Ya no te amo – Capítulo 15

Traducido por Melin Ithil

Editado por Sakuya


Inmensa. La puerta de la sala de descanso VIP permaneció cerrada, con Arend vigilándola a solas por mucho tiempo. Para ser sinceros, no tenía idea del tiempo que había pasado.

Cuando él no regresó por un tiempo, Rudiger, que lo había estado buscando, entró a la sala, solo para encontrar a su señor sentado e inerte, quieto como una pintura al óleo en total silencio. En otras palabras, incluso sin sonreír.

—¿Qué hace aquí? El veterano de 15 años ha entrado por fin en el salón, creo que el momento para reflexionar tendrá que esperar.

—Oh, sí. Tengo que irme. —La magnífica pintura había cobrado vida tan pronto como abrió la boca. Por inercia, una linda sonrisa apareció en sus labios y aquel cuerpo con perfectas proporciones comenzó a moverse con gracia. Sin embargo, no importaba lo hermoso que fuera, solo era una ilusión.

Su caballero no se sentía familiar con aquella apariencia tan extraña que mostraba, era muy sorpresivo y no le dio tiempo de analizarlo.

El emperador, con una sonrisa que no sabía que pasaba por la mente de su caballero, paso a lado de este.

—Encontré una novia.

—¿De verdad? ¿Cómo la encontraste?

—¿Debería decir que ella me encontró? —Cuando recoges una piedra que otros han tirado antes y dentro encuentras una gema, ¿tienes suerte de haberla encontrado? o ¿es la piedra quien tuvo la suerte de recogerte? Avanzó un par de pasos más antes de darse media vuelta—. Necesito saber todo sobre el señor de Wistash. Investiga todo lo que puedas sobre su ex – prometida.

—¿A qué te refieres con esto? Tan de repente.

—Aún tengo demasiadas preguntas.

El guardaespaldas cerró la boca con fuerza para trabajar y dejar de hacer preguntas. Ahora no era el momento para cuestionar.

Como la persona que había estado a su lado durante tanto tiempo, pronto se dio cuenta y volteó a mirar al hombre que acababa de cerrar la boca.

—Me siento como un acosador. —Los labios que habían pronunciado aquello hicieron una mueca de vergüenza.

Había estado repitiendo aquella escena repetidamente en su cabeza por un largo tiempo. El duque mirando perplejo a Niveia entre la multitud con una expresión desesperada. Una persona tan atractiva solía destacar demasiado, incluso si se escondía entre cobardes.

—¿Dónde estaba su buena voluntad? —Su gélida voz cayó sobre el pasillo con sus pisadas feroces haciendo eco.

♦ ♦ ♦

Un ruido sordo. Escuchó la puerta cerrarse a su espalda ¿Por qué sonaba como si su corazón cayera? No fue hasta que salió de ahí que se dio cuenta que su corazón latía con fuerza, el que hasta hacía un momento latía silenciosamente hasta el punto de hacerla dudar de si aún tenía vida, ahora latía al punto de causarle dolor en la clavícula. La razón era clara, Arend aun cuestionaba su propuesta, aunque ahora lo hacía en serio, había propuesto un trato con buenas condiciones.

Ya casi lo logro.

Ella tenía confianza. Estaba segura de que no existía una mujer que pudiera cumplir las condiciones de Joachim tan bien como ella.

Conocerlo y hablar con él de la propuesta, no le había tomado tanto tiempo ¿Le quedaría una hora o dos para disfrutar de la fiesta? Primero tenía que encontrar a Rubiel. Cabía la posibilidad de que el marqués ya se hubiera dado cuenta de su ausencia y estuviera en camino a encontrarlas. Era mejor apresurarse antes de que eso pasara. Sus planes de ese día habían salido bien. Ahora todo lo que tenía que hacer era devolver a su hermana antes de que su padre armara una escena. O, eso pensaba, hasta que se encontró con otra situación.

—Gracias por el regalo, duque.

—La próxima vez que nos volvamos a encontrar, le haré otro regalo, señorita Rubiel.

Había visto a su hermana con su ex – prometido.

♦ ♦ ♦

La joven niña llevaba una corona de flores. Desconocía de dónde habían salido las flores, pero el tejido de las mismas solo tenía un artesano, Valor. Ella lo sabía bien, en el pasado había ansiado recibir una guirnalda como esa.

—¡Hermana! ¡Duque, mi hermana está aquí!

—Ah…

Odio escuchar la voz inocente de la pequeña, seguida de la voz apagada de él. Todo porque hubo un momento en el que hubiera estado emocionada por esa frase con tanta dulzura y la hacía luchar contra eso. Terminó recordando haberlo visto en la fiesta antes de su charla en el salón de descanso. Se preguntaba porque estaba ahí con esa expresión y, porque estaba esperando con su hermana. Sin embargo, ya no quería verlo, no valía la pena. Se acercó a su hermana fingiendo que el hombre era invisible y esbozó una sonrisa amable, tal como Arent había hecho con ella.

—¿Esperaste mucho tiempo, hermana?

—No, he estado bien, el duque me hizo esta corona.

—Me alegro, no nos tardemos más y vayamos a casa.

—Joven Solen…

Escuchó su llamada, pero decidió ignorarlo, no sabía porque quería hablar con ella de todos modos.

Tal vez debería voltearse y decirle que el que le hablara solo le causaba desprecio.

Había visto a la joven ama de la familia Eustace, debería estar hablando con ella, solo le hacía preguntarse porque no era amable con ella ahora que podía.

Exprésale tus pensamientos, nadie los juzgará por ser cercanos.

Justo como antes.

Ahora que habían roto, no tenía intención de perder tiempo con eso. Sería mejor ir rápido al carruaje, ya era tarde. Tomando la mano de la joven a su lado, emprendió su camino. Tenía la sensación de que cada vez le costaba más manejar sus expresiones faciales, por lo que trató de calmarse usando una voz suave.

—No podemos llegar tarde, si lo hacemos, tu padre se enojara, Rubiel. Ya es hora de estar en la cama.

—Por cierto, el duque quiere hablar contigo, hermana…

—Sí, pero estás cansada después de estar en el palacio imperial, ¿no es así?

—Niveia, ¿de qué hablaste con Joachim XII?

Finalmente, el ritmo de sus pasos se detuvo. ¿Debería alegrarse de que lo que deseaba hablar no fuera de la joven de Eustace? No, eso habría sido mejor. Suspiró y miró hacia atrás. Sabía que, si no respondía, él la seguiría hasta el fin de la tierra, la tenacidad de ese hombre era famosa.

¿Qué no está cansado?

Ella miró al cielo, la luna aún no salía, apenas debía estar asomándose, lo que significaba que tendría un poco de tiempo.

—¿Podrías adelantarte al carruaje, pequeña? Creo que tengo algo que debería hablar antes de irme.

—Oh, ya veo —La niña bostezo y comenzó a moverse sin preocupaciones, seguramente solo pensaba en llegar al carruaje y descansar.

Solo después de que se encontró fuera de su vista, la dama se olvidó de toda la amabilidad que había estado forzando.

—¿Ahora qué pasa?

Cuando había llegado a la fiesta más temprano, él había tenido que cuestionar a sus ojos y la había estado siguiendo.

—¿No eres tú quien lamenta haber estado sufriendo con una mujer descuidada como yo? Debe haber sido una señal divina que todo acabara. ¿No es así?

La hija de la familia Eustace, la mujer a la que le habían pertenecido esas palabras, y que había clavado una daga a Niveia frente a todos, siempre había sido amable con el duque. A pesar de que esas palabras no eran dignas de alguien de la nobleza, ella no había dicho nada. Sin embargo, habían sido un arma contundente para aquella mujer.

—Eso fue…

♦ ♦ ♦

—Como era de esperar, tu prometida parece entrar en razón. Salió sin conocer del tema y estaba muy emocionada.

Valor estaba sorprendido, el príncipe había aparecido tranquilo a su lado, como si aquello fuera un hecho.

A excepción del duque, todos los presentes rieron, como si fuera natural tratar así a la dama. Él nunca la había acompañado a ningún lugar, esto fue su culpa, ya que evitaba deliberadamente reunirse con ella. Esto había provocado que ella dejara de socializar en absoluto. Había esperado a que regresara del campo de batalla, por lo que era seguro asumir que esta era la primera vez que asistían a un mismo evento.

¿Ella siempre fue tratada así?

La voz del duque temblaba.

—La joven ama de Eustace, es solo una hija de conde.

—¿Y eso qué?

—Solen es un marqués, ¿cómo un conde dijo algo como eso a una joven marquesa?

El príncipe a su lado se echó a reír. Era una risa que se burlaba de la inocencia del duque.

—Bueno, es desconcertante, es cierto, pero no importa que sea una joven marquesa, es normal ser poco amable con las personas como ella.

—El marqués Solen podría tomar represalias.

—¿Represalias? El marqués jamás ha tomado en consideración a su hija mayor. Ella es hija de una sirvienta, así que el marqués la abandonó. Es un hecho bastante conocido, ¿no lo sabías?

—¿De verdad…?

21 respuestas a “Ya no te amo – Capítulo 15”

  1. Es increíble que Valor no notara para nada a Niveia y hasta que la perdió sí decide prestarle atención… así somos los seres humanos, descrubimos el valor de algo en la medida en la que notamos su ausencia.

    Gracias por esta historia. Además, la traducción me parece muy fácil de leer

  2. Valor todavía tiene la audacia de preguntar y encararar a Nievia…….se pasa este tipo. Además lo que dijo el príncipe y la iancción de Valor es como para restregarle en su misera cara la propuesta de matrimonio qu ele hizo a Joachim.

  3. Tanto el príncipe de miércoles como Valor son basura y también agreguemos a la tipa que le dijo cosas a Niveia.
    El emperador es divino 😍😍

  4. Bueno y a este tipo que le pasa, esta ardido porque ella ya no estará a su voluntad, dudo que sea porque le guste ella, muchas muchas gracias por su hermoso trabajo ❤️❤️💖

      1. Valor es todo un idiota y el príncipe también, espero ver sus caras o más bien leer sus reacciones cuando el emperador Joachim VII anuncie que Niveia será su esposa.
        Gracias por la traducción.

    1. No hay peor ciego que el que no quiere ver. Valor jamás quiso saber algo de ella hasta ahora que ella ya no lo sigue como perrito faldero es como se dio cuenta de lo que perdió.

Responder a Anikai Cancelar respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

 

error: Contenido protegido