Una Verdadera Estrella – Volumen 3 – Capítulo 21: Subasta (1)

Traducido por Shisai

Editado por Sakuya


Después del almuerzo, Tang Feng se quedó solo en el balcón de la villa mirando el brillante océano azul bajo el sol, fue un poco cansador hablar con Albert pero al menos fue sincero.

Le comentó que debía asistir al Festival de Cine de Venecia en una semana y el rubio estuvo de acuerdo, incluso prometió que llegaría a Venecia con dos días de anticipación.

Preguntó si Su Qicheng y Li Xidong estaban en la isla y Albert respondió que los dos estaban experimentando la vida de un sirviente en la isla. Al imaginar al gran presidente, Su Qicheng, regando el huerto, Tang Feng no pudo evitar las ganas de reír.

Mencionó que quería echar un vistazo a esos dos y el rubio no solo se lo permitió, sino que también le prometió que no les haría daño. Si Tang Feng quisiera, el hombre incluso podría dejar que las dos personas se fueran con el actor a Venecia.

Por supuesto, uno de ellos también podría ser arrojado al mar.

Aunque Albert lo dijo de forma eufemística, Tang Feng sabía que se refería a Su Qicheng.

Recordó que él había dicho algo antes de que cenaran acerca de haberlo estado observando en silencio, así que seguramente por eso sabía que Su Qicheng había cooperado con Charles.

Excepto por ser extremadamente peligroso, este hombre era en extremo excelente en cualquier aspecto. Pero personas como Albert no son adecuadas para convivir a diario con otros y solo se pueden apreciar desde la distancia, de lo contrario es fácil quemarse.

La distancia correcta es hermosa.

—Dijiste que querías ver a esos dos, ¿por qué no vas? —La preciosa y melosa voz de barítono venía detrás de él. El acento británico estándar parecía demasiado tentador en Albert. Incluso Tang Feng, un hombre con acento estadounidense, no podía evitar admirar la manera en que pronunciaba las palabras.

—Es suficiente saber que están bien.

De todos modos, incluso si fuera a verlos, no habría servido de mucho.

Tang Feng se dio la vuelta. La brisa del mar soplaba desordenando su cabello, no lo había cortado en varios meses. El fino cabello negro brillaba al sol, junto con el ajustado y ceñido traje blanco le hacía parecer aún más guapo, como si fuera a ser arrastrado por la brisa marina en el siguiente momento, dejando sólo una silueta de lo que una vez existió, pajas y mechas.

—Te queda bien. —La mirada de Albert se quedó en el hombre, luciendo muy satisfecho con la ropa que había hecho a medida para el actor.

—Gracias —A Tang Feng le gustaba el traje, pero se sentía algo extraño al usarlo—. ¿Sueles vivir aquí cuando no estás haciendo nada? —trató de cambiar de tema para ocultar su vergüenza.

—Ven aquí a veces, es tranquilo y estoy solo. —respondió el rubio mientras caminaba hasta pararse a su lado, mirando el océano infinito en la distancia—. Este lugar me abre la mente y me hace sentir cómodo.

—Lo entiendo —el actor estuvo de acuerdo.

—Si te gusta, puedes venir aquí a menudo en el futuro —le hizo una invitación, pero esta frase en los oídos de Tang Feng tenía otro significado.

—¿Pretendes dejarme ir?

—Mi intención nunca fue encarcelarte —Albert sonrió levemente y alargó la mano para apartar suavemente los mechones de pelo que caían sobre la frente del hombre. Acto seguido, susurró—: No ahora, al menos.

—¿A qué te refieres con maduro? —Tang Feng preguntó de nuevo, recordando lo que Iván había dicho sobre la manzana.

—Cuando crea que es el momento adecuado —Esta respuesta estaba llena de incertidumbre.

Al día después de que Albert le prometiera que liberaría a Su Qicheng y a Li Xidong, los dos hombres tomaron un helicóptero y se fueron, sin saber que Tang Feng también estaba en la isla.

En ese momento, Tang Feng estaba parado junto a la ventana cerca de la casa y observando la salida gradual del helicóptero. Albert le preguntó si no le preocupaba que Su Qicheng y Li Xidong fueran arrojados al mar en lugar de regresarlos a Hong Kong. El actor solo pudo decir que creería en su palabra.

¿Por qué?

Porque Albert era una persona con principios, no del tipo que incumpliría con su palabra.

No mucho después de que Su Qicheng y Li Xidong se fueran, invitó a Tang Feng a reunirse con él ese mediodía en el gran yate que estaba atracado junto a la isla.

—¿No vas a preguntarme a dónde voy? —preguntó Albert con una sonrisa mientras abordaba el barco.

—Sé que no puedo cambiar la ruta, así que mejor podría dejar un poco de misterio y suspenso para hacer que el viaje sea más divertido —Tang Feng respondió.

Alrededor de la noche, el yate se detuvo y entre el vasto mar gradualmente apareció una luz brillante en la distancia. Sólo cuando se acercaron, pudo notar que eran los reflectores de  algunos barcos. La luz se hizo gradualmente más fuerte. Más barcos se acercaron uno tras otro. Todas las señales apuntaban a que estaban en alta mar, por lo que intuyó que las personas en estos barcos desconocidos no eran personas comunes.

Tang Feng no quería parecer especial, sobre todo cuando todavía llevaba el traje tang que Albert le dio, pero pronto se dio cuenta de que estaba demasiado preocupado.

Uno de los pisos del yate estaba abierto a una gran sala que se asemejaba a un pequeño cine, con un escenario de un metro de altura y filas de asientos debajo. Incluso había una grada oculta sobre el escenario, la cual estaba toda cubierta de cristal por fuera, de modo que los que se sentaban dentro podían ver el exterior, pero los de fuera no podían ver a los de adentro.

Tang Feng fue llevado a esta grada oculta. Desde su perspectiva, podrían ver la espalda de la gente parada en el escenario y a todos los invitados debajo del mismo.

También había una pantalla LCD en la parte frontal e inferior, para que pudiesen ver el frente del escenario desde arriba.

Esta es una subasta. El actor vio que el lado invertido del escenario tenía una mesa y un martillo para quien dirija la subasta. Notó, también, que los asientos tenían colocados carteles.

La subasta no era especial, lo significativo era que el propietario de la subasta era Albert.

Era difícil imaginar que él vendiera algo normal, pero desafortunadamente Tang Feng se equivocó una vez más después de que la subasta comenzara.

Unos cinco minutos después de estar sentados, los invitados de otros barcos acudieron a la subasta uno tras otro. Muchas personas no lucían como si fuese su primera vez, y estaban familiarizados con encontrar el asiento que perteneciera a su número y sentarse.

—Mientras más adelante estén, mayor será su estatus social, aunque incluso si tienes una riqueza infinita, no necesariamente puedas sentarte en la primera fila. —Albert asumió el papel de comentarista a su lado. Según él, las personas que acudieron a su bote eran ricas o de alto estatus, sólo que la mayoría de los que se sentaban delante eran de un estatus inusual, mientras que los de atrás eran solo gente rica.

—¿Necesitas una entrada para subir al bote? —Como la gente de fuera no podía ver el interior, Tang Feng aprovechó a ponerse de pie frente al vidrio y mirar a la variedad de gente reunida.

—Solo se necesita la carta de invitación y la persona que la recibe puede traer a otros dos invitados, personas diferentes, invitaciones diferentes, asientos diferentes. —Albert estaba sentado en la silla, hablando lentamente mientras miraba la espalda del hombre—. En este asiento en el que estás, solo se ha sentado una persona antes.

Esto hizo que el actor sintiera un poco de curiosidad. Se dio la vuelta y preguntó—:  ¿Puedo saber?

—Mi hija —el rubio levantó la comisura de los labios—. ¿Por qué? ¿Te sorprende que tenga una hija?

—Para ser honesto, me es un poco difícil imaginar qué clase de padre eres —Tang Feng regresó a su asiento y se sentó, volviendo a pensar en lo dicho por el otro. Solo una persona había estado en su lugar y fue la hija de Albert—. ¿Estás casado?

No lograba formar una imagen de cómo podría ser la esposa del otro, no había forma de creer que Albert fuese el esposo de alguien.

—No. —Albert dijo sin rodeos—. No necesitas casarte para tener un hijo.

—Ella debería tener una madre —dijo el actor, probablemente pensando en sí mismo.

—Soy todo lo que necesita. —Al parecer, a Albert no le importaba que tuviese una madre. Incluso dijo—: Las mujeres siempre son sentimentales, su amor es demasiado propenso a volverse abrumador y demasiada amabilidad a menudo suele volver a otros estupidos. Mi hija no necesita una.

—Sé que no estarás de acuerdo conmigo, pero creo que sí.

Albert miró al hombre a su lado.

—Incluso si mi hija necesita una educación más soleada, no será su madre biológica.

—No debes quitarle un hijo a su madre.

El rubio se rio en voz baja, con algo de sátira: —Su madre es solo una mujer provista por la agencia de subrogación. No hay nada tan perfecto en el mundo. Quería un hijo y ella el dinero, opto por dar a la niña por dinero y ahora tengo una hija, eso es todo.

Muchas veces Albert lo dejaba sin palabras, como ahora.

No hay niño que no anhele una familia normal y cariñosa, especialmente aquellos que no pueden obtener una familia completa por varias razones y lo que otros daban por sentado era a menudo lo que sólo podían soñar y no conseguir en su vida.

Mientras estaba charlando con Albert, la subasta ya había comenzado sin saberlo. El primer artículo por el que se pujaba era una auténtica obra maestra de un antiguo calígrafo chino y muchas personas estaban participando.

Cuando Tang Feng miró a la gente en el auditorio, vio a alguien que le resultaba muy familiar.

Entre el público, ¿estaba viendo al Dr. Harvey?

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