Traducido por Lugiia
Editado por Sharon
Gu Yun salió de la oficina y se dirigió directamente a la prisión de Xing Bu. Mientras corría hacia su destino, sintió que algo no estaba bien: no había guardias en el lugar.
—¡Maldita sea! —maldijo en voz baja y entró. Dentro, tal como pensó, una escena que no estaba dispuesta a ver se extendía ante sus ojos: docenas de yayis yacían en el suelo a lo largo de los pasillos. De repente, una sombra oscura, que debería haberse quedado en su celda, dejó caer el último yayi y estaba dirigiéndose hacia la puerta de la prisión.
—¿A dónde crees que vas? —preguntó Gu Yun bloqueando su camino. Su fría voz rompió el silencio de la prisión a primera hora de la mañana, sorprendiendo a la oscura sombra. Después de identificar a la dueña de la voz, el rostro de Ao Tian se endureció.
Los ojos de Gu Yun se posaron sobre los yayis que yacían en el suelo. Los movimientos de sus pechos mostraban que estaban vivos y por ello, se sintió secretamente aliviada. Su suposición era correcta: Ao Tian no era el tipo de persona que mataría a hombres inocentes. Esto también demostraba que no había matado a los yayis de ese entonces. Gu Yun miró fijamente al Ao Tian mientras caminaba hacia ella.
—Ya te escapaste una vez, ¿no fue suficiente? —preguntó, con cierta molestia en su voz. Ella no sabía qué tipo de método había usado el asesino para atraer a Ao Tian aquella vez; sin embargo, durante ese tiempo, Xiao Yu-er murió y comenzaron los ataques terroristas. Si él todavía quería salir a pesar de eso, ¡el asesino realmente se estaba asegurando de llevar a Ao Tian a un punto sin retorno! Aun después de escuchar sus palabras, él fingió no haberla visto. Sin importar lo que dijera, sus oscuros ojos miraban fríamente al exterior. Con la intención de salir, sus grandes manos empujaron el delgado cuerpo de Gu Yun a un lado—. ¡Ao Tian!
¿Cómo podría permitirle escapar de esta manera? Se dio la vuelta y, usando sus pequeñas manos, agarró la muñeca de Ao Tian y lo llevó de vuelta a su celda. Él frunció el ceño al ver que tiraba de su muñeca y, torciendo la mano de Gu Yun, presionó su hombro. Ella podía escaparse de su agarre simplemente apartándose de la puerta, pero eso significaba darle la oportunidad de escapar.
Aunque el corazón de Gu Yun latía con rapidez, no lo esquivó ni se inmutó. Tampoco aflojó en ningún momento su agarre. Como resultado, la gran mano en forma de garra le retorció el brazo mientras presionaba su omóplato, haciendo que ella gimiera de dolor. Para no gritar, se mordió los labios y siguió aferrándose tercamente a él. Una expresión un poco desesperada apareció en los ojos de Ao Tian. Él conocía su terquedad, así que no pudo evitar bajar la fuerza en su agarre.
—¡Suéltame! —exigió con una fría voz.
—No lo haré —respondió ella con un gruñido de molestia a causa del dolor en su hombro—. Siempre me pareció que no eras una persona impulsiva. Si eso es así, ¡¿por qué actúas tan imprudentemente ahora?!
Ao Tian movió su cuerpo. Al sentir más fuerza en su agarre, él terminó apartando la mirada. Parecía que no quería molestarse en explicar la situación.
—Ye Mei fue capturada. Si no salgo, ella morirá —dijo finalmente.
—¿Quién te dijo que fue secuestrada? —Cuando Ao Tian fue escoltado a la prisión, los ataques terroristas apenas habían comenzado. ¡¿Cómo pudo saber que Ye Mei fue secuestrada?! Gu Yun tiró de su manga y le preguntó con urgencia—: ¿Quién es la persona que sigue amenazándote e incriminándote? ¿Quién te dio la información? Es obvio que lo sabes, ¿por qué no hablas?
La cabeza de Gu Yun solo llegaba hasta su pecho; sin embargo, todavía se aferraba desesperadamente a él. Además, sus ojos claros estaban fijos en su rostro, como si pudieran “leer” sus expresiones. Él siempre supo que ella tenía una mirada aguda, así que miró torpemente hacia otro lado y dijo amargamente:
—¡Qing Mo! ¡No me hagas levantar una mano contra ti!
—Incluso si escapas, no hay garantías de que Ye Mei siga con vida. Si sabes que es una trampa, ¿por qué tienes que apresurarte? —preguntó Gu Yun, ignorando su amenaza.
Ao Tian escapó de su mirada. En efecto, estaba al tanto de eso; sin embargo, estaba un poco enfadado con Gu Yun al pensar que él no levantaría una mano contra ella. Irritado, se dispuso a agarrar su delgado cuello.
—Mis asuntos no tienen nada que ver contigo —dijo con una fría voz.
De repente, Gu Yun fue incapaz de respirar. En su cintura, Bing Lian sintió la respiración irregular de su dueña y tembló con inquietud. En ese momento, su temperatura corporal descendió varios grados. Aunque el rostro de Gu Yun ya estaba rojo, se negó a sacar su espada. Mientras temblaba, sus manos no soltaron la manga de Ao Tian y le dirigió una mirada fría con sus ojos gatunos. ¡Gu Yun estaba apostando ahora! La verdad era que, si ella sacaba su espada, ambos podrían escapar del peligro, ¡pero lo que quería era la verdad!
Justo cuando el rostro de Gu Yun se ennegreció, Ao Tian se sintió frustrado y alejó sus manos.
—¡¿Qué es lo que quieres?! —gruñó fuera de control.
Una vez que el agarre se aflojó, Gu Yun jadeó torpemente en busca de aire.
—¡Dime la verdad, o si no, solo saldrás de esta prisión sobre mi cadáver! —respondió con voz ronca e inestable.
—¡Tú…! —Ao Tian estaba furioso. La mujer que estaba delante de él tenía los ojos más persistentes que haya visto en su vida. Era incapaz de soportar su mirada por más tiempo—. Ye Mei es mi hermana y la única familia que tengo. No puedo quedarme de brazos cruzados y dejarla morir. —Aunque su voz era profunda y fría, Gu Yun sabía que ella había ganado la apuesta.
Así que… Ye Mei es su hermana.
Sin embargo, esta información no la sorprendió.
—¿Quién es ese hombre de cabello plateado? —preguntó mientras ajustaba su respiración.
—Ao Jie, el hermano menor de mi padre.
El hermano menor de su padre, debería ser su tío, ¿no? ¿Por qué no lo llamó de esa manera?
Ao Tian parecía no querer llamar a esa persona “tío” y eso no le sorprendió, él era realmente torpe. Gu Yun no podría obtener las respuestas que necesitaba a menos que siguiera preguntando.
—¿Por qué quiere hacerte daño?
Ao Tian se sumergió una vez más en sus pensamientos. En la oscuridad de la prisión, Gu Yun no podía ver claramente su expresión; sin embargo, no lo apresuró y esperó en silencio. Aun así, no soltó el agarre en su manga. Y entonces, se escuchó la voz baja de Ao Tian.
—Ju Ling Dao es una isla secreta en el mar oriental. Los ancestros del Clan Ao y sus miembros vivieron en esa isla. Durante generaciones, fueron asesinos a sueldo. Mientras el precio y las condiciones se cumplieran, Ju Ling Dao podía asesinar a la gente sin importar si el objetivo era un hombre común o un gobernante.
Gu Yun frunció un poco el ceño. Con eso, se podría decir que Ju Ling Dao era un grupo asesino organizado. Sin embargo, si eran tan “poderosos”, ¿por qué nadie les pagó para que asesinaran a Yan Hong Tian en Qiong Yue? Pensándolo bien, se dio cuenta de que la prosperidad y el poder de Qiong Yue no solo se debían a Yan Hong Tian, sino también a Lou Xi Yan y a Su Ling. Era imposible eliminar a los tres a la vez.
—El Clan Ao está dividido en varios sub-clanes. Cada diez años se organiza un concurso y el ganador se convierte en el líder del clan. De esta manera, todos los descendientes de los Ao deben obedecer sus órdenes. El líder del clan puede liderar a Ju Ling Dao durante una década.
—¿Tu padre era su líder? —Gu Yun tenía un presentimiento de que estos hombres, que molestaban a Ao Tian debían estar relacionados con la disputa por el liderazgo.
—No, pero él era el que tenía más probabilidades de convertirse en uno.
—¿Entonces…? —insistió Gu Yun.
La expresión en el rostro de Ao Tian se volvió cada vez más fría, haciendo que la oscura sombra emitiera un aura opresiva. Gu Yun pensó que no quería responder. Sin embargo, después de un momento, escuchó su voz calmada.
—Se enamoró de una mujer ajena a Ju Ling Dao. Después de que ella fue asesinada por los hombres del clan, se suicidó… —Su voz se desvaneció gradualmente, dando a entender que no quería hablar más sobre ello. Gu Yun podía sentir el dolor detrás de aquellas palabras. Ya que sus padres habían muerto, Ao Tian y Ye Mei habían pasado muchas dificultades desde pequeños. Por ello, se convirtieron en las personas que eran hoy en día.
Cada efecto tiene su causa.
No queriendo exponer las cicatrices del otro, cambió de tema.
—Ao Jie podría competir él mismo por la posición a líder del clan. ¿Por qué debes ser tú? ¿Por qué no puede ser cualquier otro?
Gu Yun no insistió en preguntar sobre su pasado, así que Ao Tian suspiró aliviado.
—No todos los miembros de la familia Ao tienen cabello plateado. Solo aquellos con esa tonalidad tienen derecho a competir. Ao Jie perdió en la competencia hace diez años, así que no tiene derecho a competir de nuevo este año. En nuestro sub-clan, solo él y yo tenemos cabello plateado.
—Si es así, ¿Ao Jie hizo todo esto para obligarte a volver a Ju Ling Dao para competir por el liderazgo? ¿Te incriminó para que fueras incapaz de permanecer en Qiong Yue? —Ao Tian asintió con indiferencia, así que Gu Yun intentó consolarlo—. En este momento, Ye Mei es su mejor pieza para negociar. No la matarán. —Si lo hacen, perderían la ventaja para controlar a Ao Tian. No serían tan estúpidos.
La expresión en el rostro de Ao Tian no se suavizó, en cambio, se volvió más fría.
—No entiendes sus métodos. Estar muerto no es lo más aterrador que tienen en sus manos. Si no voy hoy, aunque al final podamos rescatarla, tendrá suerte si solo llega a perder una pierna o un brazo.
El corazón de Gu Yun se estremeció. ¿Cómo pudo olvidar que eran asesinos organizados? Además de asesinar, tendrían bastantes métodos de tortura. No es de extrañar que Ao Tian tuviera prisa por irse. Si le decía esto a Dan Yu Lan y a Su Ling, ¿le creerían? ¿Ayudarían a Ao Tian? La respuesta era incierta, pero Ao Tian no era un idiota. Desde luego, entendió que no podía obtener apoyo de su lado, especialmente después de los ataques terroristas. Gu Yun no podía persuadirlo, así que su única opción era apoyarlo.
—¿Irás a encontrarte con ellos ahora? —preguntó. Ao Tian asintió con firmeza. Más adelante, cuando la gente de Xing Bu note la anormalidad y se apresure a la cárcel, habrá más víctimas innecesarias. Después de pensar en ello, Gu Yun añadió—: Iré contigo.
—¡No! —gritó él fríamente, dándose la vuelta para irse.
—Entonces, ni siquiera pienses en irte —respondió ella con rapidez, apretando su muñeca.
El agarre de Gu Yun era tan fuerte que sus dedos parecían enterrarse en su piel. Ao Tian suspiró con fuerza.
—Está bien. Te llevaré conmigo pero, primero, suelta mi mano.
—No sé qinggong [1]. Si te suelto, no seré capaz de alcanzarte. —Gu Yun no creía en sus palabras, así que se agachó y tomó el cinturón de un yayi a sus pies. Con él, ató su mano y la de Ao Tian. Su palma estaba caliente, pero era pequeña y suave al tacto. El corazón de Ao Tian comenzó a latir rápidamente y una pequeña capa de sudor se formó en su frente al ver que estaba decidida a seguirlo. Estaba en un dilema.
Después de asegurarse de que el nudo era lo suficientemente fuerte, Gu Yun lo miró y sonrió.
—¿No dijiste que no quedaba mucho tiempo? ¡Deberías decidir si quieres seguir perdiendo el tiempo aquí o salir de inmediato!
Los oscuros ojos de Ao Tian parpadearon. Al ver que los rayos del sol ya habían empezado a iluminar el cielo, se dio cuenta de que, en efecto, no le quedaba mucho tiempo. Ya que no tenía opción, abrazó la delgada cintura de Gu Yun con una mano y corrió hacia la puerta.
Voy a rescatar a Ye Mei. ¡No dejaré que la lastimen!
♦ ♦ ♦
El amanecer desde la cima de una alta montaña era una escena impresionante. Era como si los rayos del cielo pudieran ser tocados con la punta de los dedos. El aire tenía un ligero toque de humedad, que era capaz de refrescar a las personas. Si la situación fuera diferente, Gu Yun definitivamente se habría tomado su tiempo para apreciar el momento. Sin embargo, ahora, toda su concentración estaba enfocada en los dos hombres de aspecto similar que emitían auras completamente diferentes frente a ella.
Ao Jie miró a Gu Yun que estaba al lado de Ao Tian. Tenía un extraño brillo en sus ojos y en sus labios se formaba una sonrisa fría y espeluznante.
—¿Dónde está? —preguntó Ao Tian con una voz fría.
Después de escuchar su pregunta, Ao Jie cruzó sus brazos delante de su pecho.
—No te preocupes. Aunque fue difícil atraparla, no podría atreverme a matarla —contestó alegremente. La voz ronca en combinación con sus palabras llenas de satisfacción hicieron que las arrugas de la frente de Gu Yun y Ao Tian se hicieran más prominentes.
—Libérala y volveré contigo a Ju Ling Dao —dijo Ao Tian en un tono indiferente que no permitía a los demás poder predecir lo que estaba pensando.
—Ao Tian, ¿piensas que te creeré? Una vez que libere a Ye Mei, definitivamente harás lo mejor que puedas para esconderla y escapar del día de la competencia. De esa manera, ambos estarán a salvo, ¿verdad? —dijo Ao Jie, estallando en risas.
Su risa aguda hizo que Ao Tian quisiera golpear su rostro. Sin embargo, aunque sus puños se apretaron, al final fue capaz de soportarlo.
—¿Qué quieres? —preguntó Ao Tian, apretando en secreto sus dientes.
—No es que me sea imposible liberarla. Mientras puedas hacer una cosa, ¡creeré que vas en serio con lo de volver conmigo a Ju Ling Dao! ¡De no ser así, usaré Suo Xin San en Ye Mei! —respondió Ao Jie dirigiéndole la expresión de una serpiente a Gu Yun.
Ella inclinó ligeramente la cabeza para mirarlo a los ojos. ¿Cuántos traficantes de drogas y asesinos que trataban las vidas humanas como si nada ejecutó ¡¿Por qué le tendría miedo?!
La calma de Gu Yun y su aguda mirada sorprendió un poco a Ao Tian. Al mismo tiempo, Gu Yun podía sentir que él actuaba de manera inusual, como si algo estuviera mal. Cuando Ao Jie dijo “Suo Xin San”, la espalda de Ao Tian se puso rígida. Aunque no sabía lo que era, tenía el presentimiento de que no podía ser algo bueno.
—Dime lo que quieres. —La voz de Ao Tian se precipitó mientras pronunciaba aquellas palabras.
Ao Jie elevó con orgullo las comisuras de sus labios. Su pálida mano se levantó y señaló lentamente a Gu Yun. Con una voz áspera, seguida de una risa, dijo despacio:
—¡Asesina a… esa mujer!
Gu Yun se sorprendió. No esperaba que Ao Jie hiciera tal petición; sin embargo, no estaba aterrorizada, probablemente porque Ao Tian estaba de pie a su lado. Gu Yun le dirigió una mirada cautelosa a Ao Jie cuando de repente se dio cuenta de que había algo raro con Ao Tian. Al mirarlo de reojo, vio que sus ojos, que siempre eran fríos y silenciosos, ahora estaban sedientos de sangre. A sus costados, sus palmas se habían convertido en puños. Estaban tan apretadas que sus venas azules se abultaban como si fueran enredaderas. Su cuerpo estaba tan tenso como el de un leopardo, listo para despedazar a su presa. Gu Yun nunca había visto este lado de Ao Tian, haciendo que inconscientemente contuviera la respiración. Su frente también estaba cubierta por una fina capa de sudor frío.
—Si la mates, creeré que hablas en serio sobre volver a Ju Ling Dao y también liberaré a Ye Mei de inmediato. —Ao Jie ya la había investigado. Era la mujer de Su Ling. Su hermana mayor era la amada esposa recién casada de Lou Xi Yan, mientras que su segunda hermana acababa de ser nombrada Consorte Qing y estaba embarazada. Si Ao Tian la mataba, ofendería a Su Ling, Lou Xi Yan y Yan Hong Tian a la vez. En ese caso, no habría refugio para él en Qiong Yue, ¡ni siquiera en los Seis Países! ¡En ese momento, no tendría más opción que volver!
Al encontrarse con la fría y despectiva mirada de Ao Tian, el corazón de Ao Jie tembló un poco. La expresión era idéntica a la de su padre.
¡Mi intención es que Ao Tian mate con sus propias manos a un ser querido! De esa manera, ¡haré que sufra toda su vida!
Cuanto más pensaba en esto, más se emocionaba.
—¡Mátala! ¡Mátala! —gritó frenéticamente.
—¡Suficiente! —Como un animal atrapado, el rugido de Ao Tian resonó en el silencio de las montañas. Gu Yun miró cómo sus músculos parecían temblar. Su corazón se llenó de un toque de amargura y de un dolor insoportable.
Uno era su interés amoroso y el otro era su única familia. ¡Este tipo de elección haría enojar a cualquiera! Con una expresión de satisfacción en su rostro, Ao Jie dejó que Ao Tian se tomara su tiempo para elegir.
Esta tortura debería persistir un poco más.
Sus oscuros labios carmesí formaron una extraña curvatura demoníaca.
—Por favor, no digas que no me importas —dijo con una voz ronca y pretendiendo simpatizar con él—. Después de todo, soy tu tío. Te daré tiempo para que lo pienses claramente. Esta noche, a la hora de la rata [2], estaré esperándote aquí. ¡Será tu decisión el salvar a esa mujer o a Ye Mei!
¡Este hombre es verdaderamente siniestro!, pensó Gu Yun, agarrando a Bing Lian en su mano, con la intención de capturarlo vivo. ¡Veamos si sigue actuando arrogante después de esto!
Como si pudiera leer los pensamientos de Gu Yun, Ao Jie la miró con ojos fríos y sonrió.
—Oh, es cierto, antes de la hora de la rata, no me encontraré con Ye Mei. Sin embargo, he dado una orden: si no regreso para la hora del buey [3], ella perderá una de sus manos. ¡Y, si no lo hago para la hora del tigre [4], perderá una de sus piernas! Ao Tian, ¡piénsalo bien! ¡No te apresures! —añadió riendo.
—¡Maldita sea! —maldijo Gu Yun en voz baja. Ahora, incluso si lo capturaban, sería inútil y Ye Mei sufriría aún más. Gu Yun aflojó su agarre en Bing Lian y vislumbró de reojo el movimiento de la sombra de Ao Tian. Después de haber estado tan tenso a su lado, finalmente se movió y se dirigió hacia el lugar donde había desaparecido Ao Jie.
—¡Ao Tian! —Su cuerpo se movía tan rápido como un leopardo. Antes, por miedo a que la atadura en su mano lo pusiera en desventaja al luchar, había aflojado el nudo. Sin embargo, ahora no podía alcanzarlo. Los ojos de Gu Yun destellaron y le gritó—: ¡Tengo una manera de encontrar a Ye Mei!
Sus palabras resonaron en el valle. Los ojos de Gu Yun estaban fijos en la espalda de la figura a lo lejos. Por suerte, Ao Tian finalmente se detuvo y se quedó inmóvil por un rato. Gu Yun se apresuró a alcanzarlo y tomó de nuevo su muñeca.
—¡Confía en mí! —dijo sin aliento. Sin embargo, había cierta determinación en sus palabras.
El calor de sus suaves palmas le hizo querer liberarse de su agarre, pero también se mostró reacio a hacerlo. Tenía miedo de que esas manos se volvieran frías debido a él. Debía distanciarse de ella… cuanto más lejos, mejor… Sin embargo, sus pies no eran capaces de alejarse.
Por supuesto, Gu Yun no era consciente de la batalla que se estaba librando en el corazón de Ao Tian en ese momento, solo creía que no debían perder la esperanza hasta el último segundo.
Mil gracias, lo estaba esperando con ansias, me mantuve al filo de la butaca mientras lo leía, gracias por actualizar, como siempre una exelente redacción, agradezco infinitamente su esfuerzo y trabajo, hasta el próximo capítulo, que espero como siempre con muchas ansias. Gracias