Villana mimada por el príncipe vecino – Capítulo 114: Pelea entre las damas

Traducido por Sharon

Editado por Yonile


Al día siguiente, Tiararose tuvo la oportunidad de hablar con Saravia cerca del mediodía. La conversación tomó lugar en el cuarto de visitantes del Palacio, y estaban sentados uno frente al otro en el sofá. Detrás de ella estaban Keith y Pearl, mientras que Izzet estaba detrás de Saravia.

—Hmm, de verdad te ves linda. La belleza de la gatita en forma adulta es increíble, pero tu forma de niña también es encantadora.

—Ya deja eso y dime más sobre la Salamandra. No puedo permanecer de esta forma para siempre, quiero regresar a la normalidad —dijo Tiararose con una sonrisa amarga.

—Hmm… Es cierto. Será mejor que estés en tu apariencia normal si vas a convertirte en mi esposa.

—¡Rey Saravia, estoy hablando en serio!

Tiararose le lanzó una mirada de enojo que mostraba que no iba a perdonarle si seguía jugando.

—Lo lamento. Puedo arreglar un encuentro con la Salamandra, pero será muy difícil negociar con ella por tu poder mágico.

—Oh, no…

—Intentaré mi mejor esfuerzo para que te regrese tu poder, gatito… Pero no creo que vaya a cambiar de idea.

Podrían negociar, pero sería difícil. Tiararose comenzó a pensar en otras ideas, pero no se le ocurrió nada bueno. Se preguntó si habría sido mejor pasarle el poder mágico restante poco a poco en lugar de todo al mismo tiempo.

En ese caso, Saravia podría haber ayudado, y Tiararose no tendría que haberse encogido.

—Por ahora, ¿debería llamar a la Salamandra?

—Sí… ¿Eso estará bien…?

—Sí.

Tiararose accedió a la propuesta de Saravia, y como si lo hubieran preparado de antemano, alguien tocó a la puerta en ese momento.

—¿Hmm? Les había ordenado que no molestaran.

—Podría ser una emergencia.

Saravia miró la puerta, y dejó que Izzet abriera. Del otro lado… Aquasteed, que se suponía que no llegaría en dos días más, había aparecido.

—¿Eh?

Por supuesto, la persona que estaba más sorprendida era Tiararose.

Al parecer, Keith y Pearl ya habían sentido su presencia, así que no se sorprendieron al verlo llegar.

—Eres bastante rápido, ¿verdad?

—De alguna forma lo logré… Eh, ¿dónde está Tiara?

Antes de que Aquasteed terminara sus saludos, se dio cuenta que la persona que más quería ver no estaba en el cuarto. Pensó que era extraño que Keith, Pearl, e incluso Saravia, estuvieran reunidos sin su esposa presente.

Dándose cuenta de lo que estaba pensando, Saravia comenzó a reírse.

—De verdad te gusta el gatito, ¿eh, Aqua?

—Es mi esposa, después de todo. Rey Saravia, estás de un humor extrañamente bueno como siempre… ¿Huh?

La rígida e incómoda Tiararose, que estaba sentada en el sofá, capturó la mirada de Aquasteed.

Se quedó sin palabras.

Estaba a punto de chocar la palma con su frente y lanzar un largo suspiro, pero de alguna forma se las arregló para contenerse.

—Esa es una linda jovencita la que tienen ahí, ¿huh?

¡Oh, no, Sir Aqua me está hablando…!

La cabeza de Tiararose comenzó a temblar, mientras se preguntaba qué debería hacer. No lo habían hablado antes, ¿pero a Aquasteed siquiera le gustaban los niños? ¿O la odiaba por volver a cometer una decisión egoísta?

Las preocupaciones comenzaron a apilarse y abrumarla.

Tiararose no pudo responderle, así que en su lugar, Saravia le dio una mirada juguetona.

—Es mi hija y del gatito.

—Por favor, deja de decir tales tonterías.

—Eres un aguafiestas.

Aquasteed caminó hacia la Tiararose pequeña, y levantó su cuerpo con gentileza.

—Esa persona está diciendo estupideces, será mejor ignorarla.

—¡Woah!

—¿Hmm? ¿No te gusta que te levante?

—¡N-No! ¡Sí me gusta…!

Tiararose podía sentir a Aquasteed muy cerca estando en sus brazos, y su olor la hacía sentir a salvo. Sacudió su cabeza para concentrarse, y abrazó su cuello con fuerza.

Al igual que antes, tenía problemas para pensar cómo atravesar esta situación, pero con solo uno de sus toques, perdió el control sobre sus movimientos. Bueno, era inevitable porque hace tiempo que quería verlo.

—Eso es bueno —sonrió el rey, acariciando la cabeza de la reina con suavidad—. Las coletas son lindas. Tu cabello es hermoso como siempre.

—¿Eh? G-Gracias…

Ser elogiada de esta manera despreocupada hizo que empezara a sentirse avergonzada, y su rostro se sonrojó.

¿Sir Aqua no se dio cuenta que soy yo?, pensó en el fondo de su mente. ¿Quizás creía que era una niña cualquiera? Es posible. No es normal que los humanos se encojan.

Tiararose llegó a la conclusión de que él podría estar pensando que su yo adulto se encontraba en otra parte; se sintió aliviada al ver que no fue expuesta y regañada. También estaba disfrutando de estar en sus brazos.

Ya que tengo la forma de una niña, debería estar bien, ¿verdad?

No podría hacer algo como esto siendo grande porque se sentiría avergonzada, pero ahora mismo no debería haber problemas… Aunque todo el resto de los presentes sabían su verdadera identidad.

—¿Te gusta que te mimen? ¿Cuántos años tienes?

—Um… Tengo seis.

—Ya veo. En ese caso, ya eres toda una dama, ¿verdad? —dijo Aquasteed con una sonrisa, y Tiararose asintió de inmediato.

—¡S-Sí! Por supuesto.

No podía hacer un berrinche y decir que todavía era demasiado pequeña para ser llamada una dama.

Viendo su reacción, Keith comenzó a reír por lo bajo. Tiararose debió haberse dado cuenta que se estaba riendo de ella, porque puso un dedo en sus labios y le hizo el gesto universal de pedido de silencio.

—¿Hmm? ¿Qué sucede, Tiara?

—No, no es na-… ¡¿Eh?! ¿Te diste cuenta que era yo?

Aquasteed había llamado su nombre de manera despreocupada, por lo que su rostro palideció al darse cuenta que había sido expuesta. Solo hace unos momentos, había estado disfrutando de ser abrazada, pero ahora sentía como si su mundo hubiera colapsado.

—¿D-Desde cuándo…? —le preguntó a su esposo con su voz temblando, y él le dio una respuesta inmediata.

—Desde el principio.

—¡¿Desde el principio?!

—Te dije antes que sé todo sobre ti, Tiara. ¿Verdad?

—Ugh….

En efecto, él una vez le había dicho durante una de sus caminatas matutinas en los jardines que era quien más sabía sobre Tiararose. Ella no esperó que no solo se hubiera dado cuenta de lo que había estado pensando, sino que también viera a través del cambio en su apariencia.

—Ah… Esto es vergonzoso… Quiero bajar, por favor.

—¿Eh? Pero estaba mimándote mucho.

—Pensé que me veías como una niña… Ahora estoy extremadamente avergonzada. ¡Todos están mirándonos!

Tiararose comenzó a hacer un berrinche en los brazos de Aquasteed, y se las arregló para soltarse y alcanzar el suelo.

—Si lo habías notado, por favor, no hagas algo tan confuso…

—Perdón, perdón. Solo estaba pensando que eras linda —dijo, y se sentó al lado de Tiararose en el sofá. —¿Entonces? ¿Por qué terminaste así…? Por supuesto, debe haber una razón detrás de esto, ¿no? Keith, rey Saravia.

Era como si una tormenta estuviera soplando detrás de la sonrisa de Aquasteed.

—Ya veo —suspiró, su voz haciendo eco a través del cuarto con una pizca de cansancio.

Aquasteed estaba esperando que este solo fuera el resultado de Tiararose recibiendo daño por alguna circunstancia desafortunada… Pero por lo que escuchó, parecía ser el resultado de las acciones descuidadas de Tiararose. Ya había pensado que algo podría suceder, pero siendo que en verdad pasó, solo pudo sonreír con amargura.

—Keith también, por favor regaña a Tiara por sus acciones un poco más… Habría estado bien aunque tuvieras que detenerla a la fuerza.

—Por más que diga eso, Tiara no es una dama que escuche, ¿sabe? Luce gentil, pero en realidad es muy terca. Si la detenía, habría actuado sin mi permiso y podría haber terminado muriendo después de perder todo su poder mágico, ¿sabe?

—Eso es cierto…

Hacer cosas en secreto en medio de la noche era algo que Tiararose podría hacer. O mejor dicho, ya había sucedido antes.

En efecto, si Keith no se las hubiera arreglado para salvarla de la Salamandra al último segundo, podría haber sucedido una tragedia peor que la situación actual.

Entonces desvió su mirada hacia Tiararose, que estaba sentada a su lado, y puso una mano en su cabeza.

—¿Por qué no esperaste a que llegara, Tiara?

—L-Lo lamento… El rey Saravia colapsó, y la Salamandra estaba en mal estado por el hambre, por eso… Le dije que estaría bien si fuera un poco.

—Tsk, mi corazón no podrá durar mucho si sigue así —dijo Aquasteed, abrazando a Tiararose y colocándola sobre sus rodillas.

—¡¿Eh?! ¡¿Sir Aqua?!

—Ya que estás haciendo todas las decisiones egoístas, solo sé obediente por ahora.

—S-Sí…

Aquasteed tenía una sonrisa intimidante que no le dio a Tiararose ninguna opción, por lo que solo asintió cuando sus mejillas fueron jaladas.

El tema entonces cambió a las varias ideas para regresar el cuerpo de Tiararose a la normalidad.

—Así que necesitamos que la Salamandra regrese su poder mágico, ¿huh? Sin embargo, rey Saravia, no recibió una respuesta positiva a su pedido, ¿verdad?

—Sí.

—¿Tiene alguna idea del motivo?

—Es un problema difícil…

Después de escuchar las palabras de Aquasteed, Saravia pensó con cuidado y una expresión preocupada. Con esa mirada seria, de repente, un dedo bronceado tocó el hombro de Aquasteed.

—Wow, qué varonil. Si me dieras tu poder mágico, no me importaría regresarle el poder mágico a ese niño.

—¡¡Salamandra!!

Sin haber dado indicios de su presencia, la Salamandra apareció de repente flotando en el aire mientras rodeaba el brazo de Aquasteed.

Por supuesto, él también se sorprendió, y tragó con fuerza.

—¡Hey, aléjate de Sir Aqua! —respondió Tiararose al instante. Quería pedirle que le regresara su poder mágico, pero en su lugar, esto era más importante.

A pesar de que era un espíritu de fuego, nunca le perdonaría el hecho de que estuviera intentando robarle a Aquasteed. Con estos intensos sentimientos, intentó deshacerse de las manos que rodeaban a su esposo.

—¿Qué? No voy a rendirme cuando se trata de alguien en quien estoy interesada.

—Imposible. ¡Sir Aqua es mi esposo!

Viendo a las dos mujeres mirándose con molestia, Saravia estalló en carcajadas.

—Es la primera vez que veo un gatito tan posesivo.

—No es el momento para reírse, rey Saravia. ¡Por favor, detenga a la Salamandra también!

—Aunque digas eso, no va a escuchar lo que diga… Salamandra, por ahora, nos gustaría hablar contigo. Por favor, cálmese —dijo, a pesar de que sabía que sería unútil. El espíritu debía gustarle mucho Aquasteed, porque se rehusó a siquiera mirar a Saravia.

La expresión de Tiararose comenzó a oscurecerse viendo a su pareja siendo tratada de esta manera. Parecía que sus emociones se habían vuelto más incontrolables ahora que era una niña.

—¡Por favor, suéltalo, Salamandra!

—¡Imposible!

Incapaz de soportar la lucha entre ambas, Aquasteed intervino.

—Por favor, detente.

Al instante, el persistente espíritu lo soltó de inmediato.

—No puede evitarse, supongo. Continuaré más tarde…

—Me gustaría que le regresaras su poder mágico a Tiararose —continuó Aquasteed como si no hubiera escuchado la respuesta de la Salamandra. Lo más probable es que pensara que no era el momento de lidiar con sus tonterías.

—Imposible. Si hago eso, podría colapsar del hambre. ¿Estás diciendo que eso estaría bien? Qué persona más fría.

—Ella te dijo que solo te daría un poco de su poder, ¿no?

La Salamandra puso un dedo en los labios de Aquasteed y le dio una sonrisa traviesa antes de hablar.

—No estás tratando bien a esta dama, ¿sabes?

No parecía que podrían lograrse mantener en tema.

Viendo a quién era su oponente, Aquasteed juzgó que sería una mejor idea discutir la situación de nuevo en otra oportunidad.

—Por ahora, me gustaría que lo regreses durante el festival. En ese momento, el rey Saravia será capaz de pasarle su poder, ¿verdad?

—Eso es cierto, pero ya tengo el poder necesario. Miraré el festival, pero podría irme a dormir ahora mismo, ¿sabes? Hmm, ¿qué deberíamos hacer? —dijo la Salamandra en un tono de desafío—. O, si te vuelves mi compañero… accederé a recibir el poder de Saravia, ¿sabes?

Con eso, Tiararose tendría su poder mágico y Aquasteed no necesitaría intervenir, así que matarían dos pájaros con una piedra. La Salamandra había calculado tal situación.

Aquasteed lo pensó con cuidado. Necesitaban recuperar el poder de Tiararose, así que podrían terminar siendo obligados a escucharla si ella se negaba a seguir negociando.

Al ver su reacción, Tiararose comenzó a preocuparse que Aquasteed fuera a elegir ser violado por su bien…

—¡Imposible, sir Aqua! ¡Definitivamente no le permitiré que se sacrifique por mi bien!

—Tiara…

Ella, que seguía sentada en las rodillas de Aquasteed, se giró para mirarlo, agarrando su chaqueta y sacudiendo su cabeza una y otra vez para negarse. Aquasteed no había esperado que fuera a odiarlo tanto, y sonrió sin darse cuenta.

—Está bien, Tiara —le dijo en un tono tranquilo, acariciando su espalda con gentileza. Luego, miró a la Salamandra y a Saravia y propuso algo—. Voy a pensar en un plan para que tanto la Salamandra como nuestro lado estén satisfechos. Les informaré el día del festival, ¿podría permitirnos volver a encontrarnos?

—No me importa.

—Hmm… Bueno, no creo que haya algo con lo que concuerde, pero está bien.

—Muchas gracias.

Aquasteed había logrado mantener las cosas bajo control, así que Tiararose estaba aliviada. Sin embargo, no creía que la Salamandra fuera a estar dispuesta a negociar.

—En ese caso, hemos terminado de hablar por ahora… ¿Quieres beber algo juntos?

El persistente espíritu agarró el brazo de Aquasteed y presionó su pecho contra él. La expresión del rey no cambió, pero Tiararose se sobresaltó.

—¡Detente! —gritó, jalando de la Salamandra para que se alejara. Logrando por fin que lo soltara, Tiararose formó una sonrisa—. Sir Aqua, voy a tener una conversación de mujeres con ella, así que me iré por un rato.

—Tiara, ¿qué es…?

—Me voy.

—Lo entiendo… Sin embargo, si no puedo estar presente, deja que Pearl te acompañe. Estoy seguro que estarás de acuerdo con eso, ¿verdad?

Por supuesto, Tiararose sabía que estaba siendo egoísta ahora mismo, así que accedió de inmediato. De esa manera, las tres se dirigieron a otro cuarto para conversar.

♦ ♦ ♦

Sorbiendo de leche de tapioca preparada por un ayudante, las tres se miraron entre sí.

La primera en hablar fue Tiararose.

—Salamandra, sir Aquasteed es mi esposo, así que por favor deja de coquetear con él.

—¿Oh? Eres una niña ahora mismo, ¿no sería mejor un adulto para él? Con tu cuerpo, es probable que ni siquiera te de un beso.

—Eso no es cierto, así que no tiene nada de qué preocuparse.

A pesar de que Tiararose se había encogido, Aquasteed seguía amándola. Lo sabía muy bien. Es por eso que le estaba hablando con tanta firmeza.

El espíritu de fuego estaba intentando robarle su esposo, no había manera en que pudiera perdonarle eso.

—Tsk. Todos son niños. Bueno, ahora de verdad lo eres. Salamandra, deberías dejar de intentar actuar tan persistente con Aquasteed y decirle tus motivos.

—¿Pearl? ¿Sabes algo?

Al parecer, había una razón para la actitud de la Salamandra.

Tiararose la observó fijamente, mientras que el espíritu miró a Pearl y habló con el tono de alguien que no tenía otra opción.

—Tsk, pensar que recibiste la bendición de dos Reyes Hada… Si regreso tu poder mágico, Saravia morirá, ¿sabes?

—¿Eh?

El cuarto que era tan ruidoso hace unos momentos fue envuelto por un silencio profundo.

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