Un villano puede salvar el mundo por amor – Capítulo 2: Volviendo al inicio

Escrito por Iszeth

Asesorado por Maru

Editado por Tanuki


Desperté en lo que recordaba, era mi habitación. El cielo rojo y dorado del dosel me recibió fríamente, mientras mi mano sostenía aquello que pude traer conmigo en mi viaje de vuelta.

Mis manos y mi cuerpo se habían empequeñecido bastante. Ahora, el libro mágico en el que había guardado todos los sucesos importantes de mi historia y la de Canaria estaba mucho más grande y pesado. Ante ese hecho, me di por satisfecho.

Yo, el segundo príncipe de Lothien, Igfrid D’Tyr, había vuelto con éxito al pasado, trayendo conmigo un objeto mágico que había creado para tal cosa. Ese libro que había recopilado cada fecha, cada evento en la vida de todos los participantes de la tragedia, incluso de aquellas acciones que la autodenominada “heroína” de la historia había hecho para asegurarse de convertirse en reina.

Ella había escapado, escudándose en nuestro hijo, usándolo como moneda de cambio para la facción que aún le era leal a mi hermano, haciéndome perseguirla de manera pasiva para evitar que el peligro cayera sobre él. Ella sabía usar la carta de la sangre real de aquel pequeño, hasta que sus aliados la abandonaron, y ese niño se volvió un estorbo. Tenía planeado venderlo, deshacerse de él mientras seguía huyendo por el continente. Fue en ese momento que pude actuar.

La había encontrado en un ático, escondida como una rata. Clamando por piedad, ofreció la vida de mi hijo a cambio de la suya mientras presionaba un cuchillo contra su garganta. Por supuesto, en ese momento aquel acto suyo me pareció patético.

Con una simple palabra, aquel cuchillo voló por los aires. Tomé al pequeño, quien lloraba, entre mis brazos y sostuve su cabeza contra mi pecho para evitar que mirara.

La perra heroína que había derrotado a la villana Canaria Von Lancet, ahora se retorcía a manos del infame Rey del Reino desolado, se retorcía bajo mi magia.

En ese entonces, yo ya sabía lo que debía hacer. Debía borrar este mundo, debía rebobinar todo, incluso si eso significaba que nuestro hijo nunca existiera.

Era mejor así. Evitaría el sufrimiento de ese niño. Evitaría el sufrimiento de mi amada también.

La heroína habló relativamente fácil, no tuve que romperle muchos huesos para que empezara a vomitar palabras sobre cómo ella y Canaria eran reencarnadas de otro mundo. Sobre cómo la historia ya había sido escrita en tinta y que Canaria, tan atrevida, lo había cambiado todo para su conveniencia, pero ella, como instrumento del destino, había puesto todo en su lugar nuevamente. Los mismos dioses se lo habían pedido al darle la protección divina.

Hice que me contara cada detalle, cada diferencia entre el supuesto escrito profético, lo que había pasado y lo que ella planeó. Cada día entraba a su cabeza por medio de magia para extraer incluso lo más mínimo; cada pensamiento, cada deseo y hecho archivado en su cabeza lo extraje y lo coloqué en el libro. Y había hecho lo mismo con mis recuerdos. El hacerlo en un cuerpo vivo traía un gran dolor y sufrimiento al paciente en quien se practicaba, y no voy a negar que sólo la mantuve viva para disfrutar de ver cómo se retorcía mientras revolvía sus recuerdos.

Lo mismo había ocurrido con los de Canaria. Los extraje de su cuerpo conservado muy cuidadosamente. Sabía que ella no podía sentirlo, pero no quería dañarla. Incluso muerta, ella seguía siendo mi tesoro. Mi razón de vida.

Ni siquiera recuerdo cómo murió la perra, simplemente dejé de visitarla en su calabozo. Quizá las ratas que le dejé de compañía se la comieron. Sólo un día, cuando tuve que volver a utilizar la celda para extraer los recuerdos de otra de las personas que habían tenido contacto con mi amada Canaria, me di cuenta de que su cadáver seguía ahí.

Todo lo que hice valió la pena. Cada gota de sangre derramada, cada vida consumida, cada minuto que pasé en mi laboratorio buscando la clave para regresar en el tiempo. Esta era mi oportunidad para salvarla, para guardarla y mantenerla a mi lado.

No me importaba si para ello debía hacer a un lado a mi hermano y cumplir con las aspiraciones de poder de mi madre, si hacerlo me llevaba hacia su corazón, lo haría con gusto. Por eso es que había elegido esta edad en específico.

Había vuelto a los cinco años, mucho antes de ganar el apodo de “Príncipe idiota”, justo antes de decidir que el peligro de ser un contendiente a la corona no valía la pena, antes de empezar mi pantomima de “retrasado” para poder salir del castillo y hacer mi vida como me plazca.

Con todos mis recuerdos, el libro mágico y mi habilidad innata lector, las cosas se facilitarían demasiado. En este estado, era consciente de mi capacidad mágica y del alcance de mi poder. Lo primero que tenía que hacer era comprobar si podía mantener bajo control mi mana cuando usaba magia.

Aún en la cama, separé las cortinas del dosel para mirar la estancia. Era de noche. La respiración pesada de mi nana se escuchaba en dirección al sofá de la habitación y seguramente un guardia estaba apostado afuera en la puerta. Era todo tal como solía recordar.

A estas alturas, Canaria y la señorita heroína apenas y tenían cuatro años. Pensé en asesinarla ahora, sin embargo, todavía no tenía el poder político, físico o el mínimo control mágico para lograrlo y salir impune.

Porque antes que todo, yo tenía que asegurarme de permanecer al lado de mi querida y adorada Canaria. Y si ella supiese todo lo que tuve y tengo que hacer para asegurarme de su felicidad, su sonrisa se volvería miedo y su amor quizá nunca sería dirigido a mí.

¡Ah! Canaria. Pensar que ella estaba durmiendo apaciblemente bajo el mismo cielo, a poca distancia de donde estaba, en su forma de bebé, me hacía sentir ansioso. Quería verla. Quería abrazarla, y el adulto que aún vivía en mí quería besarla. No podía esperar para verla de nuevo, sin embargo, sabía que nuestro encuentro no sería tan pronto.

Debido a que el Duque Von Lancet era conocido como la espada y escudo del país, guardaba la esperanza de que de alguna manera ella podría visitar el palacio antes de la fecha establecida en el libro donde se buscaban candidatas para prometidas de los príncipes. Sin embargo, según los registros, ella había sido celosamente guardada por sus padres desde niña debido a su constitución frágil.

Por lo que sabía, poco antes del establecimiento del compromiso, ella recuperaría sus memorias de su vida pasada, luego de que cayera enferma por la fiebre de mana.

La fiebre de mana, para gente con poco poder mágico, no era mortal, pero para alguien como Canaria, quien tenía magia sobre el promedio, podría ser peligrosa al grado de dejarla incapacitada permanentemente.

Incluso yo había sufrido esa fiebre más adelante, quedando en cama casi por un mes y con algunas secuelas que afectaron mi capacidad corporal. Esa fiebre era tan común porque a edades tempranas, los niños no tenían cómo utilizar su mana y la acumulación y posible explosión involuntaria provocaba efectos adversos en el cuerpo del usuario, así que cualquier motivo que disparara el estrés en un niño, haría que el mana explotara y causara estragos. Ahora que había regresado con mi conocimiento intacto, sabía cómo liberar mí mana y regular mi propio poder mágico, así que no debería preocuparme por las consecuencias, pero sí tenía que preocuparme por el desencadenante.

El hecho de que Canaria, mi Canaria, sufriera por una fiebre tan común incluso me hacía sentir ansioso, pero no podía evitarlo. La Canaria que amaba había visto la luz gracias a ese acontecimiento en su vida. La Canaria que yo amaba era la Canaria que había viajado entre mundos y recuperado sus memorias pasadas.

El silencio de la noche me hizo divagar mientras guardaba el libro en uno de los cajones del escritorio de mi habitación. Incluso si lo dejara a la vista de todos, cualquiera que abriera el libro sin ser el dueño del mismo, no vería más que un tomo de texto de historia del país.

Volví a la cama, intentando soñar con mi bella amada, pensando en el futuro que nos espera ahora que por fin puedo arreglar las cosas.

Canaria, mi Canaria. Te amo.


Tanuki
Este Yandere si se puede leer

7 respuestas a “Un villano puede salvar el mundo por amor – Capítulo 2: Volviendo al inicio”

  1. Que buen comienzo.
    Mis felicitaciones a la autora.
    Aunque hay momentos por ahora que juro que facilmente cambio la palabra heroina por villana.

  2. Esta historia esta demasiados buena! Y mmm, un protagonista yandere, lo siento asjkdfgh, me gustan los yanderes, pero solo en libros claro, no me gustaría encontrar uno en la vida real.

  3. Me senti un poco insatisfecha por lo poco que se habla de la desgracia de la heroína, pero espero que más adelante se desenvuelva más.
    P.D. me encanta el protagonista

  4. Y así, acaba de robar mi corazón el protagonista. Está enamorado, profundamente. Ya quiero ver qué hace en represalia contra la protagonista manipuladora.

    PD: Me encanta tu forma de narrar, sencilla, entretenida, y te sumerge en lo que estás leyendo.

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