Traducido por Den
Editado por Sakuya
Los chicos parecían estar muy emocionados con la comida. Se suspendió temporalmente el combate de práctica mientras los caballeros se reagrupaban.
—¿No es preferible comprar algo mejor que esto? —le dije a Marie, avergonzada y con un leve dolor de cabeza. Mientras tanto, miré de soslayo el cartel erigido en el campo. Con unas letras muy elegantes (lo cual era extraño, ya que lo habían hecho sobre la marcha) decía:
『¡La 1ª Batalla por la Copa de Galletas de la señora Brennan!』
¿La primera batalla…?
—Señora, creo que quieren sus galletas, no las de una panadería, aunque sean deliciosas.
No esperaba que fuera a ser algo tan importante.
Ay, me alegra que estén emocionados por mis galletas. Es la primera vez que las hago. Espero que les gusten, aunque sepan un poco raro y estén deformadas.
Tenía la intención de dárselas a todos, así que no esperaba que pasara esto, pensé, nerviosa.
Todo esto era demasiado llamativo. La gente que trabajaba en el palacio y pasada por delante de nosotros, nos miraba extrañados preguntándose qué estaba pasando o se detenían frente al extraño cartel y susurraban entre ellos.
¿Qué debo hacer? Acabemos con esto rápido y quitemos ese ridículo cartel.
Volví a centrar mi atención en el campo, donde los caballeros discutían. Volker estaba en el centro.
—Son valiosas porque las hizo usted, señora. Es un ídolo para ellos. Aunque Brennan no parezca muy contento al respecto —explicó Breslin mientras mordía… una galleta deformada. Por supuesto, tenía que ser una de esas.
—¿Ídolo? ¿Qué quiere decir con «ídolo»? —pregunté. No recordaba haberme convertido en alguien tan importante. ¿Acaso la esposa del general estaba obligada a convertirse en el ídolo de los caballeros?
—Ah, ¿no se lo contó Brennan? —cuestionó Breslin perplejo. Luego, rio.
No me dejaré engañar. ¿Cómo podía ser un ídolo como la señorita Priscilla?
Miré al general Breslin fijamente. Entonces soltó un pequeño suspiro.
—No me mire tanto o Brennan me matará —dijo, bajando la voz para añadir—: No le diga que se lo conté. —A continuación, comenzó a explicar—. Desde la gran guerra, el ejército ha seleccionado a personas para una misión especial. Por lo general, los veteranos sin familia ni conexiones con la aristocracia son transferidos a cierto clan como una forma de retiro. Su misión es vigilarlos desde las sombras.
¿Hmm?
—El ejército se sentía en deuda con esa familia que no podía ser recompensada por su servicio. Sin embargo, por alguna razón, comenzó a ser visto como un truco publicitario, pero, fuera cual fuera la razón, salvaron al ejército de su situación precaria. Por eso, la mayoría estuvo de acuerdo en que, si estaban en peligro por ello, era natural que un soldado les devolviera el favor. Aun así, ellos aceptaron sin problemas que los difamaran. Por ese motivo, se trabajaba en secreto para evitar más acusaciones injustificadas contra ellos.
¿De qué se trata esto?
—Tras la gran guerra, no era posible servir públicamente como el escudo del clan debido a la familia real y los aristócratas que estaban en deuda con ellos, así que cada asignación fue tratada como alto secreto. No obstante, el actual rey se preocupaba por ellos. Pensamos que era hora de deshacerse de este papel con la vindicación de los Castley. Su familia estaba siendo protegida, aunque no se diera cuenta.
¿Qué?
—El ejército se encontraba en una situación realmente grave durante la guerra: las cadenas de suministro eran deficientes, por lo que no había equipos ni alimentos. Ni siquiera esperaban refuerzos…. Mientras el enemigo parecía no tener esos problemas. Incluso se llegó a pensar seriamente en precipitarse en el territorio enemigo y acabar con todo de una vez. Si no hubiera sido por su abuelo, quién sabe lo que seríamos ahora.
» Por eso tiene muchos seguidores en las fuerzas armadas. A cada nueva promoción de reclutas se les habla de la ayuda de la familia Castley en la guerra.
Breslin sonrió aliviado; estaba agradecido por el empujón que les dio mi abuelo. Le devolví la sonrisa. Me emocionaba descubrir esto.
¿Padre y madre lo saben? Les preguntaré más tarde.
Así que estábamos siendo protegidos. Cuando lo pienso, nunca creí que mi familia, que era despreciada y repudiada por los nobles, hubiera hecho algo tan terrible como lo que se contaba.
Aunque nos ignoraban y difamaban, no nos apedreaban ni nos golpeaban. No hubo intentos de secuestro ni robos ni incendios provocados. Tampoco fuimos atacados por matones… De repente, me pregunté si lo habían intentado, pero la situación había sido manejada con rapidez.
Nos estaban protegiendo.
Sentí un cosquilleo en el cuerpo. Mi corazón se sentía lleno. Estaba tan feliz que quería comenzar a gritar: «¡Gracias a todos en el ejército por sus largos años de servicio! Si les gustan las galletas, practicaré mucho y volveré a hacer más».
—Me pregunto cuánto tiempo van a seguir discutiendo —dijo Breslin mientras masticaba otra galleta.
Creía que se las íbamos a dar al ganador… Aun así, me quedé callada porque quería que desaparecieran.
Las discusiones por fin finalizaron.
—Ahora tendremos una repesca. Todos los que deseen participar, ¡vengan aquí! —anunció alguien en voz alta.
La mayoría de los caballeros en el campo participaron en la repesca. Incluso lucharon por el tercer puesto.
—No tenemos tiempo para terminar nuestro recorrido… —refunfuñó Marie detrás de mí.
Es cierto… También me daba la sensación de que pasaría esto.
No podíamos irnos a medias diciendo que ya volveríamos para entregar el premio una vez hayan terminado y, mientras tanto, miraríamos el resto de las instalaciones.
Sentía que debía observar el desempeño de los caballeros para poder transmitir mis impresiones al respecto. Además, el espíritu del evento era lo más valioso.
—Con suerte, podremos venir en otra ocasión —intenté consolar a Marie mientras veíamos los procedimientos.
—Realmente quería aprender los secretos de las comidas para ganar masa muscular —musitó con una sonrisa amarga.
En el campo tenía lugar un acalorado combate de práctica.
Por otro lado, era vergonzoso escuchar los murmullos de la gente que pasaba junto al extraño cartel.
—¿Por eso están entusiasmados con el entrenamiento de hoy? —murmuraban.
Pero era duro observar cómo los caballeros luchaban con ahínco para conseguir mis galletas deformadas. Sin embargo, era la responsable, así que me tenía que aguantar.
Sentía que mi resistencia aumentaba…
Ah, hace un buen día.
No podía pensar en ello de otra forma a menos que escapara de la realidad.
♦ ♦ ♦
—¡Siii!
El caballero ganador levantó el puño en el aire y el perdedor se desplomó en el suelo, sobre las manos y las rodillas.
La contienda terminaba con una luz y una oscuridad bien definidas.
El camino de la espada es duro.
Tres caballeros se alinearon alegremente frente a mí. Pero entonces una sombra oscura apareció: Volker.
—¿Por qué no podéis entrenar siempre con este espíritu? Solo os atrae la comida. Si queréis las galletas de Fredericka, ¡tenéis que vencerme primero!
¿Por qué Volker blande su espada y actúa como el rey demonio?
¡Deja de ser irracional!
Lo aparté y di un paso al frente.
—Gracias a todos por su duro trabajo. El primer puesto es para el caballero…
Debería haberle preguntado su nombre primero…
Pero lo entendió y se presentó.
—Soy Adelbert Smit de la Segunda Orden de la Guardia Real, señora. —Fue breve. Era un caballero de semblante respetable que exudaba una fuerte voluntad. Aunque era grande y musculoso, no era abrumador ni intimidante. En cambio, su aura era refrescante. Me pregunté si le gustaban los animales pequeños o los niños.
—Enhorabuena, señor Smit. Por favor, cuídese y haga lo mejor que pueda —lo felicité y le entregué la bolsa de galletas. La tomó con cuidado con ambas manos.
Se oyeron aplausos a nuestro alrededor. Quería preguntar en qué clase de ceremonia extraña se había convertido esto, pero como la esposa de Volker, seguí sonriendo.
El caballero que quedó en segundo puesto hizo una reverencia con gracia ante mí. Esta persona era… ¡un donjuán!
—Me llamo Darfit Zernicke. Soy el comandante de la Primera División del Ejército Occidental.
—Mi subordinado —agregó Breslin desde detrás de mí.
Ah, ya veo. Tiene sentido.
Si ambos se juntaban, las damas de la sociedad no podrían guardar la calma. Se oirían grititos por todas partes.
—Felicidades. Sigue trabajando duro —Le entregué su paquete de galletas.
—Gracias, madame. Por favor, venga al complejo del Ejército Occidental la próxima vez. Será muy bien recibida —ofreció con una sonrisa.
Reí por lo bajo. Tendría que hablarlo con Volker.
Llegó el turno del caballero que ocupaba el tercer puesto.
—Soy Rovie Berense de la Segunda Orden.
—¡Felicidades!
Parecía un caballero tranquilo. Sin embargo, también se veía un poco incómodo, así que me apresuré a entregarle las galletas entre aplausos.
Bien, ¿ya terminamos la ceremonia de premios?
Miré alrededor y noté que Volker fruncía el ceño. Sabía mal, ¿verdad?
—¿Qué pasa? —le pregunté, ladeando la cabeza. Pero se limitó a darme una palmadita en el hombro sin responder.
¿Qué? Ahora tengo curiosidad.
♦ ♦ ♦
No pude hacer el recorrido completo debido al combate de práctica, así que pasamos lo que nos quedaba de tiempo tomando té en la cafetería mientras el señor Talimus nos explicaba la organización del ejército, los eventos anuales y las expediciones. Por otro lado, el general Breslin fue atrapado por su lugarteniente y arrastrado de vuelta al trabajo.
—¡La próxima vez le enseñaré el Ejército Occidental! —gritó mientras se marchaba.
Sonreí y lo despedí.
Después de todo, me contó un agradable secreto, así que estaba en deuda con él. Ya hablaré con Volker sobre invitarle a cenar.
♦ ♦ ♦
Antes de irme, le di a Talimus el resto de las galletas para que las compartiera con los demás. Así terminó la visita de hoy.
Aunque no pudimos seguir el programa, fue un día extraño y agotador, pero satisfactorio. Había sido divertido.
Marie de repente se volvió hacia mí y me dijo con mucha seriedad:
—Señorita, tiene que cenar mucho esta noche.
¿Eh? ¿Por qué estás tan seria?
—¿Lo olvidó? El maestro le dijo que se preparara para esta noche, ¿recuerda?
¡Ah! ¡Es cierto!