Ya no te amo – Capítulo 29

Traducido por Melin Ithil

Editado por Sakuya


Ya fuera porque estaba ocupada, porque esa era su naturaleza o simplemente no quería darle importancia. Por la razón que fuera, esa persona insensible no podía ser amable y eso le hacía perder su delicadeza. No le agradaba esa chica que no quería conocer ni un poco la realidad. Escuchó que había cumplido una década ese mismo año, ¿pero no se involucra en cómo trataban a su hermana? Esto no significa que tuviera un resentimiento profundo por la niña, era más como el resentimiento por alguien que pasa corriendo y te empuja fuera del camino.

Seguía juzgando a la hermana cuando fue interrumpido.

—¿Deberíamos irnos ahora? —Niveia abrió la boca mientras peinaba el cabello rizado de Rubiel con la mano.

—¿Eh? Oh sí, sí. Su majestad estaba en una entrevista con Vetrlang XV —Volteó su mirada a la ventana, el sol ya estaba inclinado, era un buen momento para tomar el té, así que quizás era lo mejor. El sol se pondría en las próximas tres o cuatro horas—. Tomará bastante tiempo llegar al palacio imperial desde este lugar, así que será mejor partir ahora.

—Ya veo, estaba pensando en tomar una taza de té con mi hermana.

—Hermana, ¿tengo que irme?

—Quizás…

Rudiger rió por dentro, haciendo un ridículo. La niña lo cegó por un momento, sus ojos brillaban solo para su hermana, lucía como una niña gentil. Dicen que todos los niños pequeños son adorables demonios, sus corazones no conocen la vergüenza.

Sin saber que sucedía en la cabeza del hombre, Niveia sonrió levemente diciendo que lo sentía.

—¿Estaremos juntas mañana? Puedes pedirle permiso a tu padre.

—No lo sé…

La fiesta del té de ese día lo había logrado tras rogarle a su padre, colgándose de su espalda, sus hombros y pantorrillas, Rubiel había trabajado muy duro en convencerlo. Le había suplicado, pero él se había resistido a aceptarlo porque apenas si la escuchaba, ni siquiera quería verla a los ojos, pues sabía que era su mayor debilidad. ¿Por qué diablos su padre odiaba tanto a su hermana? Melancólicamente tomó con fuerza el brazo de su hermana y miró al malvado de Rudiger que quería llevársela.

Oh, eso es todo.

Esa acción encendió de nuevo al hombre que se había quedado callado. No le gustaba, pero tan pronto como le había mostrado hostilidad, su mecha se encendió. Siendo honesto, él tenía un mal carácter. Mientras que el emperador tenía el carácter de un chico malo y retorcido, el caballero tenía una personalidad similar a la de un gánster de ciudad que discutía con cualquiera que se cruzara en su camino.

—Entonces, señoritas Solen, ¿qué tal si ambas vienen conmigo? —A veces, esto lo canalizaba de forma positiva, aunque tuviera otras intenciones—. Les serviré juntas en el palacio imperial.

♦ ♦ ♦

El viaje fue un tiempo aparentemente pacifico entre la niña y él, pero tan pronto como estuvieron en el palacio imperial, tuvo que enfrentarse a su maestro.

Arendt lo miró con la cabeza agachada y pasó su mano por su rostro, como si lo limpiara, después miró en dirección al sol y se rió en vano.

—Gracias a esto, tengo la oportunidad de hacerme amigo de mi cuñada, estoy agradecido.

—Lo siento.

—No hay porque, no querían perderse la hora del té.

—Lo siento.

—Te quedarás con el cochero.

Le habían dado la orden de ir con el cochero, había cometido un crimen y ahora estaba obligado a bajar la cabeza hasta para dormir.

Arendt estaba a punto de salir después de terminar su entrevista con Vetrlang, que, por supuesto, había sido desagradable. El emperador de Thierry se adapta a la definición de monarca, siempre ocupado cuidándose, arrogante y que difícilmente aceptaba una solicitud de alguien. Solo había una razón para tener una reunión tan larga con él, alistar a Niveia a la familia imperial. Incluso si ella se volvía emperatriz bajo el nombre del país, la esposa de su hermano mayor también era una princesa de Thierry y eso haría que la posición de su prometida fuera inestable en Vinfriet. Además, no tenía forma de asegurar que los rumores que circulaban en Thierry no lo hicieran en su país también. Él no quería una emperatriz tan vulnerable, eso era políticamente inconcebible. Si solo se tratara de su lugar como su esposa, no le importaría en lo absoluto, pero era su puesto como emperatriz el que le interesaba. Su estatus y dignidad pronto representarían a la familia imperial, entonces, ella debía estar a su lado de una manera impecable.

Era por su egoísmo, incluso si lo racionalizaba. Sonrió frunciendo un poco el ceño y luego abrió la puerta con delicadeza. Justo frente a él estaban Niveia y Rubiel, teniendo una conversación amistosa. Se acercó a su prometida con paso elegante, que no era demasiado amplio. Ella siempre sonreía como si tratara con un hijo, pero carecía de emoción, lo cual le parecía extraño y como de costumbre, esa sonrisa desapareció sin dejar rastro hacia Arendt.

En ese momento, él habría preferido una sonrisa falsa, por lo que sus ganas de hacerla reír y su razón diciéndole que no debía forzarla, lucharon por un momento. Desafortunadamente, su razón nunca había sido vencido, así que dibujó una sonrisa amistosa y llevó sus labios hacia el dorso de la mano de la joven.

—No lamento haber interrumpido la fiesta del té con su hermana menor, pero lo habría pedido más tarde de haberlo sabido.

—Está bien, escuché de Sir Thorben que tenía un lugar a donde quería ir.

—Sí, hay un lugar que quiero visitar contigo, aunque fuera una vez, antes de que abandonemos Thierry. —Sonrió levemente y volvió su mirada a Rubiel de pie junto a Niveia, luciendo amigable.

Ella ladeó su cabeza, como si no pudiera seguir la conversación entre ambos.

—¿Te vas de Thierry, hermana? —Aunque no lo había revelado externamente, cuando escuchó que se iba, su corazón se aceleró.

Su padre nunca le decía nada, constantemente le decía que no debía preguntar y a veces solo intentaba desviar su atención dándole regalos. Fue por eso que no había podido escuchar sobre el anuncio de matrimonio nacional de Niveia. De repente, su buen ánimo se fue, preguntó porque quería escuchar una respuesta negativa, pero como siempre, fueron indiferentes con ella. En un instante la niña se convirtió en un mar de lágrimas y su hermana mayor, sin saber porque, solo agachó la cabeza.

—Supongo que he cometido un error. —Sin sentirse culpable por nada, abrió la boca alegremente, tratando de acariciar la cabeza de la niña—. ¿Le gustaría regresar al carruaje, señorita Solen? —Aunque lo había dicho a la ligera y con respeto, desconocía que ella había venido emocionada porque estaba en el palacio imperial con su hermana.

Rubiel negó con la cabeza.

—Quiero montar en el asiento del cochero.

—¿El asiento del cochero?

La mayor abrió sus ojos de par en par.

—Hace frío, Rubiel.

—Está bien.

—Aun así.

—Quiero que el viento me golpee. —Significaba que quería sentir el frío y temblar.

Ante la firme intención de su hermana, Niveia no pudo debatir más y sólo parpadeó sin saber qué hacer. ¿Cómo podrían sentarse cómodamente en el carruaje mientras veían a la niña montar en el asiento del cochero? Eran disparates. Trató de abrir su boca para convencerla una vez más.

—Ustedes suban al carruaje, yo llevaré a la niña conmigo. —Rudiger tomó a Rubiel y la sentó.

—Si la niña llega a estar en peligro, le romperé un brazo, así que no tienes que preocuparte.

Sakuya
jaja XD

Finalmente, con un extraño compañero, el carruaje partió.

♦ ♦ ♦

Niveia no dijo nada cuando subió al carruaje. Desde un principio ella siempre fue algo insensible, pero ahora también era bastante fría por lo reciente de su corazón roto. Todo por culpa de una persona. No había podido interactuar profundamente con nadie durante 10 años, excepto por la persona que amó.

Al final, fue Arendt el primero en tomar la iniciativa.

—Niveia.

—¿Sí?

—¿No tienes curiosidad por a dónde vamos?

Ella pensó por un momento antes de abrir la boca.

—Es curioso.

La respuesta fue tan vaga que lo hizo molestarse por algún motivo. Él había elegido el destino con gran atención minuciosa, estaba desconcertado, pero no podía deshacerse del malestar. Además, quería decirle que había puesto en su lugar a Valor.

—¿Y si te llevo a un lugar peligroso?

—¿Me llevaras a un lugar peligroso?

—No es así.

—Supuse que ese sería el caso. —Concluyó que eso sería todo y volvió su mirada hacia la ventana. Sus ojos purpura miraban la cresta del atardecer, estaban teñidos de bermellón y llegaban a parecer negros.

El ruido traqueteante del carruaje hacía eco de vez en cuando, el precioso vestido de la joven rubia no parecía coincidir con su atmósfera tranquila. La hacía parecer como una presencia desconocida, quizás, si cerraba los ojos en ese momento, podría desaparecer sin remordimientos.

—Oh sí, ¿qué necesito saber para cuando vaya a Vinfriet? —Si hablaba del futuro, podría volverse una mujer llena de la vitalidad de primavera.

6 respuestas a “Ya no te amo – Capítulo 29”

  1. Me da lástima por su hermana que se va a quedar en esa casa, almenos el viejo de mierda la quiere pero no creo que sea del todo feliz en esa casa 😞 por otro lado creo que ese lado desinteresado que es lo que estaba buscando va a hacer el principal motivo de que al emperador le guste la prota jajaj

    Gracias por el capítulo 🍻

  2. Ains, que tierno nuestro querido emperador, para ser alguien que no se preocupa por el matrimonio y no tiene intenciones de amar a nadie, con nuestra nive se lo está currando a tope. Un saludo y mil gracias por las actualizaciones, me alegran la semana 🙂

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