Una generación de militares – Capítulo 33: Su Ling se confiesa (1)

Traducido por Selena

Editado por Sharon


El mejor color para protegerse en la oscuridad de la noche es el negro; y de ese color estaba envuelto la mujer acurrucada en la esquina. Al mismo tiempo, un hombre parado en el extremo del callejón se ocultaba entre las sombras.

Nunca la había visto de esta manera, luciendo tan desolada y confundida, tan diferente de su usual espíritu animado y asertivo, con labios fruncidos en una sonrisa dura que obligaba a otros a moverse y ojos agudos que le hacían perder los sentidos.

Esta noche, ¿por qué está tan triste?

Sus ojos oscuros miraban en silencio a la mujer acurrucada y sentada en la distancia. Intentó varias veces acercarse a ella pero al final no pudo dar un paso. En su mano estaba la eficaz medicina que le rogó a su maestro, deseando ayudarla a curar su herida con más rapidez. Había esperado en la Casa del General todo el día, sin poder reunir el coraje suficiente para entrar. En un punto, llegó a pensar que lo mejor sería dársela a Gan Jing, que era más capaz, para que se la entregara.

No sabe cómo tratar con ella. La espada que atravesó su pecho en ese momento también atravesó su corazón. A pesar de que el plan fue de ella, aunque seguía con vida, no debió haber decidido intercambiar su vida por la de Ye Mei y atacarla.

Sabía que no tenía las calificaciones para permanecer a su lado, pero esta noche estaba tan triste y solitaria… Si tan solo pudiera acompañarla…

Al mismo tiempo que su figura se movió por fin, el estruendo de los cascos de un caballo irrumpieron la tranquilidad de la noche. Ao Tian entrecerró sus ojos hacia el animal negro que se acercaba a la velocidad del trueno y que se detuvo rápidamente cerca de la solitaria sombra acurrucada. El jinete era Su Ling.

Sintiendo amargura en su corazón, Ao Tian se introdujo aun más entre las sombras.

Por su lado, Gu Yun escuchó el sonido de los cascos, y levantó la cabeza hacia la alta figura sobre él. Se levantó del suelo al darse cuenta de su quién era, pero al siguiente instante, se encontró entre unos brazos cálidos y sobreprotectores.

—¡Déjame ir! —exclamó, regresando a sus sentidos y luchando contra su agarre. Sin embargo, su gran cuerpo se mantuvo rodeándola.

—¿Por qué te fuiste sin decir nada? —preguntó, impaciente por saber. Desde que escuchó que ella se había ido durante la noche, su corazón había estado al borde de un ataque. Cada vez que entraba en el callejón equivocado, se sentía vacío y temía pasarla por alto.

¿No soy lo suficientemente bueno para ella? ¿Por qué no vino a mí y en su lugar se fue en silencio? ¿Por qué esta mujer todavía no entiende mis intenciones y sentimientos?

El tono áspero de Su Ling hizo que Gu Yun se calmara un poco, pero cuando procesó sus palabras, su enojo regresó.

—No tengo nada que ver contigo. ¡Deja que Bing Lian te ayude a elegir a alguien mejor!

—No te engañé intencionadamente. Pensé que no era de gran importancia… —le explicó rápidamente Su Ling, dándose cuenta lo enfadada que estaba por la espada.

Gu Yun no se había dado cuenta, pero estaba haciendo una rabieta. Parecía una mujer que había perdido los estribos por la falta de atención y preocupación de su pareja, aunque en su caso, su ira era mucho más intensa. En estos momentos lucía como un gato al que le pisaron la cola.

—¡Sí, ah, es una mujer, no es gran cosa! ¡Una mujer, que no te importó nada! —le interrumpió con tono sarcástico sin dejarle terminar de hablar.

—¡No es eso lo que quería decir! ¡Es solo una espada, no tienes que prestarle demasiada atención!

La Familia Su estaba obsesionada con la espada, pero que ahora ella también pensara que era la razón de sus sentimientos…

¡¿En sus corazones, una mera espada es capaz de controlarme?!

—Bien, entonces déjame hacerte una pregunta. Si no fuera por la espada, ¿me habrías dejado libre acceso a tu Oficina? ¿Habría obtenido esos favores y habría podido quedarme en las barracas para entrenar? —le preguntó con seriedad, mirando fijamente los ojos negros de Su Ling. ¿Y él le decía que no debía prestarle atención? Respirando profundamente, Gu Yun decidió preguntarle lo que más le importaba—. ¿Te preocuparías tanto por mí? ¿Me tendrías un cariño especial?

Él no se había imaginado que le daría tanta importancia a la espada. Al principio no le había dicho nada porque temió que se sentiría incómoda, pero si habría sabido la influencia que tenía, les habría ordenado a todos que mantuvieran la boca cerrada.

Si no lo explicaba bien, Qing Mo definitivamente no lo olvidaría, así que con un largo suspiro, le explicó la verdad.

—Aunque tenía curiosidad por saber por qué Bing Lian te eligió, no le presté más atención que eso. Tu entrenamiento no tuvo nada que ver con ella. Me siento nervioso porque…

Sin darse cuenta, Su Ling había fruncido las cejas con fuerza. Todos sabían que era un chovinista, así que hablar de amor era demasiado irritante e incómodo para él.

¿De verdad no entiende todo lo que hago por ella?

Gu Yun había estado ansiosa desde que esa pregunta salió de sus labios, y lo estaba mirando tan fijo que casi no parecía parpadear. Debido a esta inesperada atención y tensión, se dio cuenta del momento de vacilación e incomodidad de Su Ling, y quedó sin palabras. Sintió como si estuvieran apuñalando su corazón por el dolor.

¿No lo dirá? Entonces le voy a ayudar, pensó con amargura.

—Bing Lian es quien elige a la esposa Su. ¡Ya que no luzco tan repugnante, sentiste que podías soportarlo y no te importó indagar más!

—¡Qing Mo!

Su Ling estaba muy preocupado por los arrebatos de Gu Yun. La explosión emocional, sus palabras duras y el mal genio de esta noche le habían preocupado tanto que rodeó sus manos alrededor de su cintura y la abrazó con fuerza.

—En tu corazón, ¿soy este tipo de hombre? —la reprimió mirando sus ojos fríos. ¿Alguien que se comprometía de forma casual sin considerar los sentimientos de los demás? Si hubiera querido, podría haber tomado una esposa y un grupo de concubinas. Además, ¿por qué esperaría hasta hoy para dejarla cuestionarlo y burlarse de él?

El corazón de Gu Yun se revolvió un poco pero no se rindió. Sabía que él está muy enojado y que estaba apretando sus manos en puños. La estaba observando con frialdad, y cuando se dio cuenta que ella no iba a ceder, Su Ling se irritó aún más y no le permitió escapar.

—Respóndeme —gruñó.

¡Realmente le gruñó! Nunca le había hablado sobre la espada de Ling Li, sino que lo escondió deliberadamente, e incluso ahora no se explicaba de manera adecuada.

—¡Nunca pensaste en hacerme saber desde el principio qué clase de hombre eras! —rugió Gu Yun sintiéndose ofendida hasta el fondo de su corazón.

Sus ojos siempre firmes y brillantes ahora estaban recubiertos por una capa de niebla. No estaba llorando desconsoladamente, pero esa tenue neblina fue suficiente para amortiguar toda su ira. Ella no era alguien que debiera llorar, y no le estaba permitido hacerlo.

—Pensar en obtener una esposa siempre fue algo problemático para mí —dijo en una voz profunda y tranquila. Sus manos muy grandes acariciaban su espalda con torpeza, y su tono resonó con fuerza en sus oídos—. Aun así, nunca dejaría que la espada eligiera a alguien que no me gusta. ¡Ni siquiera el monarca puede obligarme a casarme! Me haces sentir ansioso. Quiero protegerte, confiar en ti, todo porque… yo… Te amo. Me gustas por quién eres, quiero que seas mi esposa… solo mía. No solo como una mujer de los Su, casa ancestral del General.

Y solo con eso, Su Ling se sintió aliviado. Gu Yun estaba aterrada de escuchar su afecto que surgió de repente cuando estaba defendiéndose. Estaba tan confundida, que solo pudo permanecer de pie. No podía decir lo que su corazón pensaba porque su mente estaba en blanco. Su cerebro estaba corriendo por todas partes intentando procesar lo que dijo. Ella no solía tener estos episodios tontos y sorpresivos.

—¿Soy claro? ¿Quieres que lo diga otra vez? —le susurró Su Ling al oído, abrazándola felizmente entre sus brazos y reclinando su cuerpo para estar más cerca.

Su cálida respiración profunda en el oído le estaba causando hormigueos. Su cerebro estaba colapsando, y cuando finalmente recuperó la compostura, su cara estaba ardiendo. No se había dado cuenta cuándo dejó de pensar en el rostro de Su Ling como algo aterrador; solo sabía que su corazón estaba aceleraba como loco. Los claros y rápidos latidos volvieron su respiración errática. Ella se obligó a inhalar pero estaba rodeada por todos lados por su aliento.

Comenzó a tener problemas para respirar. Entrando en pánico, Gu Yun quiso salir de sus brazos que rodeaban su cintura, pero su mano estaba atrapada y no pudo soltarse. Quería moverse, pero solo pudo quedar inmóvil en su lugar. No sabía cómo debería reaccionar.

—¿Y tú? —habló de nuevo Su Ling en un tono profundo. Gu Yun levantó distraídamente su cabeza, y se encontró con sus ojos incomparablemente serios.

—¿Qué?

—¿Qué opinas? ¿Te gusto? —Sus ojos de águila de Su Ling no podían ocultar su expresión, llena de ansiedad y anticipación.

Gu Yun lo miró embobada y en un momento de estupidez, su ingenio la abandonó.

¡¿Quién…?! ¡Oh, ¿hay alguien ahí para defenderme o que pueda responderle de inmediato?!

La mirada intensa de Su Ling la observaba. Gu Yun estaba confundida. Vivió más de veinte años, pero esta era la primera vez que se encontraba en tal caos.

Viendo los ojos de conejo asustado en Qing Mo, que todavía no había pronunciado palabra, Su Ling se dio cuenta que la había asustado. Mientras más esperaba, más sombrío lucía y los latidos de su corazón se clamaban, aunque la mano rodeando su cintura se apretó. Su postura seguía siendo abrumadora, pero tenía cuidado de no lastimarla.

—¿No te gusto? —le preguntó con voz suave.

—¡No! —respondió ella de inmediato y sin pensar después de ver sus ojos desencantados y afligidos.

Ni bien esa palabra salió de su boca, se sonrojó con fuerza.

¡Oh, dios mío, ¿qué acabo de decir?! ¡Estaba tan ansiosa por negarlo que dije algo desvergonzado!

Bajó la cabeza, temiendo mirar el rostro de Su Ling mientras este la abrazaba con fuerza. Inclinó tanto la cabeza que terminó por apoyarla en su hombro. Estaba tan ocupada lamentándose de sus propios errores que no se dio cuenta de los ojos eufóricos de Su Ling.

Él estaba sorprendido de ver a la “tierna” mujer acurrucada en sus brazos. La había entendido al instante.

—Ya veo. Sé cómo te sientes. —La mujer era reservada. Era muy tímida.

¿Ah? 

Escuchándolo sonar muy feliz y confiado, Gu Yun levantó la cabeza, sin saber lo que pasaba. Su Ling tenía una sonrisa deslumbrante en su cara. Tal risa no aparecía con frecuencia en esta cara seria, pero lo hizo solo porque ella respondió con un fuerte “no”.

Bien, sigue riéndote así de feliz.

Estaba a punto de decir algo más, cuando una sonrisa pura detuvo sus palabras.

Le pregunté si no le gusto y ella respondió muy rápido. Eso quiere decir que quiso decir lo opuesto, ¿verdad?, pensó, sus labios formando una dulce sonrisa, y con la mano rodeando su cintura, la abrazó con fuerza entre sus manos. ¿Los latidos tan fuertes de mi corazón indican felicidad? 

Solo con sostenerla con fuerza le daba consuelo y una increíble satisfacción. Solo con abrazarla. En ese momento, Su Ling frunció el ceño con fuerza.

¿Por qué es tan delgada? Casi puros huesos.

Su Ling relajó lentamente sus brazos, sacó del lomo del caballo una capa y la envolvió a su alrededor. A pesar de ser invierno, la mujer tenía muy poca ropa. Su rostro que antes mostraba tanta ternura cambió. Gu Yun lo observó asombrada al ver su expresión cambiar con tanta rapidez. Los pensamientos de este hombre no eran fáciles de adivinar.

Tomando la mano de Gu Yun, Su Ling giró su caballo.

—Volvamos. ¡Si no regresas, no sabemos qué clase de locura hará Bing Lian!

—¿Qué sucedió?

En realidad, con el pasar de este año, la espada y Qing Mo han desarrollado una buena relación cuando el arma se dedicó a protegerla. Él estaba sinceramente agradecido y apreciaba lo que hizo, pero esta noche la espada estaba muy furiosa y no tenía una buena apariencia.

—Pensó que no la quieres así que perdió los estribos —le dijo con voz profunda y molesta.

—¿Le dio un berrinche? —Gu Yun estaba desconcertada. Era cierto que Bing Lian parecía tener un alma, pero al fin y al cabo era una espada. ¿Cómo podría perder la paciencia?

—Regresa y lo sabrás —replicó él con un gesto incómodo.

—¡Dímelo tú primero! —Gu Yun estaba realmente curiosa.

—No diré nada —insistió él, fingiendo ser misterioso. La verdad es que no tenía idea de qué aspecto tendría la Mansión del General ahora mismo, pero sabía que no era bueno.

Como no quiso contestarle, Gu Yun se enojó y se rehusó a subirse al caballo.

—¡Vamos, dime! —le urgió con una mirada intensa. Sin embargo, Su Ling se rió.

—¡No lo diré! —¿Está actuando como una niña malcriada? 

—¡Su Ling! —gruñó Gu Yun enojada. Su Ling aún no estaba impresionado y solo  levantó la ceja. Gu Yun hizo puchero, y con una ligera sonrisa bajó la voz—: ¿No quieres…? ¡Dime!

¿No quieres responder? ¡Qué te parece un golpe!

—¡Ay, ay! —jadeó Su Ling de dolor.

Esta mujer sí que era cruel. ¡Casi rompió su dedo! Dándole una mirada al rostro triunfante de Qing Mo, sus ojos de águila se entrecerraron ligeramente, y de repente, una aura peligrosa lo rodeó. Ella intentó dar un paso atrás, pero era demasiado tarde.

—¡Oh! —gritó alarmada. ¡Él de verdad la agarró a la fuerza y subió su cuerpo en el caballo de forma que quedaron sentados cara a cara!

Durante todo el viaje, fue forzada a permanecer a horcajadas en la pierna de Su Ling, quien agarró su cintura con fuerza. Con una postura rígida, su cuerpo cayó hacia su pecho y puso sus manos en él para crear algo de distancia entre sus cuerpos. ¡Tuvo que tolerar una postura así todo el viaje!

—¡Su Ling, bastardo!

Las maldiciones de la mujer y la risa vigorosa y profunda del hombre resonaron en el tranquilo callejón. La noche en la que la luna no estaba clara de repente se iluminó. Bajo ella, dos personas a caballo proyectaban una larga sombra mientras el animal caminaba tranquilo y sin preocupaciones, el golpeteo de sus cascos alejándose al igual que los gritos y la risa baja. Era una cálida noche fría.

No fue hasta que las dos figuras desaparecieron por completo, y la alegría de las risas se detuvo que una sombra solitaria apareció. En su mano había una jarra de porcelana aplastada en pedazos, afilados azulejos perforando la palma de su mano. La sangre goteaba a lo largo de su dedo en la fría tabla de piedra azul cuando se alejó del lugar como la víctima en la guerra del corazón.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

 

error: Contenido protegido