El Perseguido – Capítulo 22: Talismán que suprime el mal

Traducido por Shisai

Editado por Sakuya

Corregido por Shiro


Chi Yan solo comenzó a sentir que el frío se iba dispersando de a poco después de subirse al auto, sintiendo cómo el calor de julio lo calentaba con lentitud.

Enterró la cara entre sus manos y dejó escapar un largo suspiro y, luego de un largo tiempo, fue que se recuperó lo suficiente como para bajar sus manos y sacar una tarjeta de visita blanca muy común de su bolsillo.

La había metido allí sin prestar atención el día anterior. Se dio cuenta de que la tarjeta solo tenía un nombre impreso en ella: Tang Guangyuan, junto con una dirección manuscrita en la parte inferior. La ruta quedaba en los suburbios del este de la ciudad de Sumin.

Tenía una vaga idea de dónde quedaba el lugar. El metro no llegaba hasta allá, pero sí dos autobuses. Se guardó la tarjeta de visita en el bolsillo, ingresó la dirección en su teléfono y siguió el GPS.

En los últimos años, la ciudad de Sumin sufrió una construcción urbana masiva, y, por lo tanto, el área se expandió mucho. A pesar de que todavía estaba muy lejos de su vecina, la ciudad de Shiming, el lugar cambió mucho. Cuando era niño, Chi Yan vivía con sus abuelos en el distrito Laocheng, por lo que no estaba muy familiarizado con el distrito Su. Llegar a la dirección correcta en auto le tomó más de una hora.

El lugar era una villa que llevaba poco de construida, apenas dos años. Después de registrarse afuera, condujo alrededor de la comunidad durante más de diez minutos antes de encontrar el edificio correcto. Entonces, presionó el timbre un poco ansioso. La persona que abrió la puerta no era el anciano del día anterior sino una mujer de cuarenta años.

—Estoy buscando a un caballero, el Sr. Tang Guangyuan. Me dio su tarjeta ayer —le dijo mientras le mostraba la tarjeta de presentación.

La mujer asintió, dejó que Chi Yan cruzara la puerta y le dijo a alguien que estaba dentro:

—Sr. Tang, es su invitado.

Como esperaba, Chi Yan vio al anciano, vestido con el mismo estilo, sentado en el sofá mientras leía el periódco con un par de gafas. Cuando lo vio entrar, dejó lo que estaba haciendo, se quitó las gafas y se levantó.

—Suponía que me visitarías —dijo sonriendo

Los dos tomaron asiento y la mujer aprovechó de servirles un buen té.

—Sra. Gui —le dijo después de volverse hacia ella—, no hay más trabajo por el día. Puede irse a casa. Mañana es domingo, por lo que puede tener el día libre.

La mujer asintió antes de empacar deprisa e irse.

—¿Usted vive aquí? —inquirió mientras observaba el diseño de la casa. Estaba muy sorprendido de que un experto como él viviera en la ciudad de Sumin cuando no había escuchado nunca de él.

—Vine aquí a petición de alguien. Esta es la casa de un amigo. Él nunca está, así que me la prestó por unos días. ¿Quién hubiera pensado que me encontraría con tu caso? —contestó agitando su mano.

Chi Yan recordó el día anterior y como el anciano le había dicho ansioso que «Necesitaba salvar a alguien».

—¿Se resolvió el problema? —preguntó.

—También quiero agradecer a este joven hermano por su ayuda —dijo asintiendo—. Fue un llamado cercano, pero nadie resultó herido.

Le aliviaba saber que el problema al final se había resuelto, pero como no era de su incumbencia, no volvió a preguntar. Sin embargo, ahora que estaba allí, le afligía no saber cómo abordar el tema, por lo que, tomó un sorbo de té con parsimonia para calmarse; había salido con tanta prisa que no había tomado nada de agua, y ahora sentía la garganta seca.

—Como sospechaba. Tú, muchacho, el talismán que te entregué te aclaró la mente y pudiste ver a través de las ilusiones. Es por eso que viniste a mí —dijo Tang Guangyuan tomando la iniciativa.

Chi Yan asintió. Aunque ya sabía que este anciano era la razón por la que de pronto se había calmado y recuperado sus recuerdos, apenas ahora se enteraba que le había colocado en secreto un talismán que aclaraba la mente.

—¿Esa es la botella que contiene las cenizas? —preguntó extendiendo la mano y golpeando la pequeña botella en su pecho.

Chi Yan volvió a asentir y se quitó el collar según las instrucciones del otro, solo para verlo sacar dos talismanes y envolver la parte interna y externa de la botella con ellos, tras lo que la dejó a un lado.

Aprovechando la oportunidad que se le estaba presentando, Chi Yan explicó todo, desde su constitución débil hasta la sugerencia de llevar con él las de Ye Ying Zhi y colocar su tableta en su casa que le hizo el sacerdote Zhang de llevar con él las cenizas de Ye Ying Zhi . Él no era estúpido. Aunque antes había estado durante tanto tiempo bajo ilusiones, nadie notó nada. Solo el anciano delante de él había sido capaz de ver a través de ellas, por lo que, basándose en su experiencia, catalogó al Sr. Tang como un verdadero experto. Siendo, además, el único que ahora podía salvarlo.

—¡Cabeza de chorlito! ¡¿Cómo pudo haber hecho tal sugerencia?! ¡Qué comprensión tan superficial! ¡Recomendarte algo así e ignorar los peligros subyacentes! La constitución de esta persona era sumamente feroz incluso en vida, ¿cómo creíste que el mantener sus cenizas cerca de ti y, además, adorar su tableta dos veces al día no te traería consecuencias severas? —exclamó golpeándose el muslo amargamente después de escuchar la explicación.

El sacerdote Liu de Xi Qing Shan también le dijo algo similar, pero él no había querido creerle. Ahora, llegados a ese punto, lamentarse era inútil.

—¿Qué piensas? ¿Qué quieres hacer? —le preguntó.

—Qué quiero hacer… —sonrió con amargura—. Por supuesto que quiero que se vaya lejos, pero no sé qué métodos hay.

Tang Guangyuan asintió, mostrando su comprensión.

—Solo una cosa… Yo fui quien perturbó la paz del Sr. Ye. Al fin de cuentas, fui el primero en equivocarme. Por favor, no le haga daño, solo envíelo lejos —añadió después de dudar un rato.

Aunque había sido acosado por fantasmas desde joven, nunca supo mucho acerca de ellos. Además, los monjes y sacerdotes que había visitado a lo largo de su vida siempre dijeron cosas diferentes. No estaba seguro de qué era Ye Ying Zhi, si la gente tenía alma o si existía la reencarnación después de la muerte. Esperaba que fuera como lo que mostraban las películas, y que el tercer maestro Ye fuese libre y regresara adonde se suponía que debía ir en principio.

Tang Guangyuan no respondió su petición, le entregó un talismán y una caja de fósforos y dijo:

—Después de volver, quema este talismán y disuélvelo en agua. Trata de pensar en algo para que esa cosa beba el agua, y todo debería resolverse.

La gente común es ignorante; siempre imaginando cosas irreales y creyendo ser amables. Que la gente normal ya pudiera verlo y que, no conforme con eso, atrapara a este joven en una ilusión indica lo peligroso y maligno que es.. Eliminarlo por completo es el único método, pero esto no es algo que este joven necesite saber. Solo aumentaría sus preocupaciones y, a la inversa, podría empeorar las cosas e incluso dañar al muchacho.

—Quiere decir que… ¿Debería volver solo? —preguntó asustado.

—Si aparece un extraño, en especial alguien que estudia el tao, podría alertar a esa cosa ya que somos diferentes de la gente común. Si eso sucediera, sería difícil hacerlo desaparecer incluso sacando las armas grandes —dijo asintiendo.

Tang Guangyuan había vivido durante mucho tiempo, y la comunicación era un arte que había dominado desde hacía mucho. De manera intencional, usó palabras engañosas para hacer que el joven frente a él pensara que hacer que esa cosa bebiera el agua era el único método pacífico y que, de lo contrario, tendrían que usar la fuerza para resolver el problema. Pero, la verdad era que, cualquiera de las dos formas llevaría al mismo resultado, ese ente sería borrado.

La posibilidad de alertar a Ye Ying Zhi sacudió con fuerza el corazón de Chi Yan, incluso atenuando el miedo que le generaba el pensar enfrentarlo. Entonces, cuadró su mandíbula y, cuando estaba a punto de asentir, Tang Guangyuan le entregó dos talismanes más.

—Si la situación se sale de las manos, puedes usar estos dos talismanes para escapar.

El gas negro del día anterior, le permitió Tang Guangyuan hacerse una idea de con lo que estaba lidiando, y no era nada sencillo lo que este joven había provocado. Evitar cualquier problema era su ideal, sin embargo, el talismán supresor del mal sin duda podía ocuparse de cualquier espíritu maligno.

—Para evitar que esa cosa sospeche algo, ponte esto de nuevo. Puedes devolver esto a su tumba después de que el asunto esté resuelto —le dijo mientras le devolvía el colgante de porcelana que hasta ese momento había estado envuelto.

Chi Yan agarró los tres talismanes junto con los fósforos, los colocó en su bolsillo por separado y forzó una sonrisa, agradeciéndole al Sr. Tang antes de irse.

Una respuesta en “El Perseguido – Capítulo 22: Talismán que suprime el mal”

  1. Ye e.e sé que encontrara la forma de librarse de esto ya hasta todos los problemas que han presentado a logrado resolverlos fácilmente pero Chi QwQ esperó logres solucionar tus problemas.

    Lo que uno debe hacer es eliminar el mal sino uno termina siendo una víctima.

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