el cuello y lo golpeó contra la pared, luciendo molesto.

—¿Por qué hay una rata aquí?

—¡Ack…!

El grito de agonía que resonaba en su oído fue mucho más fuerte de lo que esperaba. Entonces Lakis golpeó la cabeza del hombre contra la pared por segunda vez para callarlo. Debido a que había sucedido tan rápido, todo lo que el hombre podía ver era un par de fríos ojos azules proyectados contra la rojiza puesta de sol.

Una voz perezosa mezclada con molestia, resonó en el aire extrañamente lleno de presión.

—Si eres una rata, deberías estar arrastrándote por las alcantarillas, ¿por qué te apareces frente a mí? Me tienta a aplastarte.

La lesión de Lakis aún no se había recuperado por completo, por lo que su voz era un poco áspera, lo que en realidad le hacía parecer más amenazador. El hombre luchó por alejarse de la mano de Lakis, pero era imposible escapar del fuerte agarre que tenía en el cuello.

—Si no te hubiera atrapado, estoy seguro de que habrías quitado esta ventana ahora mismo.

Sus penetrantes y fríos ojos azules cortaron el rostro del hombre como un cuchillo.

Lakis aflojó un poco su agarre y el hombre finalmente pudo respirar. Tosió mientras inhalaba y cayó al suelo. Pero cuando escuchó a Lakis dar un paso pesado hacia él, se estremeció y rápidamente gritó:

—¡Es un malentendido…!

Ante eso, Lakis hizo una pausa e inclinó la cabeza.

—¿Un malentendido?

—¡S-sí! Soy el administrador del edificio.

Al escuchar eso, Lakis miró la apariencia del hombre. Pero solo con el atuendo del hombre, era imposible saber si sus palabras eran ciertas o no. Además, para ser honesto, a Lakis realmente no le importaba si el hombre era el administrador del edificio o no.

Pero tal vez el hombre pensó que podría seguir adelante después de decir su identidad, porque comenzó a afirmarse descaradamente.

—¡Suéltame! ¡Estaba arreglando la ventana rota de esta casa…!

Después de que el hombre terminó de parlotear, Lakis preguntó con indiferencia:

—¿Entonces por qué corriste?

—¡P-porque me sorprendió cuando me atacaste de la nada!

«Mira a este tipo escupiendo mentiras. Lakis, solo cortale primero la lengua.» 

La voz en su cabeza sugirió con indiferencia, como diciendo que no había más razón para escuchar.

Lakis estuvo de acuerdo con eso. Luego dio un suspiro superficial como si estuviera aburrido, antes de hablar.

—Oye, rata. Esa cosa que solo estabas usando para moler la pared, no es para arreglar.

Entonces el hombre pareció recordar una vez más cómo su cabeza se estrelló contra la pared, y la encogió mientras tartamudeaba.

—V-Viste m-mal…

Una leve sonrisa apareció en el rostro de Lakis. Le dio una sensación algo siniestra y en el momento en que el hombre se estremeció, Lakis movió la otra mano. Un tono de falsa alegría se extendió por el aire bañado en tonalidad rojiza.

—Oh, ¿entonces estás diciendo que tengo mala vista?

—¡Kuh!

—Ha pasado mucho tiempo desde que escuché algo tan duro. Estoy herido.

¡Craack!

Lakis le rompió el dedo al hombre sin piedad.

—¿Por qué nuestro hablador señor rata está tan callado ahora?

¡Craack!

—¡Argh…!

—Shh, no hagas ruido. ¿No sabes cómo estar callado en público?—Lakis agregó suavemente, y sus palabras parecieron agradables de un vistazo. Pero su rostro estaba empañado por un frío helado.

Reprimido por una presión invisible, el hombre, sin saberlo, hizo todo lo posible por sofocar sus gritos como dijo Lakis. Entonces, de repente, el hombre tembloroso comenzó a hablar con voz tartamuda.

—Tú… tú, en realidad somos del mismo tipo, ¿no?

Lakis arqueó levemente una ceja.

—Ugh… no creo que vivas aquí… khh… Además, estás merodeando en la parte trasera del edificio en este momento… y estoy bastante seguro de que simplemente saltaste desde el techo.

El hombre miró sumisamente a Lakis con los ojos llorosos y la nariz mocosa.

—Yo, cederé por este, así que puedes detenerte… detenerte aquí…

Lakis ladeó levemente la cabeza, su rostro coloreado por el sol poniente.

—Ah bueno. Entiendo más o menos lo que estás pensando en este momento.

Una vez que Lakis dijo que entendía, el color comenzó a volver a la cara del hombre. Pero al momento siguiente, una sonrisa torcida apareció en el rostro de Lakis.

—¿Sabes que tienes la dirección completamente incorrecta?

Lo golpeó.

—Ah, esto me enoja. Una maldita mosca doméstica se atreve a tratarme como a la misma clase.

Lakis tiró al hombre al suelo y le lanzó una mirada de irritación.

—El lugar en el que estás probando tu truco de mierda es mi casa, ¿de acuerdo?

Mi casa.

Era una abreviatura severa de “la casa donde me estoy quedando”. Si Yuri escuchaba esto, podría sonreír con incredulidad.

—¿Qué…? ¿Tu casa?

Y el hombre frente a Lakis pareció agitado cuando escuchó lo que dijo Lakis.

—No, eso no es… Esta debería ser la casa de una dama que vive sola…

En confusión y pánico, el hombre se habló a sí mismo en voz baja. Pero fue fácil para Lakis escucharlo.

¡Craack!

—¡Kh, Agh!

Los ojos de Lakis brillaron cuando rompió otro de los dedos del hombre. El hombre comenzó a disculparse como si se estuviera dando cuenta de su situación.

—¡Lo-lo siento! ¡No sabía que era su casa, señor…! Definitivamente no estaba tratando de robar nada… simplemente tenía la casa equivocada.

Quizás el hombre se dio cuenta de que era inútil poner más excusas o quizás se dio cuenta de que Lakis no era alguien con quien pudieras hablar. Con solo unos dedos rotos, el hombre temblaba y suplicaba a Lakis. Pero no se dio cuenta de que sus palabras realmente molestaron a Lakis.

—¿Es eso así?

Una vez más, una brillante sonrisa apareció en el rostro de Lakis y su mano se movió nuevamente.

—No estabas tratando de robar nada.

¡Craack!

—Entonces, si esta es la casa de una dama que vive sola…

¡Craack!

—¿Qué planeabas hacer cuando llegaste?

Cada vez que se rompía un dedo, el hombre lloraba y sollozaba.

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