Traducido por Ichigo
Editado por Sharon
En ese momento, las cortinas de la tienda se movieron, y una alta figura apareció en la entrada. Gun Yun lo conoció durante la cena celebrada por Lou Xi Yan: era Yan Hong Tian. Aunque no estuviera usando túnicas, su presencia impotente era amenazadora, digna de alguien de su rango. El control del poder había fomentado su nobleza, y sus ojos fríos tenían una mirada despectiva, con sus manos cruzadas en su espalda.
En contraste, la mujer que lo seguía estaba usando accesorios innecesarios y adornos que nadie podía ignorar. No parecía tener veinte años, era muy hermosa y sus ropas caían al suelo, resaltando su cuerpo lujoso.
—Presente sus respetos al emperador y a la emperatriz.
Como el cuarto lleno de gente se arrodilló para saludar al emperador, Zhuo Qing y Gu Yun no tuvieron más opción que imitarlos. Mirándose entre sí, las dos tenían miradas de disgusto, pero bajaron la cabeza para cubrir sus risas burlonas.
—Póngase de pie —ordenó la voz masculina firme. Su tono parecía estar transmitiendo una sensación de opresión sin fin.
Cuando le obedecieron, él le dio una mirada al grupo de personas reunidos en el lugar, y nadie se atrevió a moverse. Su Ling y Lou Xi Yan se atrevían a traer a sus mujeres. Xin Yue Ning hizo una mueca.
—Su Señoría, ¿por qué las personas no están siendo salvadas? —preguntó con impaciencia.
—Para responder a la emperatriz, después de asesinar a los sirvientes, los hombres de negro atraparon a Gao Hong en la mansión. La situación dentro no es clara. Los hostiles enterraron explosivos en las paredes; si los atacamos, atraeremos la atención con el movimiento de hombres y los haremos enojar. Eso no será bueno para Gao Hong —respondió sinceramente, Dan Yulan, volviendo a la posición correcta de cortesía.
—Bien, ¿qué se hará al respecto?
—El Oficial Asistente Chang, junto con el General Su y el Primer Ministro Lou estaban discutiendo las contramedidas —respondió Dan Yulan.
Xin Yue Nig no estaba satisfecha. Había pasado tanto tiempo y seguían discutiendo, ¡qué tontería! Al final, no estaba feliz siendo que, al final del día, los emperadores debían esperar como los demás.
—¿Cuál es la identidad de la gente vestida de negro? —preguntó Yan Hong Tian en un tono bajo, con sus ojos sombríos barriendo sobre la habitación.
—En respuesta al emperador, el pueblo es de la Isla Ju Ling —volvió a responder Dan Yulan.
—Por lo tanto, están aquí buscando venganza.
Sus cejas rectas ahora se elevaron; Yan Hong Tian parecía estar riendo, pero al mismo tiempo, enojado consigo mismo. Su tono bajo no denotaba cuál era.
Se rumoreaba que era un hombre violento, arrogante y sediento de sangre. Gu Yun, en sus seis meses de observación, había formado una opinión diferente. Qion Yue tenía una gran fuerza nacional, su sistema legal era bastante claro y brillante, y la gente podía vivir y trabajar en paz. Como monarca, usar la guerra como medio de expansión territorial era inevitable. Él no era sangriento, aunque sí arrogante, sus emociones eran difíciles de controlar. Qing Feng debía estar devanándose los sesos para lidiar con un hombre como este.
Su Ling y Lou Xi Yan se quedaron en silencio; Dan Yulan, mientras tanto, no sabía cómo debía responder. Yan Hong Tian miró a Lou Xi Yan, antes de continuar con su investigación.
—Xi Yan, ¿qué opinas tú?
—Aún no está claro qué es lo que quieren —negó él con la cabeza.
Los ojos entrecerrados y sombríos de Yan Hong Tian miraron a Su Ling, buscando otra opinión.
—General Su, ¿su oficina?
—El ejército de Su hará todo lo posible para complementar al Ministerio de Justicia. Gao Hong será rescatado lo antes posible —prometió Su Ling solemne.
Zhuo Qing quiso reírse. Los dos pudieron conseguirles tiempo. Dan Yulan, al escucharlos, ya no pudo mencionar que los hombres de negro pedían por Qing Mo.
Supo del intercambio incluso antes de llegar al lugar, ¡pero pensar que estos hombres estaban conspirando para proteger a la mujer!
El rostro de Yan Hong Tian era serio al ver que sus tres amados ministros podían entender sin que se les explicara.
El mayordomo había dibujado mapas, pero las primeras descripciones no eran muy detalladas. El hombre estaba parado en una esquina tranquilo, cuando Gu Yun retrocedió en silencio para ir a su lado.
—¿Tienes más dibujos? —susurró. Él asintió y le dio el mapa que tenía en la mano. Gu Yun se lo llevó para estudiarlo.
Las otras casas no eran muy grandes. Esta vez, el mayordomo las había dibujado con más cuidado, por lo que el mapa era detallado. Gu Yun se inclinó con cuidado sobre el papel para estudiarlo, cuando una voz masculina sonó afuera de la tienda.
—¡Noticias!
Chen Hang levantó rápidamente la cortina.
—¿Qué sucede? La emperatriz, Su Majestad, ya está involucrada, espero que no haga algo que cause problemas —dijo en voz baja.
—Mi señor, la puerta del Patio Gao Fu se abrió. Los hombres de negro dejaron que una mujer saliera.
La voz resonante del oficial informando superó las expectativas de Chen Hang.
—Voy a salir a ver los arreglos de la defensa.
Yan Hong Tian salió de la tienda y los demás solo pudieron seguirlo. Dejando la tienda, se encontraron donde estaban los oficiales y soldados de Su Ling que habían rodeado el patio. El pesado olor pedernal impregnaba el aire, y nadie se atrevía a entrar precipitadamente.
Vista desde la distancia, podía verse frente a la puerta abierta a una mujer bien vestida, siendo sujetada del cuello por uno de los hostiles, quien los vigilaba desde lejos. La mujer movía sus manos y piernas frenéticamente, pero ya que la tenían agarrada con fuerza de la garganta, no podía hacer ningún sonido.
—¿Quién es esa persona? —preguntó Yan Hong Tian, entrecerrando sus ojos.
—La señorita Yu Shi, una de las concubinas.
El corazón de Xin Yue Ning ahora se encontraba en su boca.
—¿Qué están tratando de hacer? —preguntó rápidamente.
No había terminado de hablar cuando el hombre de negro se movió. De su cintura, sacó una daga y la levantó, para después apuñalar despiadadamente el pecho de la mujer. Ella ni siquiera tuvo oportunidad, sus ojos redondos estaban llenos de miedo. Luego del sonido sordo, yació en el suelo, con su sangre mojando con rapidez la tierra que la rodeaba.
—¡Ahh! —chilló Xin Yue Ning. Levantó su mano para colocarla en su pecho, jadeando por respirar, pero la escena sangrienta estaba grabada en sus ojos. La mujer que cayó era la madre de su tío materno más joven. ¡Ah! Aunque no era la señora de la casa, ella fue una de las personas que la crió junto con otros miembros de la familia.
Esto era demasiado repentino. Ninguno de los presentes tuvo tiempo de reaccionar. Estaban cerca del patio, y habían podido ver con claridad lo sucedido, pero eran impotentes para detenerlo. Era imposible disparar de arcos o ballestas, estaban demasiado lejos. Además, había explosivos delante, y si atacaban, los hombres de negro solo matarían a más rehénes.
Zhuo Qing suspiró con tristeza. Ese hombre estaba acostumbrado a matar, era un asesino profesional. El cuchillo perforó directamente las arterias cardiovasculares, y la pérdida de sangre había sido demasiado grande, por lo que su cuerpo no pudo suplantar el suministro de plasma de inmediato. La mitad de la sangre de la mujer terminaría drenada en menos de cinco minutos. No tenía oportunidades de sobrevivir.
Las cejas de Gu Yun estaban cada vez más apretadas. Los asaltantes habían comenzado a matar a los rehenes. De acuerdo con su experiencia en casos similares, matarían a una de las personas atrapadas cada cierto tiempo hasta que las autoridades accedieran con sus peticiones. Le preocupaba que los eventos comenzarían a moverse en una dirección desfavorable. Los hombres de negro habían dejado el cuerpo de la mujer en el suelo, y atrás de él, otro de sus compañeros sostenía el brazo de una niña de seis o siete años que lucía como un pollo atrapado y colgando del aire.
Con la pequeña niña en alto y levantada sobre su cabeza, la voz masculina firme y fría hizo un anuncio:
—Para todos ustedes. Si no entregan a Qing Mo en una hora, la siguiente persona en morir será ella.
Tras decir eso, dio un paso hacia atrás, y las dos grandes puertas de madera se cerraron. Aun así, podían escuchar el débil grito de la niña hacia la mujer que ya había perdido su vida.
Aterrador, pensó Su Ren. La fuerza interna de este hombre era fuerte. A pesar de la distancia y que no había gritado, su voz había viajado media milla como si se encontrase frente a ellos.
—¿Qing Mo? ¡Qing Mo! —Xin Yue Ning se estaba dejando llevar por el pánico. ¡Los enemigos estaban detrás de Qing Mo!
Gu Yun estaba de pie al lado de Su Ling con sus dedos temblando.
—¿Qué están esperando? ¡Rápido, atad a la mujer! —chilló Xin Yue Ning.
Bajo su orden, varios guardias del palacio estaban a punto de acercarse.
—¡Alto! —gritó Su Ling, con una voz fría.
Los guardias se quedaron quietos. Su Ling era un alto funcionario de la ciudad de los generales. A menos que el emperador se los ordene, ¿quién se atrevería a contradecirlo? Sus acciones tímidas contrastaban con la figura impotente de Su Ling.
—Su Ling, ¿quieres desobedecerme? —le preguntó Xin Yue Ning con ferocidad. Su Ling la observó con sus ojos fríos, mientras escondía a Gu Yun detrás suyo.
—¿Por qué la reina quiere atarla?
—Esa gente vestido está gritando por ella. Si no la entregamos, seguirán matando a los rehénes. La prioridad es rescatar a Gao Hong.
No muy lejos de ella se encontraba el cuerpo de uno de sus seres queridos, y dentro de esa mansión, estaba su tío. A Xin Yue Ning no podía importarle menos Qing Mo.
—¡¿Todavía no la agarran?! —le gritó a los guardias inmóviles.
Su Ling se paró frente a Gu Yun. Los guardias miraron el sombrío rostro del emperador, quien no había hablado, sin saber cómo actuar.
Viendo que ya nadie estaba pensando en cómo salvar a los rehénes, sino en intercambiarlos por la vida de otra persona, Zhuo Qing ya no pudo soportarlo
—¿Cómo puedes seguir adelante con el intercambio? Gao Hong todavía vive, ¿la vida de Qing Mo no tiene importancia? —dijo, enojada.
Después de haber visto tal sanguinaria escena, la emperatriz no podía calmarse. Estaba de humor inestable, por lo que su tono era impaciente e indiferente.
—Gao Hong es el tercer funcionario de mayor rango del gobierno, el mejor del Imperio. Qing Mo solo es un regalo de Hao Yue. ¡Estás preguntando si el pilar del país es más importante que una mujer extranjera!
¡Qing Ling tiene suerte de haber obtenido el amor del Primer Ministro! ¡De otra forma, no tendría lugar para hablar!, pensó Xin Yue Ning.
¡Así que la vida humana también estaba dividida en subgrupos! ¿Ella quería usar a Gu Yun? ¡De ninguna manera!
Zhuo Qing se preparó para refutarla, pero en ese momento, notó la mirada significativa que Lou Xi Yan le dirigió, que le decía: “Deja que los hombres se encarguen de Qing Mo”, que estaba oculta detrás de Su Ling. Ella miró al General, cuya gran figura ocultaba por completo a Gu Yun, y su expresión escalofriante de hace unos momento se volvía cada vez más siniestra con las palabras de la emperatriz.
Entendió entonces que debía permanecer en silencio. Era el turno de Su Ling de atacar y sacar a Gu Yun de este aprieto usando sus habilidades.
Los guardias no se atreverían a moverse sobre Su Ling. Xin Yue Ning se volvió hacia Yan Hong Ting y rogó por ayuda.
—Su Majestad, el oficial de la corte Gao Hong se encuentra en problemas. ¿Cómo puede permitirle morir?
Los ojos de Yan Hong Tian se entrecerraron un poco, pero cuando miró a Su Ling, mostró una sonrisa.
—Hay algo de verdad en lo que dice la emperatriz.
Al General Su, a quien no le gustaban las mujeres, hoy estaba actuando como el héroe de la Belleza. ¡De verdad interesante!
Pensando que tenía el apoyo del emperador, Xin Yue Ning estaba encantada. Estaba a punto de hacer que los guardias la atraparan, cuando la voz fría de Su Ling resonó con claridad.
—La emperatriz quiere comparar qué vida es más importante, ¿no? ¡Muy bien! —Se dio la vuelta y tomó la mano de Gu Yun. La llevó hacia un lado y anunció claramente para todos los presentes—: Qing Mo es mi esposa. La señora del General Su ling y la nuera mayor de la familia Su. ¡Su vida es igual de importante que la del tercer oficial del distrito!
En el fuerte agarre de Su Ling, Gu Yun estaba aturdida. Se había perdido en sus propios pensamientos, imaginando el mapa en su cabeza y pensando cómo utilizar el terreno circundante para asaltar y rescatar a los rehénes. Cualesquiera que fueran sus argumentos, ella no se preocupó por ello ni los escuchó. Así que, cuando Su Ling anunció de repente que era su esposa su mente meditabunda despertó de repente y se salió de su contemplación, despertando sin entender qué estaba pasando.
No era la única. Todos los presentes estaban asombrados. Xin Yue Ning simplemente se rehusó a creer en sus palabras.
—Está diciendo sinsentidos. ¿Piensa que el mundo es color de rosa, que solo con amar a una mujer puede decidir casarse? Necesita el consentimiento de los ancianos de la familia para proponer una candidata a nuera. Qing Mo es una extranjera, y tiene el rostro dañado. Lo que es más, no tiene la posición suficiente para casarse en la Familia Su. Los ancianos del Clan Su nunca accederían al deseo del General
¿Su Ling piensa que puede decir unas palabras y salvar a la mujer?
—No necesita preocuparse por los asuntos de la Familia Su, emperatriz. El Patriarca llegó a la oficina del General hace algún tiempo y está muy satisfecho con Qing Mo. Le han presentado la espada antigua de Su, Bing Lian, como regalo.
Gu Yun tenía en su cintura la otra espada de filo blanco: la antigua espada de hielo. Todo el mundo sabía que en la Familia Su había dos espadas antiguas, la Espada Sangre Roja y la Espada Hielo Blanco. La primera pertenecía a Su Ling, y siempre la tenía consigo, pero la espada de hielo nunca había sido vista antes. Xin Yue Ning no creía en sus palabras.
—¡¿Quién puede probar que esa sea la espada?!
Todos los ojos estaban puestos en Gu Yun, quien no sabía cómo probarlo. Era obvio que nadie le creería que era Bing Lian aunque protestara hasta quedarse sin aliento.
Entendiendo esto, Su Ling tomó a Chixue de su cintura y la clavó frente a todos en el barro. En ese momento, Bing Lian salió de las manos de Gu Yun por su cuenta y se colocó por su cuenta al lado de Sangre Roja. Las empuñaduras de ambas espadas estaban orgullosamente erguidas. Frente a los ojos de todos, en los cuerpos de las espadas roja y blanca, se podían ver con claridad las palabras que las distinguían como tal. Era la prueba de que se trataba del famoso par.
Lo más peculiar era que las personas de pie del lado de la espada roja, sintieron una ola de calor golpearlos, mientras que aquellos del lado de la espada blanca estaban temblando de frío.
—¿Quién es ella? Déjenme decirles que quién esté en guerra contra ella, está en guerra con la familia Su.
Todos escucharon el anuncio público de Su Ling. A su lado, Gu Yun estaba perpleja. No sabía cómo reaccionar, teniendo sus manos atrapadas en las grandes manos de él como un capullo mientras sentía los latidos de su corazón golpear como las olas del mar.
En su interior, Zhuo Qing estaba riendo a carcajadas. Su Ling lucía muy apuesto y digno a su lado, regocijándose en silencio.
¡Sí! ¡No me equivocaba! ¡Solo un hombre así puede atraer a Gu Yun!
Giró su cabeza a Lou Xi Yan, que también parecía querer soltar una risa ligera pero estaba conteniéndose. De hecho, él estaba igual de impresionado. ¿Quién habría pensado que el General Su, que nunca se dejaba llevar por estos asuntos absurdos, ahora se enojaría por el bien de Qing Mo?
Dan Yulan frunció el ceño. Ya había adivinado que el General Su no dejaría ir a Qing Mo, pero no imaginó que tendría un enfrentamiento descarado con la emperatriz por su causa, o que llevaría la situación más lejos al amenazar con usar el poder de la Familia Su.
Su Clan tenía miles de soldados de dudosa moralidad. Además, había muchos peleadores dispersos en los seis países dispuestos a adorar al General Su. Considerando a sus aliados, ni siquiera en el campo de batalla se atrevían a mostrarse irrespetuosos con Su Ling. Sus palabras no eran vacías. En su casa también era muy respetado. Con la gran declaración que acababa de hacer, dejando de lado a la emperatriz, ni siquiera el emperador podía apresurarse a tocar a Qing Mo sin considerarlo bien.
La mirada condescendiente de Xin Yue Ning hacia Gu Yun era la misma que uno le dirigía al veneno goteando. Qing Feng estaba seduciendo al emperador en el Palacio, haciendo que se preocupe por ella y no cuide de otras cosas. Afuera del Palacio, Qing Ling y Qing Mo estaban confundiendo y desorientando a Lou Xi Yan y Su Ling. ¿Podría ser que las hermanas Qing fueran en realidad hechiceras?
¡No podía creerlo! Le dirigió sus ojos brillantes y cubiertos por lágrimas al siempre silencioso Yan Hong Tian. Con un sollozo, la emperatriz se quejó por la injusticia.
—¡Emperador! El oficial Gao es su Ministro y mi propio tío. ¡Ah! ¡Quizás quiera asumir la responsabilidad de este encuentro, mi señor! Su Ling simplemente está desafiando al monarca, no, ¡él acaba de ofenderlo!
Yan Hong Tian no dijo ni una palabra, y solo miró a Su Ling a los ojos por un rato… Había algo diferente.
Parado alrededor de no menos de cien personas, nadie se atrevía ni siquiera a respirar fuertemente. La atmósfera era algo sofocante. Gu Yun por fin recuperó la consciencia, y con una tos ligera y una voz sin emoción, rompió la tensa situación.
—¿Puedo interrumpir? ¿Quieren continuar aquí la discusión de quién es más importante, o deberíamos priorizar el despliegue del rescate? Una hora no es mucho tiempo, después de todo.
No quería observar la vida de esa pequeña niña desaparecer.
Los lamentables ojos de Yan Hong eran sombríos, y su mirada finalmente se posó en la mujer baja y delgada. No era tan alta como Qing Liang, y aunque tenía hermosos dientes claros, no tenía los rasgos faciales refinados de Qing Feng, pero tenía un aura de fría arrogancia. La única cosa que le daba color era su pequeña y encantadora cara, sin embargo, había sido destruida y ahora no poseía mucho atractivo. No entendía por qué Su Ling tenía un punto débil por ella, pero frente a esos ojos tranquilos y firmes, podía estar seguro de que pertenecía a la familia Qing y no temía a la muerte, como sus hermanas.
Yan Hong Tian caminó lentamente hasta estar frente a Gu Yun. Su Ling seguía sosteniendo la mano de la muchacha, y al sentir el poder de su agarre, ella también apretó con fuerza, haciendo que Su Ling se sintiera más a gusto.
—Entonces, ¿has pensado en una manera de llevar a cabo el rescate?
Su voz masculina no sonaba muy dura, y Gu Yun volvió a admirarse por Qing Feng en su interior. Esa voz, no tan ligera y no tan pesada, presionaba a la gente a temer, pero esta opresión no era algo que todos pudieran soportar.
Bien, ¿tal vez esto era lo que se conocía como el Qi [1] del rey?
El rostro de Gu Yun siempre mantuvo su calma.
—Tengo una idea que podemos discutir juntos, en lugar de hablar sobre qué vida importa menos.
Su mente había estado fija en el contraste de los dos rasgos topográficos de los dibujos, pensando en oportunidades y posibilidades de asalto.
Yan Hong Tian de repente mostró un ligero arco en sus labios, y después, rompió en risas.
—Bien, hoy puedo contar contigo. Si puedes salvar a Gao Hong, te concederé a ti y a la casa Su el permiso para que se casen y se te dará el título de señora Su. Tú te encargarás del rescate, pero si no tienes éxito, esto será considerado como un crimen.
Yan Hong Tian se sintió un poco incómodo al ver a la pareja frente a él queriendo hablar al mismo tiempo, pero al final, ella se le adelantó.
—¿Significa esto que a partir de ahora el Ministerio de Justicia y el ejército Su escucharán mi estrategia?
Por su bien, Su Ling se había opuesto descaradamente a la emperatriz. Era obvio que Yan Hong Tian estaba intentando encontrar una falla en Su Ling, por lo que no podía dejar que él se enfrentara al emperador. Molestarlo ahora solo traería consecuencias severas.
Yan Hong Tian no se había esperado que Qing Mo fuera más rápida que el General, así que no pudo evitar reír complacido.
—¡Ja, ja, ja!
¿Cómo puede dejar que Qing Mo lleve el rescate?
La emperatriz se había encantado al escuchar las condiciones que el emperador les había dado por atreverse a ponerse en su contra, pero ahora.
Hmph. ¿Cómo podría ella salvarlo? ¡Si el Ministerio de Justicia y los Generales Su la escuchan, mi tío nunca será rescatado!, pensó Xin Yue Ning entrando en pánico. El encanto anterior había desaparecido.
—¡Su Majestad! ¡No! ¡No! ¿Cómo puede creer en el truco de una chica? Emperador, ¡por favor, piénselo dos veces!
Yan Hong Tian se había decidido y nadie podía hacerlo cambiar de opinión, ni siquiera la emperatriz. La charla incesante de Xin Yue Ning comenzaba a molestar al emperador, lo que podía verse en su expresión facial. Gu Yun podía entender el estado de ánimo de la emperatriz, por lo que se acercó para explicarle.
—Emperatriz, incluso si voy, ¿qué pasa si no liberan a los rehenes? ¿No los vio matar con habilidad? No dejarán ir a nadie porque saben que no pueden soltar a Gao Daren. El Ministerio de Justicia no puede usarme de intercambio porque solo hará que tus familiares mueran más rápido.
—¡Cállate!
Yan Hong Tian solo ignoró a la mujer de mal genio. Su Ling todavía estaba observando a Gu Yun de forma protectora. El emperador ya se encontraba molesto con Xin Ye Ning, y nada de lo que Qing Mo le dijera la tranquilizaría.
Gu Yun se encogió de hombros y cerró la boca. Su buena intención no había servido de nada, entonces, si quería gritar ruidosamente, ¡que así sea!
—¡Emperador!
Xin Ye Ning se quebró otra vez en sollozos. Yan Hong Tian estaba siendo muy poco razonable.
Comenzaron a caminar en dirección a la tienda.
—Qing Mo, supongo que tienes que contarnos tu plan de rescate, ¿verdad?
¡Ya estaba hablando con Qing Mo sobre sus planes! Estaba siendo firme en su decisión.
Las personas rodeando a Yan Hong Tian ya se habían ido. Zhuo Qing le dio una mirada a Gu Yun que decía: “¿De verdad puedes hacerlo?”
Su Ling también se veía infeliz. Cuando todos dejaron la tienda, no pudo evitar protestar con ira.
—¡No deberías haber dicho eso!
El Ministerio de Justicia era responsable por este asunto, y aunque no pudieran rescatar a Gao Hong, no debería ser la culpable tampoco. Ahora que había aceptado, si no tenía éxito, los monarcas podrían atacarla.
Gu Yun encontró este aspecto enojado atractivo por primera vez. Así que se acercó a él.
—Te ves muy bien —le susurró al oído.
Su Ling no entendía a qué se refería, pero su expresión era de admiración, sin ocultar su apreciación. Él nunca la había visto así, por lo que no pudo evitar mirarla fijo. Nunca hubiera imaginado que podía mostrar tantas expresiones.
Este hombre no tiene sentido del humor.
—Su Ling, deberías confiar en mí, ¿sí? —preguntó con una sonrisa. Sabía que él quería protegerla, y reconocía que su declaración provocó que su corazón latiera con fuerza, pero no era una persona que se ocultaba detrás de un hombre. Tenía la habilidad de asumir y resolver sus propios problemas.
Viéndola actuar con tanta confianza, Su Ling aceptó con cierta reticencia.
—Vamos, vamos —la animó. Tal y como se había decidido, le daría la oportunidad de intentarlo. Si el rescate no funcionaba, buscaría la manera de ponerla a salvo. La llevó a la parte de atrás, donde ella lo miró incómoda al darse cuenta de algo.
—¿Puedes soltar mi mano?
Sus ojos de águila miraron brevemente la mano que sostenía con fuerza, pero aún así no las soltó.
—¡Suéltame! —gruñó—. ¡Debo darle unas importantes instrucciones a Su Ren!
La persona en cuestión no se encontraba muy lejos. Los había visto caminar hasta ese lugar, pero fingió no darse cuenta.
Sintiéndose avergonzado bajo la mirada de Gu Yun, Su Ling soltó su mano y corrió delante de Su Ren, quien seguía fingiendo estar muy ocupado. El rostro de Gu Yun brillaba por su ira cuando él palmeó el hombro de su hermano.
—No te quedes aquí haciendo nada. Regresa a la mansión y haz que Yu Shijin traiga a la tropa de élite aquí. Cambia su arma por las nuevas que les acabamos de dar; dentro de media hora, voy a ir a verles.
Incapaz de ignorar su hombro adolorido, prestó atención y se dio la vuelta.
—¿En media hora? Desde aquí ya hay media hora de viaje de ida y vuelta a la Oficina del General. Además, es poco tiempo para hacer que cambien las armas.
—¡Sí! ¡Hazlos correr hacia aquí, sin caballos! —insistió Gu Yun, y añadió—: Si sigues tardando, partirán aún más tarde.
¿Sin los caballos?
Su Ren no podía creerlo. Miró fijamente a Gu Yun y a Su Ling, que también lucía perplejo, pero ella los ignoró. Su Ling también creía que era una orden confusa, pero no preguntó y ambos entraron a la tienda.
Adentro, se encontraron con que estaban esperándolos. Yan Hong Tian y Xin Yue Ning estaban sentados en los lugares de honor. Lou Xi Yan y Zhuo Qing a la derecha, y a la izquierda había dos sillas vacías. A continuación, estaba Dan Yulan. La larga mesa se había movido a una esquina de la tienda.
Gu Yun no se sentó, sino que se acercó a la mesa con los dibujos y colgó dos de los mapas, uno al lado del otro, sin decir nada. Yan Hong Tian también estaba en silencio, así que ella aprovechó esta oportunidad para comenzar la reunión.
—Estos dos mapas son, respectivamente, los mapas topográficos del interior y el exterior del mapa. El edificio se construyó en la montaña, por lo que hay ríos que lo atraviesan sin ninguna cobertura. Alguien podría usarlos para infiltrarse. No es posible atacar desde aquí sin que los hombres de negro nos descubran. Es más sencillo entrar a escondidas desde el patio usando la montaña. Este arroyo cruza por el salón principal y pasa por el estudio. Esas dos posiciones son los lugares más probables donde se mantienen los rehénes. Además, usar los ríos es el camino más rápido.
Escuchando a Gu Yun hablar con tanta confianza, Yan Hong Tian, que al principio no le tenía confianza, se quedó sin palabras. Con su tono tranquilo, y mente clara que no mostraba razos de nervios, además de su comportamiento elegante, mejoró su postura y le prestó completa atención.
—Los asesinos deben ser unas veinte personas; hay una guarida detrás de un edificio de madera de tres pisos por donde deben estar observando la situación dentro y rodeando al patio, atentos a cualquier movimiento. Debemos tomar ese puesto de centinela para hacerlos perder sus “ojos”. Mi consejo es enviar una tropa a la montaña para que capturen la torre, y luego desviar su atención usando al oficial Dan para que negocie. De esa forma, tendrán que dividirse en grupos, por lo que habrá menos personas ciudadano de los rehénes. Entonces, enviaremos otra otra a través del río para encontrarlos y realizar un ataque de pinza con el otro grupo. Cuando los rehénes sean rescatados, todos se retirarán hacia la montaña, para que el ejército estacionado afuera ataque.
Con un solo aliento, les informó a todos su estrategia. Gu Yun dejó escapar un suspiro, esperando que los demás se opusieran a su idea.
—Esta es mi estrategia. ¿Qué piensan?
—¿Dijiste que había explosivos fuera del patio? ¿Cómo atacarán?
Xin Yue Ning fue la primera en preguntar. Aunque Qing Mo era muy elocuente, no creía en ella.
—He visto los explosivos que están enterrados en el suelo, y solo explotan si la gente los pisan. El oficial Dan preparó más de diez troncos gruesos que pueden rodarse para activarlos. El ejército podrá entrar después. No pueden entrar al patio porque el ruido alertará a los hombres de negro. Las vidas de los rehénes no está garantizada, pero si ellos ya no los tienen bajo su control, entonces no será difícil vencerlos.
Ahora Su Ling podía entender por qué Qing Mo no dejó a sus hombres acercándose a caballo. La casa de tres pisos era un buen punto de observación, y estaba a tres o cuatro millas, por lo que se podría ver lo que estaba sucediendo. Los árboles podrían cubrirlos mientras avanzaban, y dificultaría que fueran descubiertos. Si más de cien personas se acercaban a caballo, sería imposible ocultar sus cascos.
Como el trabajo de Dan Yulan era darle justicia a las personas, no solía estar en este tipo de situación. Actuó con mucho cuidado, con el ceño fruncido y pensando, pero sin intervenir. A su lado, Cheng Hang abrió la boca, queriendo decir algo, pero se detuvo. Solo era un oficial de bajo rango en el Ministerio de Justicia, pero el emperador frente a ellos era alguien flexible que podía ceder. Gu Yun entendió su dilema, y le hizo una seña.
—Chen Hang, ¿qué es lo que quieres decir?
Chen Hang inmediatamente se adelantó y reveló su punto de vista.
—Este lado de la montaña, cerca del patio, es verde y exuberante, pero el otro lado es un acantilado muy escarpado y el cruce no es fácil de hacer. En menos de una hora será imposible. Si no se obtiene el puesto de centinela, entonces entrar por el arroyo será imposible sin ser descubiertos.
—Los mapas topográficos marcan la altura del acantilado en unos 23 pies de altura. ¿Es correcto? —preguntó Gu Yun, vacilando ligeramente. Si no fuera así, tendrían problemas.
—Sí, aproximadamente —contestó él después de pensarlo.
—Entonces pueden subir en minutos —sonrió Gu Yun, aliviada.
—Imposible.
¿Más de veinte pies de una pendiente empinada? Subirla tomaría una hora más o menos.
Gu Yun miró hacia el arroyo y respondió con toda confianza.
—Ese es el poder militar del ejército Su.
Chen Hang se quedó sin palabras. La élite militar de Su era bien conocida, pero pensar que llegarían a ese punto…
Miró a Su Ling de reojo, pero su expresión era confiada y tranquila. Cheng Hang dejó de discutir, y se retiró detrás de Dan Yulan.
Su Ling parecía sereno, pero estaba reflexionando. El acantilado tenía más de veinte pies. Aunque lo hiciera él mismo, le llevaría un cuarto de hora. ¿Realmente podían ir tan rápido?
Por el contrario, él más relajado era Yan Hong Tiang. Qing Mo fue capaz de crear una estrategia, algo riesgosa pero viable, en un corto periodo de tiempo. No era algo sencillo de hacer, así que no era de extrañar que se hubiera atrevido a tomar su apuesta. Lo más interesante era que parecía saber sobre los asuntos de la milicia Su; era hilarante, una mujer participando en asuntos militares.
Observó los ojos de Su Ling con cuidado, buscando pistas, cuando llegó un anuncio desde afuera de la tienda.
—El General Su Ren solicita entrada.
—Pasa —respondió rápidamente Yan Hong Tian en voz baja. Su Ren obedeció, y el emperador lo saludó con un movimiento de cabeza.
—Cuñada, los hombres están aquí —le susurró a Gu Yun, acercándose a su lado. Estaba jadeando por aire, teniendo dificultades para respirar.
Los demás no sabían que había hecho un viaje a la Oficina del General. Su Ling, que sí estaba enterado, no podía creer que fuera tan rápido sin haber usado caballo.
En ese momento, Gu Yun respondió con una sonrisa.
—Dejen entrar a Leng Xiao, Ge Jingyun y Lou Yan Nham.
—Bien.
Su Ren se fue tranquilamente y volvió seguido por tres hombres altos y corpulentos. Al ver sus trajes, Su Ling frunció el ceño un poco, y Yan Hong Tian abrió sus ojos, sorprendido y divertido. Dan Yulan y Zhuo Qing, sin embargo, no podían dejar de sonreír.
[1] Qi significa energía vital.