Traducido por Tsunai
Editado por Sakuya
Ahora que me fijo, cuando dejé el Nido del Árbol del Mundo, la mayoría de los humanos que he conocido hablaban de esos desastres.
¿Y qué? No es como si yo hubiera hecho algo. Es solo que ese viejo y tonto Árbol del Mundo esta sufriendo un ataque de histeria y esparciendo poder mágico por todo el mundo.
Lucas se rascó la cabeza, confundido.
Lucas, quien no solo recuperó, sino que también superó sus viejos poderes de antaño al absorber una de las ramas del Árbol del Mundo, ya era un hombre completamente maduro.
La hermosa figura de un hombre apareció bajo la brillante luz de la luna.
Su pelo parecía un poco largo y desordenado, pero no lo cortó por pereza. En realidad no tenía una razón sólida para visitar hoy la torre.
Simplemente vino aquí por aburrimiento, después de haber consumido algo mucho mejor de lo que esperaba (la Fruta del Árbol del Mundo) y recuperó por completo sus poderes mágicos.
Pero, algo le molestó en el momento en que entró en la torre.
—¿Quién diablos ha estado aquí?
Probablemente, porque salió de la torre sin tomar ninguna medida preventiva, justo después de despertarse del sueño profundo, había señales de intrusos.
Los ojos rojos que estaban envueltos en oscuridad eran fríos y había una helada sonrisa en sus labios.
—Esta perra debe estar rogando por la muerte…
Lucas expresó su sincero disgusto y murmuró.
¿Cómo debería matarte…?
Una vez más, la luz de la luna brilló sobre el mago en la torre, después de tanto tiempo.
El mundo iba a ser sacudido de nuevo, sin que nadie lo supiera.
♦ ♦ ♦
—Padre, voy a salir ahora.
Ezekiel cerró la puerta y salió, quería saludar a su padre, que regresaba del largo viaje.
Ezekiel dejó escapar un suave suspiro de pie en el pasillo.
Su rostro estaba cubierto por el cansancio, el de su padre también, por todo lo que estaba pasando en esos días.
—¿Ezekiel?
Una voz lo llamó desde no muy lejos. Giró la cabeza y encontró a Jennette mirando desde el extremo más oscuro del pasillo.
—Jennette.
—¿Regresas ahora?
Había pasado tiempo desde que Jennette salía de su habitación, solía escucharla llorar cada vez que pasaba por su habitación, después de la muerte de la Sra. Rosaria.
Ezekiel no pudo cuidar de Jennette en ese entonces, porque había dejado la mansión justo en el momento en que ella falleció.
—Sí. Quería ver como estabas ya que ha pasado tanto tiempo desde que dejé la mansión. Mañana me iré de nuevo.
—¿Te vas de nuevo mañana?
Jennette dudó por un segundo y volvió a preguntar. Ezekiel pensó que su voz era peculiar y examinó su rostro por un momento. Pero, debido a que estaban muy distanciados o debido a la oscuridad que caía bajo su rostro, no pudo hacerse una idea de cómo se encontraba.
O podría ser que estaba muy cansado en ese momento.
—¿Jennette?
—N-no importa. Mañana también debes de tener un día complicado. Por favor, duerme un poco.
Después de no decir una palabra durante un largo rato, susurro.
—Sí, lo haré. Toma también un descanso.
—Está bien. Buenas noches.
Ezekiel no prolongó más la conversación y se alejó.
Prestó mucha atención a los pasos que se diluían en el pesado silencio. Pero no se detuvieron; poco después Jennette se quedó completamente sola.
Sus labios de color rosa se fruncieron un poco, al igual que su ceño, mientras hablaba para si misma.
Si hubiera sido en otro momento, él la hubiera consolado, pero sabía porque había actuado de manera tan obstinada.
Constantemente estaba en busca de la desaparecida Princesa Athanasia. Lo único que había en su mente era Athanasia, así que no tenía la capacidad emocional para preocuparse de nadie más.
Jennette caminó hacia su habitación, sobresaltada. Cuando regresó, la recibió la luz de la luna que brillaba a través de las ventanas.
¿Cómo reaccionaría si supiera que la persona que estaba buscando, había estado en esta habitación horas atrás?
Jennette se sintió culpable por ocultar tan importante secreto.
Pero eso también era lo que quería la Princesa Athanasia. Que no le dijera a nadie sobre su visita.
Jennette caminó hacia su cama, murmurando excusas.
Sobre la manta blanca se encontraba entrelazado el brazalete. Jennette lo sostuvo en sus manos y lo acercó a su pecho. Aunque no era muy elegante, significaba mucho para ella, porque fue la Princesa Athanasia quien se lo dio.
Cuanto más pensaba en el tiempo que había pasado hoy con Athanasia, más latía su corazón con emoción y anticipación. Pasar tiempo con ella siempre ha sido lindo y feliz.
Me gusta mucho. ¿Cómo puede ser tan amable? Además, vino y me consoló cuando estaba pasando por mis momentos más difíciles. Me tomó de la mano cuando necesitaba el calor de alguien.
Se tumbó en su cama, aun sosteniendo el brazalete.
Iba a cumplir lo prometido, por muy mal que se sintiera ante el hecho de que Ezekiel no supiera nada. Nunca le diría el paradero de Athanasia.
Además… si eso sucede… ¿Va a convertirse en Mi Princesa? De todos modos, no parece tener otro lugar donde quedarse después de dejar el palacio.
Ah… ¿Tal vez es solo un presentimiento? Sin embargo, parece que me he hecho mucho más cercana a ella que cuando solíamos vernos en el palacio.
Ese pensamiento la hizo sonreír y sus ojos de gema brillaron intensamente bajo la luz de la difusa luna en la ventana.
Que hermosa noche, como siempre. Fue una noche de insomnio para todos.
♦ ♦ ♦
—A este pájaro cyano realmente le gusta la fruta pop-pop. Es por eso que lo usamos para entrenar a estas aves… yaddi-yadda.
—¿Ah, en serio?
—¡Compré dos paquetes de frutas pop-pop y obtenga uno gratis!
Una vez más, el hombre del puesto de pájaros me estaba dando información sobre los pájaros cyano. Sabía que montarían un puesto de pájaros una vez que llegara la Celebración de la Fundación.
—A veces se rasca las alas, pero cuando frotas un poco de aceite de pop-pop sobre ellas… este aceite es esencial… bla, bla, bla. Estamos haciendo una promoción especial para… yadi-yaddi-yadda.
Ummm… eso suena más a publicidad que información. Creo que pregunté sobre el entrenamiento de las palomas mensajeras, pero nunca obtuve una respuesta. En cambio, está hablando de comprar esto, comprar aquello…
—En realidad, hoy no traje nada de dinero.
—Oh, deberías haberme dicho eso antes.
De repente, su rostro se volvió indiferente y neutral.
¡Hey! Podría ser un cliente potencial, ¿sabes?
—Bienvenida, parece que le gustan los loros.
Con amargura, dejé al comerciante, que en este momento se giró a un cliente diferente.
Después de la “Rápida y Fácil Cirugía Estética”, ahora podía vagar libremente por el centro de Obelia.
Ahora que cambié mi rostro, nadie podría darse cuenta de que en realidad soy la princesa. Ugh… ¿por qué eso me entristece…?
—¡Whoooo! ¡Las puertas del palacio se han abierto!
—¿Ahora? ¡Vamos! ¡Vamos a ver!
—¡Yo también!
De repente, la calle se volvió ruidosa, parece que era la hora del Desfile de la Fundación y la salida de Claude.
Todos estaban emocionados, normalmente era difícil para la gente ver a la familia real tan cerca. Me escabullí de las calles, que ahora estaban llenas de gente.
Luego, me teletransporte a un tejado y observé el extenso desfile que salió del palacio.
¡Maldita sea, esto es enorme! Los caballeros, todos con uniformes espectaculares, estaban alineados a lo largo del desfile, para contener a los emocionados espectadores lejos de la marcha.
Por lo tanto, ¿Félix también estaba ahí? ¿Qué pasa con todos esos pétalos volando? Parece magia.
Poco después, divisé al que llamaba la atención en el centro del desfile; que no era otro más que el mismísimo Claude, con su brillante pelo rubio.
Chasqueé mi lengua, pensando en la contradicción entre su carácter impaciente y el prolongado desfile.
—¿Debería irme ya?
Casi con reflujo, mi corazón se estremeció al ver a Claude incluso de lejos.
Observé el desfile desde la distancia, sintiendo la brisa desde el tejado y luego, chasqueé el dedo.
♦ ♦ ♦
¡Silbido!
Cuando abrí los ojos, me saludó un paisaje familiar. Ha pasado mucho tiempo, Palacio Esmeralda.
—¡¡P-Princesa!!
—¡Lili!
¡Whoooo! ¡Cuánto tiempo sin verte, Lili!
Cuando aparecí, Lili abrió los ojos de repente, sentándose en el sofá. El bordado en el que había estado trabajando, cayó al suelo. Sollozo. ¡Siento haberte preocupado! ¡Te he echado realmente de menos, Lili!
Corrí hacia ella en un instante, sollozando. Pero el emotivo reencuentro que esperaba, no se produjo.
—Por fin estás aquí.
¡Jadeo!
Me quedé congelada mientras corría hacia Lili por la siniestra voz que procedía de mi espalda.