La gota de esperanza – Capítulo 4

Escrito por Grainne

Asesorado por Maru

Editado por Sharon


David observaba a Gina, quién descansaba en la enorme cama matrimonial de su habitación decorada con alfombras y cortinas de color borravino. Él se encontraba bastante molesto con Bianca, ya que era la responsable de poner en riesgo sus vidas.

Éste estaba sentado en una pequeña silla acolchada frente a la enorme cama de sábanas de seda. Su hija descansaba boca arriba mientras la luz de la ventana dejaba ver su pálida piel y resaltaba sus cabellos rojizos.

—Ojalá despierte pronto… —expresó David mientras acariciaba su mano con dulzura. Sentía un enorme vacío al verla así, era como si su corazón se achicara y algo presionara su pecho.

Ella lo era todo para él, lo único que tenía para proteger. La única que llegó a sacarle una sonrisa.

—Estará bien, lo prometo —dijo la albina entrando a la habitación con intenciones de conversar con David.

—No acepto tus promesas, ni tus palabras. Mi confianza en ti ya no es la misma. Arriesgaste la vida de mi hija  —explicó él con seriedad mientras le daba la espalda.

—Quería ver su potencial, pero no pensé que reaccionaría de esa manera. En serio, lo lamento —pidió disculpas sintiendo un horrible arrepentimiento.

Cuando Gina llegó a la asociación, le costó entrar en confianza con alguien de su misma edad. Y cuando finalmente se veian unidas, lo arruinó por su asquerosa curiosidad.

—No sé cómo te las ingeniaste para salir de noche. Ella no sabe de esos lugares, y mucho menos la dejo ir a esas discotecas. Esos lugares son para jugar con la muerte —exclamó David.

—Pagué con mi salario para poder ver de cerca a Gina en acción. Pero no pensé que sería un híbrido de alto nivel. Tampoco esperaba que fuera débil con el alcohol —se disculpó una vez más con culpa. David no respondió.

De repente, la puerta de la habitación se abrió de golpe, y el Sr. Fitzgerald entró mostrando su autoridad. Su expresión estaba llena de seriedad, y llevaba un traje marrón y un pañuelo sofisticado en su cuello que lo recalcaban.

—Bianca tomará responsabilidad por los daños que haya sufrido Gina. De ahora en adelante, se les prohibirá salir de noche a menos que sea parte del trabajo —declaró Guillermo decepcionado por las acciones del ama de llaves.

Bianca solo hizo reverencia y David asintió con la cabeza mientras desviaba su triste mirada hacia su hija dormida.

No estaba preparado para tratar con su niña convirtiéndose en mujer. Aun así, trataba de darle lo que necesitará, además del cariño que le profesaba. Para él siempre sería su pequeña.

Gina no tuvo una enseñanza escolar fija, cambiaba de institutos debido a las amenazas que recibían cada día de los humanos y los demonios que querian devorarlos.

Recordó el momento en que la vio, completamente ensangrentada dentro de la canasta frente a la puerta de su antigua casa, con un papel que decía: “Cuide de Gina, por favor”.

Sé sintió como aquella vez, sin saber cómo controlar la situación o que hacer al respecto. De los nervios y la preocupación por la bebé, la llevó a un orfanato pensando que era la mejor decisión. Siempre la vigiló, guiado por la curiosidad y la necesidad que sentía por protegerla.

Aquel recuerdo, provocó que la vista de David se nublara y las lágrimas cayeran por sus mejillas. Siempre se sintió tan solo hasta que salvó la vida de Gina…

Sin detener el llanto, recordó cuando a los doce años de edad, ella rompió una de sus armas. Gina estaba súper asustada de que David se enfadase muchísimo, y no paraba de llorar y disculparse. Lo primero que él hizo fue arreglar el arma mientras le preguntaba dónde se rompió. Luego se la regaló.

«—No debes llorar por tus errores, aprende de ellos para mejorar —le había dicho mientras acariciaba su cabeza.»

Ante ese recuerdo, acercó su enorme mano hacia el cabello pelirrojo de su hija y lo acarició con dulzura.

—Por favor, despierta pronto —susurró mientras limpiaba sus lágrimas con la manga de su chaqueta.

Luego, una puerta se escuchó cerrarse. Eran Guillermo y Bianca, quienes se retiraron de la habitación para dejar a David a solas con su hija.

♦ ♦ ♦

Habían pasado dos días y Gina aún no despertaba. David todavía no había salido de la habitación donde su hija descansaba, y a su lado, Bianca seguía intentando explicarle sus hipótesis sobre el alto nivel de la pelirroja. Sin embargo, no quería aceptar sus palabras. Ya lo sabía desde el primer momento que la vió en esa canasta, cuando los sentimientos de duda y desesperación le llevaron a adoptarla. Terminó por criarla él mismo debido a la gran carga de poder que sintió en su alma, pero aun así se esforzó por no corromperla.

Gina, al ser el último híbrido de alto nivel vivo, aún mantenía una parte humana, que era tan frágil como el de cualquiera al crecer. Por estas razones, sufrió de ciertos ataques nerviosos que David tuvo que controlar. A él le costó muchísimo aceptar la idea de una niña tan poderosa, pero alguna parte en el camino, terminó viendola como su propia hija.

—Ella sabrá controlar sus poderes. Es de alto nivel después de todo, aprende rápido —exclamó el jefe al indagar en los pensamientos de David, quien dio un pequeño salto al escuchar su voz de repente.

¡¿En qué momento entró?! Ugh, realmente debo estar desconcentrado para no haberlo sentido…  pensó mientras el sudor bajaba por su frente.

—No quiero que ella se someta más a esto —expresó David con enfado mientras se acercaba a Guillermo apretando los puños.

—Pero es decisión de ella seguir trabajando aquí. No la tuya —respondió con sinceridad.

David se calló para suspirar con ganas. Y finalmente, se escuchó el roce de las sábanas que indicaron el despertar de Gina. Instantáneamente, David se acercó a ella abrazándola con alivio y esperanza.

—¿Qué… pasó? —preguntaba confundida mirando a su alrededor mientras David se separaba de ella y le pasaba un vaso con agua. Ella bebió mientras escuchaba lo que Bianca le contaba.

—Mataste un demonio de alto nivel, pero me disculpo por haberte llevado.

—¿Por qué? Lo hemos pasado bien… —respondió desconcertada ante el ambiente en el que se encontraba. Hasta le pareció extraño ver a su padre con ojeras más grandes de la normal, además de su descuidada barba que pinchaba ante el mínimo roce.

—Esos lugares son hechos para vender gente como presa a los demonios —explicó David con seriedad mientras tocaba la frente de su hija con preocupación para revisar si había tomado temperatura.

Gina miró perpleja a Bianca, sintiéndose usada. Sentía una gran decepción y traición, como si acabasen de clavarle un cuchillo por la espalda. Aunque Bianca se disculpara, no recibirá el mismo trato de antes.

—Realmente lamento haber arriesgado tu vida —explicó con arrepentimiento.

—Está bien… Pero no será lo mismo de ahora en adelante —dijo con frialdad mientras se levantaba de la cama algo mareada.

David intentó ayudarla pero ella se negó y caminó lentamente hacia el baño, cerrando la puerta de un golpe.

—Nadie se atreva a hablarme o abrir la puerta. —El resonar de la puerta dejó a los demás callados.

Dentro del lujoso baño de azulejos dorados con decoraciones en negro, Gina se metió a la enorme bañera blanca que se llenaba poco a poco con agua caliente.

Cuando ésta se llenó por completo, ella se adentró desnuda soltando un largo suspiro relajado. Luego miró las heridas de sus brazos, donde todavía podían verse las marcas de ese demonio. La herida era bastante profunda y tenía un color morado horrible, sin contar la forma de los dedos que le desagradaban.

Después, colocó su cabeza contra el borde de la bañera mientras miraba el delicado techo de vidrio y espejo en el que se reflejaba. Observó su delgado y pálido cuerpo para luego sacar a flote sus escamas en todo su cuerpo.

Su cola terminaba en punta y sobresalía de la bañera mientras que sus cuernos salían de su frente de manera brusca.

Ella se analizó en el reflejo del techo, pudiendo ver bien, que sus ojos eran completamente negros. Luego, levantó sus piernas para verlas mejor sobre el reflejo, observando sus patas que se parecían a las de un lagarto llenas de escamas y garras afiladas. Después, miró sus manos que parecían femeninas y delicadas hasta que alargó sus uñas negras, hasta que tomaron la forma de garras.

Nunca se había visto tan detenidamente en su forma híbrido. Parecía una especie de lagarto con cuerpo humano. Sin embargo, sus partes íntimas femeninas eran camufladas por sus escamas.

—¿Por qué nos vemos asi…? —se preguntó mientras corría su cabello pelirrojo y observaba bien sus orejas puntiagudas. Se preguntó sobre su verdadera madre y su horrible progenitor demonio. Luego tocó sus cuernos color negro e intentó arrancarlos sintiendo un cosquilleo. Para después detenerse y mirarse en el techo con asco.

Volvió a su forma más humana mientras todas sus partes se desprendían y caían al agua.

Parezco un asqueroso lagarto que renuncia a sus escamas… pensó mientras salía del agua y observaba los restos de su transformación. Hasta que escuchó una segunda voz adentrándose en sus pensamientos.

Guillermo quiere hablarnos de un nuevo trabajo. ¿Cómo te sientes?¿Estás enojada conmigo? Preguntó su padre.

Ella sonrió pensando: Estoy bien, solo unas cicatrices que me hacen ver igual de fuerte que tu.

Me alegro que estés bien pero ahora cámbiate, ¿sí? Guillermo quiere decirnos algo.

¿Sobre qué es ahora? Ya no se si fiarme de ese tipo y su ama de llaves.

Tranquila, Guillermo vigilará mejor a Bianca. Y se lo advertí, si llega a  hacer algo contigo, no saldrá sana y salva. Me importa una mierda si el jefe se preocupa por su ama de llaves.

Cálmate, no hagas estupideces. Además estamos juntos, te prometo que no me pasará nada grave, papá, pensó mientras se vestía y tiraba los restos de su transformación.

Se preparó con un conjunto deportivo cómodo mientras se ataba lo poco de su corto cabello, para después, salir del baño y dirigirse a la oficina del jefe junto a su padre.

El Sr. Fitzgerald tiró una foto y papeles sobre su escritorio de madera, al ver que Gina y David entraban.

—Necesito que vayan en busca de Larry Urgiz, un español prodigio en teología bíblica. Él tiene información que busco sobre el origen de estos demonios, o al menos, dice saber algo al respecto. Irán mañana hasta Madrid para traerlo aquí, debo charlar seriamente cara a cara con él. Además, serán como su espécimen de investigación —explicaba mientras les mostraba la foto de un chico alto y bien vestido. Aunque su cabello eran algo largo y alborotado.

Gina observó la foto del chico con curiosidad, le daba algo de gracia la foto ya que el chico se mostraba en apariencia despreocupada como un nerd del instituto. Luego, analizando la información, se percató de que era mayor que ella, ya que él tenía veintitrés.

—Él los guiará cuando le digan mi nombre —dijo Guillermo poniendo dos pasaportes de avión sobre la mesa.

Gina se preguntó cómo era que los tenía preparados, pero estaba segura de que ese tipo sabía mucho más de lo que decía sobre ellos, además de tener los medios para acceder a sus documento de identidad. Luego, observó a su padre, quien tenía una expresión sorprendida al ver al chico. Iba a preguntarle pero escucho sus pensamientos:

No preguntes, después te explico.

Ella se sintió confundida. Al verlo de ese modo, recordó que no sabía mucho sobre el pasado de su padre. Temía saberlo pero la curiosidad le ganaba.

De todas manera, pensaba no preguntar hasta que él se lo contase. Aún así, le molestaba que no fuera sincero y le contase sobre su pasado, era su hija después de todo.

Puedes confiar en mi en lo que necesites, papá. Pero esperaré a que me lo cuentes, pensó Gina mientras salía de la oficina de Guillermo y se dirigía a preparar rápido sus maletas para el viaje de mañana.

David no estaba seguro de contarle a su hija sobre su pasado. Temía sus críticas o como lo podía llegar a ver.

—No creo que algo cambie entre ustedes si le cuentas un poco de tí —expresó Guillermo al escuchar sus pensamientos.

Sin embargo, David lo ignoró y negó con la cabeza tratando de olvidarlo. Entonces, salió para prepararse para el largo viaje que le esperaba.

3 respuestas a “La gota de esperanza – Capítulo 4”

  1. Ahora has picado mi curiosidad.

    Varias cosas. La primera es: La confianza es difícil de ganar y fácil de perder. Estuvo mal, así que no creo que haya punto de retorno allí. Y ya leyendo lo último, esto también se aplica para David, mejor le cuente las cosas él mismo.

    Lo segundo es: ese tipo es un mafioso (? Tiene todos los juguetes pesados, el falsificador, el dinero, jajaja.

    Y lo tercero… Ya se acerca nuestro prota masculino *-* Ya quiero verlo.

    1. Hola! Soy Grainne! Me alegro que te haya picado la curiosidad, jeje~
      Por cierto, no te olvides que en Discord estoy bastante activa, y suelo subir imagenes especiales relacionadas a la novela. Espero verte por ahí para ver todas tus dudas y comentarios de la novela!
      Saludos <3

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