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Jerome preparó una taza de té en la tarde como lo hacía todos los días y fue a la oficina del duque.
Para evitar molestar a su maestro, que actualmente estaba absorto en su trabajo, Jerome intentó dejar el té e irse, pero el escritorio estaba cubierto de documentos y la persona que se suponía que estaba allí no se veía por ningún lado. Seguí leyendo “Lucía – Capítulo 23: Desacuerdo (1)”
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Hugo besó gentil y suavemente cada rincón de su rostro mientras su mano le se movía con lentitud hacia arriba y hacia abajo, desde su espalda hasta su cintura.
Mientras él estaba lánguidamente absorto en el juego posterior, un pensamiento vino a la mente de Lucía y se echó a reír abruptamente.
—Hugh, ¿sabes? La señorita Milton dijo algo gracioso cuando vino esta tarde. Seguí leyendo “Lucía – Capítulo 22: La pareja ducal (10)”
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Jerome colocó una gran caja envuelta en lujoso terciopelo sobre la mesa. Lucía abrió lentamente la caja, llena de expectativas.
—¡Oh!
La criada junto a ella, que miraba por el rabillo del ojo, soltó un grito ahogado y exclamó sorprendida. No fue solo la criada, Lucía también estaba sorprendida. Seguí leyendo “Lucía – Capítulo 21: La pareja ducal (9)”
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Acolchado sobre los músculos finamente detallados del cuerpo de un hombre, se extendía el cuerpo de una mujer. Apoyando su cabeza sobre sus hombros y colocando su mejilla en la parte superior de su pecho, Lucía disfrutó la sensación de sus manos acariciando suavemente su espalda desnuda. Su pecho estaba debajo de la palma de su mano y ella se sintió fascinada por la firmeza de su piel, así que tocó su piel un poco.
—A partir de mañana, estaré lejos de Roam por unos días —dijo Hugo. Seguí leyendo “Lucía – Capítulo 20: La pareja ducal (8)”
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La primera fiesta del té fue bastante pequeña. Había invitado a un total de ocho personas, principalmente esposas de los vasallos del duque y ancianas nobles. Lucía siguió los consejos de Jerome sobre a quién invitar y el ambiente de la fiesta se mantuvo amigable.
Lucía estaba algo nerviosa al principio, pero luego se dio cuenta de que era innecesario.
El sistema social aquí era diferente al de la capital donde tenía que estar preparada en cualquier momento para luchar con uñas y dientes en este tipo de reuniones. En el norte y como duquesa de Taran, ella ya estaba en una posición superior. Seguí leyendo “Lucía – Capítulo 19: La pareja ducal (7)”
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Durante generaciones, Philip había sido el médico de la familia Taran, pero estuvo ausente de Roam ya que Hugo había dejado la finca durante mucho tiempo. Nadie sabía exactamente a dónde fue.
Se fue después de decir que viajaría un poco, pero no se habían tenido noticias suyas durante años. Philip no tenía amigos ni familiares, por lo que su ausencia no tuvo mucho efecto y nadie tenía mucha curiosidad al respecto. Seguí leyendo “Lucía – Capítulo 18: La pareja ducal (6)”
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Habían pasado unos días y Jerome continuamente rondaba a Lucia.
—Su Excelencia, no sé sobre otras cosas, pero si está embarazada o no, sería mejor asegurarse.
Finalmente, Lucia acordó recibir el tratamiento de Anna.
—No es el embarazo. Seguí leyendo “Lucía – Capítulo 17: La pareja ducal (5)”
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Agarró la barbilla de Lucia y besó sus labios con intimidad. Sus labios se separaron ligeramente cuando él deslizó su cálida lengua. Su respiración se volvió agitada cuando su beso se hizo más profundo. Su técnica era paralizante.
La visión de Lucía se nubló por el calor creciente dentro de ella. Cerró los ojos y envolvió sus brazos alrededor de Hugo mientras continuaban sus intensos besos. Mientras estaba sentado, levantó a Lucia sobre la mesa con facilidad, mientras seguía besándola. Seguí leyendo “Lucía – Capítulo 16: La pareja ducal (4)”
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Llegó la mañana.
Lucía observó la luz del sol de la mañana brillando a través de su habitación. Parpadeó varias veces para ahuyentar su somnolencia. Usando sus manos, se enderezó.
La fatiga atacó cada parte de su cuerpo. Se había acostumbrado a despertarse sintiéndose cansada. Durante el último mes, Hugo había estado visitando su habitación todas las noches, golpeándola como un animal salvaje. Seguí leyendo “Lucía – Capítulo 15: La pareja ducal (3)”
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Lucia contempló los pétalos flotantes de flores rojas en la superficie del agua. Poco a poco, su rostro reflejó el mismo tono rojo. Las doncellas vertían suavemente el agua del baño sobre los hombros de Lucía. Cada vez que salpicaba un poco de agua, un aroma fragante se extendía con suavidad.
Lucía nunca le había ordenado a nadie que preparara el baño así. Eran todas las ideas furtivas de las sirvientas. El propósito de este baño parecía tan obvio que la avergonzaba. Sin embargo, era más vergonzoso porque ella realmente tenía ese propósito.
—Señora, ¿cómo puede su piel ser tan suave?
—Su piel es tan sedosa incluso sin aplicar aceite.
—La piel de un bebé no podrá compararse con la suya. Seguí leyendo “Lucia – Capítulo 14: La pareja ducal (2)”
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Las gotas de lluvia golpeaban la ventana. Su corazón se sentía en paz mientras disfrutaba el aroma del té que llenaba el salón. Estaba saboreando la hora del té de la tarde. En lugar de su salón personal en el segundo piso, prefería el que estaba en el primer piso.
Estaba sentada en la espaciosa y tranquila habitación, sola, como si el tiempo se hubiera detenido.
—¿Ha pasado… un mes ya…?
Había pasado un mes desde su boda. De ese mes, pasaron tres semanas viviendo sola en el castillo de duque de Taran, ubicado en Roam. No había tenido noticias suyas desde que se fue solo a la capital.
—Señora.. ¿Hay algo que le gustaría cenar hoy? Seguí leyendo “Lucia – Capítulo 13: La pareja ducal (1)”
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El territorio del norte ha estado bajo el control de los nobles de Taran durante un número incontable de años, hasta el punto de que su reinado se había vuelto inquebrantable. Era una regla no escrita que incluso el emperador no podía interferir con las actividades del Norte. Con tal poder, los nobles de Taran podrían haberse separado para formar un país independiente, pero no se habían rebelado contra el emperador ni una sola vez.
La mayoría de la población veía al Duque de Taran como el rey del norte. Aun así, el rango del duque sólo alcanzaba el nivel del vasallo del emperador. Incluso sin órdenes, el Norte pagaba sus impuestos; cuando estaban en guerra, eran los primeros en luchar en el frente de batalla. Además, ellos fueron los que se encargaron de los conflictos con los bárbaros de la frontera. Si el emperador friccionara el norte por el camino equivocado, el duque podría gritar por secesión, causando un gran dolor de cabeza. No todas las generaciones pasadas de emperadores tenían la misma opinión, pero mientras el emperador tuviera un poco de sabiduría, sabría que la mejor opción era dejar el Norte a su suerte.
La familia Taran siempre había defendido su posición como gobernantes del norte. No interfirieron ni un poco con la política en la capital; solo se centraron en los problemas relacionados con el norte. Sin embargo, esa tendencia había comenzado a cambiar un poco hace siete años. Seguí leyendo “Lucia – Capítulo 12: Territorio norteño (3)”
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Lucia durmió varios días, recuperándose. Tuvo que descansar otros dos días para que el sangrado se detuviera. Se sentía mucho mejor, y aunque sus muslos internos estaban un poco doloridos cuando se movía, era soportable.
Lucía era la única persona libre antes de la partida; todos los demás a su alrededor se ocupaban de las necesidades de última hora. Jerome se centró principalmente en controlar las raciones de comida y la medicina de emergencia para su viaje, así como los artículos necesarios para la comodidad de Su Gracia.
Catorce empleados trabajaron juntos para planificar un itinerario detallado de su viaje al norte. Lucía y sus dos doncellas, Jerome, Anna, los tres hermanos mudos, cinco sirvientes y cuatro caballeros iban a viajar juntos. Mientras Lucía disfrutaba de su última hora del té en la sala de recepción, Jerome decidió presentarle a los cuatro caballeros que viajarían con ellos. Cuando Lucía estuvo de acuerdo, Jerome los trajo a la habitación.
—Pensé que el señor Krotin estaría con nosotros. Seguí leyendo “Lucia – Capítulo 11: Territorio norteño (2)”
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Algún tiempo después de que Hugo se fue, Lucia se despertó porque necesitaba usar el baño. Se levantó y tiró de una cuerda para llamar a las criadas. Sufría de acidez estomacal debido al fuerte consumo de alcohol de ayer. Como si las criadas estuvieran en espera justo afuera de la habitación, aparecieron un segundo después.
—Su Gracia, buenos días.
—Deseo usar el baño, ayudadme a levantarme.
Apoyándose en las criadas, Lucía logró levantarse de la cama. Cuando trató de sostenerse sobre sus propios pies, un dolor le recorrió el cuerpo y le hizo una mueca.
—¿Se siente mal? ¿Llamamos al médico?
Lucía observó momentáneamente las expresiones de las sirvientas. Las doncellas observaron la más alta forma de respeto mientras hablaban, pero ella no pudo evitar sentir que le decían “Sabemos dónde y por qué tienes dolor”. Seguí leyendo “Lucia – Capítulo 10: Territorio norteño (1)”
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Hugo, que todavía estaba acostado en la cama, frunció ligeramente el ceño y abrió los ojos. Sus ojos estaban claros, como si hubiera estado despierto todo el tiempo. Era sensible a su entorno y había estado despierto desde el momento en que Lucia comenzó a luchar en la cama.
¿Qué demonios está haciendo?
Después de haberse caído de la cama con un ruido sordo, solo siguió el silencio. Se quitó la manta y se levantó. Movió su cuerpo ligeramente, a diferencia de una persona que había estado dormida hasta hace poco. Levantándose de la cama, caminó a su lado.
Estaba sentada allí, aturdida. Comenzó a sacudir la cabeza frenéticamente de un lado a otro. Se agarró al colchón y luchó por ponerse de pie. Aunque no estaba acostumbrado a ayudar personalmente a los demás, no podía sentarse en silencio y no hacer nada. Caminó hacia ella con paso lento, teniendo cuidado de no asustarla. Seguí leyendo “Lucia – Capítulo 9: Primera noche (3)”