El plan de la villana Roxanne – Capítulo 1: Genial, soy un bebé y me odian

Escrito por Polly

Asesorado por Maru

Editado por Sharon


Soy Roxanne Firenze Maquielo. Bueno en realidad soy Lori Steen, una simple huérfana que se acostumbró a vivir sola. Era una mujer de tan solo 21 años completamente autosuficiente, pero cuando salí a comprar un postre, fui injustamente atropellada por un conductor imprudente y morí… pero por alguna razón terminé en este cuerpo. 

El cuerpo de un personaje de una novela… 

Se trataba del pequeño e indefenso cuerpo de una bebé de tan solo un año de edad, pero aun así estaba más que consciente y tenía todas las acciones de mi cuerpo bajo control. Tenía muy en claro dónde estaba: la mansión del duque Maquielo, donde, según recuerdo, Roxanne fue dejada en la entrada junto con una nota y envuelta en unas mantas a la espera de ser encontrada.

Un acto algo cruel, pero en el hermoso Reino de Elske solamente había un orfanato, y la verdad es que agradezco no haber terminado de nuevo en uno.

Era difícil creer que una simple bebita se volviera uno de los seres más odiados en el mundo de fantasía de un libro. Una completa villana.

Dejé de leerlo hace mucho tiempo, porque lo que había empezado de manera original, en cada entrega solo se repetía lo mismo. Cada año sacan un nuevo libro, con otra villana, la heroína la enfrenta con la ayuda de los chicos, aparecía algún que otro incauto que caía enamorado de ella, etcétera, etcétera.

Roxanne es ejecutada en el segundo libro después de que su hermano, George, ayudará a la protagonista a revelar sus fechorías, y finalmente fuera acusada de traición contra la Corona. Su lista de maldades era tan grande que solo bastaba decir que no tenía amigas, porque había creado rumores sobre todas las damas de la Corte Real. Solo deseaba arruinar la vida de todos, ser la única en alcanzar la felicidad, pero este egoísmo llevó a que su propia familia la traicionara. Después de todo no fue solo George quien planeó hacerla caer. John, su hermano más grande, también tuvo una gran participación, así como su esposo y el príncipe del reino…

De hecho, creo que su muerte alió a muchos personajes.

Después de haber crecido rodeada por un padre que no quería verla por ser la hija de una amante de la cual ni siquiera tenía recuerdo, y unos hermanos que simplemente la despreciaron, se volvió tosca, agresiva y arrogante. Era difícil no odiar a alguien que trataba mal a cualquier persona.

Solo le faltaba patear ancianos en la calle… Espera, sí pateaba a las sirvientas mayores. 

Tampoco se dedicaba a torturar a aquellas personas de nivel más bajo, que no podían defenderse porque dependían de sus trabajos.

Cuando conoció al príncipe Maximilian se obsesionó con él. Lo deseaba, quería estar a su lado, y la ambición de ser la reina llenó su cabeza, pero él jamás correspondió sus sentimientos, y razones le sobraban para no hacerlo.

Roxanne nunca aceptó su rechazo, encargándose de arruinar la vida de toda joven que demostrara interés él, o que pareciera ser cercana.

Veneno no le faltaba al hablar, y exhalaba mentiras con la facilidad de respirar.

En ese momento se notaba que el destino era sabio, pues apareció en escena la heroína de la novela: Sara Urolige, una muchachita modesta y dulce que entraba a la misma academia que Roxanne después de perder a su madre por una terrible enfermedad y descubrir que su abuelo era un poderoso conde, que decide darle la formación de una señorita noble.

El príncipe rápidamente mostró su interés en aquella joven honesta, ligeramente rústica. Sobre todo fue su amable personalidad la que le hizo ganar el afecto de los estudiantes, los maestros, e incluso los hermanos de Roxanne.

Luego estaba su prometido, que luego se volvió su esposo. Tenía un nombre peculiar, Aldelois, y era el heredero al título de conde de Erns.

Aunque tenía una edad muy cercana a la de Roxanne nunca estuvieron muy unidos. Su compromiso fue hecho por sus familias con el fin de afianzar su relación. Por supuesto, Roxanne nunca estuvo de acuerdo, y luego de que se casaron ella solo se dedicó a ser la peor esposa posible: caprichosa, despilfarrando dinero, dejándolo en vergüenza en las fiestas y reuniones.

Era toda una perra. 

Si yo hubiera tenido la oportunidad que ella tuvo de tener a mi padre frente a mí, habría hecho todo lo posible para poder desarrollar nuestra relación. Siempre quise tener una familia, pero ahora mi destino dice que la familia será mi perdición.

¡Oh por dios, voy a morir! ¡No quiero morir! ¡No quería morir antes y no quiero morir ahora!

♦ ♦ ♦

Podía escuchar mi llanto. Era una sensación desgarradora poder escuchar el llanto de un bebé, pero saber que ese bebe eras tú simplemente provocaba que tu cerebro quisiera explotar.

—Deja de llorar, ya te dimos tu biberón y cambiamos tu pañal… Por favor señorita Roxanne, ya es de noche y el señor se va a enfurecer…

La voz de la sirvienta resonó en mis pequeños oídos. Se notaba que estaba cansada y molesta, pero también era una mujer mayor, de unos 65 años.

Esta señora debería estar descansando, no cuidando de una bebé, pero supongo que en esta ambientación nunca pensaron en la explotación del personal.

Aun así, señora, no me diga que no llore, tú no sabes que te van a cortar la cabeza cuando cumplas 19 años. 

Dios es tan cruel, o simplemente tiene un sentido del humor muy retorcido. Aún cuando me hizo una huérfana solitaria en mi antigua vida decidió que no sufrí suficiente y tenía que enviarme al cuerpo de la oveja negra en una familia. ¡¿Qué hice tan malo para merecer esto?!

—¡Quiero que silencies ahora mismo ese ruido infernal!.

Cuando la puerta impactó al abrirse, mi corazón dejó de latir.

Dios, esa voz fue tan aterradora.

Era un hombre, y por la cara pálida de la sirviente, ya sabía quién era. Mi nuevo padre apareció, el duque Frederick Augusto Maquielo.

—Lo lamento tanto mi señor, pero la señorita Roxanne no se calma con nada…

—¡No me interesa! Tu trabajo es cuidar de ella para que no esté fastidiando a mi familia y no estás cumpliendo con tu deber.

Escucharlo era una tortura, pero mirarlo sin dudas era una maravilla.

Siempre lo había imaginado como un anciano, cara de perro y amargado. Ahora en frente de mí tenía un hombre joven, alrededor del metro noventa, con una cabellera rubia ligeramente revuelta, un rostro atractivo, y unos increíbles ojos verdes que me miraban como si fuese un trozo de basura.

Eso era para él: basura. Nunca consideró a Roxanne como parte de su familia. Ese tipo era horrible. Tenía un bebé y lo ignoraba de esta manera. La despreció totalmente. Conocía su posición social y sabía todo el poder que tenía bajo su mando, pero aun así, no era razón para despreciar de esta manera a su propia hija.

Él fue quien inició el monstruo en el cual se convirtió la verdadera Roxanne.

Quizás nunca tuve padre, pero sé que no es la manera en que se tiene que tratar a sus hijos si los tienen.

Ahora tenía un padre, y aunque no quisiera lo iba a obligar a que me tratase como debía. No iba a acabar como Roxanne, iba a reescribir su historia para que consiguiera las relaciones con las que debería haber crecido.

—Mi señor… mire, la señorita ha dejado de llorar cuando entró. Quizás ella quiera pasar tiempo con usted…

Pero qué mujer más inteligente, captó la idea al instante. 

Era un bebé con la inteligencia de una mujer de 21 años, y quería que mi nuevo padre se acostumbrara a tenerme en sus brazos. Tenía que saber que sin importar que quisiera ignorarme, o que me despreciara, yo iba a estar feliz de estar junto a él.

—Tonterías, seguramente ya se agotó de llorar de esa manera. Vuelve a ponerla en la cuna y vigila que no vuelva a molestar…

Que hombre tan testarudo, pero no lo dejare ir tan fácil.

Comencé a llorar de nuevo en el instante que lo vi girar para poder llamar de nuevo su atención. Lo obligaré a que recuerde que tiene una hija.

—S-Señor, creo que quiere ir con usted…

Lo vi voltearse de nuevo hacia mí, haciendo que la bata de seda blanca que utilizaba se sacudiera a su alrededor, y observé esos bellos ojos que estaban más que irritados, completamente inyectados en sangre por el cansancio. Sus duros, y firmes pasos me hicieron temblar ligeramente de miedo, pero no iba a parar ahora, mi vida dependía de las acciones que tomará a partir de ahora, o él acabaría tirándome con los lobos.

Quizás ellos sepan criarme con más afecto.

—Ya guarda silencio.

Lo observé un momento. Nuestros ojos se encontraron, y paré mi llanto. El puede ordenar si quiere, pero necesito ponerlo de mi lado. Ordenarle qué hacer a un bebé no es algo con mucho sentido, él debe aprender a ser un poco mas cariñoso.

Estiré mis manitas hacia él mientras soltaba una infantil risita. No podía creer que esta fuera mi voz, y no podía creer que en verdad estuviera enfrentándome de esta manera al duque, pero era mi única opción… Quería tener una familia esta vez, no quería morir, y tampoco quería estar sola de nuevo.

—Señor, hizo que parara de llorar. Quizás si usted la carga un momento pueda quedarse dormida. Si no le molesta, por supuesto.

Podía ver la sorpresa en esos ojos verdes que reemplazaron la irritabilidad. Era tan gracioso ver a ese hombre que no entendía qué estaba pasando. Supongo que no había esperado que su hija le pidiera ser cargada en sus brazos.

Aunque estaba algo reacio, empezó a tomarme entre sus brazos, y resultó ser sorprendentemente cómodo, cálido, familiar. Su pecho se sentía amplio contra mi pequeño cuerpecito y aunque parecía que no había querido cargarme, sus manos eran sorprendentemente delicadas conmigo.

—De nuevo está tranquila… ¿Ella puede reconocerme?.

Quería responderle que sí podía, pero de poco me siento más y más dormida. Puedo sentir el latido de corazón de mi nuevo padre, se siente tan bien, mejor que cualquier arrullo de una monja amargada y vieja como eran mis noches de niñez en el orfanato.

Que sueño tengo…

 ♦ ♦ ♦

¡Maldición! Me quedé dormida y ese hombre me dejó de nuevo en la cuna para marcharse.

Que no cunda el pánico, no es por presumir pero soy inteligente.

Antes de morir era una estudiante universitaria en mi antigua vida, y sé que quieren sus padres de sus hijos. Aun si nunca fui adoptada pude ver como las demás niñas actuaban frente a los posibles padres adoptivos. Lamentablemente nunca pude ser tan encantadora, pero ahora, en el cuerpo de Roxanne sé que puedo serlo, sé que puedo actuar de manera carismática, tierna, dulce, toda esas risitas y juegos inocentes que hacían las demás niñas para llamar la atención.

Puedo hacerlo, debo hacerlo.

—Señorita Roxanne, ya está despierta. ¿Le gustaría dar un paseo por los  jardines?.

Esa voz no era de la misma mujer que ayer, pero seguramente esa señora tendría que haber ido a dormir. De cualquier manera creo que debe ser igual, dejarás de ser agradable cuando me ensucie.

Créeme, me da más vergüenza a mí que a ti, no puedo esperar a que me dejen utilizar la bacinica.

Pero sin irme de tema… me vendría bien que alguien me enseñara un poco más de mi nueva casa. La verdad es que los libros son muy vagos en las descripciones de los lugares donde no aparece la protagonista. De hecho, nunca se mencionó ninguna descripción del hogar de los Maquielo, más que era una imponente mansión.

Además quiero ver a mi padre de nuevo, y quiero conocer a mis hermanos. Ninguno de los tres fue amable o cercano con Roxanne, simplemente la dejaron de lado hasta que se convirtió en el monstruo que todos odiaban, y ellos mismos ayudaron a acabar.

No permitiré que eso me pase a mí, yo voy a formar parte de esta familia. Cambiaré el futuro para poder demostrar que todos pueden volverse buenos… aunque en realidad no la estaría volviendo porque estoy en el inicio.

Tengo que meditar en dónde estoy parada.

12 respuestas a “El plan de la villana Roxanne – Capítulo 1: Genial, soy un bebé y me odian”

  1. Solo he leído un capitulo pero ya me encantó esta historia, muchas muchas gracias por escribir tan maravillosa historia y compartirla con nosotros! ♡

  2. Vaya, vine buscando plata y encontré oro. Buenisima, me encanta la personalidad de la protagonista, lo decidida que está a cambiar su destino.

  3. Me encanta este inicio. Promete mucho, me encanta como ella está decidida a hacerse amar, a no tener una vida miserable y solitaria *-*/*

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