No quiero ser amada – Capítulo 210: Deseo de vivir

Una enorme rabia la recorrió. Este era definitivamente el trabajo de esa perra. ¡Actuaba tranquila como si no supiera nada en absoluto, sin embargo, estaba planeando todo esto en el fondo!

—¡¿Con qué evidencia?! ¡Estás arrestando a alguien sin pruebas, ¿crees que el conde Clovis simplemente se quedará de brazos cruzados mientras esto sucede?! ¿Por qué estáis todos de pie y mirando como idiotas? ¡Id y contadle al conde Clovis sobre esto!

Al escuchar los gritos hostiles de Leticia hacia las sirvientas, uno de los soldados dejó escapar una risa burlona.

—¿Dijiste pruebas? La persona que testificó todos los crímenes que has cometido hasta ahora es el propio Conde Clovis.

—¿Qué?

Conmocionada y confundida, Leticia miró al soldado mientras continuaba hablando.

—No solo eso, sino que también se reveló la verdad de que tomaste prestado el nombre de otra persona para esconderte en el terreno de caza. Será difícil escapar de esta sospecha, así que sería mejor simplemente renunciar. ¡Llévatela!

Leticia fue arrastrada hacia el exterior de la mansión mientras aún estaba desnuda, y los soldados la empujaron al interior del carruaje que estaba preparado para ella. La puerta se cerró de inmediato y se escuchó el sonido de la cerradura trabando. Leticia golpeó la puerta una y otra vez como si se estuviera volviendo loca, pero el carruaje negro que se usaba para transportar criminales era mucho más resistente de lo que pensaba.

Cuando el vehículo comenzó a moverse, Leticia se acurrucó dentro del carruaje oscuro que no tenía ventana. Pensó en formas de escapar mientras se mordía las uñas, pero no parecía haber ninguna forma.

Esto es increíble.

Leticia dejó escapar una risa hueca. Había hecho tantas cosas hasta ahora para llegar aquí. Había usado y vendido todo lo que había ganado para llegar incluso más alto que antes. Se había ganado el título de noble al convertirse en esposa de un vizconde, y la oportunidad de llegar al rey con la ayuda del conde Clovis estaba en sus ojos. Si hubiera progresado un poco más, podría haber tenido la posición más alta de la nación en sus manos, pero todo se derrumbó de repente. ¡Ni siquiera hizo nada todavía, y ahora va a morir así!

—¡Abrid! ¡Abrid esta puerta!

Leticia tiró de la manija de la puerta y la golpeó rápidamente. Nunca podría perdonar al conde Clovis. Ella le había servido con lealtad durante tanto tiempo, entonces, ¿cómo podría traicionarla así? Si iba a morir, también quería matarlo antes de irse, nunca estuvo dispuesta a morir sola.

Cuando comenzó a gritar con una voz aún más desesperada, el carruaje se detuvo de repente. Al mismo tiempo, escuchó sonidos de metal chocando junto con gritos de otras personas.

Se arrastró hasta la esquina del carruaje más alejada de la puerta y compactó su cuerpo tanto como pudo mientras temblaba de miedo. Los sonidos que escuchó en la completa oscuridad hicieron que el miedo que sentía fuera doblemente poderoso. Quizás el conde Clovis había enviado a alguien para deshacerse de ella, ya que no deseaba que filtrara más secretos.

En ese momento, con un sonido de cerradura al romperse, la puerta se abrió. Leticia se cubrió la cabeza mientras temía por su vida.

—Señora Olbach.

La voz de barítono que se extendió por la oscuridad le resultó extraña pero familiar. Definitivamente era la voz del hombre que había escuchado antes. Leticia levantó lentamente la cabeza. Fuera de la puerta completamente abierta había cadáveres tirados. Y en medio de la oscuridad, una figura masculina alta extendió su mano hacia ella.

—Si deseas vivir, sígueme.