Reencarné en una mujer egoísta – Capítulo 41: Paseando por la ciudad

Traducido por Lucy

Editado por Sakuya


—Señorita…

—¿Qué pasa, hermano? Por favor, llámame Millie como siempre, ¿está bien?

—Eh, eso, Mi-Millie. ¿A dónde deberíamos, no, a dónde vamos?

Al contrario de su imponente estatura, respondió con un gesto de nerviosismo.

—¡Quiero echar un vistazo a la plaza por la que hemos pasado en el carruaje hace un rato!

—Claro, había muchas tiendas alineadas, parece bastante divertido.

—Obedezco de manera respetuosa, no, yo, entiendo. Hagamos eso.

Un hombre, una mujer y un niño. Una combinación de tres plebeyos, más o menos torpes, estaban caminando por la ciudad.

Este era el pueblo de Gera.

Era más pequeña que la capital, pero era una ciudad un poco concurrida y animada.

Si se preguntan qué estamos haciendo en este momento, bueno, es como pueden ver, estamos paseando por el pueblo.

Somos Wirbel y yo, acompañados por el capitán.

Como no parecía que pudiéramos disfrutar del paseo con una escolta exagerada, quedó así.

El capitán hacía el papel de un hermano mayor que acompañaba a su hermana menor y a su hijo.

Así podría protegernos de cerca, y sería más fácil interceptar situaciones inesperadas, pero todos no eran de la misma opinión.

Como era de esperar, Berta se opuso, pero de alguna manera logré persuadirla.

Nos habíamos cambiado nuestras ropas nobles a ropa de plebeyos adinerados.

Como los demás guardias estaban escondidos a nuestro alrededor, no creo que encontremos ningún peligro.

Berta también quería venir, pero cómo sería mejor tener menos guardias, se quedó atrás.

Berta dudaba de la seguridad, por lo que, el capitán está aquí porque estaba muy preocupada. No importaba cómo se mirara, estaba rígido y cuando toqué su mano, reaccionó con un sobresalto.

—Hermano, por favor, cálmate. Pareces demasiado sospechoso actuando así. El sentido de tu disfraz desaparecerá.

Cuando lo amonesté en voz baja, el capitán asintió, aclarándose.

—Sí, lo entiendo. Me gustaría que no se separaran demasiado de mí.

—Sí, hermano. Wi también lo entiende, ¿verdad?

—¡Sí! ¡Señorita! ¡Señor!

A diferencia del todavía rígido capitán, Wirbel ya se había adaptado y había respondido de manera adecuada.

Como le había prometido ir juntos a la ciudad antes del viaje, ambos estábamos de buen humor.

El otro día hubo algunos problemas al encontrarnos con los bandidos, pero el viaje fue tranquilo después.

La gente que habíamos salvado estaba muy agradecida. Quienes los salvaron y se pusieron en peligro fueron en realidad los caballeros, por lo que me preocupó recibir tanta gratitud.

Bueno, fueron rescatados de la peor situación, así que para ellos, tal vez no será suficiente por mucho que muestren su gratitud.

Había mujeres y niños entre ellos, así que me sentí muy aliviada de que no hubiera heridos graves. Sin embargo, aunque no hubiera heridas aparentes, no se podía decir lo mismo de sus corazones, ya que todos estaban asustados.

Un niño estaba tan asustado que no podía hablar.

Para calmar sus corazones, hemos cambiado un poco el lugar y les he regalado un pastel.

Como las cosas dulces tienen el poder de animar a la gente, las caras de todos se iluminaron en el momento en que se llevaron el pastel a la boca.

El niño que no podía hablar de miedo también murmuró “Delicioso”.

Todos quedaron impresionados con el pastel, pero hubo un joven que lo comió con especial avidez.

Dijo que se parecía mucho a los pasteles del comerciante Becker de la capital, pero le engañé anunciando un poco los utensilios.

—¡De seguro visitaré la capital!

Es lo que dijo después, pero, bueno. Nos volveremos a encontrar en algún lugar.

—¡Señora, quiero probar eso!

Wirbel tiró de mi mano y señaló una de las tiendas.

Alrededor de la plaza se alineaban diversos ingredientes y alimentos, y las tiendas que vendían variedades cocinadas también estaban en gran número.

Era similar a un mercado al aire libre, ya que muchos ingredientes y condimentos inusuales estaban colocados en mesas muy apretadas.

Wirbel se atiborró las mejillas con lo que había comprado, y sus ojos ya estaban pendientes de qué comprar a continuación.

Era la primera vez que comía mientras caminaba, y también era agradable para mí ver a Wirbel, que todo le parecía nuevo y divertido.

—No sueltes mi mano pase lo que pase.

—¡Sí, señor!

Wirbel contestó de manera obediente al capitán con una cara estricta, pero también devolvió una sonrisa un poco pícara.

Después de que su incomodidad inicial se hubiera calmado, el capitán observó con cuidado los alrededores. Por supuesto, no perdió de vista a Wirbel en ningún momento, así que sabía que esta persona era de confianza.

Como no le informé que había lanzado magia sobre el carruaje y sobre todos, soltó un gran suspiro y luego se quejó mucho.

Además, había alguien sensible a la magia entre los caballeros, pero ni siquiera esa persona pudo notar la magia.

Después de terminar de quejarse, Berta apartó a la fuerza al capitán que ahora intentaba enseñarme el sentido común y se quejó con él.

Se dijeron cosas como: “A esto no se le puede llamar ni siquiera sentido común”, “¿Entiendes mi ansiedad?”. De alguna manera, lo último era un grito de su corazón.

No podía saber si Berta intentaba ocultar su voz, pero pude oírla con claridad, así que le dije “te oigo” para probar.

Entonces, respondió fuerte:

—¡Lo sé!

Ah, era cierto… Berta, matona~.

El capitán que estaba atrapado entre dos mujeres tenía una expresión de preocupación, pero trató de apaciguarnos sin escapar.

Puedo decir que es una buena persona sólo por eso.

Valiente, esa es la única palabra que puede describirlo al no escapar de la pelea de dos mujeres sentimentales.

¡Qué virilidad, capitán! ¡Por Dios! ¡Qué guapo!

—Capitán… Disculpe, ¿a mi hermano no le gustan los dulces?

—¿Dulces? No, no los como a menudo.

—¿Es así?

Ya veo, quería ofrecerle un pastel como disculpa, pero parece que al capitán no le gustan mucho.

Eso me recuerda que rechazó cuando le ofrecí un pastel en la posada.

Ahora bien, ¿qué hacer? Si los dulces no son buenos… ¿Algo amargo? No, en realidad no tiene que ser comida, pero creo que rechazaría todo lo que no sea comida.

Mmm~, ¿hay algo bueno? Estoy preocupada.

Ah, me pregunto si le gustarían los dulces hechos con alcohol.

Mmm~, pero, seguiría siendo dulce.

Entonces, ¿sólo el alcohol? Podría hacer un vino de ciruela en lugar de jarabe de ciruela, puede que lo aprecie. ¡Eso podría funcionar!

—¿Qué es eso?

Eso es… Konbu. No, eso es Wakame. Se colocó un wakame seco sobre la mesa.

¡Hemos encontrado algo bueno! La utilización del wakame es amplia, se pueden hacer varios platos con el.

Ensalada, platos en escabeche o base de sopa, ¡se puede guisar o saltear! Se puede utilizar para todo. Se puede decir que es un ingrediente polivalente. Como se esperaba de Wirbel. ¡Un gran logro!

—Son algas secas. Se utiliza para cocinar. ¡Compremos algunas por todos los medios! Señora, ¿cuánto cuesta esto?

—Ah, esto. ¿Estás comprando?

—¡Sí!

La anciana se asustó por mi entusiasmo.

—El precio, eh, nosotros vendemos pescado y marisco seco, pero este tipo se atascó en el pescado durante la pesca, así que lo secamos de paso también. Es gratis. Se me ocurrió dárselo como regalo a un cliente que compró nuestra mercancía, ya ves. Es sólo lo que he oído, pero esto al parecer no tiene sabor.

La anciana de buen corazón no se atrevió a engañarnos y nos explicó con amabilidad.

Sí, el wakame es casi insípido por sí mismo.

El wakame se disfruta sobre todo por su textura única, así que no se puede decir que sea tan sabroso por sí mismo.

Parece que no es un ingrediente popular en este mundo.

—¡Entonces, miraré las otras cosas! Tiene muchas. ¿Son todas del mar?

—Sí, no podemos conservar la frescura hasta llegar a la ciudad, así que sólo podemos secarlo. Bueno, se podría hacer magia hasta cierto punto, pero tal lujo no es posible para plebeyos como nosotros.

—Es así… ¡Ah, esto es! ¡Compraré esto!

Mientras miraba la mercancía de la anciana, un maravilloso ingrediente entró en mi vista.

¡¡E-Esto es un tesoro que rivaliza con el wakame!! ¡Puedo hacer eso con esto!

Pensé en hacer vino de ciruela para el Capitán como disculpa, pero esto podría ser aún mejor.

Como es salado, ¡va bien con el alcohol! A los niños también les encanta, ¡así que Wirbel también estará contento!

—¿Eh? Esto es… Tienes ojos para las cosas extrañas, ¿no? Esto también es una especie de fritura pequeña, ¿sabes? Estoy preocupada porque no tiene ninguna utilidad.

¡¿Ninguna utilidad dijo ella?! La hay. ¡Hay una! ¡Un gran uso! ¡Si tengo esto, puedo hacer “Yameranai Tomaranai!”

¡Claro, si tengo estos camarones secos! ¡Puedo hacer OPaebisen con una mezcla de harina y sal! ¡Qué bien~!

—¡Señora! ¡Todo esto, y esto, por favor!

—Eh, ¿está bien? Bueno, no te detendré si lo quieres, pero… por favor, no te quejes después… —respondió la anciana.

—¡Sí! ¡No me quejaré! Ah, si quieres, ¿quieres que te presente una deliciosa receta?

—¿Eh? Sí, entonces, por favor.

La anciana asintió un poco a mi insistente propuesta.

Fufu, ¡las cosas deliciosas deben ser difundidas a todo el mundo, después de todo!

¡Me alegro mucho de que nos hayamos ido de viaje! Como era de esperar, ¡el viaje (para los ingredientes) es el verdadero placer! ¡Asegurémonos un lugar donde pueda hacerlo de una vez! ¡Quiero que Wirbel y el Capitán lo prueben de inmediato! ¡Espero que les guste!

Una respuesta en “Reencarné en una mujer egoísta – Capítulo 41: Paseando por la ciudad”

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

 

error: Contenido protegido