Una generación de militares – Capítulo 33: Su Ling se confiesa (2)

Traducido por Selena

Editado por Sharon


El caballo negro se detuvo frente a la Mansión del General una vez más, encontrando así con un grupo de hombres avanzando con movimientos lentos y defensivos, cuidadosos de no dar un paso en falso para no caer.

Su Ling desmontó, y luego ayudó a Gu Yun a bajar. El guardia de la puerta estaba temblando mientras tomaba las riendas de Su Ling.

—General —dijo. A su lado, su compañero más joven casi se echó a llorar cuando vio a Qing Mo a su lado.

¿Qué es esta situación?, pensó Gu Yun, confundida. Fuera de Mansión del General, aunque los guardias llevaban chaquetas de algodón gruesas, mantenían sus posturas rectas aún cuando sus manos sosteniendo sus armas estaban rojas por el frío. Humo blanco podía verse cada vez que alguno hablaba. Las pesadas puertas de la entrada estaban cerradas con firmeza, de color brillante y transparentes con una neblina blanca saliendo cada tanto.

—¿Qué está pasando? —preguntó la estupefacta Gu Yun. A su lado, Su Ling estaba lívido de la ira.

¡Maldición Bing Lian, de verdad quiere congelar la Mansión!, pensó Su Ling, sus dientes chasqueando por el frío. En ese momento, Gu Yun soltó un jadeo de comprensión, y exclamó:

—¡¿Bing Lian?! ¡Esto es increíble, ¿no crees?!

—Lanzó un berrinche por la cólera —respondió Su Ling con amargura—. Encuentra una solución para contener la espada, será más difícil contener la situación mientras más tiempo pase.

Todo estaba congelado, incluídas las puertas, por lo que no quería imaginarse el aspecto que debía tener el interior. Gu Yun asintió, comprendiendo.

—¿Dónde está?

Cuando llegara el amanecer, si el hielo no se detenía, la gente de afuera lo vería y sería imposible contener los rumores.

—Yi Tian Yuan.

La espada Ling Li estaba pensando en hacer a toda la Mansión del General como ella. Los dientes de Su Ling seguían castañeando sin control; debía hacer algo para derretir el hielo.

Dos hombres subieron los escalones para abrir la puerta, pero como estaba recubierta de hielo, supusieron que estaría demasiado resbaladiza. No pudieron hacer nada hasta que otro grupo de hombres, que estaban observando, se acercaron a ayudar. Entre los siete empujaron con fuerza, logrando al fin abrirla lentamente. El sonido del hielo rompiéndose lastimaba los oídos, por lo que tuvieron que detenerse después de conseguir una grieta de un metro.

Su Ling avanzó con Gu Yun detrás de él. Entraron en la mansión, y ella se sorprendió por la increíble vista. Su Ling sostenía a Chuxie, que temblaba ligeramente, con tanta fuerza que podían verse con claridad las venas azules de su mano, las cuales lucían a punto de estallar. Gu Yun tragó con fuerza, pensando que si ella fuera Su Ling, ya le habría estallado un vaso sanguíneo…

Cubriendo el suelo había diez centímetros de hielo. Toda la hierba estaba congelada como la piedra, los árboles quedaron desnudos de sus hojas, y en los tallos más vigorosos podían verse carámbanos condensados. Ahora mismo, las ramas podrían usarse como armas asesinas. La decoración de piedra en el centro del patio tampoco se había salvado, y ahora parecía un iceberg. Solo podrían encontrar la manera de entrar aquellos que estuvieran familiarizados con la distribución de la mansión. Gu Yun sospechaba que todo el terreno del General ahora era un mundo de hielo y nieve.

A decir verdad, el paisaje era bastante hermoso pero Gu Yun no estaba de humor para apreciarlo. Hacía tanto frío que la sangre se congelaba. La delgada capa de Su Ling no podía bloquear el viento, y ella no podía controlar sus temblores, cuando de repente, la generosa y cálida mano de Su Ling sostuvo su helada mano.

—Ve a Hua Ting [1].

Los dos se apresuraron hacia la sala de recepción más cercana. Cuanto más lejos iban, más amordazante era el frío penetrante, y la atmósfera invernal los sofocaba. El aire que exhalaban se convertía en escarcha al instante, volviendo la escena muy espeluznante. Ante tal visión, Gu Yun se recordó que nunca debería volver a provocar a Bing Lian.

Esto es demasiado aterrador.

Finalmente, los dos llegaron a Hua Ting. La puerta estaba cerrada con firmeza, pero podían ver el reflejo de una llama que brillaba en el interior de la habitación. Su Ling se vio forzado a abrir la puerta de madera cubierta de hielo, momento en el cual pudieron escuchar voces conversando. De repente, alguien del otro lado forzó el resto de la puerta a abrirse. Gu Yun sintió un dolor en su hombro, y momentos después, se encontraba siendo empujada dentro por Su Yan.

Su Ling soltó la mano de Qing Mo, luego tomó un gran abrigo de visón de una silla para cubrirla, al mismo tiempo que tomaba otro largo abrigo de piel para sí mismo. El grueso pelaje le permitió relajarse, dejándola respirar lentamente porque estaba congelada por dentro y no podía decir ni una palabra. Mientras recuperaba el aliento lentamente, observó los alrededores con cuidado. La vivienda tenía dos grandes pilas de fuego, pero aunque la llama ardía, no parecía estar produciendo ningún calor. A pesar de esto, era mejor estar aquí que si hubieran permanecido afuera.

Rodeando la fogata al lado de Su Yan estaba el resto de la familia Su: Su Ren, Su Quan, Su Qing, e incluso Su Pan, quien había desaparecido por varios días y acababa de regresar. En tal ambiente frío, solo una persona no estaba alrededor del fuego, sino acurrucado al lado de la pared de hielo. No era otra más que Su Yu.

Ella miró los ojos enrojecidos por menos de un segundo. Su mirada se veía más clara, por lo que debería estar sobrio.

—Chica, ah, bien, has vuelto —dijo Su Yan ansioso, poniendo una de sus pesadas manos en el hombro de Gu Yun—. Bing Lian ha enloquecido, ve y detenlo; ¡sólo tú puedes conseguirlo! —El Patriarca que fue a ver a Bing Lian estaba casi congelado, ahora ella era su última esperanza.

—No puede —negó Su Ling antes de que ella pudiera responder—. No puede avanzar. Es difícil caminar y hace tanto frío que todo en la casa se congeló.

Además, su rostro está tan pálido que no parece tener sangre. No puedo dejar que vaya a enfrentarse a esta dificultad y peligro sola.

—¿Qué debemos hacer? —¿Quién dejó que Bing Lian se volviera loca?

—Jefe… —dijo Su Ren, mirando a Su Qing con una expresión complicada.

—Intenta llamarlo —dijo este, después de pensarlo por unos momentos.

Gu Yun asintió con la cabeza.

—¡Bing Lian!

No hubo ninguna respuesta.

—¡Bing Lian!

Nada.

Gu Yun gritó aún más fuerte.

—¡¡Bing Lian!!

Todavía no hay respuesta.

—¡Bing Lian!

Aún nada.

Gu Yun sacudió la cabeza con expresión de frustración.

—Nada. Es posible que esté demasiado lejos. —Su Ling le había dicho que podía invocar la espada con media milla de distancia, pero desde HuaTing a Yi Tian Yuan había definitivamente más de media milla.

—Si un corazón llama, el otro debería ser capaz de escucharlo —dijo Su Qing con una sonrisa. Bing Lian dependía y la reconocía como su dueña más de lo que ella podía imaginar; no sería extraño, entonces, que la conexión entre ambas las llevara a superar ese límite.

¿El corazón? Gu Yun frunció el ceño. ¿Telepatía? ¿Todavía tiene más misterios?

Cerrando sus ojos, se rehusó a abandonar la esperanza. De esa manera, volvió a gritar en su mente.

Bing Lian… Bing Lian… Bing Lian… Bing Lian, la llamó una y otra vez, pero al no ver movimiento, comenzó a impacientarse. ¡Escúchame y ven aquí de inmediato!

Todavía no hay respuesta.

Abrió los ojos, y se giró hacia Su Qing a regañadientes. Quería decirle que estaba agotada, cuando se dio cuenta que un resplandor de luz blanca se acercaba desde lejos a toda velocidad. Nadie tuvo tiempo de reaccionar cuando una fuerza formidable rompió las puertas cerradas y las ventanas La luz repentina junto con la tormenta de nieve golpeó el lugar con un impulso arrollador, y todos en el interior, incluida Gu Yun, se vieron obligados a retroceder unos pasos.

La espada había enloquecido por completo. Temiendo que intentara dañar a Qing Mo, Su Ling intentó colocarse frente a ella para protegerla, pero cuando quiso mover sus pies, una feroz corriente helada lo atacó. Su Ling extendió su mano para cubrirla, pero fue arrojado a tres metros de distancia. Nadie pudo acercarse a Qing Mo, incluso Su Ling que había estado de pie a su lado.

Bing Lian rodeó a Gu Yun con un aura blanca pura. Temiendo por ella, el General quiso adelantarse, pero Su Qing lo detuvo.

Viendo a Gu Yun enfrentarse a Bing Lian sin miedo, Su Ling por fin se detuvo. Gu Yun y la espada de hielo estaban frente a frente. Con la empuñadura de la espada colgando delante, ella no dudó en agarrarla.

En el momento en que tocó el mango de una de las espadas Ling Li, Gu Yun sintió el frío que salía de la hoja.

¡Está muy fría!

Era la primera vez que se sentía de esa manera después de tocar a Bing Lian. Podía sentir en su mano que la espada estaba teniendo un gran berrinche, al punto en que su palma quedó entumecida por el frío. Aun así, en lugar de soltarla, la agarró con más fuerza.

Después del enfrentamiento, el aura fría de Bing Lian se debilitó. Gu Yun se sintió aliviada por dentro.

Maldita sea, si seguía congelándome así habría perdido la mano.

¿Por qué no me quieres? 

El corazón de Gu Yun acaba de relajarse cuando la voz de un niño pequeño resonó. Sonaba lejana pero también muy cerca, con un aire interrogativo. No daba miedo; en su lugar, la voz tierna y delicada sonaba con un gran cariño.

¿Me está hablando a mí? ¿Una espada? Gu Yun se alarmó al principio pero se calmó pronto. Ya que puede tener un berrinche, hablar con ella no es extraño, ¿verdad? ¿No es así? El mundo está realmente loco.

¿Por qué no me quieres?, repitió Bing Lian, claramente disgustada cuando Gu Yun no respondió.

—¡¿Quién no te quiere?! —exclamó ella, sorprendida.

¡Me dijiste que no te siguiera! 

—Estaba molesta, necesitaba dar un paseo —le intentó explicar, sin saber cómo podría comprenderla una espada sin emociones. Por suerte, no se ofendió.

Entonces, ¿no es verdad que no me quieres?, insistió en una voz tímida.

—No —respondió Gu Yun sin dudarlo.

¡Promételo! 

—Bueno, te prometo que no te detendré, ¿bien? —¿Cómo podría atreverse a decirle algo así después de lo sucedido? La espada había estado preparada para convertirla en un bloque de hielo por alejarse.

¡Ohh! Bien, ¡estoy tan cansada! Satisfecha con su respuesta, Bing Lian por fin se calmó. La luz deslumbrante se apagó lentamente, y ya no estaba suspendida en el aire, sino en la mano de Gu Yun.

Hasta hace un momento, era una muestra de poder majestuoso, pero ahora parecía un trozo de metal inútil.

Era de esperarse, pensó Gu Yun, divertida. Pasó toda la noche arrojando toda esta energía, ¿cómo no podría estar cansada?

El halo blanco de la espada Ling Li desapareció seguido por el aire frío, sin embargo el hielo alrededor permaneció, aunque ya no tenía la misma fiereza que antes. Era menos amargo.

Con la espada en su mano, Gu Yun miró detrás suyo hacia el grupo de personas que la observaban con la boca abierta del asombro.

—¿Puedes hablar con él? —preguntó Su Yan, estupefacto.

—No lo sé. ¿Lo has oído? —respondió ella con una sonrisa, sintiéndose encantada. La voz era tierna, confusa y etérea, pero aún así muy clara.

El grupo de hombres negó con la cabeza al mismo tiempo.

¿Eh? ¿Es algo tan extraño?

—¿Hablas con Chixue? —le preguntó a Su Ling.

—No pude oír su voz, pero puedo sentir su significado.

—Oh. —Gu Yun se decepcionó porque quería preguntarle si la voz de la espada de sangre roja también era tan linda…

Las puertas y ventanas fueron destrozadas por Bing Lian y alrededor había corriente y viento. Su Yan se envolvió la chaqueta un poco más y gritó:

—Está bien, está bien, dejemos de hablar ahora. ¡Ocúpate de la gente que está siendo congelada hasta la muerte y encuentra una solución al desastre de Bing Lian ahora!

Gu Yun miró los alrededores con precaución, antes de darle una mirada a la espada apoyada en su hombro, la cual parpadeó débilmente con una luz blanca antes de calmarse. No había señales de que el hielo estuviera derritiéndose.

—¿Bing Lian? —le habló en voz baja. Después de escuchar atentamente, su piel comenzó a verse algo rara. Ella tosió un poco para tapar la risa—. Bueno, dijo que consumió demasiada energía, ahora su fuente está agotada.

¿No tiene fuerza? La mansión está llena de hielo, ¿cómo vamos a lidiar con ello?, pensaron los hombres. Al verlos, Gu Yun sonrió.

—Chixue puede hacerlo —dijo, señalando la espada roja como la sangre en mano de Su Ling.

¿No es una espada que puede exudar el calor de la lava ardiendo? ¡Lo mejor para derretir el hielo es el fuego!

Todos los ojos se volvieron hacia la espada roja, pero lamentablemente, esta no respondió.

—Creo que es imposible —dijo Su Yan sin esperanzas—. Chixue no fue provocada, ¡no hay nada que pueda inspirarla a soltar esta energía!

Mirando hacia la puerta y los alrededores llenos de hielo, después de escrutar la situación, Su Ren reflexionó sobre este gran dolor de cabeza.

—¿Y ahora qué?

—El sol saldrá —lo consoló Su Yun, encogiéndose de hombros.

—¿Eh? —¡Lo dijo muy a la ligera! ¡¿Cuánto tiempo le tomará al sol de invierno hasta derretir los restos de hielo?!

Evaluando la situación, Gu Yun juzgó que este incidente se encontraba por debajo de la situación del cuchillo.

—Oh, es tan tarde —sonrió, comenzando a retroceder—. Tengo que ir al cuartel. Oh, ¡hoy será un día muy ocupado! —Y con su coartada en su lugar, huyó de la mansión a toda prisa.

Su Ling sonrió y negó con la cabeza al verla escapar. Mirando hacia atrás, sus ojos se dirigieron a la persona acurrucada de la esquina.

—Su Yu, a la biblioteca —lo llamó con voz fría, y comenzó a caminar hacia el estudio sin esperar a ver si lo seguía o no.

Su Ren miró preocupado a Su Yu y su cuerpo rígido. No pudo evitar sentirse alarmado, porque los tres hermanos habían vivido juntos y cuidado del otro por muchos años. La situación con Qing Mo no debería provocar que se distanciaran.


[1] Hua Ting: Salón de Recepción o Salón de las Flores.

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