La vida despues del matrimonio – Capítulo 3: Alianza entre una madre y su nuera

Traducido por Kiara

Editado por Ayanami


La relación entre una madre y su nuera podría ser un abismo de sufrimiento o de armonía, y esta relación es muy importante en un matrimonio.

Si el esposo es filial, mientras su suegra no esté satisfecha, incluso si él ama a su pareja, solo será alguien impotente ante la situación, pero si su esposo no es filial, eso sería un asunto diferente. Seguí leyendo “La vida despues del matrimonio – Capítulo 3: Alianza entre una madre y su nuera”

La vida despues del matrimonio – Capítulo 2: Matrimonio Instantáneo

Traducido por Kiara

Editado por Ayanami


No sabía qué hora era o dónde estaba, todo lo que sabía era que mi cerebro estaba confuso y todo mi cuerpo se sentía dolorido e impotente.

De repente, hubo un estallido de sollozos y el sonido de pasos apresurados. Después de unos minutos, el ruido se me acercó, justo antes de detenerse abruptamente. Seguí leyendo “La vida despues del matrimonio – Capítulo 2: Matrimonio Instantáneo”

La vida despues del matrimonio – Capítulo 1: Una noche de indulgencia

Traducido por Kiara

Editado por Ayanami


Poco después de la medianoche, me detuve frente a un bar, relativamente, conocido. Respiré hondo, abrí la puerta con calma y entré. La razón por la que este bar es tan conocido, es porque hay muchas posibilidades de tener una aventura de una noche. Seguí leyendo “La vida despues del matrimonio – Capítulo 1: Una noche de indulgencia”

Dama Caballero – Capítulo 76: Te enseñaré

Traducido por Kiara

Editado por Gia


Cuando Elena terminó de prepararse para su primera salida del palacio del príncipe heredero, se dirigió hacia la sala de entrenamiento privada, donde le informaron que se encontraba Carlisle. Recibió miradas de envidia de todos durante su breve viaje por el palacio, debido a que corrían rumores de que el príncipe heredero le otorgó un enorme regalo de devolución por puro amor. Seguí leyendo “Dama Caballero – Capítulo 76: Te enseñaré”

Bajo el roble – Capítulo 30: Es un sueño

Traducido por Kiara Adsgar

Editado por Yusuke


El hombre tenía un punto. Aderon le dijo a Max que lo pensara bien y salió del salón de banquetes para investigar el pasillo y otras habitaciones. Luego enumeró con fluidez los artículos que cada habitación necesitaba.

Parecía excesivo, pero Max estuvo de acuerdo con su opinión sobre cambiar el pasamanos de la escalera y los marcos de las ventanas. Era una cuestión de seguridad, pensó. Seguí leyendo “Bajo el roble – Capítulo 30: Es un sueño”

Dinero de consolación – Capítulo 65: La felicidad que el dinero no puede comprar

Traducido por Kavaalin

Editado por Raon Miru


Anular mi compromiso no era la gran cosa para mí. Inesperadamente, había dicho en voz alta lo que de verdad pensaba.

—¿Julia?

Su Alteza me miró con incredulidad. Seguí leyendo “Dinero de consolación – Capítulo 65: La felicidad que el dinero no puede comprar”

Querida “amiga” – Capítulo 26: ¿No quieres que me vaya?

Traducido por Kiara

Editado por Ayanami


Poco después de que terminé de decir eso, me comencé a sentir mal.

En primer lugar, la información que sabía sobre el duque es lamentablemente poca. Su relevancia en el trabajo original es parecido al de Mariestella. Seguí leyendo “Querida “amiga” – Capítulo 26: ¿No quieres que me vaya?”

Dama Caballero – Capítulo 75: Buenas noches, mi esposa

Traducido por Kiara

Editado por Gia


—Parece que está bien preparado. Sin embargo, es una lástima por las flores rojas… Todavía quedan muchas flores de lavanda en la plaza Bellouet y las habría enviado aquí si lo hubiera sabido.

Elena divagó sobre las primeras palabras que le vinieron a la mente, mientras, observaba los pétalos rojos esparcidos por toda la habitación. No quería que  se enterara de lo nerviosa que estaba. Carlisle se hundió en un lujoso sofá con una expresión indiferente y respondió en voz baja.

—¿Eran flores de lavanda las que decoraban la plaza Bellouet? No lo sabía.

No podía creer que él olvidara por completo ese detalle prominente. El púrpura no era un color común para una boda.

—Las lavandas estaban en todas partes, ¿no te diste cuenta? ¿Qué estabas mirando en su lugar?

Elena hizo una pausa. Una escena se proyectó en su mente, el momento en que los ojos azules de Carlisle se clavaron en ella.

Debe estar bromeando…

Los ojos rojos de Elena brillaron con asombro.

—¿No sabías lo que estaba viendo?

—Yo… no… sé.

—Sientes curiosidad, ¿debería decírtelo?

Elena no necesitaba que él le dijera. Su respuesta, probablemente, sería que las decoraciones de la boda eran inmemorables y que solo miraba a Elena. Su rostro se calentó de vergüenza ante la idea.

—Ah, no importa. Solo fueron las flores de la ceremonia.

Elena se apresuró a responder antes de que Carlisle pudiera decir algo más. Sin embargo, notó su repentina timidez y una sonrisa tiró de la esquina de su boca.

—¿Cuánto tiempo vas a estar ahí parada?

—Ah…

De repente, se dio cuenta de que se había quedado parada junto a la puerta y se recordó a sí misma que este matrimonio era un camino que voluntariamente había elegido. Relajó la tensión en sus hombros y, con una mirada decidida, entró en la habitación. La enormidad de esos pocos pasos fue abrumadora.

Cerró la puerta y, pronto, estuvo completamente dentro de la habitación. Después de inhalar profundamente, Elena se dio la vuelta, lo más casual que pudo y se acercó al otro extremo del sofá donde estaba sentado Carlisle. Él la observó sin decir nada, luego, tomó la botella de vino tinto que estaba sobre la mesa.

—¿Quieres una bebida?

—Estoy bien.

Lo consideró brevemente, pero luego pensó que no sería una buena idea en este momento. Carlisle se sirvió un vaso y tomó un sorbo sin más comentarios. Elena no pudo evitar notar lo atractivo que se veía mientras bebía, por lo que siguió robándole miradas furtivas. Carlisle, ajeno a su interés, vació su vaso y luego volvió a hablar.

—Por favor, no te pongas nerviosa. Cuando siento que estás así… tengo ciertos pensamientos…

Parecía haber notado la tensión que retorcía la mente de Elena, a pesar de su apariencia aparentemente tranquila. Sin una respuesta en particular para darle, ella se sentó y escuchó, mientras, él continuaba con voz apagada.

—Intenta ocultarlo lo mejor que puedas a partir de ahora, incluso en esta sala. Si siento una apertura, querré penetrarla.

Las palabras, que sonaban como advertencia, podrían interpretarse de muchas maneras.

Una abertura…

La condición en su contrato decía que no dormirían juntos hasta que ella se convirtiera en la emperatriz. Era casi irracional esperar que un hombre y una mujer permanecieran juntos sin que suceda nada entre ellos.

El hecho de que Elena no tuviera experiencia en el romance, no significaba que fuera ignorante. Eventualmente, llegaría el momento en que tendría que acostarse con Carlisle, pero eso no podía suceder ahora. Antes de que Carlisle se convirtiera en emperador, ella sería su arma, en lugar de su mujer.

Paulatinamente, la extraña sensación que corría por su cuerpo disminuyó y pudo recordar lo que tenía que hacer.

—¿Estás diciendo que no puedes mantener nuestro contrato? —habló Elena bruscamente, pero Carlisle sacudió la cabeza.

—Por supuesto que no. No habría aceptado el contrato de otra manera. Solo quiero decir…  No me lo pongas difícil.

¿Difícil? ¿Por qué?, pensó Elena mientras miraba a Carlisle, quien sonrió levemente.

—Algunas veces el nerviosismo parece anticipación en los ojos de otra persona. Y con la anticipación viene el deseo de cumplirlo.

Elena levantó la voz en señal de protesta.

—¡El nerviosismo y la anticipación son completamente diferentes!

—Lo sé, pero no hagas una expresión tan disgustada como la que tienes ahora. Si lo haces, me hará querer molestarte. Y luego, podría llegar al punto en que no pueda detenerme.

¿Por qué tenía que ser tan complicado? Elena estaba convencida de eso mientras más lo miraba. Sin embargo, no podía obviar aquellos ojos que la miraban  de forma hambrienta.

—Dado que mantengo nuestro contrato fielmente, no olvides la otra parte de nuestro acuerdo —indico él.

Su contrato decía que no dormirían juntos hasta que ella se convirtiera en emperatriz, pero cuando eso pasara, lo harían. Carlisle claramente estaba tratando de llegar a ese punto ahora. Elena hizo una pausa antes de responder.

—Lo sé.

Por ahora, ella tenía un período de gracia. Cuando Carlisle se convirtiera en emperador y pudiera asegurar la supervivencia de la familia Blaise, entonces se desarrollaría un futuro completamente diferente al anterior. Todavía no estaba segura de cómo sería su relación cuando eso pasara. Salvar a su familia era su máxima prioridad ahora, el resto lo podría pensar más adelante.

No tengo tiempo para enfocarme en nada más hasta entonces, pensó Elena.

Hasta ahora, su plan se había desarrollado sin problemas, pero su felicidad en el presente no significaba que hubiera olvidado el dolor del pasado. Los años donde fue un caballero habían sido largos y duros; en cambio, ahora solo era una princesa. Todavía había muchas montañas que cruzar antes de que pudiera convertirse en emperatriz.

Carlisle dejó la copa de vino sobre la mesa.

—Bien. Si estás cumpliendo tu promesa…

Carlisle se levantó lentamente de su asiento para tomar una espada decorativa, la cual colgaba de una pared.

Rápidamente, deslizó la hoja sobre su palma.

La sangre comenzó a fluir por su mano y Elena saltó de su asiento con un grito aturdido.

—¡Caril!

Sin embargo, la expresión de Carlisle permaneció tranquila. Estaba a punto de preguntarle qué estaba haciendo, pero después de un momento, quedó claro.

Carlisle permitió que la sangre goteara desde su palma hacia la cama. Había una vieja tradición entre las familias imperiales, la cual era colocar sábanas blancas en la cama para la noche de bodas. La superstición decía que si las sábanas manchadas de sangre se quemaban al día siguiente, la novia daría a luz a un niño sano.

Elena se quedó sin palabras. Ella miró a Carlisle con una expresión conflictiva en su rostro, pero este  habló primero con una sonrisa.

—No tienes que decir nada.

Elena quería protestar. No había razón para que él hiciera eso. Era solo una formalidad y no era como si un matrimonio pudiera ser anulado por la ausencia de sangre virgen. En caso de que tuviera que haber sangre, debería haber sido la de Elena.

Su queja brotó en su garganta, pero no pudo decirla. Realmente se preocupaba por ella.

—Mi deuda sigue aumentando —expresó.

Elena tenía sentimientos encontrados sobre él otra vez. Ella se había prometido repetidamente que no quedaría cegada por Carlisle hasta que se garantizara la seguridad de su familia, pero sintió que él, lentamente, la estaba tambaleando.

Carlisle estudió la expresión conflictiva de Elena y le dio otra extraña sonrisa.

—Me alegra saber que te sientes más en deuda.

Parecía extrañamente feliz con esta situación. Elena se apresuró a Carlisle y sacó un pañuelo para envolverlo alrededor de su mano.

—Lo trataré adecuadamente mañana —manifestó ella, echando una mirada desesperada a la herida de Carlisle sin siquiera darse cuenta.

—No me mires así.

—¿Qué?

—Como si estuvieras preocupada. Querré lastimarme más.

Los ojos de Elena se abrieron.

—Tú… ¿No quieres que me preocupe por ti?

—Más bien quiero tu atención —expresó él.

—Entonces, no tendrás que preocuparte —respondió ella con calma, y ​​él la miró con curiosidad. Una sonrisa apareció en su rostro—. ¿No sabes que mi mayor preocupación eres tú, Caril?

Los ojos azules de Carlisle la miraron fijamente ante sus palabras. Su boca se torció, como si no tuviera idea de cómo reaccionar.

—Eso suena bien para mis oídos.

—Antes de ser tu esposa por contrato, soy tu guardaespaldas y la responsable de tu seguridad.

La sonrisa de Carlisle se desvaneció.

—Desearía no haber escuchado eso.

—¿Qué?

—Debes estar cansada, así que ve a dormir.

Elena se congeló ante la sugerencia de Carlisle. Dormiría en esta habitación, naturalmente, pero aún no se había decidido dónde y cómo dormirían.

¿Qué hacemos? No sé si debería dormir en el sofá…

Mientras los pensamientos de Elena se deslizaban por su mente, Carlisle se dirigió hacia el sofá y se tumbó sin decir una palabra. El sofá era lo suficientemente largo como para acomodar a varias personas, pero sus piernas estaban algo apretadas debido a su altura. Elena se recuperó rápidamente y habló.

—Dormiré en el sofá. Eres demasiado alto y sería inconveniente para ti dormir ahí.

—Tú duermes allá y yo duermo acá. Eso no es negociable.

Carlisle levantó el brazo para cubrirse los ojos, haciendo ademán de que no permitiría más discusiones.

Se paró por un momento y debatió consigo misma, pero al final decidió que no sería capaz de obligar a Carlisle a ponerse de pie. Miró la cama, que era demasiado grande para una sola persona, para luego hablar.

—Bien. Entonces, me lavaré primero.

—Claro.

Tenía que quitarse el maquillaje y ponerse un camisón antes de acostarse, por lo que se apresuró a ir al baño.

Después de unos minutos, el sonido del agua hizo eco en toda la habitación. Carlisle, quien estaba acostado boca arriba en el sofá, se quitó la corbata del cuello.

—No creo que pueda durar hasta que me convierta en emperador.

Kiara
Ay, esta Elena que mala, dice cosas lindas y luego dañas el asunto. Ay, mi Caril entiendo tu dolor, es el mismo que el mío, aqui esperando mi noche zukulenta y de pasión

Después de una ducha rápida, Elena volvió cuidadosamente a la habitación. Las luces estaban apagadas y Carlisle ya estaba vestido con un cómodo atuendo para dormir.

—Me lavé lo más rápido que pude, pero ya estás listo para dormir.

La habitación estaba lujosamente amueblada, no solo con un baño, sino con dos, cada uno para uso separado, al igual que un tocador. Elena notó que el cabello de Carlisle estaba húmedo, como si él también hubiera salido de la ducha. Sin embargo, no podía ver su rostro, debido a que todavía se cubría con el brazo.

—Esto no es tan incómodo como pensaba.

Quizás fue porque Carlisle se durmió primero, pero al final fue mucho menos estresante de lo que había imaginado. Ella se metió en la cama. Las huellas de la sangre de Carlisle todavía estaban en las sábanas, pero afortunadamente la cama era lo suficientemente grande como para que ella se acostara alejado de ello.

Es extraño.

De ahora en adelante, ella viviría aquí en lugar de la mansión Blaise. Se perdió tanto en sus pensamientos que se quedó dormida sin darse cuenta. Desde la boda hasta la recepción, su cuerpo había estado trabajando hasta el cansancio.

Elena, vagamente, sintió que alguien acariciaba su cabello muy suavemente. La mano la tocó un tanto vacilante, como si fuera la primera vez que lo hubiera hecho.

—Hmm.

Elena se quejó dormida y la mano dejó de moverse. Finalmente, su respiración se volvió estable mientras se relajaba y una voz familiar le susurró al oído.

—Buenas noches, mi esposa.

Todo su cuerpo parecía algodón y, en lugar de abrir los ojos para ver quién era, finalmente decidió sucumbir al sueño.

♦♦♦

Cuando Elena se despertó, abrió mucho los ojos. Apenas recordaba haber sido perturbada mientras dormía anoche.

¿Qué es eso?

Se levantó de la cama y se le cayó la mandíbula cuando vio la escena ante ella.

—¡Ah…!

Habían cinco cajas grandes, llenas de joyas que no estaban ahí la noche anterior. Era como si una familia aristocrática adinerada hubiera sido saqueada de la noche a la mañana.

—¿Qué demonios es esto…?

Ella sacudió la cabeza, tratando de retirar los rastros de somnolencia, mas la increíble visión no desapareció. Elena miró alrededor de la habitación, pero no había señales de Carlisle. Inmediatamente, llamó al timbre junto a su cama y ​​una criada entró en la habitación.

—¿Durmió bien, Alteza?

Elena abrió la boca con torpeza ante el título desconocido.

—¿Qué son estas joyas de aquí?

—Oh, este es su regalo de devolución. Creo que este es el regalo más grande dado en la historia de Ruford. ¡Felicidades!

—¡Regalo de devolución…!

Una tradición de boda, la cual había escapado de su memoria, regresó a ella. Por lo general, las mujeres casadas con la familia imperial contaban con una gran dote, por lo que era costumbre que el novio devolviera parte del dinero después de la noche de bodas. Era más una cortesía que un requisito y el valor difería dependiendo de cuánto se amaba a la novia. Como tal, la mayoría de las personas evaluaron el amor que los hombres de la realeza tenían por su esposa en función de las joyas dadas. Carlisle no solo se negó a aceptar una dote de Elena, sino que le había dado el mayor regalo de devolución en el imperio Ruford.

La criada continuó con asombro.

—Los rumores sobre las joyas ya se han extendido y hay innumerables nobles que la envidian.

Elena asintió levemente, presionando lentamente sus sienes.

¡Este hombre…!

Ella suspiró en secreto, recordando a Carlisle, a quien había visto la noche anterior.

—¿Dónde está Su Alteza ahora?


Kiara
Esto si esta bueno, levantarse rodeada de joyas, tan detallista nuestro Caril

Secretaria del Vicepresidente – Capítulo 12: Ofensiva

Traducido por Kiara

Editado por Sakuya


—¿Qué está pasando? —Jin-ju preguntó rompiendo su ensueño. Seowon levantó la cabeza para mirar a Jin-ju. Era su día libre y se habían conocido en una cafetería.

—¿Eh?

—No te ves tan bien. Te ves cómo alguien que tiene un problema. Seguí leyendo “Secretaria del Vicepresidente – Capítulo 12: Ofensiva”

Espada y Vestido – Capítulo 5 (2): El banquete de la princesa Aranea

Traducido por Maru

Editado por Yusuke


¿Qué podría hacer además de acariciarle la cabeza? En lugar de responderle, extendí mi mano y mis dedos rozaron su cabello negro. Su cabello era suave y se sentía bien al tacto. Mientras acariciaba su cabeza, el capitán Jullius se quedó quieto y confió completamente su cabeza Seguí leyendo “Espada y Vestido – Capítulo 5 (2): El banquete de la princesa Aranea”

Viviré con humildad y confianza – Capítulo 87

Traducido por Shaey

Editado por Sakuya


Con la ayuda de la profesora Marin, me las arreglé para pasar un examen de fin de curso. Sin embargo, no creo que lo haya hecho bien. Por eso decidí inscribirme en un curso de verano.

Supongo que estoy poco dispuesta a estudiar por mi cuenta. Hay demasiada tentación en la casa. Cada vez que había algún problema que no podía resolver, me encontraba con un fieltro de aguja, o reorganizando mi habitación, o cualquier otra cosa.

He decidido que, si me gusta el curso intensivo, seguiré haciéndolo en el segundo trimestre. Así que, por favor, lo que sea menos los remedios de nuevo…

♦ ♦ ♦

El día del último examen, término por la mañana, así que me fui a casa y me cambié. Hoy tenía que estar en un lugar.

La oficina de correos. Quería depositar algo de dinero, y comprar algunos sellos postales.

En realidad, es un pequeño hobby mío, coleccionar sellos. Es divertido guardar algunos de los más bonitos. Aunque no tengo a nadie a quien enviarle cartas.

Me gustan particularmente algunos de animes, o los que tienen figuras bonitas. Tengo algunos animes de robots, y otros con personajes de libros de ilustraciones.

También estaba este de la Reina del Rococó. Naturalmente, compré algunos. Creo que se supone que debes usar varios sellos o algo así, así que compré extras por si acaso. No es que tenga que enviar nada ahora mismo.

Estaba un poco avergonzada porque me preocupaba que alguien pensara que estaba haciendo cosplay, pero los que más me gustan son estos, así que me alegro de haber tenido el valor.

Espero poder usarlos. Probablemente Aoi lo aceptaría con una sonrisa. Tal vez le enviaré algo a ella…

Llevaba algo más casual que la mayoría de mis otros trajes, un vestido femenino con un lazo debajo del pecho. También quería ir a otro lugar, por esa misma razón me vestí lo más simple posible para no parecerme demasiado a una señorita.

Antes de ir a la oficina de correos, quería almorzar en un restaurante de soba, así que elegí algo menos llamativo.

Dios, tengo tanta hambre. ¿Qué debería comer?

♦ ♦ ♦

El lugar de soba estaba en un edificio del centro comercial. Mirando el menú, me encontré con una duda. El soba de verduras sansai se veía bien, pero el soba frío también sonaba apetitoso. ¡Ah, pero al final tiene que ser soba de tempura!

Venía con dos gambas, y estaba delicioso. Me alegro de haber elegido esto. También tenía mucha cebolleta, que es buena para la sangre, ¿cierto?

En realidad, estaba tan delicioso que terminé por vaciar el caldo. ¡Mn, estaba delicioso!

♦ ♦ ♦

Después de relajarme un poco, me dirigí a la oficina de correos, una grande que está cerca.

El mostrador estaba lleno de gente, así que cogí un turno y fui a mirar los sellos.

Estos sellos de animales son muy bonitos, pero también me gustan los de temática artística tradicional… Quizá consiga algunos de poemas japoneses de Waka.

Al final, compré los bonitos de animales. Me decidí a volver algún día.

Felizmente volviendo al mostrador, descubrí que todavía faltaba un tiempo para mi turno. Estaba lleno de gente, así que no había ningún sitio donde sentarse.

Ah, bueno. Todavía soy joven, así que estar de pie no me matará. Justo cuando pensaba eso, un asalariado me dio su asiento.

¡Qué caballero! Supongo que incluso Japón ha aprendido la costumbre de las damas primero. Gracias, asalariado sin nombre.

Le agradecí con una sonrisa y me senté.

Es curioso cómo los pequeños actos de bondad pueden realmente levantar el ánimo.

No es que no me sintiera un poco mal por todo el soba de tempura que comí. Quiero decir, me bebí todo el caldo también.

Mientras me frotaba la barriga inconscientemente, la señora de al lado me preguntó,

—¿De cuántos meses?

¿Meses? ¿Qué meses?

—¿A qué se refiere?

—Parece que llevas unos 5 meses, supongo. Espero que des a luz a un niño sano.

—¿Eh?

[Shaey: (≧y≦*) hahahahaha pobre Reika]

No me digas… ¿No me digas que me han confundido con una mujer embarazada?

¿Por qué? ¿Acaso porque me he sobado la barriga? ¡No es cierto! ¡Es sólo porque mi estómago está lleno!

—No estoy… embarazada…

—¿Eh?

—No hay ningún bebé aquí dentro…

Tensé mis músculos y tiré de mi estómago tanto como fue posible. Lo cual no fue muy lejos.

—Oh, oh Dios, lo siento —dijo, pareciendo increíblemente incómoda mientras encontraba otro lugar para sentarse.

¡Ay! ¡Ni me lo digas!

Me di la vuelta y el asalariado de antes apartó la mirada.

¿¡Tú también!?

¿¡Así que me dio cedió su asiento porque pensó que estaba embarazada!?

Santo cielo…

Aparentemente me quedé embarazada sin darme cuenta. Apuesto a que algún arcángel descenderá para anunciar mi embarazo en cualquier momento. Hijo del Dios del País Gordo, por favor apúrate y nace. Si no, me quedaré con esta barriga para siempre.

Haha… Realmente necesito dejar de escapar de la realidad. Sólo estaba engordando. Y había otra cosa que necesitaba aceptar…

¿Podría ser que estoy envejeciendo? ¿Parezco lo suficientemente mayor para estar felizmente embarazada ya?

¿No sólo estoy gorda, sino que también me veo mayor?

Vaya, estas luces son algo deslumbrantes. Tan deslumbrantes que mis ojos están llorando…

Y todavía no era mi turno en el cajero.

Después de intentar no llorar mientras volvía a casa, me encerré en mi habitación y me transformé en un demonio del hula-hooping.

Luego hice abdominales y ejercicios también. Me di cuenta de que ahora estaba menos en forma.

A partir del día siguiente, mis almuerzos iban a ser básicamente ensaladas. Se lo dije a las chicas del colegio.

—El calor ha sido un poco excesivo, así que mi apetito ha disminuido…

Aunque respondieron con cosas como, mejórate pronto, apuesto a que todas se dieron cuenta…

En el Pivoine sólo bebí té. Aparentemente la merienda de hoy fue tartas de arándanos, pero no pude tomar ninguna.

La gente sigue recomendando esto o aquello, pero yo sólo podía rechazarlos con una excusa sobre mi apetito. Incluso pareciendo heridos.

Mientras eso sucedía, Enjou, que pasaba por aquí, sonrió repentinamente y dijo—: Haz lo mejor que puedas —antes de irse.

¿También se dio cuenta? ¡No digas cosas innecesarias! Me estás haciendo sentir aún más ansiosa.

♦ ♦ ♦

Cuando le envié a Sakura mis quejas, ella respondió de repente.

—Meditación Zazen, y entrenamiento en cascada. ¿Qué es lo que quieres?

Aparentemente pensó que debía arreglar mi débil voluntad primero. No es que no tuviera razón. Honestamente soy una de esas personas que son duras con los demás, pero fáciles conmigo misma.

De todas formas, por eso tenía planeado un viaje a una sesión de zazen con mi querida amiga Sakura.

Por cierto, Sakura, probablemente me quede dormida si mantengo los ojos cerrados durante más de tres minutos, pero ¿eso está bien?

También por alguna razón mi madre sugirió que fuera a algún campamento de ayuno con ella. Así que eso también estaba previsto.

Al parecer, todas mis vacaciones de verano se iban a dedicar a entrenar y a perder peso.

¿¡Será que por fin abriré mi tercer ojo!?

Bajo el roble – Capítulo 29: Restaurando el Castillo Calypse 

Traducido por Kiara Adsgar

Editado por Yusuke


Por fin, se pudo poner de pie sobre sus piernas temblorosas y vistió la falda preparada por los sirvientes. Sin embargo, faltaba un vestido para usar sobre ella. Tocó la campana que siempre estaba al lado de su cama. Un momento después, Rudis entró en la habitación para ayudarla a vestirla. Seguí leyendo “Bajo el roble – Capítulo 29: Restaurando el Castillo Calypse “

Querida “amiga” – Capítulo 25: Un visitante inesperado

Traducido por Kiara

Editado por Ayanami


Pero después de pasar un día, dos días, tres días, diez días, quince días y, finalmente, un mes en la cama, estaba lista para levantarme. No hacer nada en la cama era más aburrido de lo que pensaba. Incluso después de un mes, mi familia no me permitió moverme, ni el doctor Bailey. Traté de demostrarle a todos que estaba bien, pero, desafortunadamente, nadie me creyó. Seguí leyendo “Querida “amiga” – Capítulo 25: Un visitante inesperado”

Dama Caballero – Capítulo 74: Nuestra primera noche

Traducido por Kiara

Editado por Gia


Elena, sintiéndose agotada por reunirse con muchos invitados en la recepción, regresó a la esquina donde Carlisle la esperaba. Sin embargo, sus ojos seguían fijos en Mirabelle y Glenn, por lo que cuando Carlisle habló, se le escuchaba notablemente molesto. Seguí leyendo “Dama Caballero – Capítulo 74: Nuestra primera noche”

Espada y Vestido – Capítulo 5 (1): El banquete de la princesa Aranea

Traducido por Kiara

Editado por Shiro


Estos días habían sido muy difíciles para mí. Miré hacia el cielo del anochecer mientras murmuraba. Suspiré… Sofía, qué niña tan aterradora eres…

Aunque sólo habían pasado dos días, sentí que había pasado un mes de duro entrenamiento. Seguí leyendo “Espada y Vestido – Capítulo 5 (1): El banquete de la princesa Aranea”

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