Ya no te amo – Capítulo 36

Traducido por Melin Ithil

Editado por Sakuya


Niveia le contaba la historia ahora que ellos mataban sus recuerdos para alejarla.

¿Te sientes aliviado ahora?

Su expresión facial no se veía relajada, pero ya no le importaba. Volvió la cabeza hacia el camino.

—Tengo una solicitud. Si no me escuchas, le preguntaré a mi nuevo padre imperial.

Por alguna razón, el marqués Solen, que había estado sentado con cara tranquila, abrió la boca.

—¿Qué quieres…?

—En algunos países se construyó un gran palacio a partir de la tumba de una reina. Después de derribar la residencia, por favor construya algo más grande y más hermoso, lo suficientemente hermoso como para no volver a romperse nunca más. —Quería que aquella tumba contara la historia de ‘Nivea Solen’—. Y deja que mi madre viva ahí, por favor, lo que haga falta para que no se encuentre más con Rubiel.

El marqués de Solen la escuchó, pensó en algo y luego abrió la boca.

—¿Eso es lo único que querías pedirme? —Por alguna razón, su voz parecía secarse en su garganta. Niveia asintió—. ¿No odias a Rubiel? Escuché que has estado con ella todo el tiempo y no me ha hablado de eso…

Oh, así que las doncellas siguen hablando.

Niveia puso los ojos en blanco debajo de los párpados, como si estuviera cansada, después abrió sus ojos.

—No la odio. —Procedió a despedirse—. Gracias. —Le dio la espalda como si no tuviera intención de hablar más.

El marqués de Solen le dio una última mirada.

“Tak”

Cerró la puerta y dio un paso, mientras una frustración desconocida seguía apretando su respiración, haciendo que frunciera ligeramente la nariz. Exhaló e inhaló.

Llegó frente a la puerta donde vivía su madre, alguna vez fue una de las personas que extrañó, pero ahora… no estaba claro.

Rubiel, su madre, su padre… No lo sabía. Se retiró porque no quería volver a ver su rostro. Esa mansión estaba llena de gente que amaba y odiaba, era impresionante tan solo estar ahí.

♦ ♦ ♦

Mi plan no era así originalmente.

Pensó Arendt, había llegado a una conclusión que siempre estuvo ahí.

Por la mañana, luego de escuchar que había una convocatoria en el Salón del Sol, trató de dar una vuelta por la zona sin motivo alguno, pero se encontró con Valor y pensó que perdería la cabeza.

Estaba claro que, si llegaba a hablar con Rudiger, él se quejaría unas 30 veces por minuto, era una probabilidad bastante alta. Todo porque pensó que sería divertido encontrarse con Niveia por casualidad.

—¿Estás aquí? —No sería una reacción natural, el palacio Imperial era amplio, pero el encuentro parecería intencional— ¿Diríamos lo mismo? Es una coincidencia—. ¿Esa sería una reacción normal? Mientras se imaginaba el momento en que la expresión simple de Niveia se volvía colorida, se sintió liviano.

Y ciertamente cumplió su propósito, vio a Niveia. El problema era el desorden en su rostro inexpresivo, eso hizo que dejara de intentar acercarse. Lo siguiente que vio fue a Valor, quien después de verlo y hacer una simple reverencia, continuó su camino, mientras su mirada seguía a la rubia tambaleante a unos treinta pasos de distancia. Incluso después de que el duque lo vio luciendo tan hostil, siguió su cuerpo con la mirada. El problema fue que entendió claramente la emoción que reflejaba el cuerpo del duque. Apenas ayer la había visto él mismo con ese tipo de ojos. Un temblor que nadie podría explicar capturó todo su cuerpo, en un instante que pareció una eternidad. Sintió un impulso desconocido, quería abrazarla, poner sus labios en su piel y verla sonreír. Tanto su cuerpo como su mente querían lo mismo, experimentaba una emoción abrumadora que quería expresar con un simple deseo posesivo. Quería detenerla y suplicar por su mano, que, así como su propio reloj estaba obsesionado con ella, deseaba que ella sólo pudiera verlo a él.

Fue la primera vez que se dio cuenta que estaba siendo egoísta, la deseaba, al grado que lo estaba destruyendo, sabía cómo la gente llamaba a esas contradicciones y empezaba con “a”.

—No puede ser.

Sus pensamientos surgieron en palabras, con la negación a sus pies.

—¿Qué no puede ser?

Sacudiéndose el cabello mojado por detrás, Rudiger caminó alrededor. Después de entrenar todo el día de hoy, acababa de darse una ducha y salpicó a Arendt.

—No importa cuán urgentemente llame, ¿quiere que venga goteando frente a mi amo?

—Incluso un perro mojado tiene dientes fuertes.

—Es etiqueta básica.

—¿Desde cuándo hemos tenido tal relación? No finjas que tienes diez años ahora, te pareces a la niña. —Con “la niña” se refería a Rubiel. Se preguntó por un momento el título que apareció de repente e inmediatamente borró sus pensamientos.

—No creo que sea tan joven.

—Lo eres, pienso que acabas de nacer de lo infantil que luces. —Se rió como un hombre que se emborracha debido al zumbido de su caballero.

Gracias a eso, aprovechó la oportunidad para seguir haciendo preguntas.

—Por cierto, ¿qué es lo que sucede y por qué me llamaste ahora? ¿Tienes algo que encomendarme?

—Ah, vamos por el cochero, iremos a Solen. —Se saltó la respuesta a la pregunta anterior, pero logró cerrarle la boca.

Sentía que era un pecado estar bajo su mando, todo un castigo. Siguió quejándose mientras perseguía de cerca a su señor.

—Me manejé demasiado fuerte ayer y vino mi dolor muscular.

—Bien.

—Tengo el cuello rígido y cuando me siento en el asiento del conductor, parece que mi trasero va a poner un huevo.

—Bien.

—¿Conoce las palabras compasión o simpatía?

Los pasos de Arendt se detuvieron y se dio la vuelta para mirarlo, quien se había encogido por nada, antes de bajar la mirada y detenerse mientras lo veía bailar intentando ponerse los pantalones, esperó que se los pusiera y luego sonrió tan alegremente que se sintió mal.

—Bueno, ya sabes.

Fue realmente malo.

Finalmente tuvo que ir tras él, murmurando una queja dentro de su boca. Por supuesto, a Arendt no le importaba en absoluto, probablemente estaría bien que no le tomara importancia.

Solo había una razón por la que quería ir a Solen, aun cuando se estaba poniendo oscuro.

Niveia.

Ya no existía razón para dejarla en Solen, ahora que ya había recibido el apellido de Vetrlang. La traería al Palacio Imperial y le buscaría una habitación en el mismo palacio donde él se alojaba. Tenía tantas ganas de hacer eso, que no paraba de pensar que normalmente no haría algo como eso.

Esto realmente no estaba en mi plan.

Mientras pensaba en eso, sus pasos se dirigieron firmemente hacia el carruaje. Incluso si negaba la palabra que comienza con “A”, no podía negar que estaba actuando de manera impredecible. Originalmente planeó casarse con una mujer orgullosa y vanidosa de una familia moderadamente influyente porque tenía la confianza para hacerse cargo de todos los cuidados de su esposa. Pero de repente ella intervino en el plan.

Sí, todo había estado bien hasta ahora. Ella era perfecta, incluso con las situaciones imperdibles e inesperadas. El problema era él mismo, no tenía intención de describir ese sentimiento para que después fuera rechazado.

Originalmente no tenía ninguna intención de ir con Vetrlang y pedirle que subiera su estatus, ni tampoco de llevarla a la cima de la nobleza, dejando debajo de ella a quienes la habían lastimado. Había puesto excusas por todas las acciones que había hecho por ella desde el principio, pero ahora, ¿qué excusas podría dar para sus impulsos repentinos? ¿Cómo justificaba su comportamiento?

Siento que estoy arruinando el plan con mis propias manos.

Literalmente.

Caminaba hacia una laguna de profundidad desconocida, simplemente porque quería agarrar una flor de loto en medio del pantano. Por supuesto que no quería que fuera así, pero en realidad lo era, entonces ¿qué pasaba si esa emoción realmente era esa que comienza “a”?

Estaba asustado.

A pesar de que quería huir, se encontró imaginando su rostro en el crepúsculo en cuanto cerró los ojos. Trató de encontrar excusas, ¿no era verdad que su apariencia era tan hermosa que se sentía poco realista? Pero ¿quién diablos creería esa excusa? Incluso si sus emociones eran complejas, lo que quería estaba suficientemente claro.

Niveia.

Tendremos mucho tiempo, así que estaría bien pensar despacio.

No tenía la intención de mostrarse impaciente, de todos modos, ella regresaría a Vinfriet con él y ​​sería su esposa. Quizás a ella no le gustaba, pero al final estarían casados y pasarían el resto de su vida juntos. Pensar así le hizo sentir a gusto. No podía creer que era la palabra que comenzaba con “A”.

Más que cualquier otra cosa, también es una traición a Nivea…

A ella le gustaba estar lejos de la palabra con “A”.

Cuando llegó al lugar donde estaban estacionados los carruajes, con un corazón resentido, vio a alguien bajar del carro. Su rubia oscurecida por los ribetes oscuros, ligeramente rojizos y ojos amatistas ocultos bajo las pestañas, se veía lo suficientemente hermosa como para sentirla poco realista.

13 respuestas a “Ya no te amo – Capítulo 36”

  1. Capitulo 1: No quiero amor y por favor no me ames

    Capitulo 36: se enamora y ahora quiere que lo ame

    Wey, noooo. ¿Esto es algún tipo de karma?

    1. Como es que dice el dicho?? Más rápido cae un hablador?? Jajajajajaja bonito, ya se enamoró 😍😍😍 muuuchas gracias por los capítulos 😘😘❤️

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