Traducido por Den
Editado por Sakuya
Imposible.
Me cubrí la cara con ambas manos. Huiría a mi habitación si pudiera.
Aah, ¿cómo gané?
—¡Berense, lo hiciste! —Mi colega Jarville se acercó y me dio una fuerte palmada en el hombro. Sin embargo, no pude mirarlo a la cara.
¿Podrías dejarme en paz? Quería decirle eso. Porque no podía compartir la alegría de mis colegas.
—¿Estás llorando?
—No estoy llorando.
Estaba avergonzado y quería llorar, pero si lo hacía, me convertiría en un hombre realmente patético. Decidido a aceptar que me tomaran el pelo, levanté la cara.
—Después de todo, Smit es increíble —dijo Jarville entregándome una jarra de agua, contrariamente a lo que esperaba. Se limpió el sudor y miró hacia donde Smit estaba sentado con sus amigos, todos emocionados.
Por cierto, Jarville estaba fascinado con él. Ciertamente, pensaba que su fuerza y su habilidad con la espada eran impresionantes. Además, cuidaba de los demás y tenía una buena reputación entre sus compañeros.
—Aún tengo un largo camino por delante para estar a su altura.
A diferencia de él, yo carecía de todo: fuerza, talento con la espada, coraje y virtud.
—¿Qué dices? ¡Quedaste tercero! —exclamó Jarville—. ¡Si te saltas a Zernicke del Ejército Occidental, estarías en segundo lugar en la Segunda Orden!
Pero ¿cómo puede ser? Iba perdiendo desde el inicio.
Jarville, que estaba sentado a mi lado, hizo como si llorara.
—No, solo resultó así. Normalmente, no habría llegado tan lejos. Tengo que entrenar más.
—Entonces, ¿quieres entrenar con el general?
Volker Brennan, el general de la Guardia Real, le da mucha importancia a la formación práctica a diferencia de los otros generales… Estoy seguro de que entrenaría conmigo si se lo pidiera, sin embargo…
—No, lo haré por mi cuenta.
Todavía no estaba preparado… en muchos sentidos.
Por fin, bebí un trago de agua.
—Es cierto, no puedes enfrentarte al marido de la chica que te gusta con una espada.
Escupí el agua.
—¡¿Q-Q-Q-Qué?! —exclamé.
¿Cómo lo sabe? ¿Por qué? ¡Nunca se lo conté a nadie y ni siquiera insinué que sentía algo por alguien!
—¿Sabes? Creo que deberías entrenar tus expresiones faciales antes que tu habilidad con la espada —comentó Jarville riendo—. Ya eres bastante rápido, pero como usas una espada ligera, puede que te falte fuerza. Necesitas un poco más de músculo. Muy bien, ¡hagamos lo que podamos!
Me dio una palmadita en el hombro.
—¿Entrenar mis expresiones faciales? ¿Mis expresiones?
No entendí nada. Aun así, Jarville tampoco me respondió. En cambio, tenía una mirada socarrona en el rostro con una galleta en la boca.