Reencarné en una mujer egoísta – Capítulo 42: El fin del paseo

Traducido por Devany

Editado por Sakuya


—Yo, no puedo parar…

—Ese parece ser el caso, esto… yo tampoco puedo detenerme.

—¡Es muy crujiente!

—¡D-delicioso! ¡Nunca había comido algo tan bueno! ¿Y tú, Carl?

—¡De ​​ninguna manera podría haberlo hecho! ¡Ah, me alegro tanto de haberme embarcado en este viaje! El pastel es bueno, esto también es bueno, ¡todo es demasiado delicioso!

El Capitán, la señora del mercado, Wirbel y los Caballeros expresaron unánimemente su impresión sobre los bocadillos frente a sus ojos, que no podían dejar de comer por su sabor. Me alegra que a todos les haya gustado.

En este momento nos encontramos de forma descarada dentro de la casa del señor del mercado. Terminamos uniéndonos a los caballeros Dominic y Carl que nos vigilaban desde las sombras, celebrando una reunión con varios bocadillos de muestra que traje.

El capitán y los caballeros estaban vestidos con ropa de civil, pero la señora seguía un poco nerviosa. No se podía evitar, aunque vistieran ropa ligera, seguían portando un aura estricta a su alrededor, era normal que se encontrara nerviosa. Aun así, en cuanto probó un bocadillo, no pudo parar su mano que constantemente iba por más.

Los bocadillos dieron una atmósfera más amena, pues todos elogiaban con una enorme sonrisa, mientras repetían palabras como “delicioso” o “exquisito”.

Sin embargo, Carl… ¿De verdad, tu alegría de viajar es solo por un bocadillo? Además, acabas de murmurar que estás contento de haberte convertido en un caballero de la Casa Flaksburb. ¿Dónde quedó la lealtad y alegría de servir a la casa del duque? Bueno, no es como si me molestara.

El ebisen que estábamos comiendo justo ahora fue hecho por la señora. Como alguien (Berta) se enfadaría conmigo si me acercaba a la cocina en este lugar, terminé explicándole el proceso para hacerlo. Aunque digo explicar, en realidad el proceso era muy sencillo, solo se mezclaba el camarón picado con harina de trigo, sal, agua y se amasaba. Por último, se cortaba en tamaños razonables y se freía.

—¡Sin embargo, estoy realmente sorprendido de que peces tan pequeños se vuelvan tan deliciosos! Eres fabulosa —Me elogió la señora.

Pensé que estaría molesta debido a nuestra repentina intromisión, pero me alegro de verla más contenta. De solo recordar el rostro de sospecha que nos dirigió al ver a Dominic y Carl aparecer de la nada, me sorprende que no haya llamado a los guardias del pueblo o algo así. Seriamente.

—Muchas gracias. Por cierto, esto también es delicioso cuando se pone en sopa.

—¿Es eso así? Entonces, ¡lo intentaré!

Mientras hablaba con la señora, sentí unos ligeros tirones en mi falda. Cuando bajé la mirada, encontré a mi adorable Wirbel mirándome con sus tiernos y redondos ojos.

—Mamá, ¡ah! Los bocadillos se han ido.

Miré el plato sobre la mesa y, como dijo Wirbel, estaba limpio. La única prueba de que había bocadillos en el, eran los caballeros frente mío, que se lamían sus salados dedos con pesar.

—Ara, tienes razón. Deberíamos irnos pronto. Señora, me disculpo por entrometernos y causarle problemas.

—No, estoy agradecida de poder comer algo tan delicioso. Ven de nuevo a mi tienda.

—Sí, discúlpenos.

—¡Señora! ¡Nos vemos más tarde!

Cuando me incliné ligeramente, Wirbel agitó vigorosamente su mano hacia ella. Fuimos despedidos por el rostro sonriente de la señora, y terminamos regresando a la plaza.

—¿Espera? ¿Dominic y Carl volvieron a esconderse?

—Sí, estarán velando por nosotros en las sombras. Se mezclan con la multitud, descubren personas sospechosas que se acercan a nosotros con anticipación y las eliminan.

—¡Más tarde, deberíamos agradecerles de nuevo con bocadillos!

—Bien, enseñemos al Jefe de cocina el proceso. Pero comer en exceso no es bueno, así que es mejor que tengamos cuidado.

Después de todo, comer demasiada sal no era bueno para el cuerpo. No es que contenga mucha, pero comerlos en exceso no sería bueno para los riñones y la presión arterial. El duque Christhard me regañara si provocó que uno de sus caballeros muera de forma prematura.

Además, tengo la ligera sospecha de que los caballeros solo comían carne. Si agregamos comida chatarra a eso, siento que definitivamente desarrollarán algún tipo de enfermedad geriátrica.

Maa, puede que hasta ahora estén bien porque se ejercitan mucho, pero deberían agregar también algunas frutas y verduras a su dieta.

—Hermano, ¿te gustan las verduras?

—¿Verduras, dices? No, no me gustan mucho.

¡Ven! ¡Ya me lo imaginaba! ¡Bien, entonces, como agradecimiento, haré vegetales deliciosos que incluso los caballeros serán capaces de comer! ¿Eh? ¿No lo pidieron? ¿Es un favor no deseado? ¡Ese no puede ser el caso! ¡Estarán encantados! … ¿Probablemente?

—¡Hermano! Déjamelo a mí, ¡de acuerdo!

—¿Eh? No, qué…

Asentí enfáticamente mientras hablaba con el Capitán. Aunque este pareció no entenderlo, una expresión perpleja y llena de desconfianza flotó en su rostro, como si tuviera un mal presentimiento.

¡Capitán! ¡Déjelo con la sensación de estar en un barco grande! ¡No es un barco de barro! ¡No me malinterpretes!

Tendré mucho que discutir con el jefe de cocina cuando regresemos a la capital. ¿Qué verduras les gustaría a los hombres con mucha testosterona? No me atrevo a pensar que les gusten las ensaladas y el jugo de verduras. N ~ Esto es preocupante. ¡Pensémoslo detenidamente durante el viaje! Maa, pero si fuera imposible, ¡solo tengo que obligarlos a comerlo! ¡No hay problema! ¡Fuu!

—¿M-mi lady? Su sonrisa da algo de miedo… —dice el capitán mirándome mientras se toca la frente.

Ups, perdóname. Por alguna razón, una expresión siniestra flotó en mi rostro a pesar de que estaba pensando en hacer una buena acción. Misterioso. ¡Espera! ¡¿Wirbel me vio haciendo eso?!

Cuando giré a ver a Wirbel, él estaba mirando el mercado aturdido, sin notarme. ¡Ah, me alegro! Mamá llorará si dices que tienes miedo de ella o algo así, ¡de acuerdo! ¡Tengo que recomponerme!

—Hermano, ¿qué dijiste que da miedo?

—N-no, no es nada, lo siento.

Cuando me volví hacia él, fingiendo una pura e ingenua sonrisa, por alguna razón el Capitán se asustó aún más.

¿Es en serio? ¿PERO POR QUÉ? Soy un ser lleno de bondad, ¿sabes?

—P-por cierto, ¿no sería mejor volver pronto? Debido a que la comida no estaba planeada, retrasó considerablemente el plan original. La señorita Berta ha de estar ansiosa.

—Ara, eso es correcto. D-deberíamos volver.

—Sí… ¿Volveremos otra vez? —Wirbel mira a regañadientes la plaza.

—Sí, la próxima vez también pasearemos por aquí.

—¡Sí! ¡Hoy fue muy divertido!

¡Así es! El paseo con Wirbel fue muy agradable y hemos hecho muy buenas compras. Los camarones secos solo es una de las delicias que llevo, no puedo esperar a cocinarlos con wakame. La abuela debe saber sobre la ensalada de wakame.

El Wakame es bajo en calorías y contiene muchos nutrientes. Además, debido a que era abundante en fibra dietética, se podría decir que eras un buen ingrediente para el cuidado del cutis y la salud corporal. El jefe de cocina del palacio seguramente lo cocinará con mucho gusto si le enseño.

La ensalada se hizo popular entre los nobles gracias a la abuela, así que creo que la ensalada Wakame también se volverá muy popular. Eh, pero si se vuelve popular tan de repente, ¿no afectará a los pescadores? Quizás sea mejor informar a Becker primero para que los pescadores no sufran y puedan adaptarse de antemano. Después de todo, la gran empresa de Becker debería poder hacerlo, ya puedo imaginarme la sonrisa de Becker por hacerse rico rápidamente.

Maa, puede que esté bien vender caro a los nobles, pero hay que recordar a los pescadores que no cubran las ganancias excesivas. Las señoras del mercado estarían en problemas, por lo que tenemos que evitar que monopolicen.

Mientras pensaba en todo eso, llegamos a la posada donde nos hospedamos. Apenas entramos fuimos recibidos por una ansiosa Berta.

—¡Madam! ¡Joven Wirbel!

—Estamos de vuelta, Berta. ¿Qué tal todo por acá?

—Bien, no hubo problemas aquí. Me alegro de que madam y el joven Wirbel estén a salvo.

—Gracias. Tampoco tuvimos ningún problema. —Cuando dije eso, el Capitán y el segundo al mando de los Caballeros se me quedaron viendo.

¿Qué? ¿He dicho alguna clase de mentira? No lo hice, ¿verdad? Creo que ha sido un bonito paseo sin ningún problema. ¿Cierto? Wirbel también parecía estar satisfecho.

—… ¿Carl? Hay algo pegado en tu ropa.

Después de que Berta nos mirara con sospecha, descubrió un fragmento de algo pegado en la ropa de Carl.

—¿Eh? ¡Ah! Esto es… —Carl se puso rígido después de reconocer la cosa pegada en su ropa.

—Ya veo. ¡Qué tienen que decir al respecto! ¡Voy a escuchar a cada uno de ustedes sobre esto! Hablemos despacio en la habitación, tomémonos nuestro tiempo.

Los estados mentales de los tres Caballeros y mío era, literalmente algo como “¡Definitivamente no quiero hablar sobre eso!”, pero no pudimos escapar, así que miramos abatidos hacia la puerta de la habitación.

Era normal que me reprendieran pero, ¿tendrán un mañana los que comieron todo? De todos modos, ¡Berta era demasiado perspicaz! ¡Para notar un pequeño fragmento de un bocadillo en la ropa! ¡Te llamarán cuñada! ¿¡Soy solo yo o un aura negativa salía de la espalda de Berta!?

Incluso los Caballeros, que estaban acostumbrados a batallas sangrientas, se encontraban temblando. ¡No puedes, Berta! Perderás la oportunidad de contraer matrimonio, ¿sabes? Rouven llorará.

¡Lo entiendo! ¡No volveré a pensar en nada innecesario, sí! ¡No me mires de esa manera!

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