El caos de la belleza – Capítulo 6: Las lágrimas de la Emperatriz

Traducido por Ichigo

Editado por Yusuke


El bosque [después de la lluvia y la nieve] desvela un cielo azul brillante, llega la tarde y la ciudad se vuelve cada vez más fría[1].

En un abrir y cerrar de ojos ya era el registro del cielo del segundo año. Este año cae sobre la capital una nevada abundante pocas veces vista, mostrando un raro buen augurio, respondiendo de manera correcta a la frase “una nieve oportuna promete una buena cosecha”, lo lamentable es que, al comienzo del nuevo año, ha ocurrido un asunto sensacional en la capital. Cuando el emperador estaba rezando por la buena fortuna para este año venidero, dentro del templo Hu Guo[2], un monje dijo de repente, que la actual consorte Ying era “la fuente de la desgracia del país”, en un momento de rabia, el emperador decapitó al monje, sólo después se enteró, que este monje era en extremo famoso entre la gente común. El maestro Zhi Kong que había sido apodado “Monje Buda”, en un momento, la capital había pasado por un constante cambio de eventos[3], todos estaban todo el tiempo charlando sobre el asunto entre ellos.

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Pronto, utiliza el rostro del demonio – Arco 3 – Capítulo 4

Traducido por Shiro

Editado por Meli


Debido a que la pobre supervisión del príncipe heredero y la falta de investigación de sus subordinados llevaron al caso de fraude, después que se difundió la noticia, su reputación entre los funcionarios y académicos era terrible. Y su posición como heredero al trono, ya inestable, se volvió más precaria.

Por fortuna, el emperador Tian Chen no había perdido por completo la confianza en él. Por lo que, tras ordenarle que reflexionara en sus errores por unos días, de igual forma le asignó que presidiera el banquete Qiong Lin, intentando que recuperara un poco su reputación. Seguí leyendo “Pronto, utiliza el rostro del demonio – Arco 3 – Capítulo 4”

El Perseguido – Capítulo 136: Dominio

Traducido por Shisai

Editado por Sakuya


Finalmente, se dirigieron realmente hacia un enorme altar circular fundido en bronce. En ese momento, sólo quedaban vivos cinco de los ladrones de tumbas.

Como estudiante ordinario que no tenía medios para protegerse y que a menudo era el primero en ser empujado para probar las trampas, Chi Yan debería haber sido de los primeros en morir. Pero fue muy cauteloso y había tratado todo lo que le rodeaba con asombro y respeto. Si consideraba que no debía ver esas cosas, no se inmutaba ante ellas; y no tocaba ni cogía nada, por lo que permaneció sano y salvo hasta el final.

El altar estaba situado a más de una docena de metros de profundidad. Tenía unos cuatro o cinco pisos de altura y cubría una gran superficie, como del tamaño de ocho pistas de atletismo de 800 metros con campos empalmados. En el centro, había un altar redondo de bronce con un diámetro de unos cien metros. Seguí leyendo “El Perseguido – Capítulo 136: Dominio”

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