Campo de azucenas – Capítulo 21: Esposa casada (1)

Traducido por Sharon

Editado por Nemoné


—Haa.

En el carruaje, Sarah Yucela suspiró profundamente.

Un matrimonio no deseado. Como estaba atada a la otra parte, no pudo evitar sentirse deprimida.

A pesar de ser nobles, la casa de Sarah es pobre. No tienen problema con la comida, pero los negocios e inversiones que su padre comenzó estaban fallando.

Al principio, usaron un montón de dinero para construir un puente, pero este fue destruido por una inundación, y la villa pionera fue arrasada por ladrones. Aunque los ladrones fueron contenidos y recuperaron el dinero, perdieron muchos soldados.

Ese tipo de cosas pasaron varias veces.

Su padre no era incompetente. Sólo tenía 46 años, y cuando su predecesor murió de imprevisto, a la edad de veintiséis se las había arreglado para sucederlo exitosamente.

Pero repentinamente, hace cinco años, todo comenzó a arruinarse.

A pesar de deberle a varias personas, se las arregló para apoyar a su familia y territorio, pero ese año hubo una mala cosecha. El balance que la Casa Yucela había conseguido de alguna forma falló.

Esto no sólo afectó a la Casa Yucela, sino a las personas a quienes le pidieron dinero. Ellos fueron quienes urgieron que les pagaran la deuda.

La regresarían si pudieran.

Pero al final, fueron arrinconados hasta el punto en que tuvieron que vender la mansión. Entonces, alguien dijo que tomaría la deuda. Se trataba de un Vizconde. Siete u ocho años atrás, descubrieron una mina de plata en su territorio y rápidamente se elevó en el poder. Por supuesto, la cabeza de la Casa Yucela saltó ante la oportunidad. Sin embargo, no fue tan generoso como para tomar la deuda sin cargos. Había algo que quería.

Como se esperaba, el jefe de la Familia Bargan se acercó a explicar.

—Sería un desperdicio para el Reino si una casa antigua como la suya desaparece. Por eso voy a tomar su deuda. Sin embargo, no hay relaciones entre nuestras Casas. Aun así, si les ayudo habrán personas que meterán su cabeza para obstruirnos, además de mis padres. Por eso, ¿qué les parece hacer que su hija se case conmigo? Con eso, nuestras Casas estarán relacionadas y nadie podrá interferir.

Ciertamente, era algo razonable. Dependiendo en cómo lo escucharas, era una hermosa historia sobre la salvación por medio de un matrimonio. También era posible que lo hiciera por buena voluntad. Pero uno no pensaría eso sabiendo que la cabeza de la Familia Bargan tenía catorce esposas.

El Marqués Yucela pensó en salvar a su Casa y ciudadanos vendiendo a su hija. Algún día ella se iría, pero si se casaba con alguien con dinero, por lo menos resolverían sus problemas.

—Haa… —suspiró Sarah de nuevo.

Ella sabía que fue vendida, pero podía entenderlo. Su familia, especialmente su hermana pequeña, podría vivir una vida sin inconvenientes.

Aunque podía entenderlo, no le hacía feliz.

Sarah tenía una persona que amaba. En la escuela, siempre estaban juntos. Ella lloró cuando se separaron. Después de todo, incluso entonces no pudo transmitirle sus sentimientos.

Mientras el carruaje dejaba la Casa Bargan, Sarah salió sintiéndose infeliz.

Un anciano que parecía el mayordomo estaba de pie frente a la puerta.

—Estábamos esperándole, señora Sarah —le llamó.

Él y una sirvienta se movieron a un lado para darle la bienvenida.

Cuando Sarah se acercó, encontró una gran sombra esperándola.

—Encantado de conocerle, mi esposo. Mi nombre es Sarah. A pesar de ser una niña estúpida, por favor tráteme bien a partir de ahora.

— ¡Ohh! Soy Dale. No tienes que verte tan preocupada. A partir de hoy eres mi esposa, y esta es tu casa. Por favor relájate.

Sarah había escuchado que su apariencia era la de un orco, y después de verlo, pudo confirmarlo. Sin embargo su expresión era gentil, y comprendió que le daba la bienvenida desde el fondo de su corazón.

Sarah se convenció que no era tan feo como pensaba, y por un momento se sintió aliviada.

Podría resultar mejor de lo que pensaba. Escuché que tenía catorce esposas, así que pensé que sería vulgar.

—Pareces cansada del viaje. Por favor, toma un baño caliente y quítate el sudor. Después de eso, te daré un tour por la mansión.

Con eso, ella se dio la vuelta. Estaba feliz de que la persona pareciera gentil y no pretendiera no ser lujurioso. Inesperadamente, podría no ser un mal compromiso.

Mientras los sentimientos oscuros que la plagaban se desvanecían, se dirigió al baño con buen humor.

♦ ♦ ♦

Su esposo y sirviente vieron la figura de Sarah desvanecerse.

—Realmente es hermosa. Me tomó mucho dinero sobornar al arquitecto y a los mercenarios, pero finalmente lo conseguí. Esas hijas ya eran inútiles. Sebastián, en la cena pon muchos afrodisíacos. Además, no olvides el incienso en el cuarto.

—Como desee —respondió el mayordomo de antes.

En respuesta, su voz estaba vacía de todo sentimiento.

— ¡Señor! ¿Volveremos cuando se aburra?

Los Caballeros rodeando a Dale elevaron sus voces expectantes.

—Por supuesto. Como lo hice hasta ahora.

Detrás de su línea de visión están las sirvientas.

Cada una de ellas tiene buena forma, pero sus ojos están muertos como muñecas, y ni siquiera se movían cuando bajan la mirada.

—Aunque las abrace ya no es divertido. No dicen nada.

El caballero pateó la panza de una chica, que no se movió.

La pequeña salió volando contra la pared, y escupió los contenidos de su estómago, mientras sollozaba dolorosamente.

—Tú estás bien. ¡Límpialo apropiadamente después!

—Sí…

La chica que se las arregló para responder no tenía ni una pizca de rebelión, mientras respondía tan inanimadamente como siempre.


Nemoné
Este maldito. Alguien deshágase de él, rápido. Anne.

5 respuestas a “Campo de azucenas – Capítulo 21: Esposa casada (1)”

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