Un día me convertí en una princesa – Capítulo 129

Traducido por Dalia

Editado por Sakuya


—Si no está usando una máscara, no se le permitirá ingresar al baile.

Algunas señoritas y caballeros habían preparado máscaras con anticipación como se indicaba en la invitación, pero aquellos que no recibieron una máscara se les entregó una de inmediato a través del asistente que esperaba al frente tan pronto como abrieron la puerta del carruaje.

Dado que todos eran hijos de aristócratas que acababan de debutar en sociedad, asistir a un baile era una experiencia extremadamente rara.

Además, era la primera vez que entraba a un baile con el rostro cubierto por una máscara, por lo que me sentí avergonzada y emocionada al mismo tiempo. Sin querer, me tapé la cara y entré al palacio, donde los asistentes con máscaras de diferentes formas llamaron mi atención. Todos parecían no estar familiarizados con la situación actual.

Al estar todos con el rostro cubierto, no podían moverse con facilidad para encontrar a alguien conocido, por lo que los asistentes permanecieron en su lugar, moviendo solo miradas curiosas de un lado a otro.

En ese momento, las luces del candelabro se apagaron de inmediato.

—¡Eh! ¿Qué sucede de repente?

En la oscuridad que cayó en un instante, un sonido apagado se extendió por todo el salón de baile. Fue entonces cuando una voz sonora resonó en mis oídos.

—Gracias a todos por estar aquí hoy.

Era claro que se trataba de la princesa Athanasia, la organizadora del baile. Todos escucharon la voz que se extendió en todas direcciones.

Tal como se indicaba en la invitación, la mascarada de hoy era un baile secreto donde nos cubriremos los rostros. Dependiendo de la preferencia personal, uno podía cambiar la máscara preparada en el salón de baile varias veces y usar seudónimos libremente.

Pero no importaba cuánto me concentre, no podía decir de dónde venía el sonido. Como el hecho de que las luces del candelabro se apagaran todas a la vez, ¿era magia?

El rumor de que la princesa Athanasia había despertado un gran poder mágico similar al del emperador Claude…, era un chisme muy extendido entre la gente.

—Quitarse la máscara al final del baile es la regla y está prohibido forzar u obligar de alguna manera a alguien a quitársela. En ese caso, es posible que te expulsen del baile, así que tengan cuidado. —advirtió.

De todos modos, la princesa Athanasia logró captar la atención de la gente de inmediato.

—Entonces, gracias por asistir a este evento para mi cumpleaños número 15, dijo con una leve sonrisa.

Y al momento siguiente, las luces de los candelabros de todo el salón de baile regresaron de inmediato. La exclamación de la gente resonaba por aquí y por allá.

Al mismo tiempo que comenzaba a sonar la música, los asistentes que esperaban alrededor empezaron a ofrecer bebidas a los concurrentes.

—Bueno, es una especie de baile extraño. —comentó uno.

—Lo sé, es verdad. Pero, creo que resulta un poco gracioso. —dijo otro.

—¿Te gustaría ir ahí y hablar conmigo un rato? Parece que te estoy viendo por primera vez hoy. —invitó amablemente.

—Me encantaría. —respondió con una sonrisa.

Al principio, las señoritas y los jóvenes dudaban un poco, pero mientras conversaban ocultando sus identidades de acuerdo a la política del baile, sintieron una extraña sensación de libertad y diversión que no habían experimentado antes.

También resultaba bastante emocionante intentar adivinar quién era la otra persona a través de sus conversaciones y acciones.

Pronto se vieron inmersos en un baile inusual e intrigante.

♦ ♦ ♦

Esta era mi fiesta. ¡Y por lo que parece, el escenario que plantee había resultado un éxito! ¡Muy bien, tal como lo había planeado!

Me alivió ver a las señoritas y los jóvenes jugando alegremente en grupos, como si no se hubieran cubierto el rostro antes. Tal vez me preocupaba que mi fiesta de cumpleaños se arruinara.

Sí, esta es la magia de la mascarada. ¿Sabes qué es la libertad del anonimato? Mientras caminaba por el salón de baile vi que algunos de ellos estaban jugando a adivinar las identidades de los demás. También cambié mi voz y me deslicé entre ellos.

—Bueno, déjame adivinar. Al ver ese cabello rojo rosado y esa piel blanca como un lirio… ¿Tu nombre es…? ¿La niña de los lirios del marqués de Iraine?

—Creo que debe ser la señorita Lorena, a quien llaman la rosa de la condesa de Florencia.

Pero si lo revelo ahora, no es divertido, así que lo haré más confuso. Aunque era yo, a menudo veía de cerca a la niña lirio, así que supe su identidad de inmediato.

Además, incluso llevaba una peluca en la cabeza, como si hubiera decidido ir a la mascarada hoy. Por supuesto, incluso en un día como hoy, ese lirio no parecía darse por vencido.

—P-puede ser..

—Ah, viendo que tartamudea, ¿no es cierto?

—Ahora que lo pienso, he visto a la señorita Lorena desde la distancia antes, y realmente se parecen.

Dejé atrás a las personas que comenzaban a cometer errores y me deslicé de mi asiento como lo hice la primera vez que me interpuse entre ellos.

La fiesta estaba en pleno apogeo. Al principio, las personas que se sentían incómodas con la idea de no conocer la identidad de los demás comenzaron a divertirse sin dudarlo a medida que pasaba el tiempo.

Además, era un lugar donde solo se reunían niños y niñas de la misma edad, por lo que no les quedaba más remedio que llevarse bien.

Muy bien, si nos divertimos hoy, los rumores de discordia entre Claude y yo disminuirán aún más.

Bueno, en primer lugar, no había forma de que el emperador permitiera una fiesta de cumpleaños para una princesa odiada, así que me preguntaba si la mayor parte de los chismes desaparecerían con el baile de máscaras que se celebra hoy.

Después de un rato, me escabullí entre la gente que disfrutaba del baile.

—Guau.

Cuando salí, pude respirar un poco. Para ser honesta, no estaba de humor para encajar demasiado con la gente hoy, pero creo que fue una buena elección el tema de la mascarada.

De no ser así, me hubiera resultado imposible escapar como la anfitriona de la fiesta.

Por la mañana, había llegado un mensaje de la residencia del duque Alpheus informando que Ezekiel y Jennette no podrían asistir a mi baile de cumpleaños por algún motivo. Sentía un poco de curiosidad por saber el por qué.

El rostro de Jennette, que vi en la residencia del duque Alpheus el último día del último festival fundacional, siempre está en mi mente, y Ezekiel, a quien conocí en el pasillo durante el banquete de cumpleaños, también rondaba un poco mis pensamientos…

Después de tanto pensar, me apoyé en la barandilla de la terraza. Aunque no había razón para ello, mi mente se volvió un poco compleja sin motivo aparente.

—¿No es esta tu fiesta de cumpleaños? —escuché una voz a mis espaldas.

Por supuesto, no tardé en oír la misma voz desde el otro lado.

—¿Por qué sales sola y meditas sobre tu soledad? —preguntó—. Oh, ¿acaso la soledad es tu especialidad?

Miré a Lucas sentado en la terraza y me reí.

—¿Es eso cierto? No importa cuánto disfrute mi soledad, ¡nunca podré vencerte, lobo negro solitario!

Pero la expresión de Lucas mientras me escuchaba era de disgusto.

—Oye, tu cara está algo….

Parecía decir ‘¿Qué rayos?’, con los ojos muy abiertos.

Vaya, esa expresión suya era descarada como si estuviese a punto de descubrirme…

—Como era de esperar, quien dijo esas tonterías en primer lugar ¡debería ser castigado!

—¡Ah, no, niña de los lirios! — respondí con una sonrisa.

—¿Niña de los lirios?

¡Ups! Sin darme cuenta, revelé quién le había otorgado el título de Lobo Negro Solitario a Lucas. ¡Rápido, cambiemos de tema!

—Wow wow. ¡Mira hacia allá, Lucas! ¿No son hermosas las estrellas en el cielo nocturno?

Afortunadamente, Lucas solo me miró arrepentido, pero no insistió en saber más sobre la identidad de la niña de los lirios. Tal vez hoy es mi baile de cumpleaños, ¡así que mejor desviar la conversación!

¡Tengo que proteger a la niña de los lirios! Diablos, ahora que lo pienso, ella está en este salón de baile, ¿no? Espero que mi fiesta no se arruine si cometo algún error.

—Dicen que hoy es tu día especial, así que relájate y diviértete —sugirió Lucas con una sonrisa especialmente cálida.

Oh, estoy tan contenta de que Lucas haya entendido el mensaje.

—Mirando todo hoy, parece que, aunque no preguntes más, igual terminarás arruinando la sorpresa.

—¡No soy así! —protesté.

—Bueno, no deberías sentirte mal hoy, ya que te traje un regalo de cumpleaños, especialmente para ti, princesa —dijo Lucas con una sonrisa.

Sin darse cuenta del significado de sus palabras, Lucas movió su mano izquierda hacia la derecha en el aire. En ese instante, algo literalmente mágico sucedió ante mis ojos.

—¡Guau! —exclamé, maravillada.

En el cielo nocturno, los suaves pétalos y la centelleante luz de las estrellas comenzaron a revolotear y dispersarse al unísono. Era como si las flores y estrellas que habían estado suspendidas en lo alto empezaran a descender en una cascada hacia el suelo.

Escuché fuertes exclamaciones y, al girar la cabeza pude ver que lo mismo sucedía dentro del salón de baile.

Volví a enfocar mi vista hacia delante, contemplando con asombro a la gente siendo sorprendida por los brillantes pétalos que caían del techo.

—Hermoso.

Comentó Lucas, recostando sus piernas sobre la baranda como si él no hubiese realizado esa magia para mí.

—Gracias.

Murmuré para mí misma, embelesada por la bella escena frente a nosotros. Mi voz, apenas audible, debió ser percibida por Lucas a pesar del murmullo de la noche.

Mi pequeña fiesta de cumpleaños de quince, estaba llegando a su fin de forma inesperada, pero encantadora.

♦ ♦ ♦

Al día siguiente me encontraba sola en mi habitación, mirando por la ventana. Chasqueé los dedos tratando de recordar la palabra que estaba por decir.

—Salang.

Después de pronunciar el hechizo y abrir los ojos, flores blancas en plena floración se extendían ante mi vista. Verlas mezclarse con la brisa me produjo cierta melancolía, aunque no abandoné ese lugar de inmediato.

De hecho, no estaba segura si mi presencia ahí obedecía a un impulso momentáneo o a una resolución tomada tras larga introspección y dudas. Tal vez fuera ambas cosas, o ninguna.

Caminé entre flores durante un rato, pensando que poco importaba. Si volvía a encontrar a alguien conocido, bien, y de lo contrario, también estaba bien.

Sí, todo esto no era más que una farsa. Pero no sabía qué decirle a mi corazón.

Al darme vuelta después de un tiempo, pude verlo aparecer frente a mí como una ilusión.

Una suave brisa revolvió sus bien peinados cabellos plateados. Sus ojos dorados, que parecían haber recogido destellos de luz solar, me observaban desde la distancia, muy abiertos.

—¿Acaso estoy soñando? —susurró Ezekiel, incrédulo al verme ahí.

Lo había visto brevemente cuando fui a encontrarme con Jennette a la residencia del duque Alpheus, pero sería la primera vez desde el último banquete de cumpleaños de Claude que intercambiamos miradas de esa forma.

Desde nuestro último encuentro, solo había escuchado que regresé al castillo imperial tras desaparecer, por lo que era comprensible su mirada de incredulidad.

—¿O acaso eres una ilusión creada por mi anhelo? —susurró Ezekiel, dubitativo.

Además, el lugar donde él y yo nos encontrábamos era aquel campo de flores blancas donde Ezekiel me había llevado, esquivando las miradas ajenas, cuando Lucas nos jugó una broma en la mansión del Duque Alpheus.

Bajé la mirada y noté el vendaje blanco que se asomaba bajo las mangas de mi camisa enrollada. Su presencia aquí parecía irreal, pero algo en mi interior sabía que era real.

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