El Perseguido – Capítulo 23: Suprimiendo el mal

Traducido por Shisai

Editado por Sakuya

Corregido por Shiro


Después que Chi Yan salió del lugar del Sr. Tang, no se fue directo a casa. En cambio, condujo sin rumbo por la comunidad en un estado confuso.

Cuando era niño, vio una ópera de Pekín, La leyenda de la dama serpiente blanca [1], en casa con su abuela. En ese momento, Xu Xian no le gustaba para nada. No tenía sentido de la responsabilidad alguna y ni siquiera su amante fue motivación suficiente para que superara la prueba de amor a la que se enfrentó. En ese momento, su esposa ya estaba embarazada con su hijo, sin embargo, él todavía estaba asustado hasta el punto de morir después de descubrir que ella no era humana. Después de ser salvado estando ya en el lecho de muerte, no fue a su casa, sino que se escondió en un templo. Si no hubiera tratado de huir nunca se habría enterado, y no tendría tantos problemas; la señora Bai tampoco habría sufrido durante tantos años ni habría tenido que depender de su hijo para que la salvara.

Un momento de crisis como ese, Chi Yan ahora lo vivió en carne propia: no todos pueden aceptar fácilmente que su propio cónyuge no es humano. Él tampoco quería ir a casa.

Además, Ye Ying Zhi no era la señora Bai. No tenían un matrimonio romántico ni un voto de amor eterno. Él solo era una persona que tomó, de manera egoísta, las cenizas del otro para conservarlas cerca de sí. Y la otra «persona» lo siguió en secreto y lo atrapó en una ilusión. Chi Yan se estremeció con solo pensarlo.

Su mente vagó aún más lejos: Es imposible que Ye Ying Zhi salga en estado, pero podría no ser ese mi caso.

Chi Yan no podía entender cómo pudo florecer una relación tan hermosa entre ambos, y plantearse si todo no habría sido más que un plan de venganza fue inevitable.

«No espere que los fantasmas actúen de acuerdo con la lógica humana, y tampoco espere que sientan afectos humanos», le dijo un sacerdote una vez, y ese fue también el consenso de todos los otros exorcistas «expertos».

Cerró los ojos y tocó el talismán en su bolsillo. En cualquier caso, todo iba a terminar pronto. A partir de ahora, volverán a sus caminos legítimos.

En el futuro, solo podrá visitar en secreto la tumba de Ye Ying Zhi durante las vacaciones, barrer su tumba y hacerle ofrendas; su identidad no era adecuada siquiera para visitarlo de manera pública.

Al final vagó sin apetito durante toda la tarde. Esperó hasta la hora habitual en que normalmente saldría del trabajo, fue al supermercado de siempre y compró camarones frescos y verduras. Corrió de regreso antes de la hora de la cena con una bolsa llena de ingredientes como de costumbre, y esperó afuera.

Ye Ying Zhi abrió la puerta y miró dentro de la bolsa.

—¿Por qué compraste camarones otra vez? ¿No dije ya que no iba a cocinar mariscos? —le reprochó.

—¡Pero están tan frescos! Solo un poco debería estar bien… Creo —contestó por instinto.

Humano o fantasma, nadie me cocinará ni se preocupará así por mí nunca más, se dio cuenta de repente.

Ye Ying Zhi le dirigió una mirada indefensa, sacó la botella de vino tinto de la bolsa de plástico y la puso sobre la mesa.

—¿Por qué compraste vino?

—Es fin de semana —dijo, forzándose a reír.

Ye Ying Zhi sonrió sin comentar nada al respecto y llevó los ingredientes a la cocina. No mucho después, se escuchó el sonido de la puerta del refrigerador abriéndose y cerrándose, seguido de un cuchillo sobre la tabla de cortar, el sonido de tazones y hornallas y el ruido del respiradero; los sonidos que Chi Yan escuchaba a diario, ahora le provocaban un conjunto diferente de emociones.

♦ ♦ ♦

Chi Yan estúpidamente se mantuvo de pie por un tiempo antes de volver en sí. Entonces, sacó dos copas del armario de vinos y las colocó sobre la mesa del comedor. Acto seguido, extrajo de su bolsillo el talismán triangular supresor del mal, lo quemó con un fósforo y lo colocó en la copa de vino, tras lo que esperó a que las cenizas se asentaran antes de salir.

Las cenizas del talismán eran diferentes a las de los papeles normales. Luego de agitarlas en el líquido, desaparecieron sin dejar rastro.

Una vez completó la tarea en cuestión, entró en el dormitorio para cambiarse a una ropa más cómoda, y luego, como de costumbre, esperó para comer con Ye Ying Zhi.

Por lo general, si Ye Ying Zhi todavía no había terminado de cocinar, él entraría en la cocina, lo observaría hacer sus cosas y ayudaría a sacar los platos. Algunas veces, Ye Ying Zhi lo encontraría en su camino, pero nunca lo echaría a patadas, al contrario, se preocuparía por él cuidando de que no se hiciera daño.

Ahora que de repente despertó de la ilusión, todo lo que Chi Yan quería hacer era correr y esconderse. Estaba demasiado asustado como para seguir adelante y, en poco tiempo, Ye Ying Zhi hizo dos viajes desde la cocina para llevar a la mesa tres platos y una sopa.

—Como estás de tan de buen humor, hice más comida. Agregué otro plato.

Chi Yan le entregó el vino.

—Em, salud —Chocó las copas de ambos y bebió.

Ye Ying Zhi tomó un pequeño sorbo con elegante reserva, dejó su copa y lo miró.

—Hombre travieso, ¿por qué estás tan ansioso por que beba? ¿Quieres hacerme algo?

—No quería hacer nada en absoluto —dijo negando con la cabeza y clavando la mirada en el suelo.

Ye Ying Zhi entrecerró los ojos al mirar el líquido rubí que giraba en el cristal.

—No beberé… A menos que me lo des tú mismo —afirmó sonriendo.

—¿Qué? —Chi Yan levantó la cabeza y lo miró con los ojos muy abiertos.

Ye Ying Zhi se recostó, apoyándose perezosamente en el respaldo de la silla, y dio una palmada a su regazo.

—Bebé, siéntate aquí, disfrutemos —dijo sonriendo con levedad, sus ojos oscuros fijos en él.

Chi Yan tragó grueso.

En ese momento, lo único que tenía en mente era hacer que Ye Ying Zhi bebiera la copa de vino. Por lo que, luego de vacilar un instante, se levantó y se sentó en su regazo.

Ye Ying Zhi extendió un brazo, lo atrajo hacia su pecho y frotó con su nariz el cuello desnudo de Chi Yan tras lo que se rio entre dientes; su voz era profunda y su mirada gentil.

Chi Yan sintió el frío aliento en su cuello y retrocedió bajando la mirada. Entonces, hizo un esfuerzo por escapar del fuerte abrazo de Ye Ying Zhi y así alcanzar la copa. El otro de repente le mordió el cuello en respuesta…

Una vez agarró la copa de vino, se dio la vuelta para entregársela Ye Ying Zhi, cuyos ojos destellaron y volvió la cabeza.

—A-Yan, dámelo con tu boca. —Su voz profunda llegaba hasta las profundidades del alma, como una flor cautivadora del infierno que lanzaba un encantamiento.

Incluso en ese momento, Chi Yan no pudo evitar sonrojarse.

Con los ojos nunca abandonando los de Ye Ying Zhi, bajó la cabeza para tomar un sorbo de vino y, a continuación, cerró los ojos, confió en su intuición y se inclinó hacia él.

Ye Ying Zhi observó el rostro que se le acercaba y, riendo, suspiró y extendió la mano. Con ella sostuvo la parte posterior de la cabeza de Chi Yan e inició el beso. El vino se arremolinaba y fluía entre los labios de ambos, y Ye Ying Zhi abrió la boca con obediencia y se tragó el líquido.

Los ojos de Chi Yan se mantuvieron cerrados todo el tiempo; sostenía la copa con una mano y con la otra abrazó el cuello de Ye Ying Zhi en busca de apoyo.

Con el tiempo, el vino fue disminuyendo, y lágrimas escaparon de los ojos de Chi Yan, la cuales Ye Ying Zhi besó.

—¿Por qué estás llorando de nuevo? Sé bueno, abre los ojos. Estás tan rojo. No te preocupes, continuaremos con las recompensas cuando caiga la noche. Comamos primero —dijo sonriendo. Acto seguido, liberó a Chi Yan del fuerte abrazo, pero, por seguridad, dejó un brazo a su alrededor. Sin embargo, al ver su falta de respuesta, Ye Ying Zhi sonrió y añadió—: A-Yan, no me estoy quejando, pero ¿será que quieres quedarte en mis brazos?

Chi Yan se apresuró a volver a su asiento, y en el proceso casi tropezó con la silla a su lado.

Ambos terminaron la comida de manera tranquila. Ye Ying Zhi incluso parecía querer que Chi Yan le sirviera un par de copas más de vino, obviamente pasándola muy bien.

Chi Yan, por su parte, no pudo concentrarse en lo que hacía, ocupado observando la situación.

El tiempo pasaba lento, pero seguro y Ye Ying Zhi pronto comenzó a limpiar y a acomodar los platos, como de costumbre. Luego, se apoyó contra él y jugó en su teléfono durante dos horas.

La incomodidad de Chi Yan se convirtió en sospecha.

¿Será que el Sr. Tang, quien pudo romper la ilusión en la que estaba atrapado, es, en realidad, un estafador que vende talismanes falsos?  ¿No dijo que Ye Ying Zhi se iría después de beber esto? ¿Cómo puede no haber reacción en absoluto? Incluso una medicina para el resfrío debería haber surtido ya efecto. Con eso en mente, comenzó a repasar sus acciones: Estoy seguro de haber quemado el talismán correcto, pero ¿acaso perdió su efecto porque lo contaminé con mi energía yang cuando le di el vino en la boca? ¿Qué debería decirle al Sr. Tang?

Shisai
Ying Zhi lo sospecha, ¿no? :S


[1] Esta es una leyenda muy conocida en China. Si les interesa aquí les dejo un enlace.

https://sobrechina.com/2009/10/15/la-leyenda-de-la-dama-serpiente-blanca/

2 respuestas a “El Perseguido – Capítulo 23: Suprimiendo el mal”

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