Una generación de militares – Capítulo 34: La gran decepción

Traducido por Hime

Editado por Sharon


Su Yu fue hasta la entrada del estudio. La puerta estaba abierta, y en el interior, había hielo por todas partes. Su Ling estaba apoyado contra el escritorio, dándole la espalda. Su Yu vaciló por un momento, hasta que finalmente entró al cuarto. Ninguno de los dos habló. Ni siquiera intercambiaron un saludo. Durante un largo tiempo, solo hubo silencio en el enorme estudio. Un silencio inusual.

Solo podía escucharse el sonido de las gotas de lluvia golpeando en el suelo y el latido de sus corazones.

—¿Ya estás sobrio? —le preguntó Su Ling, sin mirarlo. Su Yu no podía ver su expresión, pero solo con escuchar el tono de la voz de su hermano, ya sabía que estaba enojado y conteniéndose para no explotar de la ira.

—Sí. —Su Yu tomó una larga bocanada de aire y dijo—: Hermano, lo siento.

De hecho, él era muy consciente de que, incluso en ausencia de su hermano mayor, Qing Mo nunca le pertenecería. Sin embargo, se sentía miserable y solo quería beber para aminorar el dolor. Nunca hubiera pensado decir tales cosas inapropiadas estando borracho.

Inclinó su cabeza, esperando a que la ira de su hermano cayera sobre sí. No podía quejarse aunque este le diera un puñetazo. ¿Quién le había permitido enamorarse de su cuñada?

Su Ling no se movió en un largo rato.

Su Yu lentamente alzó la vista y notó que el otro aún le daba la espalda. ¿Su hermano mayor no iba a gritarle y regañarlo? De pronto, el silencio se volvió desconcertante para él.

—Eso ya sucedió —comentó entonces Su Ling. Su Yu miró la rígida espalda de su hermano y su corazón estalló de pena.

—Hermano mayor… Estoy pensando en irme a la costa Este por un año. Los piratas están desenfrenados. El emperador enviará tropas allí para que se asienten. Quiero experimentarlo y aprender de ello.

Su Ling se volteó. Sus ojos negros fulminaron a Su Yu, quién lucía un rostro decadente con una barba de tres días.

—¿Lo has pensado bien? —le preguntó con frialdad.

—Bueno…

Su Yu asintió con firmeza. Tal vez si no la veía, podría olvidarla. Era mejor irse que permanecer en la Mansión del General. Él en verdad no sabía cómo encarar a ninguno de los dos.

La cara de Su Ling siempre era seria; uno nunca lograba saber si estaba feliz, enojado, o imaginar lo que estaba pensando. Su Yu se tensó e inconscientemente apretó sus puños. Sus ojos fríos y afilados se mantuvieron fijos sobre el General desde el momento en que se toparon. Su Yu casi se sintió abrumado por la opresión en su pecho hasta que Su Ling de pronto suspiró.

—Bueno, Yu, le propondré al emperador que te despache junto a las tropas de doce mil soldados que estarán detenidos en el Mar del Este de China.

Su Yu estaba secretamente aliviado y tomó aire antes de responder.

—Gracias, hermano.

—Ve a prepararte —le dijo, agitando su mano. Entonces se dio la vuelta para no seguir viendo la cara de Su Yu.

—Sí.

Su Yu miró a la espalda de Su Ling en respetuoso silencio y rápidamente salió del estudio.

Su Ling solo se giró para mirar cuando los pasos tras su espalda se alejaron. Le había dado su permiso para irse porque no se le había ocurrido otra manera de lidiar con la situación. En términos de habilidad, no estaba seguro de que Su Yu fuera el indicado para encargarse de la tarea. Si fuera con otro asunto, habría podido ayudarle, pero como se trataba de sentimientos, no podía controlarse.

Solo podía desear que, cuando Su Yu regrese, lo haría como el tercer hermano de siempre, animado y vigoroso.

♦ ♦ ♦

El día era brillante cuando Gu Yun visitó los cuarteles. El guardia se había sorprendido verla, y cuando se recuperó, la saludó de inmediato y no la detuvo.

El General había dicho que ella sería la responsable de entrenar el Escuadrón de Fuerzas Élites, y que tenía acceso al campamento cada vez que lo deseara. Aunque no entendía las intenciones del General, esto estaba más allá de su control. Si otros eran visitados por sus madres o tías sin sentirse incómodos, ¿entonces cuál era el problema con esta chica en particular? ¿Había motivos para dudar?

Gu Yun caminó hacia unas pocas tiendas en los cuarteles, designadas para los soldados de élite. Se sentó en un ladrillo de piedra bastante limpio y observó con cuidado la empuñadura de Bing Lian, que ahora estaba en calma. En estos momentos, mantenía su forma usual, con la hoja brillando levemente.

Nunca se hubiera imaginado que la espada tuviera ese poder celestial, o que pudiera hablar. Gu Yun siempre sintió que esta reliquia mágica la había elegido por una razón, pero todo se volvía extraño cuando se tenía en cuenta el emblema dorado de la Familia Su y el diagrama circular. ¿Cuál era la conexión entre todos?

¿Aún tenía oportunidad de regresar a su mundo? De ser así, entonces Su Ling…

Gu Yun levantó su mano y golpeó suavemente su doliente cabeza. Ella siempre iba y venía con el viento, pero ahora mismo, no podía ignorar a Su Ling. Recordó su confesión de la noche anterior, y su rostro comenzó a sonrojarse sin notarlo.

Cada vez que pensaba en él, terminaba en un trance. Sentía un escalofrío en su interior que nunca antes había experimentado. Si eso era amor, no se sentía mal, pero todavía no había decidido si quería quedarse o no. Tenía que esperar hasta que pudiera recuperar el diagrama dorado antes de elegir.

—¿Jefa…?

El amanecer había perforado la cortina de la noche mientras el amanecer aún no llegaba. Un suave fulgor manchaba el cielo. Leng Xiao y varios soldados salieron de la tienda y se encontraron a Gu Yun sentada en el suelo, con la espada en su mano y la mirada perdida. Todos se preguntaban en qué estaba pensando.

De la nada, Gu Yun despertó de su ensoñación y tosió un poco para disimular su ensimismamiento. Se levantó y le dijo a Leng Xiao:

—Hoy, la ubicación del campo de prueba de armas se cambió al bosque detrás de las montañas. Infórmenle a Yu Shijun que, cuando termine con los ejercicios matutinos, lidere al equipo al bosque.

Hace dos días, Han Shu le había dicho que podían usar el campo de entrenamiento para las pruebas. Nadie se había esperado que Bing Lian haría estragos de la Mansión del General. Es por eso que habían tenido que cambiar el lugar, ya que el patio de la mansión seguía siendo un desastre.

—Entendido —contestó Leng Xiao, asintiendo con la cabeza.

Gu Yun caminó sola en dirección al bosque, dejando al grupo de personas mirándose entre sí sin saber qué decir. Podría haber dejado que cualquier soldado se encargara de informarles algo como esto, y sin embargo, ella los había visitado personalmente. ¡Debía estar tramando algo!

Por su parte, ella no se había dado cuenta que su plan para escapar de los molestos hombres de la Familia Su y su preocupación yendo al campo militar solo para un anuncio sería visto como algo siniestro por los soldados. No sabía si estar feliz o triste por eso.

Ellos se fueron para realizar sus ejercicios matutinos, comer el desayuno, y luego, en formación, caminaron dentro del bosque a su usual campo de prácticas. Allí, vieron al Teniente y a más de diez soldados susurrando entre sí. Ellos tenían numerosas cestas de nombre, las cuales parecían ser los objetivos de tiro. ¿Qué podría estar planeando que necesitara tantos?

Los soldados tenían dudas pero no se atrevieron a hablar.

Hoy, Gu Yun estaba de buen humor. Se movió a través de ellos y habló:

—Repetiré el sistema de deducción. En cada examen, el puntaje de diez miembros de un equipo se sumarán. El equipo con el menor puntaje tendrá una deducción. En medio del examen, si algún miembro no puede completar el ejercicio parcial o completamente, pueden ceder sus lugares a otro miembro. Si un grupo falla en cumplir uno de los requisitos, cada miembro del grupo tendrá una deducción. ¿Entendido?

—¡Entendido!

Gu Yun estaba satisfecha cuando apuntó hacia el suelo donde había diez arcos con sus carcaj cargados con diez largas flechas.

—Cada equipo tendrá diez miembros, ordenados del 1 al 10 acorde al número registrado. Hay diez flechas marcadas para ser usadas en los objetivos tras los árboles. Deben averiguar su número antes de disparar. Les recuerdo que los objetivos son el centro negro y el centro rojo. Los objetivos negros tienen bonificación. Solo deben acertar a los objetivos rojos ya que solo estos dan puntaje.

En un inicio, los soldados de élite estaban llenos de confianza, pero ahora todos estaban cabizbajos. Habían adivinado que no era un simple entrenamiento de arquería, ¡pero jamás imaginaron que tuviera tantos trucos! No era de extrañar que preparara tantas dianas.

—El primer requerimiento no es alto, el grupo aprobará si hay cinco flechas en el círculo rojo —dijo con una suave sonrisa. Ella usaría los objetvos negros y rojos para ejercitar y probar sus reflejos instantáneos bajo presión.

Todos se sintieron aliviados al escucharla. En la distancia, la mano de Yu Shijun sostenía una pequeña bandera. En el extremo opuesto estaba Qing Mo. Él dio la señal de inicio sacudiendo la bandera.

—¡Primer grupo, alístense!

El primer grupo caminó en fila hacia el frente, cogió el arco del suelo y sacó la flecha del carcaj. Gu Yun caminó hacia el bosque.

—A mi señal, comiencen… —dijo después de dar dos o tres pasos—. ¡Uno!

Tan pronto como mencionó el código, desde atrás de los grandes baúles frente al bosque, diez dianas emergieron de repente. El orden de las flechas disparadas no concordaba con el orden de las dianas emergentes. El lugar donde emergían las dianas variaba. No era sencillo encontrar los objetivos numerados de cada uno, mucho menos dispararles.

Acababan de encontrarlos y habían levantado sus arcos para disparar, cuando Qing Mo ya estaba gritando el siguiente.

—¡Dos!

Tras oír aquella palabra, las primeras dianas desaparecieron y fueron reemplazadas. Mientras hubiera árboles, el lugar parecía llenarse de nuevos objetivos. Era impredecible, y el constante cambio de las dianas los confundía.

—¡Tres!

♦ ♦ ♦

—¡Diez!

Varias flechas salieron disparados con el último grito. Algunos objetivos estaban vacíos, y otros como puercoespines. Podía verse el suelo y varias partes del tronco cubiertos de proyectiles. Sin mencionar que algunos soldados tenían entre siete u ocho flechas en sus carcajes.

El rostro bastante calmado de Gu Yun ahora estaba sombrío.

—Lee las cuentas de los objetivos.

Después de un rato, Yu Shijun leyó en voz alta el informe de estadísticas:

—Primer objetivo, tres; Segundo objetivo, cuatro; tercer objetivo, ninguno; cuarto objetivo, uno; quinto objetivo, tres; Sexto objetivo, dos; séptimo objetivo, dos; octavo objetivo, uno; noveno objetivo, tres; décimo objetivo, cinco “.

—¡Diez personas y solo una lo logró! ¡Bueno! ¡Muy bien! —anunció sarcásticamente Gu Yun a través de sus mandíbulas apretadas. En la práctica, destacó que en el tiro con arco, la estabilidad era necesaria pero también debía tener una resistencia absoluta y una velocidad rápida—. ¿Esto es lo que practicaron durante cinco días para que yo lo vea? No practicaron. Esto no es para mí. ¡No necesitan perder mi tiempo aquí! Si no pueden manejar un arco y una flecha, ¿qué pueden hacer como soldados?

Se había dado cuenta que casi todos eran superiores en arquería. Por eso la había elegido como el primer proyecto; así, todos entenderían que ella no estaba evaluándolos solo sobre objetivos inmóviles y estáticos, y que quería cambiar la manera en que pensaban.

¡Nunca se hubiera imaginado que su resiliencia y control también eran malos! ¡Esto solo demostraba que no estaban practicando atentamente de acuerdo con su solicitud!

Gu Yun estaba molesta. ¡La prueba fue una vez más un fracaso! Como consecuencia, los valientes soldados fueron recibidos con feroces regaños y el estado de ánimo era muy deprimente. Se unieron al equipo para demostrar que eran sobresalientes, ¡no para ser regañados por una mujer! Arriesgaron sus vidas, y lucharon batalla tras batalla, cuando ella aún no había nacido.

Finalmente, un hombre musculoso que parecía tener poco más de treinta años no pudo evitar dar un paso adelante. Como soldado, todavía no olvidaba la disciplina del oficio. Bajo el resplandor de la pasión, levantó las manos con apatía. El cuerpo de Zhuang Han estaba frente a Gu Yun, el cual casi cubría hasta su sombra.

Qing Mo no avanzaba ni retrocedía.

—¡Dilo! —dijo ella con frialdad al ver su actitud obstinada.

Después de ser insultado hasta el punto de enojarse, su rostro mostró fortaleza. Con una voz áspera y renuente, Zhuang Han dijo literalmente:

—Si quieres que nos vayamos, puedes decirlo directamente. No hay necesidad de exigir lo imposible para humillarnos.

¡Eran soldados, por lo que no serían burlados ni humillados como tontos!

—¿Crees que lo que dije fue tan solo para humillarlos? —dijo Gu Yun. Antes estaba molesta, pero ahora estaba furiosa. ¡Aquel grupo de ingratos no entendía lo que era bueno o malo! Respiró hondo y luego se burló—: ¡Ahora te diré lo que puede ser llamado humillación! —Y extendiéndo su mano, dijo con voz fría—: Dámelo.

Zhuang Han frunció el ceño. No entendía lo que quería hacer, pero aun así le entregó su arco.

Con el arma casi tan alta como ella en sus manos, Gu Yun fue hacia el octavo objetivo, el mismo lugar en que Zhuang Han estuvo hace unos minutos, y revisó con cuidado el arco y las flechas.

—¡Yu Shi Jun, da la señal una vez más! —le gritó.

Ya fuera una práctica o una misión, sin importar si tenía una pistola u otra arma, ella siempre las inspeccionaba. Les había instruido a todos la importancia de este paso, pero durante el ejercicio realizado, solo la mitad de estas personas lo había hecho.

Yu Shijun se sorprendió por un momento. ¿Quería demostrarlo? Su herida acababa de sanar, si se lastimaba de nuevo, el General no se lo dejaría pasar. Deseaba de todo corazón que ella no hiciera su demostración, pero más de cien soldados tenían su atención. No podía desobedecerla a propósito.

—Sí.

—¡Listo!

Con el grito de partida, Gu Yun sacó una de las flechas del carcaj. Pensaron que tendría dificultades para tensar la cuerda, pero en ese momento, Gu Yun colocó una flecha larga en su arco. En el momento en que tomó el arma, su aura parecía cambiar. Se mantuvo firme y en un instante, emergió con fiereza.

—¡Uno!

Con la señal, las dianas aparecieron en todas direcciones. En esa posición, el orden de los blancos era completamente diferente, y casi al mismo tiempo, cuando el objetivo estaba de pie, largas flechas atravesaban el cielo.

—¡Centro ocho, en el blanco!

—Dos.

La flecha de Gu Yun estaba en la cuerda y encontró que el objetivo negro se hallaba en posición vertical, simplemente no lo soltó.

—¡Tres!

♦ ♦ ♦

—¡Diez!

Todos los números fueron anunciados y Gu Yun dejó ir la última flecha.

¡Justo en el blanco! Ellos eran más fuertes que ella, pero Gu Yun era más certera, más flexible que los objetivos movibles, y ganó todos los retos.

—¡Vean los objetivos! —dijo con fuerza.

—¡Ocho! —No había necesidad de demorarse en las estadísticas. Gu Yun disparó tan solo diez flechas, y todas acertaron al centro del objetivo. Dos de ellos eran negros. No se equivocó en ninguno. Aún quedaban dos flechas en el carcaj.

En ese momento, en el bosque, más de cien soldados quedaría en silencio. Incluso en la hierba, los insectos sonaban rasposos. En el lado opuesto, el objetivo se mantenía alto y en marcado contraste con el blanco desordenado anterior.

Ella tenía razón, esto era humillante. Muchos de ellos tenían una carrera militar de más de diez años, a partir de la cual fueron considerados valientes y feroces, invencibles. Pero hoy, perdieron contra una mujer diez años más joven. Era simplemente irónico. Qing Mo estaba en cada uno de sus rostros con fiereza. Habían cerrado la boca y estaban en silencio, pero el dolor ardía. Sus orgullos nobles resultaron golpeados.

Por su parte, Gu Yun estaba adolorida. Se había estirado demasiado y ahora la herida le dolía un poco.

Gu Yun levantó la mano con el arco largo y se lo arrojó elegantemente al aburrido y musculoso hombre boquiabierto. Zhuang Han lo atrapó con rapidez.

—Odio a las personas que pretenden superioridad moral —le dijo con frialdad—. Y a aquellos que no se esfuerzan al máximo. Veinte puntos menos.

El hombre por fin bajó la cabeza que había mantenido en alto hasta ahora.

—¿Estás satisfecho? —le preguntó en voz baja. Este hombre, que siempre salía a beber con mujeres, ahora estaba lleno de respeto. Enderezó la espalda, y gritó:

—¡Satisfecho!

—¿Hay alguien que no esté convencido?

—¡No!

—¡El próximo grupo!

—¡Sí!

Aunque varios grupos detrás estaban preparados mentalmente, no pudieron mantener sus enfoques durante el entrenamiento porque había cambios frecuentes en el objetivo en movimiento. No lograron adaptarse, por lo que el resultado fue un desastre natural.

Yu Shijun miró los resultados registrados. Solo podrían describirse como espantosos. Se dirigió hacia Gu Yun, cuyo rostro había recuperado la mirada tranquila habitual, pero sus grandes ojos del gato tenían un evidente resplandor frío.

Para él, los resultados hablaban por sí solos, por lo que no se atrevió a dar más detalles.

—La puntuación acumulada más baja es el quinto grupo; cada grupo ha alcanzado menos de cinco objetivos en los requisitos.

Gu Yun odiaba que le dolieran las muelas por apretar los dientes por la frustración, así que no le mostró tolerancia a este grupo de hombres.

—De acuerdo con el sistema de puntos que mencioné antes, recuerda que si llegan a cero, se los dejará ir.

—Sí.

♦ ♦ ♦

—Hacia la derecha. Corran trescientos metros hacia adelante.

Esta era la tarea más sencilla que ella consideró para la misión del siguiente nivel. Gu Yun estaba pensando que debía prepararse mentalmente y no culparlos en un ataque de ira.

—Sí.

Gu Yun y los soldados que la asistían corrieron hacia el claro del bosque para hacer los arreglos.

¿Su Ling y Han Shu?, pensó cuando vio dos figuras altas, y se acercó para interrogarlos.

—¿Por qué viniste? —Al mirar los ojos negros de Su Ling que irradiaban una sonrisa, apartó la vista y agachó la mirada.

—Escuché que hoy había una evaluación de capacitación estándar, así que vine a ver. —Teniendo en cuenta su expresión antinatural, Su Ling estaba de buen humor. ¿Había entendido que ella era tímida?

Han Shu también se rió.

—Quería verlo. —En la Casa del General, todavía había mucho hielo espeso. Aunque algunos ya se habían derretido, pero no quería quedarse allí.

Gu Yun estaba bastante juguetona aquel día e hizo un leve puchero con la boca.

—Las cosas todavía no se ven bien —dijo, sin mostrar frustración ni desprecio. Según sus logros y desempeño, la dificultad solo empeoraría a partir de ahora.

—¿Qué quieres decir?

Gu Yun simplemente se encogió de hombros y no dio más explicaciones. Su Ling ya no la presionó, y por su parte, Han Shu se retiró a un lado como esperando el caos, (es decir, el entrenamiento). Conociendo ahora cómo era ella, estaba esperando por algún espectáculo ingenioso.

Dispuestas en un espacio abierto había diez mesas de madera. Colocadas cuidadosamente en cada una de las tablas, había diez flechas cortas. Junto a ellos, había ballestas cubiertas con tela blanca. A más de diez pies de distancia, en el otro lado, había diez vasos con forma de cono con roly-poly [1]. El centro estaba pintado con una diana roja.

Mirando esta suerte de “batalla” improvisada, parecía que esta vez no les ordenaría hacer nada difícil, pero después de la prueba anterior, los soldados no podían darse el lujo de relajarse. Sobre todo porque con el General y la Vanguardia observando, la presión había aumentado. Nadie quería perder su reputación.

—Segunda prueba: la ballesta. —Sin más introducción, Qing Mo procedió con las reglas—. El objetivo es la diana opuesta en forma de cono tembloroso. Pueden disparar hasta diez flechas antes de que deje de temblar o bailar. Siempre que cinco atraviesen el objetivo, pasarán.

¿Eso era todo? Los oficiales y hombres estaban contentos de que el tema fuera más simple que antes.

—Listo. —Yu Shijun le hizo un gesto a Gu Yun. Estaba al mando de los soldados que debían mover los vasos de rolly-poly para que estos temblasen luego de presionar la parte superior de estos con troncos.

—Primer grupo —los llamó. Estos dieron un paso al frente con firmeza y entusiasmo. La voz fría de Gu Yun ordenó—: El disparo debe ir precedido de un calentamiento, el pie izquierdo hacia adelante sobre sus manos y un paso hacia atrás. Cien flexiones.

¿Qué? ¿Además debían calentar? Aunque no sabían cuál era el objetivo de eso, los soldados obedecieron con la esperanza de comenzar pronto y completar la prueba con rapidez. Esperando para comenzar con paciencia, Gu Yun habló de nuevo con tranquilidad:

—Al unísono, a mi marca, bajen sus cuerpos. Al segundo llamado, empujen su cuerpo hacia arriba. Eso se contará como uno. —Cuando Gu Yun comenzó el conteo, el ritmo era muy lento. Después de hacer más de treinta flexiones, finalmente entendieron sus intenciones.

Al tener que moverse al mismo tiempo, realizar cien flexiones era más agotador que hacer 300 flexiones rápidas. Seguir su conteo era más agotador para sus traseros. Lograron terminar los cien, pero cuando se levantaron, sus manos estaban temblando.

—Comiencen.

Gu Yun le hizo una señal a los soldados ayudando, quienes presionaron con sus troncos los objetivos. Los diez conos se levantaron de inmediato, balanceándose violentamente.

Los soldados corrieron hacia la mesa de madera y abrieron la cubierta de tela blanca para coger las ballestas. Todos estaban estupefactos; no era de extrañar, pues debajo de la tela blanca, las ballestas no estaban listas. Primero debían armarlas, y dentro del tiempo asignado, realizar los cinco golpes. Sus manos temblaban como hojas en el viento, dificultando la tarea aun más. Frente a los soldados, los objetivos comenzaron a detener su balanceo poco a poco. No tenían tiempo para pensar, solo podían apresurarse a terminar de clasificar, ensamblar y preparar las ballestas para disparar.

Después de haber sido arrojados a un frenesí, la impotencia se apoderó de ellos cuando Yu Shijun anunció con voz débil:

—Es la hora.

Tras mirar de reojo a la hilera de dianas en forma de cono y a las pocas flechas cortas, Yu Shijun se lamentó. Solo había una palabra de cuatro sílabas para describir los resultados: miserable. En silencio, miró el rostro del General, y solo una palabra de tres sílabas pudo usarse para describir lo que vio: lúgubre.

Por el contrario, Qing Mo se veía bastante tranquila.

—No informe el puntaje. Los he visto a todos —le dijo, levantando una mano.

El primer grupo de soldados dejó sus ballestas, dio un paso atrás y esperó a que Gu Yun los regañara.

—Desarmen la ballesta y luego vuelvan con los demás —les dijo, ignorándolos.

—Sí.

Gu Yun suspiró. Aunque esperaba que los resultados fueran inferiores a lo que esperaba, todavía era deprimente presenciarlo.

—Yu Shijun, tú te harás cargo.

—Sí. Segundo grupo.

Gu Yun fue junto a Su Ling y notó que este había estado en silencio. Sus ojos de águila observaron en silencio el insatisfactorio resultado.

—¿Qué opinas?

Él entendió sus métodos de entrenamiento. Aunque eran algo engañosos, también eran muy prácticos. El enemigo no era un enemigo fijo, sino que se movían y defendían. Incluso si estuvieran agotados, tenían que pelear con calma. Solo entonces podrían considerarse de la élite.

La realidad era que las habilidades básicas de estos soldados eran muy buenas, pero no estaban acostumbrados. Teniendo en cuenta el tiempo que le había dado, era probable que no llegaran a cumplir sus requisitos.

—Están acostumbrados a practicar usando los métodos de entrenamiento militar. Será difícil que puedan cumplir con tus expectativas en tan poco tiempo. Temo que no han practicado lo suficiente y serán expulsados.

Gu Yun frunció el ceño hasta que solo parecía tener una ceja. Estaba pensando en cómo eliminar el problema después de ver la condición actual. Ahora sin embargo, estaba pensando en cómo transformar el método de entrenamiento en sí para permitirles adaptarse y desempeñarse mejor con su enorme fuerza.

Mientras los dos pensaban, Han Shu estaba detrás de ellos observando y negando con la cabeza. Ahora se daba cuenta que ella había sido muy generosa con los reclutas. El entrenamiento continuo había sido muy agotador pero una vez que terminaban, tenían permitido descansar. Ahora, sin embargo, eran evaluados mientras estaban agotados. Han Shu no pudo contener su suspiro.

—¡Si todo el ejército Su pudiera seguir este entrenamiento, sería invencible! —A pesar de que ahora no tenían rival, serían mejores.

—No es necesario pero tampoco imposible —murmuró Gu Yun—. Los brazos no son iguales y los métodos de entrenamiento serían diferentes. Estás soñando.

Han Shu frunció los labios y no respondió. Él también sabía que no era posible.

Más de una docena de grupos habían terminado, pero los resultados no eran dignos de mención. Los hombres antes animados y la actitud de una élite invicta ahora eran como gallinas de pelea derrotadas con sus cabezas bajas.

Terminaron más de una docena de grupos, pero los resultados no fueron dignos de mención. El grupo antes animado y el escenario de la élite como los invictos ahora lucían como “gallos de pelea derrotados”. Sus cabezas estaban ligeramente inclinadas.

—Dado los resultados, no habrá ninguna deducción. Este es el final del día de hoy. Todos ustedes han logrado decepcionarme —les dijo, caminando frente al grupo. A diferencia de cómo los había regañado durante el anterior incidente, esta vez solo dio un pequeño comentario que les sorprendió más. En general, estaban avergonzados de pie a cabeza—. Dispérsense.

La chica estaba muy irritada viendo los resultados del día. Para empezar, no cumplieron con sus expectativas. Luego, se puso a pensar en el modelo de entrenamiento de los soldados. Caminó hacia la mesa de madera y levantó sin problemas la ballesta de medio metro. Estaba reflexionando, cuando notó algo extraño.

El grupo de soldados que debería haberse ido seguía ahí.

—Hablen —dijo, mirándolos de reojo.

—¡Dennos una oportunidad!

Un grito fuerte y claro hizo eco en el bosque vacío. Las expresiones de todos eran solemnes, dejándola atónita.

No pensarán que voy a rendirme, ¿verdad?, pensó. Encontrándolo divertido en su interior, su rostro se mantuvo tranquilo y compuesto.

Gritos limpios y fuertes resonaron en el bosque vacío. El rostro de todos era solemne. Gu Yun estaba atónita. No pensaban que se estaba rindiendo, ¿verdad? Sintiéndose secretamente divertida, su rostro estaba tranquilo y sereno.

—Bueno, les daré cinco días —les dijo con voz helada, sin rastros de su sorpresa—. Deben seguir mis órdenes estrictamente respecto al entrenamiento. Mis requisitos ya no pueden ser tan bajos como este.

—¡Sí!

Aliviada, la delicada boca de Gu Yun sonrió inconscientemente cuando escuchó el grito unánime.

—¿Por qué están boquiabiertos? En lugar de limpiar las flechas y las ballestas, continúen practicando toda la tarde —les dijo en cuanto se calmaron.

—¡Sí!

Su Ling permaneció a un lado, esperando a que terminase.

Su Ling estuvo al margen hasta que Gu Yun terminó.

—Puede que ya no seas un zorro explotando el poder del tigre [2] —le graznó, acercándose con una sonrisa.

Los soldados nunca pudieron ocultar sus emociones en sus rostros. También era visible en sus modales y actitudes: ella se había ganado sus respetos.

Gu Yun sonrió pero no dijo nada. Obtener el respeto de los soldados era una condición esencial del Comandante en Jefe. Por supuesto, no enseñarles bien también era su responsabilidad.

Los ojos negros entrecerrados lo estaban mirando. No parecía estar de buen humor.

—Entonces, mi damisela, ¿puedo molestarla? —se rió él en su oído.

Él siempre la ridiculizaba, pero ella era indiferente. Sin embargo, al escuchar la palabra “damisela” de su boca, el corazón de Gu Yun dio un brinco y su rostro comenzó a arder. Dándole una mirada de fastidio por su estratagema, y sin preocuparse por su reputación, ella gritó con irritación:

—¡¿Quién es su damisela?!

—Por supuesto… —Los ojos sonrientes de Su Ling la miraban fijamente, alargando deliberadamente la respuesta y suspendiendo sus palabras para intensificar su entusiasmo.

—¡Su Ling, cállate! —le gritó en voz ansiosa.

Han Shu estaba aullando de risa hasta que su rostro dio la impresión de tener un ataque. Por no mencionar a los soldados, que todavía llevaban los objetivos, y que los miraban cada tanto esperando presenciar el caos.

Gu Yun de repente se dio la vuelta para enfrentar al grupo de hombres que se movían más lento que un caracol.

—¡Muévanse rápido! ¿Quieren llevar la diana sobre tus hombros haciendo saltos de rana hacia atrás? ¿Es eso?

¡Ella era simplemente una tigresa! Incluso los Generales rugirían por ella. Fueron reprendidos varias veces pero no había nadie de su lado para crear un equilibrio. El grupo de soldados rápidamente recogieron los blancos, y con la ballesta y flechas en manos, corrieron al bosque. Al instante, solo quedaron tres de ellos en el campo de entrenamiento.

—Um huh… —Han Shu también se apresuró a retirarse—. Volveré y veré cómo se está derritiendo el hielo en la oficina.

Debía irse, o iban a terminar pateándolo a él también. Con la huída de Han Shu y los soldados, Gu Yun se sintió avergonzada por la situación. Su Ling no se rió, respetando sus sentimientos, lo que le dio valor.

—¿Te has reído lo suficiente? —le preguntó, vigorosa como una tormenta enfurecida. Era todo por su culpa. De otra forma, nunca habría actuado así.

La belleza estaba disgustada. Su Ling sonrió, sin embargo, sus profundos ojos negros la miraban constantemente. El sol y el sudor le cubrían la frente. Ya fuera por el brillo del sol, o porque no estaba de buen humor, un ligero rubor cubría su rostro, haciéndola ver hermosa.

Él no se rió, sino que la miró fijamente. Gu Yun estaba aún más perdida. No sabía cómo proceder, así que terminó devolviéndole la mirada.

—¿Cómo es que no lo noté antes? Tu feroz apariencia luce hermosa —dijo con otra risa.

¿Hermosa?

—Tus palabras dulces son realmente torpes. —Ella no sabía si la estaba insultando o alabando.

—Podré practicar con frecuencia —respondió él, lleno de sonrisas. Nunca había usado palabras melosas o frases dulces, pero si era a ella, lo haría con diligencia.

Gu Yun lo miró y se dio cuenta que antes no había visto el lado tan pobre de este hombre. Recordando algo de repente, se acercó a Su Ling con entusiasmo y tiró de su mano hacia la oficina del General.

—Tengo algo que mostrarte. Ven conmigo.

Su mano era muy pequeña pero con mucha fuerza. Su Ling miró las manos que lo sostenían, y sus labios inconscientemente sonrieron más. Esta era la primera vez que tomaba la iniciativa para tocarlo. Su corazón y mente estaban enfocados solo en esto, y no se dieron cuenta que su otra mano sostenía una ballesta.


[1] Rolly-Polly: Los juguetes Roly-poly son muñecos basculantes de fondo redondo / vaso o muñecos que se mecen cuando se los empuja, siempre vuelven solos a su lugar original.

[2] Es un dicho chino. El zorro estaría usando las conexiones poderosas (el tigre) para intimidar a otros a obedecerle.

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