La Princesa del Ataúd – Capítulo 3: Memorias olvidadas (8)

Traducido por Akatsuki

Editado por Sakuya


Con un solo golpe, Akari destruyó la puerta con su martillo.

Ella ya había llegado a su límite para la “Transformación Hierro-Sangre” pero su fuerza normal era más que suficiente para una simple puerta.

Suponiendo que la magia del Gundo estaba siendo lanzada desde una ubicación fija, no había necesidad de ajustar la distancia o dirección. Teniendo en cuenta que incluso algo tan pequeño como un cambio en la temperatura o la humedad podría afectar su magia, sin embargo, le permitió adivinar los posibles lugares en donde podría ubicarse el Gundo. Lo óptimo era que debería estar en un lugar con la menor interferencia posible.

Eso significaba que probablemente estaba en el centro de la mansión.

Es decir, la habitación justo al lado de su oficina–la habitación del conde.

—Ahora, ¿dónde está eso? —se preguntó en voz alta. Y procedió a destruir todo lo que había dentro: la cama, el escritorio, incluso los candeleros. Cada mueble en la habitación fue completamente destruido.

Estaba claro que la magia del Conde era peligrosa. Toru estaba en su forma de “Transformación Hierro-Sangre” así que no imaginó que simplemente perdería. Pero, aun así, era cierto que el Conde había rechazado las dagas lanzadas hacia él, y usó magia que le permitía arrojar cosas a una velocidad mortal. Toru y Akari pensaron en eso como una “mano invisible.” Contra algo así, sus proyectiles y sus tácticas cuerpo a cuerpo se volverían inútiles. Toru no tenía forma de vencerlo.

Además, permanecer en la “Transformación Hierro-Sangre” más allá del límite de tiempo, haría que su cuerpo se autodestruyera, por lo que necesitaba desactivarlo con suficiente antelación.

Sin embargo, hacerlo probablemente también lo mataría.

Chaika señaló un agujero en el muro que el martillo que Akari había hecho.

— ¡Toma esto!

Akari dio un paso adelante, agitando su martillo. Enganchó el martillo en el agujero y tiró de ella. El muro se desprendió, junto con algunas astillas de madera, revelando que el muro había sido falso. Allí, pasando la pared, había un objeto excesivamente grande que se parecía a un vaso sanguíneo que irradiaba una luz azul pálida.

— ¡—!

Con un grito, Akari bajó su martillo sobre aquel objeto. Pero…

— ¡¿Qué?!

El martillo rebotó con un sonido sordo.

— ¿Podría ser… lo mismo que sucedió con los cuchillos?

Pensándolo bien, por supuesto que habría algo así. La magia desaparecería si el Gundo fuera destruido, así que no había forma de que el Conde dejara su Gundo desprotegido sin algunas precauciones.

—Magia… —con un gesto, Chaika bajo el ataúd que llevaba, y con ello el Gundo que estaba sujeto. Ella se puso a trabajar para configurarlo.

—Magia, será cancelada. Después de eso, destruye.

— ¡Apúrate, entonces! —gritó Akari.

♦ ♦ ♦

Básicamente, esto era una “mano”. Lo mucho que Toru entendió.

Era la magia lo que creaba una gran “mano invisible”. Así era cómo podía hacer cosas como “bloquear” y “tirar”. Eso podía hacer todo lo que una mano normal puede hacer, lo que significaba que probablemente también buscaba en sus alrededores usando el sentido del tacto. Eso explicaría el por qué era difícil para el conde diferenciar entre un intruso y un aliado.

No, eso no era todo. Él no podía usar dos “manos”; él solo podía usar una. Por eso todos los objetos que sostenía se habían caído al suelo tan pronto como bloqueó la daga de Akari. Sin embargo, la mano no podía realizar más de dos acciones simultáneamente, siempre que fueran la misma acción. El Conde era capaz de lanzar varias cosas a la vez, después de todo.

Entonces eso significa…

Él evadía los objetos que iban volando hacia él, y continuó reflexionando sobre eso.

Era una cuestión de atención… no, su concentración.

No obstante, aquella magia excepcional era, al final, dependiente del control del mago.

La concentración era uno de los fundamentos de control de la magia. Si algo le pasara a la concentración de un mago, entonces no podría ejercer el control. Ya no podría usar su magia libremente.

—Eres muy inquieto, ¿verdad?

—Y tú eres lento. Después de todo, eres un mago.

Toru replicó el comentario del conde con otro diseñado para provocarlo.

— ¡Silencio, saboteador de tercera clase!

Un rugido resonó en el aire. Era un ataque que ningún ojo normal podría ver, sin embargo, Toru lo notó por el calor de la fricción en el aire mediante la “Transformación Hierro-Sangre”. Lo esquivó sin esfuerzo y fue a por un ataque directo.

Pero…

— ¡Hngh!

Probablemente la mano del Conde había regresado a su amo–lo más probable era que se hubiera colocado frente a Toru para bloquear su ataque, por lo que rebotó de inmediato. Era como pensaba–sin importar qué tipo de ataque intentara, no sería capaz de alcanzar al conde.

Y eso no fue todo…

—Ahora bien. Esto es jaque mate.

La expresión del conde cambió repentinamente a una de júbilo absoluto.

—Te das cuenta de que estás arrinconado, ¿no es así?

—…

Toru permaneció en silencio.

Pero él sabía lo que dijo el conde.

Este era un tramo muy largo de pasillo sin puntos de ramificación, detrás de él no había más que un callejón sin salida. Él estaba atrapado.

Y todo lo que tenía que hacer era enviar la mano directamente hacia él.

Con eso, la mano llenaría por completo el pasillo, y el conde solo tenía que enviarlo para golpearlo contra la pared, aplastándolo.

—Ahora bien, perece. Y ten por seguro que, tan pronto como terminé contigo, esa chica a la que no maté, es la siguiente.

—Por la ‘chica que no pudiste matar’, debes referirte a Chaika.

— ¿Chaika? Ah, sí, ese era su nombre, ¿no es así?

El conde sonrió sádicamente.

—Parece que estuviste en contacto con esa chica sin saber de ella. Que lamentable. Después de todo, eres un saboteador, solo un perro incapaz de elegir a su amo, completamente inútil en la era actual.

—Básicamente tienes razón —Dijo Toru. —Pero hay una cosa en la que te equivocaste. Permíteme educarte.

— ¿Qué?

—Esto no es jaque mate.

—… —El conde alzó las cejas. —Qué miserable muestra de valentía. Muy bien entonces, es hora de que muera—

—Hay algo que debes saber sobre los saboteadores —murmuró Toru. —No somos como los caballeros o soldados ni nada por el estilo.

[Traducido por Reino de Kovel]

En el momento en que terminó de decir esas palabras, eso sucedió.

El piso debajo de los pies del conde cedió repentinamente.

Toru había estado cortando en el piso con su par de kodachi mientras corría. Por supuesto, no tenía sentido destruir el piso de inmediato, pero Toru, se había dado cuenta antes de que el conde estaba usando el largo tramo del pasillo para llevarlo a una esquina, también supuso que el conde haría la Mano tan ancha como el pasillo e intentaría arrojársela. Decir que un ataque así pondría dañar en las paredes, el techo y, por supuesto, al suelo.

— ¿¡Qué!?

Por instinto, el Conde utilizó la mano para detener la caída. Pero no había necesidad de ello. Incluso con Toru en el modo “Transformación Hierro-Sangre” era imposible para él cortar todo el lugar. Como el ataque del Conde se había detenido en las tablas cerca del suelo, era poco probable que Toru tuviera una apertura libre para atacar.

En otras palabras, esto era simplemente una táctica diseñada para atrapar al conde desprevenido.

— ¡—!

El Conde notó que una de las kodachi de Toru se dirigía directamente a su rostro.

El Conde envió la mano que estaba usando para mantenerse a bloquear el ataque.

La espada rebotó y voló en el aire, pero luego…

— ¿¡Agh!?

El Conde vio el otro kodachi dirigiéndose hacia él.

El primero había sido solo una finta, y el verdadero estaba detrás, casi por la misma trayectoria. El Conde solo había hecho que la mano bloqueara el primer ataque, por lo que la segunda pasó volando y se clavó en su hombro.

— ¡Guuh…! —gruñó el Conde.

Luego, al siguiente momento, tanto la cuchilla clavada en el hombro del Conde como la que fue desviada, ambas regresaron a las manos de Toru. Unos delgados hilos estaban atados en ambas empuñaduras, y él había tirado de ellas.

Ambas espadas encajaron cómodamente en sus manos.

Entonces…

— ¿¡!?

La inquietante sensación que había estado rodeando a Toru desapareció de repente. El Conde también lo notó y sus ojos se abrieron.

— ¡Tú bastardo…!

—Parece que Chaika y Akari pudieron romper tu Gundo.

—…¡Imposible! ¿¡Esa chica también es una maga!?

— ¿Huh? —Toru frunció el ceño ante el sorprendido Conde alzando su voz.

Parecía que este tipo sabía mucho acerca de Chaika, ¿pero él no sabía que ella era una maga? Él había pensado que probablemente la reconocería por ser también un mago, pero aparentemente se había equivocado.

Y entonces…

— ¡Toru!

Desde un rincón del pasillo detrás del conde, vio aparecer a Chaika y Akari.

— ¡Retirar, retirar! ¡Misión, cumplida! —hablo Chaika. Levantando algo para que Toru lo viera. Parecía un tarro de cristal.

Parecía que eso era lo que había estado buscando, pero…

—Entendido.

Con solo eso, Toru saltó del suelo pasando sobre el conde, que estaba sentado, tocando su hombro.

— ¿¡Tú…!?

Él parecía sorprendido de que Toru no hubiera dado el golpe de gracia. Con una expresión de asombro, se giró para mirar a Toru, pero ya había desaparecido del pasillo junto con Chaika y Akari, como si hubiera perdido el interés hacia él por completo.

—Vamos a salir de aquí. Akari. Bomba de humo, ¡ahora!

—Entendido, Nii-sama.

Con un guiño, sacó algunas bombas de humo de una bolsa atada en su cintura.

Juntos, Toru y Akari tomaron a Chaika bajo sus brazos y la levantaron mientras seguían corriendo con todas sus fuerzas.

♦ ♦ ♦

Escaparse de la mansión tomó un poco de esfuerzo. Mediante el uso de las bombas de humo, engañaron las miradas colectivas de los guardias del conde mientras escapaban. Por supuesto, no habían sido capaces de mezclar y preparar un montón, pero era lo suficiente como para desviar la atención de los guardias alrededor de la mansión.

En todo caso…

—Eso fue algo, ¿huh?

Después de haber corrido todo el camino de regreso hasta los árboles sin detenerse, Toru soltó un profundo suspiro. Él había disuelto su “Transformación Hierro-Sangre” mientras escapaban. Si él hubiera seguido usándolo, su cuerpo se habría autodestruido. Como regla, sólo podía tenerlo activo por varios minutos.

Pero dejando eso de lado…

—Sin embargo, al final, fallamos. Es un milagro que de algún modo pudimos escapar.

Si hubiera ido como lo planearon originalmente, no hubieran tenido un encuentro cara a cara con el Conde. Parecía que el Conde los había confundido con alguien más.

—…Por cierto, ¿es eso lo que estabas buscando?

—Sí. —Ella mostró lo que estaba sujetando entre sus brazos hacia Toru. Era un cilindro, tan claro que podía ver el contenido.

Y dentro estaba…

—Esta… cosa que recuperamos.

Encerrado dentro del cilindro que Chaika sostenía con tanto orgullo… era una mano izquierda cercenada.

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