Un día me convertí en una princesa – Capítulo 111

Traducido por Tsunai

Editado por Sakuya


¡Ah, esto es…!

—No tengas miedo, ¡relájate! ¡No queremos hacerte daño!

—Bueno, siempre y cuando hagas lo que te digamos, por supuesto.

Como sabes, hay gente así en todos lados. Se meten con las chicas furtivamente en callejones, ¡e incluso se encuentran al límite de ser criminales!

Menudo cliché. Si esto fuera una novela, realmente espero que el autor haga aumentar su creatividad.

—¿Y bien, señoritas? No las asustaremos si se mantienen atentas, ¿de acuerdo?

—Je, je. Correcto. Solo queremos divertirnos, como otros hombres y mujeres solitarios. ¡Nosotros somos dos y vosotras sois dos! ¡Qué buenas parejas!

—¿Qué demonios…? ¿Cuándo he dicho que puedes decir esa mierda?

—¿Y-y ahora que, Athy?

De repente, sentí que me agarraba del brazo. Su mano temblaba al parecer por sus emociones de miedo.

Pensé en Jennette, quien estaba de pie frente a mí, cuando tuve que lidiar con estos despreciables, pero creo que las cosas han cambiado desde entonces.

—Oh, eres particularmente bonita.

Fweee, vamos a cuidar muy bien de ti.

Mmm. La forma en la que la miraban era un poco repugnante. Quiero decir, ¿qué tipo de atención especial había recibido Jannette mientras estaba atrapada en esa mansión?

Y estaba acaparando toda la atención, ya que yo aún tenía aplicado el encantamiento de modificación de rostro.

—¿Q-qué pasa?

—No te preocupes, ¡solo necesitas confiar en nosotros!

Oh, cállate de una maldita vez. ¿No sabes que el medidor de confianza en “solo necesitas confiar en nosotros” converge a cero? ¡Y pareceis un dúo criminal e infernal!

Estaba desconcertada por la primera impresión que me daban los matones de este mundo , despues ¡Vwooop!, respiré tan fuerte como pude cuando se acercaron a mi. Luego, grité con tanta fuerza como pude, el sonido salía desde la boca de mi estómago.

El dúo criminal vaciló cuando empecé a gritar como una perra loca.

—¡Aléjate ——! ¡Aléjate de nosotras —— o de lo contrario…!

Maldije tan fuerte como pude y, si no hubiera censura en la publicación, probablemente estarás impresionado.

—¿Quieres que yo ——os   —— — ayude?

¡Soy la perra loca de la casa! Empecé a escupir palabrotas como Eminem en una competición de rap.

—¡——ing ——ers! ¡Vete  —— —— a que te den  —— ——aún paliza———!

El dúo estaba confundido por mi verborrea de palabrotas.

¿Has oído alguna blasfemia de Atlanta —— —— ? ¡Tienen un montón de vocabulario de este tipo!

Ah… Siento que me he liberado de una carga que parecía llevar en mi espalda desde hace una década.

—A… Athy…

Maldición. He olvidado por completo que Jennette estaba justo a mi lado.

¡Jeje, Athy no sabe nada de lo que acaba de decir!

—¿Qué demo…?

—¿Crees que puedes vivir después de esto?

Comenzaron a contradecirse a la vez que se les hinchaban las venas por la rabia. Pero el insignificante diccionario de insultos ni siquiera pudo hacer mella en mi ego.

¡Tienes un largo, largo camino por recorrer si quieres al menos rivalizar conmigo!

Levanté las manos contra los matones que me atacaban. Luego, vertí toda mi magia sobre todo lo que sostenía y se lo lance.

¡Pum!

¡Gruuuunt…!

—¡Vaya! ¡Lamento golpearlos con caramelos!

Un caramelo del tamaño de mi cabeza voló hacia la entrepierna del primer matón y lo golpeó directamente en las pelotas. El rojo atardecer se difuminó cuando los caramelos se rompieron en un millón de pedazos.

El primer matón dejó escapar un horrible grito y comenzó a caer. Su cómplice lo miró fijamente mientras caía al suelo.

—¡Oh, parece que tengo otro!

Mientras recitaba la horrible línea, el matón dos estaba mortificado y se estremecía de miedo. Cogí el caramelo de la mano de Jennette y también concentré mi magia en el.

¡Es la hora de mi lema!

—¡Aquí va un poco de justicia para ti! ¡Adelante, CANDYCRUSH!

¡Pum!

—Gruuuuu…

¡Romper! Los pedacitos de caramelo esparcidos por el sol se ocultaban con elegantes reflejos. El matón dos también cayó al suelo, como su amigo.

—No… Mis pelotas…

¡Pum!

Sin embargo, el matón dos, a diferencia de su amigo, dejó escapar su última voluntad justo antes de desmayarse, como si fuera un poco más resistente.

¡Arreglado el tema de la basura!

Me quité el polvo y giré mi cabeza hacia Jennette, que miraba fijamente la escena.

—¡Señorita Margaret, toma mi mano!

—¡Uh, de acuerdo! ¡Ahh!

Nos teletransportamos lejos del callejón, dejando atrás pequeños prismas en miniatura que eran los trozo de caramelos dispersos.

♦ ♦ ♦

—¡Espero que no lleguemos tarde!

—¡Qué hermoso día!

Logré regresar a salvo a la mansión de Jennette. Probablemente debería haberles hecho pasar por un infierno viviente un poco más pero, eh, lo que sea.

Realmente espero que Jennette no desarrolle miedo a salir después de esta travesura…

*Risita…*

Escuché un leve ruido que venía justo de mi lado. ¿Eh? Suena como si alguien estuviera tratando de contener la risa.

—¡Bwajajajaja!

Escuché una alegre carcajada cuando gire la cabeza hacia Jennette. Estaba tan encantada, que incluso dejó escapar unas pequeñas lágrimas.

—Je,je,je. Bien, esta es mi primera vez.

Me dijo después de limpiarse las lágrimas de alegría del rostro. Tal vez para ella fue una nueva satisfacción ver que me ocupaba de los matones de una manera tan divertida.

Tos. Tal vez fue el ataque CANDYCRUSH lo que lo provocó. Estaba realmente preocupada de que esta experiencia nocturna dejara alguna impresión en su cabeza.

—Ah, fue realmente satisfactorio.

Después de calmarse mostró una ligera sonrisa y continuó con sus comentarios. ¡No sabía que Jennette era amante de las emociones fuertes!

—Hace unos días me sentí como si estuviera atrapada en un infierno.

Eso hizo que me sintiera incapaz de pensar en que decir a continuación.

—Después de conocerte, me siento en el paraíso.

Temblor. ¡La niña lanza una inocente mirada! ¡Es un golpe crítico! ¡Pero la oponente, Athanasia, no parece tener un plan!

—Gracias por todo el día de hoy, Princesa. Es la primera vez que me divierto tanto.

Luché por mantener firme mi corazón, pero logré dar una respuesta.

—Oh, hay mucho más por venir.

Se siente bien que su salida clandestina acabara de buena manera.

—¡No te olvides de los fuegos artificiales!

Mientras hablaba con una sonrisa, ella también me mostró una cálida sonrisa. Acordamos que nos encontraríamos el último día de la celebración y nos separamos.

♦ ♦ ♦

—Su Majestad, parece que los misteriosos accidentes que han estado ocurriendo alrededor del continente, finalmente se han detenido.

Felix informó de sus hallazgos a Claude en la habitación con poca luz.

—Es un alivio que los desastres naturales fueran sólo temporales. Estaba realmente preocupado por todas las cartas que nuestra gente nos ha estado enviando, Majestad.

Se sintió realmente aliviado de escuchar la noticia.

Parecía estar muy angustiado debido a los esporádicos incidentes que ocurrían en todo el continente. Era bastante obvio que estaba aliviado de ver que la caída de las rocas, las inundaciones y el anormal clima, desaparecieron de repente.

—¿De verdad crees que esos esporádicos incidentes son naturales?

No obstante Claude, apoyando la barbilla en su mano, habló con tono indiferente. Félix se sorprendió al escuchar lo que dijo.

—Su Majestad, ¿quiere decir que alguien causó estos incidentes?

—Eso, no lo sé.

—Pero, Su Majestad, no…

—Esa fue la única hipótesis. ¿Y no se supone que ya ha terminado?

—Eso es cierto, Su Majestad.

—Entonces vete, tú trabajo ha terminado.

Félix cerró la boca, observando como en la silla, Claude cerraba los párpados.

Era bastante tarde en la noche, pero no parecía que Claude fuera a obtener ningún tipo de beneficio al dormir esa noche. Para ser justos, ¿quien en su sano juicio sería capaz de dormir bien después de perder a su hija…?

—Su Majestad, es posible que podamos localizarla, ya que todos la están buscando.

—….

—Por favor, Su Majestad, descanse un poco.

Pero Claude no movió un músculo. Con sinceridad, Félix le dijo a Claude que descansara, aunque sabía que no iba a poder convencer a Claude.

Claude, con los ojos cerrados, le dijo a Félix con tranquilidad, después de un momento de silencio.

—Vete.

Félix salió de la habitación, como Claude le ordenó.

Poco después miró hacia atrás, al Palacio Esmeralda, donde estaba Claude. Prácticamente Claude hizo de este palacio, originalmente el de Athanasia, su nuevo hogar.

De repente, el rostro de Félix se oscureció.

—¿Dónde puedes estar, Princesa…?

Sin nadie que le respondiera, sólo podía darse la vuelta, mientras su mente se llenaba de frustración.

♦ ♦ ♦

—Me pitan los oídos…

Lucas miró a su alrededor, rascándose la oreja.

Estaba en una torre negra, abandonada durante décadas. Se elevaba hacia el cielo en la sutil luz de la luna, como si casi pudiera tocar las nubes con ella.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

 

error: Contenido protegido