Una generación de militares – Capítulo 38: El corazón de Gu Yun

Traducido por Nidhogg

Editado por Sharon


La residencia del Primer Ministro estaba decorada, muy concurrida y animada. Se podían ver listones rojos colgados en todos lados y en medio de la noche los faroles rojos brillaban, dando un resplandor anaranjado que iluminaba con calidez todo el patio.

En el salón principal, todos estaban ocupados llenando de vino al novio. El semblante siempre frío de Jing Sa ya no era serio ni frío, tal vez porque hoy estaba demasiado feliz. Hubo una entrega constante de vino de aquellos a quienes no podía rechazar. Después de tres rondas de bebidas, su rostro estaba enrojecido y su mirada borrosa. El Primer Ministro Lou Xi Yan, como jefe de familia, solo reía ligeramente e incluso con los abucheos, no acudió a su rescate, mientras que otros estaban más dispuestos a ayudarlo a beber.

Su Ling estaba sentado en una de las mesas principales sosteniendo una copa de vino, un poco distraído. En general, nunca participaba en ese tipo de eventos y después de dar las felicitaciones correspondientes, se retiraba. Hoy no se había marchado aún solo porque el asiento a su lado estaba vacío. Ella aún no regresaba.

No le importaba del todo, porque rara vez podía ver a su hermana. Entendía que quisiera hablar con ella, así que la esperaría.

El patio delantero era mucho más silencioso que el bullicioso salón principal. La luna de invierno rara vez brillaba tanto, pero la fría luz que emitía era invadida por la calidez proveniente de la luz roja de las linternas. Las dos estaban sentadas en el pasillo de la galería, dejando que la brisa nocturna soplara a través de sus largos cabellos, negros como la tinta.

Zhuo Qing reía mientras las dos mujeres charlaban juntas como en el pasado después de que el trabajo fuera completado y con una sonrisa relajada dijo:

—¿Cómo has estado? Parece que has tenido un tiempo emocionante últimamente.

Gu Yun gimió con tristeza, un café en sus manos lo haría aún más perfecto.

—Por suerte, disfruto de una vida estimulante —respondió, apoyando su espalda contra el pilar—. Si estuviera atrapada en una casa sin hacer nada, supongo que me volvería loca.

Quizás fue una bendición de Dios el que ella terminara en la Oficina del General. No podía imaginar una vida en la que no pudiera hacer nada.

Cuando Gu Yun se reclinó contra el pilar, Zhuo Qing se dio la vuelta y se sentó cara a cara con ella.

—Él te gusta, ¿no? —le preguntó, yendo directo al grano. Después de lo que había visto ayer, ¡Gu Yun y Su Ling parecían haber hecho un gran avance!

Aunque Zhuo Qing no dijo a quién se refería con la palabra “él”, Gu Yun no intentó evadirla, sino que asintió con confianza. Con sus manos detrás de su cabeza, sus ojos que mostraban una pizca de confusión estaban fijos en la luna brillante en el cielo.

—Qing, estoy un poco confundida —le dijo, frunciendo el ceño con un tono angustiado.

—¿Ya tienes un lugar para él en tu corazón, pero no logras dejar ir tu antigua vida? —dijo Zhou Qing con una sonrisa. La otra mujer giró la cabeza para ver su expresión tranquila y serena.

—¿Qué pensaste cuando te casaste con Lou Xi Yan? ¿Nunca pensaste en eso, ni siquiera de vez en cuando? ¿Lo dejaste ir todo?

Admitía que le gustaba Su Ling, la gentileza bajo su autoridad y el profundo afecto que mostraba en sus ojos de águila. Sin embargo, no podía olvidar que un día podría regresar a su antigua vida sin previo aviso.

—Gu Yun, de hecho este problema es fácil de resolver. Trabajaste con el SWAT por tantos años, en cualquier momento podías morir, ¿es por eso que no consideras amar ni aceptar a alguien? Ahora la situación es muy parecida. ¿No puedes amar a Su Ling porque crees que es posible regresar? Te preocupas demasiado. Solo ama como quieras hasta el momento en que debas elegir, y entonces podrás considerar el problema de nuevo. De hecho, la elección es muy sencilla. Solo piensa en cuál amas más.

¿A cuál ames más? 

Gu Yun bajó ligeramente la cabeza y después de estar en silencio durante un buen rato, solo entonces, rió para sí misma.

—Pensaste mucho en este tipo de cosas.

—Eres tú quien no quiere lidiar con ello diligentemente —negó Zhuo Qing.

Gu Yun se sorprendió por un momento. Al parecer, no había enfrentado a Su Ling con todo su corazón. Todo este tiempo había estado pensando en su interior que regresaría, por lo que ni siquiera quería aceptar que le gustaba. No se atrevió a darle su corazón. Quizás Qing tenía razón: si solo amaba, llegaría a una respuesta.

Por fin había aclarado su mente. Le contó a Zhuo Qing que ya entendía lo que debía hacer, cuando una figura alta entró corriendo desde el exterior. Entrecerró los ojos para verlo mejor, y reconoció que se trataba de Han Shu.

Él entró corriendo a toda velocidad, mientras que un sirviente de la residencia, que se suponía que debía guiar a los invitados, lo seguía. La personalidad de la Vanguardia del General era sencilla, no podía ocultar nada, por lo que la ansiedad que estaba sintiendo era clara en su expresión. Gu Yun sintió terror.

¿Está en problemas la Casa del General?

—¡Han Shu! —le gritó, poniéndose de pie. Cuando él la vio, se acercó de inmediato.

—¿Dónde está el General?

—Aún está bebiendo en el salón principal. ¿Cuál es la prisa?

Han Shu respondió con irritación.

—Los piratas del mar de China Oriental están descontrolados. Desembarcaron y capturaron a cinco aldeanos a lo largo de la costa. Dondequiera que fui hay incendios y saqueos, cadáveres por todas partes, crueldad y violencia. Su Yu y yo los enfrentamos y obligamos a regresar al Mar del Este, pero perdimos contra el mar en una batalla naval. Los barcos de guerra no fueron atacados, si no que hundidos.

El barco se hundió… El corazón de Gu Yun latía violentamente.

—¿Y Su Yu?

El rostro de Han Shu se volvió más serio cuando dijo con voz profunda:

—Está desaparecido.

¿Desaparecido?

♦ ♦ ♦

Ya era pasada la medianoche, pero el estudio del General estaba brillantemente iluminado. El rostro de Su Ling lucía deprimente sentado frente a la mesa larga y estrecha. Su Ren y Han Shi estaban sentados alrededor de la misma, y Gu Yun cerca de la puerta. Un hombre mayor de treinta años fue llamado y se levantó con la cabeza gacha en frente de la mesa.

—Youyi, ¿cómo se perdió al final? —Sus ojos de águila miraban al hombre con frialdad. Su voz era incierta, creando una atmósfera opresiva.

El hombre alzó la cabeza, pero no pudo lidiar con sus ojos gélidos. Su corazón latía como un trueno, pero su voz era firme.

—El Vicealmirante Su Yu fue delegado al mar de la China oriental. Después de cinco días allí, se encontró con piratas que entraron a la aldea y saquearon bienes y mujeres. Molesto, trajo consigo diez mil soldados para exterminarlos. Después de la derrota, los piratas regresaron a su barco y escaparon al océano. El Vicealmirante estaba tan enfurecido que llevó a sus tropas al mar en busca de los piratas, pero solo diez millas mar adentro fueron emboscados por ocho barcos piratas. Habían obtenido cañones de algún lugar y tres de los barcos fueron hundidos. Para cuando nos acercamos, todos nuestros barcos se habían hundido hasta el fondo del mar y, pese a mirar en los alrededores por un largo tiempo, no encontramos al Vicealmirante.

¿Los piratas incluso tenían cañones? Gu Yun frunció el ceño inconscientemente.

Su Ling apretó las manos con fuerza.

—¿Su Yu no fue capturado por los piratas?

Era mejor haber sido capturado que…

—No recibimos mensajes amenazantes de los piratas, ni información de que sea su rehén —respondió el hombre después de dudarlo por unos momentos.

Si los piratas hubieran capturado a alguien, definitivamente intentarían coaccionarlos y la falta de noticias hasta ahora, solo podía significar algo; ¡Su Yu probablemente no estaba en sus manos! Han Shu golpeó furiosamente sus muslos y dijo.

—General, los piratas son arrogantes. Si no nos deshacemos de ellos, no solo arruinarán el prestigio del poder militar de Qiong Yue, sino que la gente de la costa no tendrá paz. Me ofreceré de voluntario para matar a los enemigos.

Su Ling permaneció en silencio, pero la crueldad en sus ojos de águila se hizo más espesa al mirar a Han Shu. No tenía experiencia naval, ¿por qué intentaba alardear como si pudiera tener éxito?

—Youyi, continúa —le dijo con una señal de su mano. Él le echó un vistazo a la persona sentada al final de la mesa. La residencia del General nunca había tenido una mujer, era extraño que ella estuviera allí, ¿quién era? El General siempre había sido cauteloso y discreto. Youyi quería insistir. ¿Cómo respondería Su Ren?

—Ella es…

—Mi nombre es Qing Mo —intervino Gu Yun antes de que pudiera contestar.

¿Qing Mo quién? Youyi aún tenía una mirada oscura y desconcertada cuando Han Shu le explicó mejor.

—Es la esposa del General, así que dilo. —El General había puesto a su cargo incluso a los generales de élite, ¿cómo no podría escuchar lo que estaba pasando?

¿La esposa del General? ¿El General se casó?

La mujer era delgada, llevaba un sencillo vestido de color amarillo, y su cabello también era bastante simple. Sus largos dedos golpeaban uno de los brazos de la silla de madera mientras parecía estar pensando y calculando. Lucía bastante bonita, pero resultaba lamentable que ese lindo rostro estuviera dañado por dos cicatrices superficiales.

Yoyi miró a Su Ling. El General parecía estar pensando en algo, pero no se opuso a las palabras de Han Shu. Bueno, dado que era su esposa, no tenía nada de qué dudar, por lo que continuó.

—El Vicealmirante pensó que los frecuentes ataques a la costa por parte de los piratas eran distintos esta vez. Eran numerosos, y diferentes a los piratas ordinarios, que son perezosos e indisciplinados. Sus barcos estaban bien equipados y armados, incluso con cañones, y parecía que el motivo de desembarcar y saquear pueblos no era solo por la comida y las mujeres, sino más bien una provocación.

Organizados, disciplinados, armados y decididos. Estos piratas parecían ser más problemáticos que los bandidos.

—Mañana informaré al emperador e incrementará el número de tropas para rodearlos. —El siempre silencioso Su Ling finalmente había hablado, y por su tono, parecía querer ir él mismo.

—¿Liderarás a las tropas tú mismo? —preguntó Gu Yun y Su Ling solo respondió con un sonido afirmativo—. ¿Cuándo partiremos?

La armada naval de Su siempre había sido débil, por lo que incluso si él fuera, debían estar preparados. El enemigo aparentemente había considerado invertir en armamento. El ceño de Gu Yun se mantenía fruncido, y el rostro de Su Ren también era oscuro. Su Yu fue a la costa, todo por el hermano mayor y Qing Mo. Todos esos años, el hermano mayor había sido muy serio con él, pero también muy diligente y atento, y ahora estaba allí afuera en problemas. No podía imaginar los sentimientos del hermano mayor.

—Permanecerás aquí, en la residencia del General —dijo Su Ling con voz fría.

—¿Por qué? —Gu Yun no lo entendía. No hizo que se quedara cuando sofocaron la rebelión, y no le impidió resolver casos o salvar vidas, así que ¿por qué no dejarla ir esta vez?

—Si digo que te quedas, te quedas —repitió con su tono igual de duro, sin dar espacio a las negociaciones. La rudeza de Su Ling en ese momento era la misma que la primera vez que se vieron. ¡Extremadamente odioso! Gu Yun respiró hondo, reprimiendo la ira que crecía en su pecho.

 —Ustedes tres, salgan primero —le dijo a Su Ren, quien junto con Han Shu, sonrieron y caminaron hacia la puerta.

Basados en experiencias anteriores, los dos estaban a punto de tener una gran discusión. Quizás podrían resolverlo.

—Vamos —le dijo Han Shu a Youyi, quien también se puso de pie, pero el hombre solo frunció el ceño y se quedó en el lugar.

Han Shu y Su Ren se miraron entre sí, y llegando a un entendimiento mutuo, lo tomaron de ambos brazos y lo arrastraron fuera del estudio. Cuando llegaron al jardín delantero, Youyi se soltó, enojado.

—Su Ren, ¿de qué se trata esto? —El General no había dicho nada, ¿cómo podían escuchar las órdenes de una mujer y salir? Incluso si se trataba de su esposa, no tenían la necesidad de escucharla.

Han Shu agarró el hombro de Youyi y sonrió.

—¿Has oído el dicho, una cosa lleva a la otra?

—¿Ella? —Youyi se sentía incrédulo. ¿Estaban bromeando? ¿Esa mujer delgada?

Podían ver la desaprobación en su rostro. No tenían nada más que decir. Cuando le llegara el momento de jugar con Qing Mo, comprendería por qué cosas habían pasado.

Dentro del estudio, ninguno de los dos hablaba. Los ojos felinos de Gu Yun miraban fijamente al General Su Ling, pero este no lo hacía. Mantenía la cabeza baja, concentrado en escribir la petición de asignación de guerra al emperador; de otra forma, no sería capaz de ignorar aquel par de ojos brillantes por sí mismo. Cuando Gu Yun se levantó de repente, Su Ling sostuvo la pluma, pensando que estaría molesta. Quien pensaría que ella solo se acercaría al escritorio.

—Debes tener una razón para no dejarme ir —le dijo con voz tranquila.

Levantó la cabeza y pudo ver a Gu Yun de pie frente a él. Se veía bastante calmada, pero sus ojos eran afilados como un cuchillo. Su Ling suspiró, pues al enfrentar aquellos ojos, el mentir parecía inútil. Si quería saber el por qué, simplemente se lo diría.

—En el mar del este de Qiong Yue, la milicia de Su básicamente no posee experiencia alguna en la guerra naval —respondió con pesadez, bajando su pluma—. Si los piratas en verdad están confabulados, su objetivo no será solo un montón de pueblos pequeños en la costa. Los piratas poseen una potencia de fuego feroz, están familiarizados con las batallas navales, son violentos y sádicos, así que no te dejaré ir porque es realmente peligroso. He estado en el campo de batalla desde que tenía dieciséis años y no he perdido una batalla en más de diez años, pero nunca había estado en una pelea que me inquietara tanto. No estoy seguro del resultado de este encuentro, porque no comprendo el alcance de sus armas.

¿Solo por eso? Gu Yun frunció el ceño.

—En este mundo, nada es completamente seguro. Solo frente a la adversidad las personas tranquilas, tercas y tenaces pueden ser llamadas héroes. ¡No pareces alguien que le tenga miedo al peligro!

—Tengo miedo.

Gu Yun lo miró sorprendida por un momento.

Muy peligroso… ¡al diablo con eso! ¡Tienes que intentarlo! ¿Por qué tienes miedo?

Al ver su mirada de asombro, suspiró un tanto exasperado y le explicó:

—Tengo miedo de no tener la capacidad de protegerte.

Le había permitido hacer cosas que él podía controlar. Incluso si cometía un error o estaba en peligro, podía ayudarla luego a limpiar las consecuencias. No esta vez. No era lo mismo. Los piratas y la Armada Nacional era un asunto diferente, pues nadie se contendría de matar a otros. Ancianos, mujeres y niños habían sido asesinados, por lo que tenía que admitir que estaba realmente asustado. No podía soportar la idea de que volviera a salir herida de gravedad.

Gu Yun no pensaba que fuera un problema, por lo que dejó salir un largo suspiro de alivio, y sonrió.

—Puedo protegerme a mí misma. Nunca he querido que otros lo hagan.

—De todos modos, no te dejaré ir esta vez, no importa lo que digas. Te quedarás con el ejército y practicarás. Tu escuadrón “Águila Gris” está tomando forma, si sigues entrenando, podrán convertirse en tu equipo. En cuanto a una ballesta corta, le he preguntado a los artesanos, así que lo que sea que te haga falta, pregúntale a Su Ren. —Su Ling estaba determinado a no dejarla ir. Bajó la cabeza y continuó escribiendo, sin mirarla—. No es temprano, regresa a descansar.

Lo que acababa de decir sonaba como un favor, como si la estuviera mimando. Sin embargo, no sentía que estuviera respetando sus habilidades u opinión. Esto hizo que el corazón de Gu Yun se sintiera muy incómodo. Entendía que Su ling estaba tratando de protegerla, pero no le había preguntado si lo necesitaba. No sabía si las mujeres en esta época sentían que vivir en un mundo inofensivo que un hombre había creado para él mismo era la felicidad. No lo sabía, pero ella no se sentía feliz. Si Su Ling necesitaba una dueña de casa ¡no debería haberla elegido!

Gu Yun tomó la mano que sostenía la pluma, lo que lo obligó a dejar de escribir. Su Ling suspiró ligeramente. Sabía que no se iba a rendir con facilidad, por lo que bajó de nuevo la pluma y se giró hacia los fríos ojos de Gu Yun.

—¿Estás preocupado de que sea demasiado peligroso y pueda lastimarme? —le preguntó en un susurro. Su Ling miró sus ojos brillantes. ¿Por qué estaba preguntando algo así?—. Respóndeme.

—Sí. —La insistencia en los ojos de Gu Yun hizo que Su Ling tuviera que responder.

—Entiendes lo que es estar preocupado y consternado por alguien, ¿no es así?

—Sí. —¿Qué era lo que quería preguntar?

—Sabes del tormento que significa saber que la persona que está en tu corazón esté en peligro y no poder hacer nada al respecto, ¿no es así?

—Sí. —Es cierto que aún haces ese tipo de cosas.

—Si lo entiendes, ¿por qué quieres que vuelva a pasar por ello?

—¿Tú…?

¿Estaba diciéndole que se preocupaba por él?

Al ver la mirada seria de Gu Yun, el corazón de Su Ling comenzó a latir con fuerza. ¿Estaba respondiendo a su confesión? Siempre habían sido otros quienes insistían en llamarla “la esposa del General”, y era él quien insistía en mantenerla en la residencia, por lo que no sabía si tenía su corazón o no. Su Ling estaba conteniendo la respiración, esperando escuchar lo que tenía que decir. Era un tipo de anticipación que nunca antes había experimentado.

Su Ling miró sus ojos, tan oscuros como el crepúsculo en el océano, los propios se encontraban en un punto medio entre la expectación y la tensión, lo cual la inspiró.

—Yo también estoy preocupada, e insegura, por esta guerra naval —le susurró después de respirar hondo—. Tú tampoco estás seguro, pero quiero enfrentarlos contigo. Aunque experimentes peligros, no estaremos impotentes porque podremos protegernos el uno al otro y ayudarnos a sobrevivir. Nunca me esconderé obedientemente en casa, esperando a que me protejas. Si te arrepientes de haber elegido a una mujer así, ya es demasiado tarde.

Como Qing le había dicho, dejaría que su amor y su corazón le hablara al hombre que amaba.

¿Ella quería protegerlo? 

Su Ling estuvo en un trance momentáneo, ya que había entendido. Tenía la responsabilidad de proteger a Qiong Yue, pero nunca nadie le había dicho que lo protegerían a él. Esas palabras que nadie le dirigiría… ¿Pero ella quería protegerlo? Su Ling quería regocijarse, pero no podía. Su corazón se suavizó, cubierto con tanta felicidad que estaba a punto de desbordarse.

Brazos largos es extendieron para rodear la cintura de Gu Yun y hacerla sentar en su regazo. Su Ling apretó su agarre en ella. Era lo único que podía hacer para calmar las furiosas olas de su corazón.

—Tú eres mi mujer, la mujer de Su Ling y esto no cambiará, nunca. ¡Es algo en lo que ni siquiera debes pensar! —Nunca la soltaría, nunca.

Con sus brazos alrededor de su cintura, y sus manos casi frotaban su cuerpo. Sus palabras de amor eran siempre una amenaza y no algo que la gente común pudiera soportar. Gu Yun se apoyó ligeramente en el hombro de Su Ling con una sonrisa.

—¿Puedo ir contigo? —Él debería entender lo que quería decir, ¿verdad?

—No puedes.

Su respuesta fue cálida y amable, pero el significado era el mismo.

El cuerpo de Gu Yun, que estaba sentada en su regazo, de repente se puso rígido. Levantó la cabeza desde los brazos de Su Ling y mirando aquellos ojos risueños, le dio un puñetazo en el pecho.

—¡Su Ling bastardo! —le gruñó. Luego le dio un empujón y salió corriendo.

¡Maldito Su Ling! ¡Pidiéndole que jugara ese juego! Si no lograba ir al Mar del Este, ¡su nombre dejaría de ser Gu Yun!

Sus puños no sabían lo que era la piedad. Su Ling se frotó el pecho adolorido, pero sus labios nunca dejaron aquella sonrisa traviesa y agradable.

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