Una generación de militares – Capítulo 35: Armadura pesada (2)

Traducido por Lucy

Editado por Sharon


El viento de invierno no era helado, pero la brisa soplando contra su rostro picaba un poco. En el bosque, después del campo de entrenamiento, una figura alta y otra pequeña caminaban lado a lado en la neblinosa oscuridad. El hombre se quitó la capa de color oscuro y la usó para cubrir los hombros de la mujer sin decir nada, y sin detenerse o preocuparse por la reacción de su compañera.

—No tengo frío —dijo Gu Yun, quitándose la ropa que calentó su cuerpo de repente. Ella no era tan débil como para sentir frío en este tipo de clima.

—Cúbrete —le respondió con frialdad Su Ling, que no se había detenido para contestarle.

—¿Estás enojado? —le preguntó Gu Yun, perpleja. Mirándolo de reojo, se dio cuenta que su expresión era sombría.

Había estado de ese humor desde la tarde. Habían ido juntos al campamento por la noche y se quedaron allí, pero ni una sola vez dijo una palabra.

Sabía que estaba enfadado, pero no entendía qué era lo que le molestaba. ¿Fue porque el último entrenamiento había sido a puertas cerradas? Ella le había prohibido a todo el mundo observarlo, pero ahora sentía que lo había ofendido de alguna manera.

Gu Yun soltó un suspiro. En el pasado, nunca se hubiera preocupado por sus extraños cambios de humor, pero ahora de repente quería saber qué le pasaba.

—No —respondió con voz fría y sin emoción y sus pasos se hicieron más rápidos.

¡Mentira!

—¿Por qué? —le preguntó, deteniéndose.

Su Ling se adelantó pero ella no se movió. Era una noche tranquila y sus brillantes ojos miraban a través de la oscuridad en la que se alejaba. En su corazón, estaba decepcionada. ¿Se había ido? Pensó que iba a desaparecer delante de su vista, cuando el duro hombre se detuvo.

Gu Yun levantó la mirada y se acercó a donde estaba.

—¿Por qué estás enojado? —insistió. No le gustaba adivinar las razones de su enojo.

Esta vez, Su Ling no tenía escapatoria. Sus oscuros ojos la miraron mientras levantaba ligeramente la cara.

—Estás ansiosa por Ao Tian —dijo, con voz fría y helada.

—Lo considero como un amigo. Por supuesto, estoy nerviosa —le contestó ella con un tono que decía que era algo natural. Sin embargo, en su interior estaba aturdida.

¡Su Ling había pasado toda la tarde enfurruñado, deprimido y enojado, y todo el tiempo su problema había sido sobre los sentimientos de una mujer hacia un hombre! Con movimientos torpes, como un hombre desanimado, se esforzó mucho en tratar de hacerle entender lo que pensaba. No se había dado cuenta que el afecto que ella sentía hacia Ao Tian era diferente. Al entender esto, el rostro de Su Ling comenzó a aliviarse.

Gu Yun se preguntó por qué de repente estaban hablando de Ao Tian, y su cara alternaba entre sombría a clara…

—¿Estás… celoso? —dijo, con una sonrisa. Cuando él se congeló en el lugar, ella rió. El hombre siempre orgulloso y duro estaba celoso, y como siempre, sus reacciones no eran pequeñas.

No pudo contener su risa y los ojos de Su Ling se entrecerraron.

—En el futuro, tu atención no debería estar puesta en otros hombres —le reprendió con frialdad, sin admitirlo ni negarlo, pero sin ocultar su descontento.

—¿Y dónde debería ponerla? —rió Gu Yun, desconcertada.

—¿Qué piensas?

Se escuchó un peligroso susurro, indicando la advertencia de Su Ling.

Desafortunadamente, Gu Yun, que no le teme a la muerte, respondió.

—No sé…

Sus palabras aún no habían terminado cuando Su Ling, ágil como una figura de leopardo, la asaltó. Gu Yun sintió sus labios calientes en ella y sus ojos se abrieron de inmediato. El rostro de Su Ling estaba tan cercano que todo era borroso. Era autoritario y su aliento caliente era excepcionalmente claro. Puso sus manos en su cintura, la sostuvo con fuerza, y la acercó a él. Como sus dos cuerpos estaban pegados por completo, a través del fino material, podía sentir los latidos del otro.

—¡Hmm!

Gu Yun incluso se olvidó de respirar. Cuando finalmente necesitó hacerlo, Su Ling dejó sus labios. Con una voz oscura, proveniente de un hombre con un humor inestable, le susurró al oído:

—¿Lo sabes ahora?

Sus labios aún ardían con el calor y su pecho se sentía como si estuviera presionado con fuerza. Su mente le hacía preguntas, pero el aliento caliente parecía permanecer en sus labios, resonando como un eco. Sus labios estaban entumecidos al tacto y su corazón todavía temblaba. Solo fue después de unos momentos que Gu Yun recuperó la compostura. Su boca jadeaba buscando aire, incapaz de escuchar los sonidos que los rodeaban por el ruido que estaba haciendo su mente.

¡Él me besó de verdad…!

—Tú no…

El insulto de Gu Yun aún no había terminado cuando su cintura fue atrapada y una vez más fue abrazada por los cálidos brazos. Al instante, fue rodeada por su aliento. Gu Yun entró en pánico y quiso alejarse, pero él sostenía su cuerpo con fuerza. Luchó desesperada, pero perdió el equilibrio…

—Oh.

Temiendo que fuera a resultar herida, Su Ling se apresuró a voltearla y cubrirla con su cuerpo al caer. Los dos golpearon el suelo con un ruido seco, con la espalda de Su Ling sobre el pasto. Sus manos seguían rodeando su cintura, y Gu Yun se encontraba sobre él.

¡Me besó!

Gu Yun estaba furiosa por la vergüenza. Agarró las ropas de Su Ling, y gritó:

—¡Soy la única que tiene permiso para besarte primero! ¡Solo entonces puedes hacerlo! ¡Escúchame! De otra manera… —gritó.

Los oscuros ojos de Su Ling sonreían. Mirándola con tranquilidad, su voz profunda parecía hipnotizarla.

—¿De otra manera?

Gu Yun se sonrojó hasta las orejas. ¡Cielo santo! ¿Qué estaba diciendo? Dejó escapar un grito y se dio cuenta de que la mayoría de su cuerpo estaba ahora infamemente sentado en los muslos de Su Ling. Quería ponerse de pie, pero la mano en su cintura era firme y se negó a soltarla.

—Bueno, estoy esperando que me beses —dijo Su Ling con una risa.

Al ver sus ojos expectantes, Gu Yun quiso morir en ese mismo momento. ¡No! ¡Quien debía morir era él! Su cara estaba ardiendo mientras empujaba la mano de Su Ling.

—¡Vas a dejarme ir!

Él liberó su agarre sin querer, permitiendo que se levantara y se girara para irse. Sin embargo, él permaneció acostado en la hierba.

—Mira hacia arriba —dijo con una expresión llena de emoción. Cuando le obedeció, se dio cuenta que la luna creciente colgaba en la oscuridad junto con las tenues estrellas.

Mirando todo el paisaje, había una rama solitaria perdida de exuberante follaje incrustada en toda la noche. Todo el cielo era como una pintura compuesta de salpicaduras de tinta, o como un cuadro de libertad. Sabía que las estrellas en el cielo de la noche de verano eran hermosas, pero sorprendentemente, las estrellas de la noche de invierno también lo eran.

—Es hermoso —suspiró ella sin darse cuenta. Se perdió en la escena enfrente suyo, y dejando que todas sus preocupaciones se fueran, se sentó al lado de él para disfrutar de este raro cielo nocturno. Bajo la luz de la luna, su cabeza estaba sostenida por su mano, las cicatrices de su cara en la noche no eran muy obvias. Esos labios rojos y húmedos que brillan, cálidos y suaves. El recuerdo de ese breve beso regresó y Su Ling se encontraba en un estado de confusión.

Se apresuró a cambiar su línea de visión mientras ella permanecía enfocada en las desoladas estrellas. Con una risa gentil, dijo en voz suave:

—Es muy hermosa.

El cielo era bello, pero palidecía frente a esta placentera belleza.

En la tarde de invierno, las cigarras no hacían llamadas nocturnas. Solo se escuchaba el sonido del aullante viento nocturno que venía del bosque, y les soplaba el pelo y la ropa en desorden. No debería haber habido luna llena y estrellas brillantes para que los dos se deleitaran.

Durante el tiempo que permanecieron allí, sus irregulares latidos se calmaron poco a poco. La cabeza de Gu Yun se inclinó hacia su lado mientras lo miraba a él, que estaba acostado en el suelo con Chixue como una almohada natural bajo su cabeza.

—¿Por qué tienes a Sangre Roja?

—Bueno, me he acostumbrado a llevarla después de tanto tiempo. Tú también podrías llevar a Bing Lian.

Hace muchos años que se había vuelto parte de la milicia, por lo que era un hábito mantener su arma junto a su cuerpo en todo momento. Las amenazas a su vida eran numerosas.

—¿Hay alguna historia detrás de Bing Lian y Chuxie? ¿Puedes contármela? ¿Sobre las historias de su familia Su? —le preguntó con curiosidad, sentándose en sus rodillas y colocando las manos en su regazo. Una espada parlante estaba más allá del alcance de su comprensión. En verdad la desconcertaba.

Su Ling se sentó para ver los ojos brillantes de Gu Yun.

—¿Quieres escuchar? —susurró.

—Bueno…

Los ojos de Su Ling mostraron un poco de vacilación. Ella se rió.

—¿No puedes decirlo? Bien, déjalo pasar.

—No. Para ti, está bien.

La historia de la familia Su no fue compartida con extraños, sin embargo, ella sería su esposa así que era natural que lo supiera.

Echó un vistazo al suelo, hacia la tranquila y calmada Chuxie.

—Bing Lian y Chuxie son un par de espadas antiguas, y sus propiedades de hielo y fuego se refuerzan mutuamente. Son solo armas. No tienen inteligencia o espíritu.

Habiendo terminado esa frase, la frente de Su Ling se arrugó gradualmente. Se detuvo durante mucho tiempo.

¿Un par de espadas que no tienen inteligencia espiritual? De repente, en el corazón de Gu Yun, surgió un extraño sentimiento de emoción. Esta podría ser la historia que la Familia Su cuenta para evitar mencionar el pasado.

—Los ancestros de la familia Su, durante miles de años, han ayudado al emperador Ming del clan Zu Chang, bajo su propia responsabilidad. Hace más de mil años, el mundo no era como es ahora. Estaba dividido en varios países antes de pertenecer a un clan. El jefe del clan o patriarca dividía el feudo [1]; y se lo concedía a sus hijos, quienes lo controlan y administran. El siguiente jefe del clan solo era nombrado cuando el primero estaba muriendo.

»El príncipe mayor se aprovechó de la larga enfermedad del patriarca Zu Chang. Se confabuló con el clan que practicaba magia demoníaca o maligna, el clan MoZu, e intentó asesinar a todos los demás príncipes. Se convirtió en el tirano venenoso del mundo. Su sed de sangre se convirtió en su segunda naturaleza. Si el mundo hubiera caído en sus manos, toda la vida se habría hundido en una terrible oscuridad. El patriarca Zu Chang falleció pero antes de morir, el clan Su recibió una orden imperial secreta de apoyar al tercer príncipe para que asumiera el cargo de Patriarca. Desde entonces, la familia Su lo apoyó varias veces en la lucha, pero también se convirtieron en el objetivo de muerte del hijo mayor.

Gu Yun estaba escuchando atentamente; no lo instó ni lo interrumpió. Su Ling se veía muy serio hablando del origen de Bing Lian y Chixue.

—Bajo el estandarte del clan MoZu, habían llamado de vuelta el alma de los difuntos para que colaboren con el príncipe mayor. Esta raza de espíritus malignos también absorbía o tomaba el alma de cualquier criatura viviente a menos de una milla de distancia. Estas criaturas vivas se convirtieron en muertos vivientes malignos. Así se creó la Legión de los Muertos del clan MoZu. Solo una espada de hielo y la sangre roja —la combinación de estos elementos incompatibles—, tuvo el poder de enfrentarse al Clan MoZu. Sin embargo, para que las dos espadas se movieran, necesitaban de alguien que las sostuviera, y que los portadores pudieran acercarse por lo menos una milla sin perder sus almas. Las espadas no podían actuar por sí solas, así que les era imposible crear una oportunidad que les permitiera destruir al Clan MoZu y su Legión. Ningún hombre con alma podía resistirse a su magia demoníaca. Eso era, a menos que un alma humana fuera vertida en el filo de la espada para hacerla actuar.

Gu Yun se asustó. Un sentimiento de escalofrío y agitación entraron en su cuerpo.

—¿Cómo se vierte un alma humana en una espada? —preguntó. Sus ojos estaban iluminados por la anticipación. Su Ling soltó un suspiro profundo.

—Si el alma entra en el horno de fundición durante la refundición, la espada adquiere la carne y la sangre primero, y luego, la energía del espíritu y la sangre del alma mortal.

La voz de Su Ling se quedó en silencio. En la hierba, la siempre tranquila Chuxie tembló débilmente pero rápido volvió a su calma habitual.

Gu Yun la miró sorprendida.

—¡Esto es absurdo! ¿Solo tiras a un humano al horno? Si no se mezcla o se fusiona, ¡ese sacrificio fue en vano!

Había escuchado muchas historias de espadas de fundición, donde los maestros espadachines usaban su propia sangre. Pensar que la Familia Su había metido gente en el horno… Eso era tan…

Su Ling agitó la cabeza. Su voz apagada era muy suave, y hacía que la historia no sonara como algo vergonzoso, sino muy doloroso.

—No todos eran compatibles con el refinamiento del hielo, y Sangre Roja no era tan complaciente. Solo una mujer nacida de la energía Yin (noche) podía combinarse con la sangre roja caliente; por otro lado, solo los hombres nacidos con energía Yang (día) podían fusionarse con el refinado del hielo frío. Combinando las energía opuestas, solo entonces había poder suficiente para fusionar las dos espadas. Estas dos personas también debían ser parientes de sangre. En la casa Su, de todas las personas, solo dos cumplían con los requisitos.

—¿Quiénes?

El corazón de Gu Yun se tensó.

—Los hijos del hijo mayor de Su.

Al oír esto, la delicada voz de niña de Bing Lian sonó en su oído.

—¿Qué edad tenían? —preguntó con voz temblorosa.

Una peculiar mirada siniestra y extraña apareció de repente en sus sombríos ojos. Bajo su mirada, Su Ling suspiró y respondió con dolor:

—El hijo tenía trece años. Su hija tenía ocho.

¡Trece años! ¡Ocho años!

—¡¿Cómo puedes meter a dos niños en el horno de fundición?!

Ella solía ser un soldado y entendía la necesidad de sacrificios, ¡pero estos eran niños!

Su Ling no supo cómo explicarle la necesidad de matar a dos niños a cambio de la victoria, así que no dijo nada.

—¿Y después? —presionó ella, llena de ansiedad.

—Después…

Su Ling hizo una larga pausa. Gu Yun resopló con desprecio.

—Después la doble espada se fusionó. Mataron al demonio. El hijo mayor del emperador no pudo usurpar el trono. Todo el pueblo se salvó. ¡Excepto esos dos!

Esperaba la ira de Gu Yun y no tenía excusas.

—Tienes razón. Todos se salvaron.

Su corazón estaba hirviendo de ira, por lo que intentó contenerse respirando hondo. Sabía que no debía atacar a Su Ling. Después de todo, era algo que su gente había hecho hace más de mil años. Poco a poco, calmó su ira.

—Entonces, ¿han estado atrapados por más de mil años en las dos espadas? ¿No pueden encontrar una manera de salvar sus almas? —preguntó en voz baja.

La profunda voz de Su Ling sonaba desamparada.

—La familia Su, durante más de mil años, ha intentado rescatarlos, esperando que se salvaran; sin embargo, hasta ahora, nadie supo cómo hacerlo.

Por eso se volvió una tradición que Bing Lian eligiera a la nuera mayor de la Familia Su. Después de todo, les debían mucho a esos niños.

—¿Por qué no me quieres?

—Te lo garantizo, te lo prometo…

—Oh, estoy tan cansada…

Eso fue lo que la niña yin, con su elegante, delicada y etérea voz, le había dicho estando atrapada en la espada de hielo. En realidad, era solo una niña de ocho años.

—Mil años…

No sabía qué fue lo que sintió en el horno. Cómo ardía el fuego, o lo doloroso que había sido. Esa alma había estado atrapada en la espada por un milenio. ¿Cuántas almas habían estado atrapadas con tanta soledad y miedo?

Gu Yun levantó su cuerpo, y sin pensarlo, tocó a Chuxie en la hierba.

—¡No lo toques! —exclamó Su Ling, sorprendido.

En el segundo en que sostuvo la cuchilla, un brillo blanco entró en su cuerpo a través de la palma de la mano hasta su corazón. Fue doloroso, pero Gu Yun no se soltó durante mucho tiempo. Solo la tocó. Dolía como si fuera el fuego ardiendo fusionándose con la espada. ¿No había soportado ya el fuego de mil años ardiendo con amargura?

Una lágrima cayó de su cara sobre la ardiente hoja caliente de Chuxie. Esta se disipó por completo, y el sentimiento de ardor en su amargo corazón desapareció al mismo tiempo que la mágica espada carmesí se calmó poco a poco. La temperatura abrasadora se desvaneció gradualmente, dejando solo el calor residual.

Su Ling se sorprendió de que Gu Yun pudiera incluso recoger a Chuxie. Ninguna anfitriona había sido capaz de hacerlo durante generaciones. Agarrando a Chuxie y mirándolo por encima del hombro, las lágrimas de sus ojos se habían dispersado. En lugar de eso, había una mirada firme.

—¡Debemos encontrar una manera de liberarlos!

abrazando sus delgados hombros y tomándola en sus brazos con suavidad, Su Ling asintió y respondió:

—Sí. Debe haber una manera.

♦️ ♦️ ♦️

Durante el siguiente medio mes, el entrenamiento privado continuó con buenos resultados, por lo que Gu Yun se sentía confiada en la prueba de esta mañana. Acababa de salir de Yi Tuan Yuan, cuando Su Ling se paró frente a ella, y sin decir nada, le agarró la muñeca.

—Ven conmigo.

Gu Yun respondió rápidamente.

—Voy a…

—¡Tengo algo que mostrarte! —la interrumpió Su Ling, emocionado.

¿Por qué está actuando así el General?, pensó Gu Yun, levantando una ceja. No se resistió, y dejó que la llevara en dirección al estudio. Dentro, Su Ling soltó su mano y se fue detrás de la mesa, buscando algo. Cuando lo encontró, colocó una caja de más de un pie de alto y exquisitamente empaquetada sobre el escritorio.

—¿Qué es esto? ¿Puedo abrirlo? —dijo ella con una sonrisa.

Su Ling la miró de reojo y actuó como si no le importara.

—Bueno.

Gu Yun abrió la caja con cuidado. Dentro, encontró dos muñecas, una de una mujer y otra de un hombre, hechas con un tallado realista

—¡Es tan linda! —exclamó con voz suave. Solo con verla, adivinó a quién quería dársela—. Es el regalo que elegiste para Xi Wu. No puedo creer que hayas sido tan cuidadoso.

Su Ling sacó otra caja de madera más pequeña en su mano y respondió fríamente:

—Asigné a alguien para que lo maneje por mí.

Ella se sorprendió por un momento y luego se rió. Realmente no podía tomar el crédito. Extendió la mano y suavemente acarició la cara de la muñeca de jade. Hacía un frío glacial pero era cómodo.

—¡Este es un buen regalo! —dijo Su Ling, frunciendo el ceño, cuando la vio ponerse de pie y guardar la muñeca.

—El significado es bueno. Con suerte, Xi Wu tendrá gemelos —dijo Gu Yun con una sonrisa, y tomando su mano. Aunque no le gustaban los niños, siempre era feliz de poder jugar y abrazar algunos.

¿Gemelos? 

Recordó la conversación que Qing Ling y Qing Mo habían tenido hace tiempo, y por fin lo entendió.

—¡¿A eso se referían?!

No se estaban casando por la orden del emperador.

Mirando a Qing Mo de reojo, que estaba ocupada envolviendo el regalo, los ojos de Su Ling mostraron un destello de travesura con su sonrisa ladeada. Desafortunadamente, ella estaba mirando al caja y no lo vio.

—Mañana, mucha gente enviará sus regalos… Haré que alguien lo entregue más tarde, ¿de acuerdo?

Aunque era un buen regalo, dejar que otros especulen después de verlo sería malo.

—Bien. —Con el regalo envuelto, notó que el sol ya estaba atravesando las nubes. Se apresuró a decir—: Voy al campo de entrenamiento. Me adelantaré primero.

Su Ling no la detuvo, pero abrió la segunda caja de madera con una sonrisa.

—¿Tan ansiosa? También me gustaría mostrarte la ballesta más corta recién hecha.

Gu Yun se detuvo rápidamente.

—¿En serio? Déjame ver. —Él le dio la ballesta corta y los ojos de Qing Mo se iluminaron—. ¿La has probado?

—No. El artesano acaba de enviarla —dijo. Como había supuesto, apreciaba las armas más que cualquier otra mujer.

Ella se rió con entusiasmo.

—Vamos a salir y probarla.

La ballesta corta era del tamaño y estilo que tenía en mente, pero no sabía sobre el alcances o la velocidad del disparo en serie.

—Excelente idea.

Los dos salieron del estudio, y se encontraron a Su Ren caminando hacia ellos al trote, mirando a Gu Yun con ansiedad. Al verlos, se detuvo ligeramente y caminó hacia Su Ling, indicándole que se acercara para poder susurrarle unas palabras al oído. La expresión facial de Su Ling cambió de inmediato.

—Tengo algo en la parte de atrás, ¿por qué no vas al campamento? —le susurró el General. Ella lo agarró del brazo.

—¿Qué está pasando?

—¡No es nada! —respondió en voz baja y con calma.

—¿Está relacionado conmigo?

Los agudos ojos de Gu Yun se fijaron firmemente en el rostro de Su Ling para no perderse ninguna de sus sutiles expresiones faciales. En respuesta, él entrecerró los ojos, mostrando una apariencia preocupada. Al parecer sí era algo que la involucraba.

—Dime que está pasando, si no después de que te vayas, te seguiré para buscarte —le dijo con seriedad al verlo actuar de manera más transparente que de costumbre.

Dos personas se miraban fijamente, ninguna de ellas se comprometía.

—Hermano mayor, díselo —se lamentó Su Ren con un susurro.

Los ojos tercos de Gu Yun hicieron que Su Linge atragantara en su rabia.

¡Ugh! Tiene razón. ¡En el momento en que salga de la mansión, ella me seguirá!

Finalmente, Su Ling decidió decir la verdad.

—Debido a la muerte de Ao Jie, la gente de la Isla Ju Ling me guarda rencor pero están más ansiosos por manipular a Ao Tian. Así que ahora están pensando en usarte.

—¿Entonces?

Algo peor debía estar sucediendo, de lo contrario no habría reaccionado así.

—Ya que te quedas en la Oficina del General, no tuvieron oportunidad de empezar su plan, así que ahora atraparon al Viceprimer Ministro, y han amenazado con matarlo si no te entregamos.

Amenazarla era la mejor opción.

—¿Tiene Qing Ling protección? —preguntó Gu Yun rápidamente.

—Tiene a Lou Xi Yan para defenderla y a Mo Bai para protegerla. Ella estará bien.

La gente vestida de negro estimó que no podían acercarse a Qing Mo ni a Qing Ling, así que solo pudieron atrapar a Gao Hong para acercarse a la Oficina del General.

Gu Yun se sintió aliviada de que lo tomaran a él para realizar su plan, pero al mismo tiempo, sintió que había algo raro. Su Ling no sabía qué pensar en silencio.

—¿Quién es el Viceprimer Ministro? —le preguntó.

—Gao Hong, el tío materno de la emperatriz —exclamó Su Ren, asombrado por su agudeza.

¡Resultó ser de la realeza! No era de extrañar que lo atraparan. 

—Iremos juntos.

—No —rechazó fríamente Su Ling—. Tú te quedas aquí. Estás más segura en la Oficina del General.

Este asunto involucraba a la familia real, por lo que ella estaría en una situación muy peligrosa.

—No lo creo. —A pesar de sus palabras afiladas, Qing Mo lucía muy relajada—. ¡No olvides que es el tío de la emperatriz! ¿Dónde podría estar a salvo?

La expresión de Su Ling cambió al instante a una más espantosa. Ella tenía razón. Si él se alejaba, la emperatriz pronunciaría algún decreto para atraparla, y nadie se atrevería a oponerse. No era nada más que una cuñada extranjera. Si la Oficina del General no la dejaba ir, entonces estarían oponiéndose a un decreto imperial.

Viéndolo agitarse cada vez más, Gu Yun se esforzó por tranquilizarlo.

—Primero, mira la situación y ponla bajo tu control. Tal vez haya maneras de rescatarlo.

Sus profundos y tristes ojos miraron a los claros ojos de Gu Yun.

—No debes actuar precipitadamente —dijo Su Ling en un tono distante. Ella sonrió y asintió con la cabeza.

—Lo prometo. No lo haré en absoluto.

Tomando su mano, Su Ling se paró allí y exclamó indefenso:

—Vamos.

Viendo a los dos alejarse rápidamente ante sus ojos, Su Ren sacudió la cabeza. Enfrente de Gu Yun, su hermano mayor siempre parecía resuelto al principio y con la mente fría, para luego cambiar de opinión. Ella de verdad era su alma gemela.

♦️ ♦️ ♦️

Tres personas con 200 tropas de élite se apresuraron a la mansión Gao Hong para ver la situación y examinar el patio. Dentro del lugar, había tres áreas. Cheng Hang salió para encontrarse con ellos tan pronto como los vio.

—General Su, el oficial Dan está en la tienda esperándole —comentó.

A primera vista, la puerta del patio distante estaba bien cerrada pero daba la impresión de un antiguo piano. Si no fuera por los oficiales que lo rodeaban fuera por un li de distancia, nadie sabría que esta vivienda tenía algo extraño. Chen Hang los llevó a la tienda improvisada. Dan Yulan, que había estado esperando allí, saludó al General Su y a Su Ren. Al ver que Su Ling era seguido por Qing Mo, los ojos de Dan Yun mostraron un dejo de sorpresa que escondió rápidamente.

Su Ling asintió con la cabeza en respuesta.

—¿Qué está pasando? —preguntó, abriendo la discusión.

Dan Yulan miró a Gu Yun, quien naturalmente asintió en reconocimiento. Tras esto, no ocultó el asunto por más tiempo.

—El oficial Gao, con su señora y sus hijos, han sido llevados a otro patio. Justo cuando amanecía, más de veinte hombres vestidos de negro aparecieron en el patio. Mataron a todos los sirvientes, y solo dejaron a un mayordomo para dar la noticia. Ellos exigen que Qing Mo sea intercambiada por las vidas del oficial Gao y toda su familia.

—¿Y el mayordomo? —preguntó Gu Yun—. ¿Está aquí?

—Sí.

Chen Hang corrió la cortina para salir, pero vio dos veces más el número que venían. Entre el grupo había un par de figuras extremadamente elegantes. Las elegantes cejas de Chen Hang se arrugaron de repente y se dirigió a Dan Yulan para informarle.

—Oficial, el Primer Ministro Lou y su esposa han llegado.

El hecho de que el Viceprimer Ministro fuera tomado como rehén cuando estaba dentro de la Corte Imperial no era un asunto trivial que el Primer Ministro pudiera ignorar. Después de todo, estaban interesados en Qing Mo. Este caso era difícil y extremadamente espinoso. El oficial Dan sentía un dolor de cabeza asesino cuando otra persona a la que no se podía ofender llegó.

—Primer Ministro —lo saludó con una risa rígida.

Lou Xi Yan estaba tranquilo, mirando a Dan Yulan y a Su Ling, que estaba a una distancia insignificante.

—Oficial Dan, General Su —los saludó, poniendo una mano en su pecho.

Su Ling era muy formal, y solo asintió con calma en respuesta. No se esperaba que Lou Xi Yan fuera a presentarse.

Zhou Qing entró en la tienda y con un vistazo rápido, vio a Gu Yun de pie junto a Su Ling. Sin hacer las típicas bromas, se acercó para tomarla de la mano y separarla a un lado.

—Sabía que vendrías. En este caso, no se te permite actuar precipitadamente en ningún momento —le advirtió severa.

Antes fue Su Ling quien le dijo eso, y ahora Zhuo Qing lo repetía.

—En tu corazón, ¿soy una persona impulsiva? —le preguntó con un gruñido.

—No eres impulsiva, es tu sentido de justicia el que está lleno —resopló Zhuo Qing.

¡Mira cómo trataste el asunto de Ao Tian! ¿O es que tienes un hechizo que te hace hacer locuras?

Era difícil decir si Gu Yun estaría tan loca como para arriesgarse de nuevo.

Durante esa ocasión, había asustado de muerte a Su Ling y Zhou Qing.

—No te preocupes. Sé cómo hacer esto —sonrió ella, encogiéndose de hombros. En lugar de calmarse, el corazón de su amiga se asustó aun más. Sabía que Gu Yun podría manejarlo, la cuestión sería cómo lo haría.

No pudo evitar maldecirla un poco por dentro.

No sé lo que piensa ese hombre. ¿Por qué dejaría que Gu Yun viniera aquí?

—Oficial Dan, el mayordomo.

El telón se abrió de nuevo y Chen Hang entró seguido por un hombre de mediana edad, un poco obeso, con una atmósfera imponente. Al verlos, cayó de rodillas para saludarlos.

—Este bajo sirviente saluda a los oficiales.

—¿Cuántos rehénens tiene la gente vestida de negro? —preguntó Su Ling, con una voz fría y profunda, la cual transmitía su actitud dominante y compasiva. El mayordomo no se atrevió a mirar hacia arriba.

—Mi señor, mi señora, dos concubinas, así como el joven amo y la señorita —respondió de inmediato, estremeciéndose—. Otras personas fueron asesinadas.

Atraparon a Gao Hong cuando estaba reunido con toda su familia. La mirada de Gu Yun se oscureció cada vez más.

—¿Cuántos hombres de negro había? —preguntó de nuevo Su Ling.

—No estoy seguro. Aproximadamente diez, o tal vez más.

En ese momento, había estado muerto de miedo. Los intrusos habían entrado a la mansión matando a todos con quienes se cruzaban.

¿Más de diez personas? Gu Yun pensó por un momento, antes de hablar.

—Tú estás a cargo y debes estar muy familiarizado con la situación. Dibuja un mapa de ese patio y los otros. Cuanto más detallado, mejor.

El mayordomo levantó la vista un poco y recobró un poco de sus sentidos. Miró con vacilación a Qing Mo, que estaba en un cuarto lleno de hombres poderosos, dando órdenes. ¿Debería escucharla o no?

—Dibuja rápido —gruñó impaciente Chen Hang, frotando su cabeza y preguntándose él mismo quién podría estar a cargo del caso.

—S-Sí.

El mayordomo se quebró y no se atrevió a dudar. Rápidamente tomó la tinta, el pincel y el papel, se hizo a un lado y se inclinó en el suelo para hacer sus dibujos.

Al terminar, Gu Yun los miró y los colocó en la larga y estrecha mesa. Entre ellos había uno muy grande que parecía ser un mapa de todo el lugar.

—¿Este es un mapa topográfico de alrededor del patio? —le preguntó, estudiando el papel con cuidado.

—Sí.

El resto de los presentes se acercó a la estrecha mesa.

—En el registro, el Patio de Gao está respaldado por montañas que podrían no ser muy altas —susurró Dan Yulan, a la vez que señalaba en el dibujo—. Al otro lado están las rocas y hay un arroyo que atraviesa la mansión. Otras zonas son laderas cortas. Este es un lugar donde no se puede ocultar nada. El patio está rodeado de piedras de sílex. A estas alturas, puede que hayan enterrado explosivos alrededor de las paredes del patio. Si enviamos tropas para atacar, me temo que habrá muchos muertos y heridos. Y si los enfadamos, este grupo de forajidos preferirá luchar desesperadamente antes que liberar a los rehenes.

—Si atacamos de inmediato, la misión de rescate será demasiado difícil —asintió Su Ren.

El enemigo estaba compuesto por un grupo cercano a las diez personas, y aunque eran fuertes, matarlos era sencillo. Sin embargo, a Su Ren le preocupaba que mataran a Gao Hong en el momento en que el ejército llegara al patio.

Nadie hizo ningún comentario. La tienda está en silencio. El momento no duró mucho, puesto que en ese momento se escuchó algo sorprendente. Una voz aguda y muy fuerte se escuchó llegar desde afuera de la tienda.

—¡El emperador y la emperatriz han llegado!

Con este anuncio, hubo diferentes reacciones dentro. Su Ling mostró una expresión hostil, con sus ojos de águila ligeramente entrecerrados que no podían ocultar del todo su fría furia chispeando. Su hermano, Su Ren, se puso serio.

Por su parte, Zhuo Qing mostró un rastro de preocupación, mientras que el Primer Ministro Lou permaneció tranquilo al lado de su esposa. Palmeó su hombro ligeramente, y le susurró:

—Ella no podrá actuar. —Su voz suave siempre tranquilizaba su mente confusa.

Zhou Qing miró a Gu Yun, que a pesar de ser el personaje central en este caso, no parecía para nada afectada. Sus ojos brillantes no se habían alejado del mapa en la mesa, sin moverse a pesar de la llegada del emperador y la emperatriz.

Gao Hong era el tío materno de la emperatriz Xin Yue Ning y tenía el apoyo de toda la familia Xin. La esposa Gao era prima de la emperatriz viuda Yang Xi Lan, que tiene protección de la familia Yang. Qing Mo era la mujer amada del General Su, la hermana de la Concubina Imperial Qing Feng y la cuñada del Primer Ministro Lou. Esto… ¡era demasiado difícil de medir!

Dan Yulan y Cheng Hang intercambiaron miradas entre ellos. El primero sentía un agudo dolor de cabeza, mientras que el segundo solo tenía un pensamiento en su mente:

Esta situación es miserable…


[1] Es un pedazo de tierra territorial a cambio de servicio militar. La tierra de la feudalidad es considerada como un vasallo en la sociedad feudal.

Una respuesta en “Una generación de militares – Capítulo 35: Armadura pesada (2)”

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