Una generación de militares – Capítulo 41: Enfrentamiento con los piratas (1)

Traducido por Lucy

Editado por Sharon


Los soldados estaban limpiando y reparando los barcos dañados bajo la tenue luz del cielo nocturno en la costa oriental. La luz de la luna seguía como siempre: brillante y chispeante. Las olas del océano arrastraban la fina arena de la playa hasta la orilla, pero el ambiente del lugar era algo extraordinariamente anormal.

Su Ling y Gu Yun se miraron. Ambos tenían expresiones de frustración, impotencia e incertidumbre.

De pie a su lado izquierdo había cientos de ladrones de montaña dirigidos por Mu Cang. Entre ellos estaban también Wu Ji y Yan Ge, a quien estos hombres temían por su ojo perspicaz. Era claro que era la líder.

El gobierno imperial solo había querido recuperar su oro; a nadie le importaba quién era el verdadero líder de los bandidos. La misión de la milicia Su ahora mismo era extinguir a los piratas, por lo que estos ladrones que se habían presentado en ese momento no eran de su preocupación.

Mientras tanto, en el lado derecho estaba Ao Tian, ahora el líder de la Isla Ju Ling, y junto a los asesinos. Todos llevaban ropas negras. Además de sus siniestros ojos fríos, tenían expresiones sombrías y una energía austera que salía de su cuerpo.

Un grupo eran ladrones y el otro lado eran asesinos. Y para empeorar las cosas, ambos lados odiaban al ejército Su. Si quisieran vengarse, solo tenían que atacar a Su Ling, ¿verdad? Y sin embargo, la situación actual era muy diferente.

Los líderes de ambas partes se observaban con miradas frías. Ao Tian era pacífico, pero la líder de los bandidos parecía dispuesta a lanzarse a la lucha, mientras que Gu Yun continuaba estando desconcertada.

Todavía de pie junto a los bandidos estaba Mu Yi. En un intento por apartarse del camino, se acercó a Su Ling, desde donde planeaba observar la situación con entusiasmo. Era obvio que sabía algo. Sintiendo los ojos de Gu Yun en él, Mu Yi la miró con fiereza con su ojo. Gu Yun no pudo contenerse y se rió un poco. Este tipo sí que era rencoroso.

De repente, Yang Ge se adelantó. Mirando fijamente el gélido rostro de Ao Tian, gritó:

—¡Entrega el Lingshi! —Podría parecer una piedra ordinaria para los forasteros, pero para la tribu Shui Mu, era sagrada y preciosa.

Ao Tian ni siquiera le dirigía una mirada. No tenía ni un ápice de interés, lo que a Yang Ge le resultaba molesto.

—¡No creas que por no haber hablado nos vamos a rendir! Entrega la piedra —le espetó, agitando su látigo de plata hacia él. Cuando el arma se elevó, los dos hombres detrás de Ao Tian saltaron rápidamente: una espada cayó sobre el látigo largo y la otra espada ancha intentó cortar la mano que sostenía el látigo.

¡La mano de Yang Ge sosteniendo el látigo será cortada!, jadeó Gu Yun. Quiso intervenir, cuando un látigo con el patrón de una serpiente verde esmeralda se enredó de repente en la mano del hombre con la espada ancha.

Ese látigo también estaba impregnado con una leve luz verde, y cubierto de escamas afiladas, las cuales destrozaron el brazo del hombre cuando Mu Cang tiró de su arma. De esta manera, la carne quedó al descubierto, y la espada cayó al suelo. Las escamas verdes del látigo quedaron empapadas con la sangre.

Los gélidos ojos de Ao Tian se movieron y la siniestra espada Ci-Ling salió de la vaina. Lo único que los presentes pudieron ver fue el parpadeo de las sombras. Al mismo tiempo, se acercó a Mu Cang, enredando el látigo verde. El filo de la espada hizo fricción contra las escamas del látigo, provocando un chirrido que era doloroso de escuchar.

Gu Yun intentó calmar a Ao Tian, pero Su Ling la disuadió suavemente al sostener sus hombros.

—¡Su látigo de cuero de serpiente es muy fuerte! —advirtió Gu Yun rápidamente.

—El Ci-Ling de Ao Tian tampoco es un arma convencional —respondió en voz baja Su Ling—. Hablaremos de ello más tarde.

Las habilidades de artes marciales de los dos no eran débiles. Nadie era mejor que el otro en este duelo de espada blanda y látigo de serpiente. Sin embargo, Gu Yun pensó que debían dejar de luchar y se adelantó de nuevo.

Otro látigo golpeó y aterrizó con fuerza en el sólido barco de guerra de madera, dejando un rastro de profundos cortes. Las dos personas se estaban entreteniendo. El barco de guerra se detuvo en la orilla que había sufrido en la lucha anterior. El látigo golpeó y una marca de cicatriz de espada se tambaleó por el casco del barco. El barco había sido muy dañado antes y ahora parecía aún más miserable.

El rostro de Su Ling se ensombreció.

—¿Estás seguro de que quieres seguir viendo esto? —preguntó Gu Yun, tosiendo un poco para llamar su atención.

—¡Ya basta! —dijo Su Ling con un estruendo bajo, y sacó a Chixue para separar a los dos luchadores. La fuerte fuerza interna caliente de la espada los obligó a retroceder unos pasos.

Gu Yun también se acercó y se detuvo frente a Ao Tian, que al igual que Mu Cang, no quería detenerse, pero cuando se interpuso entre ambos, ella aprovechó para contener su espada. Mu Cang recuperó su largo látigo, pero los ojos brillantes seguían llenos de intención asesina.

¿Por qué sienten este odio amargo entre ellos?, suspiró Gu Yun.

—No sé cuál es la gratitud o rencor personal que hay entre ustedes, pero les agradezco que nos hayan rescatado. ¿No podemos arreglar la situación con una discusión? Si no quieren explicarse, pueden pelear, pero háganlo fuera del territorio de la milicia Su.

Lo que ocurrió hoy parecían sacados de un drama escrito. Fueron asediados por los piratas en el mar durante el día; en medio de la crisis, la gente de la isla Ju Ling llegó y los salvó inesperadamente. Al final, después de volver a la orilla con cierta dificultad, los dos escuadrones se dispusieron a pelear.

¡¿Puede alguien explicarme de qué demonios va esto?!

Aparentemente, el acto de Gu Yun para reconciliar a las dos partes tuvo algún efecto.

—Los perseguimos desde la selva para recuperar el Lingshi del clan —dijo Wu Ji, explicando sobre qué estaba gritando antes Yan Ge—. A menos que lo devuelvan, no tenemos nada de qué discutir.

¿Qué es eso? Gu Yun miró fijamente a Ao Tian.

—No sé nada de ese Lingshi —respondió este con frialdad. La mirada de Mu Cang se relajó poco a poco, y se dispuso a decir su parte.

—Hace diez años, una persona de la Isla Ju Ling robó nuestro Lingshi de mi padre; y hace tres años lo mataron. Sé que la Isla Ju Ling solo es un intermediario, que reciben dinero para hacer cosas, por lo que no pretendo continuar con el asunto de su muerte, es un asunto del pasado. No quiero investigarlo. Solo quiero saber dónde está el Lingshi ahora mismo. ¿Dónde está el hombre que los contrató?

Tenía una voz baja y oscura que no parecía pertenecer a  una mujer, en especial con su hermoso rostro etéreo. Pero al escucharla, los oyentes no podían evitar tener una sensación espeluznante recorrer sus cuerpos.

Ao Tian miró hacia atrás. Un hombre de cuarenta años se acercó respetuosamente hacia él y le susurró unas palabras al oído. Su rostro no cambió mientras le escuchaba.

—¿Por qué iba a decírtelo? —preguntó en un susurro.

De pie al lado de SU Ling, Gu Yun observaba la escena en silencio.

—Si me dices dónde está y quién es, les ayudaré a erradicar a los piratas —respondió Mu Cang.

Gu Yun se sorprendió por un momento. ¿Por qué Mu Cang quería involucrarse con la erradicación de los piratas?

—Esta chica está declarando algo que no es pequeño —siseó Qiao Lin Feng—. ¿Cómo te atreves a decir que tus seis barcos erradicarán la piratería?

Aunque ella les ayudó hoy para que tuvieran oportunidad de contraatacar, él no podía aceptar su arrogancia.

Mu Cang no se molestó. En cambio, su voz ronca respondió con desprecio.

—Sé donde está el nido de los piratas. También sé cuántos barcos y cuánta gente tienen realmente. Si no comparto esa información podrían pasar tres o cinco años buscándolos, y aún así no podrán encontrarlos. Después de todo, no pudieron encontrarlos en tres meses.

—¿Dónde están los nidos de los piratas? —preguntó Qiao Lin Feng, dudoso.

Mu Cang miró a Ao Tian. Su significado era obvio. Si Ao Tian no respondía a sus preguntas, no revelaría la ubicación de la guarida de los piratas.

Todas las miradas se centraron ahora en Ao Tian. Gu Yun se sintió rara por dentro.

¿Mu Cang se enfrentó a los piratas para poder hacerle esta pregunta a Ao Tian y obtener su respuesta?

Justo cuando Gu Yun supuso que Ao Tian no se molestaría, este abrió la boca para dar una explicación.

—La gente de Ju Ling cobra en sus tratos, y nunca los traicionaríamos, pero… Puedo hacer negocios contigo si me das una o dos monedas de plata. Te ayudaré a recuperar tu Lingshi y a matar a los asesinos.

La ceja de Mu Cang se movió ligeramente. Ella quería asesinar personalmente al enemigo, pero este hombre de hielo le ofreció lo contrario. Nunca se lo diría. En esta situación, él solo estaba dispuesto a comprometerse hasta ese punto porque esa mujer, Qing Mo, estaba viéndolo.

Mu Cang se detuvo a pensarlo por un largo tiempo, y al final, decidió.

—Bien.

De su cintura, sacó dos piezas de plata y se las lanzó a Ao Tian.

Él levantó ligeramente la mano y cogió fácilmente la plata.

—En tres meses, recibirás el Lingshi y la cabeza del enemigo de tu padre.

Su tono era tranquilo y frío, como si su trato no fuera la vida de un hombre, sino algo muy común.

¿Este es el Ao Tian que conozco?, pensó Gu Yun, algo asustada.

—Ahora puedes decir dónde está el nido de piratas, ¿verdad? —preguntó Qiao Lin Feng con entusiasmo al ver que habían llegado a un consenso.

Hoy destruimos cinco de los barcos de los piratas. Si podemos encontrar su guarida, ¡pronto podremos erradicarlos a todos!

—Hoy es demasiado tarde. Mañana, volveré con ustedes al mediodía.

Ignorando los ojos vigilantes de la gente, Mu Cang se dio la vuelta.

—¡Oye! —gritó Qiao Lin con rabia hacia la figura que se alejaba—. ¡¿Qué quieres decir con esto?! ¡Nos has engañado!

El grito hizo que Mu Cang se detuviera, pero no se volvió.

—Su Yu está en mi barco. Será mejor que encuentres a alguien que se lo lleve. —Y con esas palabras, se alejó.

¡¿Su Yu está con ellos?! Su Ling miró a Mu Yi rápidamente.

—Yu, ¿cómo está?

—Tranquilo, sólo está inconsciente —respondió él, poniendo una mano en su hombro para calmarlo.

Su Yu había pasado por dificultades, confiando en un trozo de madera roto del viejo barco para flotar en el mar durante mucho tiempo. Al verlo, había pensado que Mu Cang no lo salvaría, pero al final sí lo hizo.

¿Solo inconsciente? ¿Y eso es bueno? Su Ling tomó despiadadamente las manos de Mu Yi y le dijo a Gu Yun, a un lado:

—Iré a verlo, tú descansa temprano —le dijo a Gu Yun, tomando la mano de Mu Yi con fuerza para que no escapara.

—Bien.

Después de que Su Ling se fuera, Gu Yun se volvió y vio que Ao Tian ya se estaba alejando. Dudó un momento, pero al final lo llamó.

—Ao Tian, quiero hablar contigo.

Desde lejos, el hombre retrasó sus pasos e hizo un movimiento de su mano a la gente que lo seguía para que se fueran. Se movieron tan rápido que Gu Yun quedó impresionada.

—Gracias por salvarnos.

Gu Yun tomó la iniciativa para romper el silencio incómodo. Por desgracia, Ao Tian tardó mucho en contestar.

¿Qué le pasa?, pensó ella con el ceño fruncido. Está actuando algo raro.

Pensó que se iba a quedar callado y se iría, cuando por fin le respondió.

—Estabas herida, ¿verdad?

—Me he curado por completo.

Sabía que Ao Tian se sentía culpable por su última herida en el pecho, por lo que no quería hablar de eso.

Los barcos negros de la Isla Ju Ling estaba atracados a unas tres o cuatro millas de la estación de atraque de los barcos de guerra militares Su. Durante la noche, parecían estar integrados en la ilimitada oscuridad iluminada por la luna. Si uno no miraba con cuidado, no sería capaz de sentir su presencia siquiera.

—¿Eres el Patriarca espiritual de la isla? —preguntó en voz baja Gu Yun, deteniéndose.

—Sí. —Ao Tian estaba reacio a hablar, por lo que se limitó a dar respuestas de una sola palabra.

—¿Por qué?

Gu Yun estaba desconcertada.

¿No estabas tratando de evitar la Isla Ju Ling? ¿Cómo te convertiste en Patriarca? 

—¿Fue por Ye Mei? —exclamó, después de pensarlo—. Si hubieras dejado que pasaran 10 años desde la elección de un nuevo jefe, no usarían a Ye Mei para presionarte a ocupar el puesto.

Ao Tian negó con la cabeza.

—Solo la persona de pelo plateado está cualificada para convertirse en Patriarca. Ye Mei es mi hermana de sangre, lo más probable es que dé a luz a un niño de cabello de plata en el futuro, así que no la dejarán escapar.

Gu Yun quería hacerle más preguntas, pero Ao Tian se dio la vuelta.

—Tengo que proteger a alguien —dijo con su voz fría profunda, sonando impotente pero del mismo modo firme. Apretó su puño poco a poco, hasta que sus dedos dejaron heridas perforadas en su palma. Tenía los ojos claros y afilados. El dolor le hacía recordar que debía ser indiferente.

Protector, qué palabras tan cálidas. Es un hermano tan bueno. 

Gu Yun recordó la noche en la que bebieron. Así era como pasaban el tiempo los cazarrecompensas de primera clase de Qiong Yue, después de atrapar a sus presas. En ese momento, cuando Jianghu mandaba, él estaba libre y sin restricciones, pero las cosas ya no eran así. Siendo el Patriarca, ya no podía ser libre y despreocupado. Ahora, la espalda distante y arrogante revelaba incluso un indicio de tristeza.

Siempre había frustraciones y penas para las personas que vivían en este mundo.

—¿Es tu maestro el Doctor Fantasma? —preguntó Gu Yun, dando una respiración profunda para cambiar de tema, enmascarando así su pena y dolor.

Ao Tian se volvió rápidamente.

—¿Te sientes mal?

Ella negó con la cabeza, señalando las dos cicatrices de su mejilla.

—Me gustaría preguntarle si podría curar esta cicatriz en mi cara —dijo con una sonrisa.

¿Cicatriz? 

La expresión de Ao Tian de repente parecía fría con consternación. Sin saber por qué había reaccionado de esa manera, Gu Yun quedó aturdida.

—¿Por qué quieres tratar tu rostro? —preguntó Ao Tian con voz gélida. En ese momento, Gu Yun se dio cuenta del malentendido que estaba ocurriendo.

—¡No quiero un tratamiento! Es para mi hermana. Vive en el palacio y no es fácil para ella. Quiero ayudarla a encontrar un médico que le cure la cara —explicó rápidamente.

¿Por qué todos son así? Incluso si quisiera arreglar mi rostro, ¿había necesidad de tal sorpresa? El más lamentable es Su Ling; todos pensaron de inmediato que él me había dicho algo desagradable.

Ao Tian la miró fijamente durante mucho tiempo. Después de determinar que ella no estaba mintiendo y que no veía una sonrisa falsa, su rostro se calmó poco a poco.

—Déjame hablar con el maestro —dijo con su voz profunda.

—Mientras puedas darme una buena referencia, puedo hacer el resto. Yo se lo explicaré.

Había oído que el experto tenía sus manías. Si él terminaba pensando que ella no era sincera porque no actuaba por sí misma, no terminarían bien.

—No le gusta reunirse con extraños —se negó Ao Tian, y Gu Yun no insistió.

—Está bien, gracias —respondió.

La alta figura de Su Ling caminaba hacia ellos. Cubriendo el dolor de sus ojos, Ao Tian susurró:

—Descansa bien.

Sin esperar a que Gu Yun respondiera, se dio la vuelta para marcharse. Sus pisadas eran muy rápidas, por lo que su figura solitaria se desvaneció en la noche al poco tiempo. Solo su cabello plateado podía distinguirse levemente en la oscuridad.

¿Qué le pasa?

Gu Yu se quedó mirando distraídamente su espalda, cuando una atmósfera cálida y familiar la rodeó de repente desde atrás.

—¿En qué estás pensando?

Siguiendo su línea de visión, Su Ling también vio la sombra desvaneciéndose. Ahora que Ao Tian se convirtió en el Patriarca de la Isla Ju Ling, la caza interminable debería haber terminado. Ese hombre, si no se rendía pronto, se convertiría en su mayor rival por conseguir a Qing Mo.

—¿Cómo está Su Yu? —preguntó Gu Yun, cambiando el tema.

No lo había visto desde el mes de enero, pero ahora Su Yu era solo piel y huesos.

—He ordenado enviarlo de vuelta esta noche a la casa ancestral Su —exclamó Su Ling—. Espero que el Patriarca Qing pueda salvarlo.

—No te preocupes, se pondrá bien —lo consoló ella.

—De acuerdo.

Tomó su mano, y la pareja avanzó a pasos lentos hacia el campamento. En el camino detrás, una figura solitaria desaparecía hacia el lado contrario.

♦ ♦ ♦

Era tarde durante la noche, y las incansables olas perseguían la playa. Una sombra clara se sentaba sola en la arena blanca mientras la aullante brisa marina hacía volar su manto negro. Una mujer acariciaba una pequeña serpiente verde en su muñeca con ojos escalofriantes.

A sus ojos, solo había una mujer y no era ella. Incluso en el barco, después de recoger a su hermano, ni siquiera la miró. Mu Cang dejó escapar una sonrisa de autodesprecio. Qing Mo es su único objeto de afecto.

La comisura de su labio inferior sonrió.

—¿Por qué me sigues? —preguntó Mu Cang, sintiendo la presencia de alguien.

Con las manos cruzadas sobre el pecho, Mu Yi se rió.

—Solo ha necesitado una o dos piezas de plata y puede encontrar sin esfuerzo a Lingshi y obtener noticias por la muerte de su padre. El líder es muy inteligente.

—¡Piérdete!

¡Tuvo el descaro de decirlo! Ella había gastado más de 1.200 piezas de plata en él para comprarle noticias sobre Lingshi y el enemigo que causó la muerte de su padre. Lo único que había conseguido con eso fue que el culpable de todo estaba en la Isla Ju Ling, que el asesino era letal y que tenía más de un arma asesina.

¡Ella quería saber quién era la mente maestra detrás de todo, pero este maldito hombre se atrevió a decirle que no sabía! Incluso pretendió ser amable e ir en busca de la Isla con ellos, pero el resultado de ello fue que vagaron por el mar por un mes sin encontrar un pasaje. ¡Solo quería que desapareciera de su vista!

Mu Cang se puso en marcha, pero en lugar de marcharse, Mu Yi le bloqueó el paso con una fingida risa lastimera.

—¿Quemando puentes tan pronto? De hecho, quieres ayudar a Su Ling a extinguir a los piratas; ¡después de todo, el pueblo te ha ayudado! Oye, sé que conociste a Su Ling en esas montañas tranquilas hace cinco años. No debería haber apreciado a la belleza tomándose un baño y olvidado que un héroe debería rescatarla también.

—¿Qué has dicho?

El rostro de Mu Cang palideció. Su cara siempre había sido tranquila, pero ahora era una ola de emociones que se movía por el profundo pánico. Verla así le gustaba a Mu Yi, por lo que siguió burlándose.

—Si me hubiera adelantado a Su Ling y te hubiera dado una capa, la persona por la que estarías obsesionada ahora mismo sería yo.

Aquella vez, la reunión para beber con Su Ling se arregló en una colina aislada. Él había llegado medio día antes y había visto por accidente a una mujer desnuda en las aguas termales, sola, por lo que había observado la vista felizmente. En ese momento, escuchó a algunas personas llegando por el sendero, y se había preparado los problemas, pero entonces, Su Ling llegó al rescate, le dejó su capa y se fue luego de hacer su buena obra.

Él… ¡Él estuvo allí! 

Los miembros de Mu Cang se volvieron fríos y su sangre corrió rápidamente a su cara. Sujetando el látigo con su mano temblorosa, sus ojos estaban dispuestos a matar.

—¡Estás muerto! —exclamó. Apuntó sin piedad hacia el cuello de Mu Yi, como él sabía que haría, así que dio un salto de inmediato para evitar la amenazadora arma.

—¡Mi líder, si su temperamento es tan bueno como tu cuerpo, estaré más fascinado contigo!

Dejando atrás una ráfaga de risas insolentes, la figura de Mu Yi corrió rápidamente hacia la ciudad.

—¡Mu Yi!

Mu Cang lo persiguió durante diez millas, pero al final lo dejó huir. Su pecho estaba apretado y dolía; apretando una mano con fuerza, estaba demasiado abrumada por la humillación y la ira. Sus recuerdos volvieron a inundar su mente.

Mu Yi había dicho que ella se había encontrado por primera vez con Su Ling hace cinco años en esa tranquila montaña con las aguas termales, pero en realidad no fue así. Lo conoció en la Ciudad Pei, hace una década, cuando ella lucía delgada y pequeña por tener diez años.

El Lingshi de la tribu acababa de haber sido robado, lo que enfureció a su padre y le provocó un ataque cardíaco. Habían pensado que Qiong Yue fue el culpable que había enviado asesinos en su contra, por lo que comenzaron su guerra contra su Comandante. Desde entonces, cada hombre que vestía como parte de la tribu del agua entraba a la Ciudad Pei era arrestado.

Ella todavía era pequeña, por lo que no entendía nada.

Un día, se escapó al bosque cercano, pensando en jugar en la Ciudad Pei, pero cuando intentó hacerlo, unos soldados la descubrieron y tuvo que escapar. Corrió por el camino principal, hasta que la atraparon en un túnel. Solo había sentido cómo era llevada en unos fuertes brazos. Sin entender la situación, fue colocada en un caballo y cubierta con su capa.

Su Ling la rescató esa vez, cuando solo era un General adolescente. Su apariencia había sido brillante, deshinibida, y en general tranquila. La llevó a un bosque tropical, y se fue sin decir una palabra, dejándole como recuerdo su silueta.

No fue la única vez que la rescató. Luego, cuando se encontraron en la montaña, ella se había sorprendido de ver que era él, y entrado en pánico. Había estado esperando por mucho tiempo volver a encontrarlo, pero él no la reconoció y le volvió a dejar su capa. Su mente en ese momento había estado llena de un sentimiento complacido por haberlo visto una vez más, pero ahora descubría que ese maldito de Mu Yi también había estado ahí.

Con ese conocimiento, ahora odiaba ese incidente. ¡Se convirtió en una memoria desagradable!

¡Mu Yi! ¡Será mejor que no te muestres delante de mí o te destrozaré!

♦️ ♦️ ♦️

Al día siguiente, dentro de la tienda principal, Su Ling estaba en el asiento principal. Gu Yun estaba frente a la gran mesa, mirando los dibujos de las formaciones piratas que hizo el día anterior. De hecho, no tenían muchos cambios. Sus principales fortalezas eran la buena comprensión y manejo que tenían de los buques.

El grupo de hombres fornidos, Han Shu y Qiao Lin Feng, estaban comenzando a impacientarse.

Gu Yun miró hacia un lado y a la izquierda de la puerta, hacia esa figura negra: Ao Tian. Estaba aquí porque era el único que podía contener a Mu Cang, por idea de Qiao Lin Feng, quien lo invitó. Gu Yun pensaba que había hecho algo innecesario. Aunque había peleado con Mu Cang varias veces, ella no era el tipo de mujer que renegaba de sus palabras.

Poco después del mediodía, llegó una voz irritada desde fuera de la tienda.

—General, el jefe de Shui Mu Zu, Mu Cang.

—Pídele que entre —contestó Su Ling.

La cortina de luz se abrió para darle la bienvenida. Yan Ge fue el único que la siguió. Al ver a Ao Tian en la puerta, la expresión de Yan Ge se llenó de extrema ira.

—Ya puedes decir dónde se esconden los piratas, ¿verdad? —intervino Qiao Lin Feng, intentando evitar que comenzaran otra pelea.

Mu Cang se acercó a la mesa y miró a Gu Yun en el lado opuesto con complejas emociones que ella no entendió. Entonces, Mu Cang tapó su línea de visión con un trozo del estuche de cuero y lo abrió con uno de sus dedos, al tiempo que susurraba:

—Toma.

Gu Yun miró el dibujo de la delicada distribución de los arrecifes. El mapa indicaba por encima el tamaño y el lugar de cobertura. Se sorprendió en secreto porque los mapas eran de las rocas sumergidas.

¿Cuánto tiempo ha estado en el Mar del Este?

Todos se sintieron atraídos por los mapas de los arrecifes que Mu Cang había colocado en la mesa y se sorprendieron enormemente después de verlos.

—¿Cómo lo has hecho? —preguntó Qiao Lin Feng, sorprendido.

—Todo es espiritual. El mar es igual —explicó Mu Cang, con la misma voz fría de siempre.

¿Espiritualidad?, pensaron todos con duda.

Una pequeña serpiente verde se deslizó de su manga, sacando perezosamente la saliva, dando vueltas lánguidas y perezosas alrededor de la muñeca de Mu Cang. Ella le acarició la cabeza, lo que el animal permitió al permanecer inmóvil.

Qiao Lin Feng tragó saliva en silencio, sintiendo un aura misteriosa rodearla.

Esta mujer, ¿es algún tipo de espíritu malvado?

—¿Decías? —la incitó Gu Yun. Ella ya había visto antes a esa maldita serpiente verde, pero su mente estaba concentrada en los mapas de distribución. Como Mu Cang ya había estado dentro, ahora podían encontrar el nido de los piratas y entender la situación.

—Los piratas tienen un total de quince acorazados principales, y cinco fueron hundidos ayer. Los diez restantes tienen treinta y seis patrones [1] repartidos entre ellos. Los acorazados principales se distribuyen en esta zona porque los arrecifes ocultos son grandes aquí y tienen una barrera natural que hace que sea fácil escapar de su búsqueda. Los botes pequeños pasan entre los buques para escapar cuando la marea sube. A los piratas les gusta salir por ambos lados. Una está donde fueron asediados, la otra está aquí. —Y señalando en el mapa una zona en el mar. Mu Cang continuó—: Mientras los barcos de guerra entren en esta zona del mar, es muy fácil para un pirata sitiar.

Los barcos piratas son incluso más que la Marina de Su, es increíble.

—¡Pensar que los piratas tenían tantos barcos! Por suerte, no son tan útiles —gritó Han Shu.

—Estás equivocado —respondió Gu Yun con preocupación—. Los barcos pequeños son a veces más poderosos. Estos botes, siempre que estén escondidos detrás de las naves más grandes, pueden acercarse al enemigo sin ser vistos y luego aprovechar la oportunidad adecuada para abalanzarse sobre él. Como su casco es pequeño y muy flexible, el cañón no puede alcanzarlos con facilidad, y si siguen acercándose a menos de seis metros y el cañón no les ha alcanzado, los piratas pueden darle con proyectiles explosivos. Después, pueden subir a bordo.

—¡Pero ahora conocemos la guarida de los piratas y la distribución de los arrecifes! —replicó Han Shu, muy inquieto—. Podemos avanzar hacia ellos cuando estén desprevenidos, y aniquilarlos de un golpe.

—Los grupos de rocas ocultas son mucho más complicados de lo que crees. El mapa es solo una distribución general. Nadie conoce lo que se encuentra bajo el lecho rocoso. Sus barcos militares son tan grandes que una vez que entran en el grupo de rocas pueden ser descubiertos con facilidad. No olvides que los piratas ya están familiarizados con el terreno. No son ustedes los que los aniquilarán, sino que traerán su propia destrucción y la muerte de todos.

La solemne y tranquila racionalización de Mu Cang apagó por completo el imponente celo de Han Shu.

Si eso no funcionaría, ¡entonces no podrían enfrentarlos bien!

—Entonces, ¿qué vamos a hacer si no podemos entrar en la guarida? Los piratas fueron gravemente heridos ayer después de que algunos se aventuraron a salir, así que puede que no se atrevan. Aunque salgan, puede que solo sean tres o cinco barcos, y que no podamos acabar con todos a la vez. Se volverán un problema interminable —gritó Han Shu con rabia.

Entonces Su Ling, quien estaba en silencio como una tumba, habló.

—Mientras enviemos el cebo, saldrán.

—¿Cebo? —se alarmó Gu Yun—. ¿A quién quieres usar como cebo?

—¡General, no! ¡No! Usted… —protestó al instante Qiao Lin Feng, palideciendo. Su Ling levantó su mano para indicarle que dejara de hablar.

—Tienen tantos barcos de guerra grandes y un conjunto de patrones de batalla diferentes. Estos piratas no son ladrones y bandidos ordinarios. Creo que han hecho muchas provocaciones arrogantes. En primer lugar, querían probar la capacidad de los militares de Su; en segundo lugar, me hicieron venir. Mientras yo sea el cebo, aparecerán en las aguas y pensarán que van a ganar. No solo van a salir, sino que también será un ataque completo.

Si querían su vida, nunca lo lograrían en tierra, por eso idearon este plan en el mar. No dejarían pasar esta oportunidad.

—¿Quiénes son estos piratas? —suspiró Youyi—. ¿Quién está detrás de ellos?

Si no, ¿cómo podrían tener tantos barcos de guerra?

—Mu Yi podría saberlo.

Él era conocido en el mundo como alguien que sabía diferentes cosas, siempre y cuando se le pagara. Han Shu miró de un lado a otro, pero no pudo encontrar su figura roja.

—¿Dónde está? —preguntó. Ayer lo había visto, ¿cómo era que estaba desaparecido?

—¡He acabado con él!

Toda la gente se sorprendió con ese grito. Fingiendo que no habían escuchado nada, bajaron las cabezas hacia los dibujos de los arrecifes. Habían escuchado con claridad esa voz fría que apretaba los dientes con resentimiento. No sabían qué había hecho ese hombre para ofender a esta belleza de hielo.

—Bueno, esta reunión tiene como objetivo sacar una solución factible y práctica —suspiró Su Ling.

—¿Qué te parece? —le preguntó Gu Yun. Si había pensado en usarse como cebo, debía tener un plan de batalla ideado.

Su Ling señaló la zona frecuentada por los piratas, antes de decir con voz grave:

—Dirigiré seis barcos de guerra y diez botes a sus zonas de emboscada. Además, trece botes rodearán y emboscarán en dos sentidos —dijo él, señalando alrededor de la zona frecuentada por los piratas, donde normalmente formaban un perímetro de batallón—. Esperen hasta que se hayan desplegado por completo en su formación de batalla, entonces los rodearán y los atraparán.

Han Shu estaba muy emocionado y contento.

—Este plan es bueno, hay un ataque interior y exterior, y los piratas no tienen escapatoria.


[1] Barcos más pequeños utilizados para acercarse a la costa.

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