Lucía – Capítulo 22: La pareja ducal (10)

Traducido por Maru

Editado por Tanuki


Hugo besó gentil y suavemente cada rincón de su rostro mientras su mano le se movía con lentitud hacia arriba y hacia abajo, desde su espalda hasta su cintura.

Mientras él estaba lánguidamente absorto en el juego posterior, un pensamiento vino a la mente de Lucía y se echó a reír abruptamente.

—Hugh, ¿sabes? La señorita Milton dijo algo gracioso cuando vino esta tarde.

—La señorita Milton… Ah, te refieres a la hija del barón Milton.

El barón de Milton era un vasallo del duque, un hombre recto y rígido. Era bien sabido que el barón educó a sus hijos para emular su carácter justo, por lo que Hugo permitió que la hija del barón Milton y su esposa interactuaran con más frecuencia. Quería que su esposa disfrutara su estadía en el norte.

—Sí. Me preguntó si posiblemente no me permitías salir.

La mano de Hugo que acariciaba la espalda de Lucía se detuvo por un momento. Lucía se rio entre dientes, sin darse cuenta de nada y continuó hablando.

—Le dije que ese no era el caso, así que me pidió que fuera a montar a caballo con ella.

Muy lejos.

—¿Equitación? —preguntó Hugo.

—La señorita Milton dice que es un deporte y es divertido. ¿Puedo aprenderlo?

—Suena peligroso.

—No es tan peligroso. Ella dijo que muchas mujeres lo hacen.

—¿De verdad quieres aprender a montar a caballo?

A Hugo no le gustó. En el pasado, había visto cómo se veían las mujeres cuando iban a montar a caballo; la imagen de ellas jadeando luego capturaba los ojos de los hombres. Además, era demasiado ver a una mujer en ropa de montar en estos días.

No había nada más indecente que la forma en que se aferraba firmemente al cuerpo, revelando cada curva.

En el pasado, no era diferente de otros hombres; en el sentido de que pensaba que era agradable de ver, además de que nunca era alguien que cuidara a una mujer o distinguiera con quién pasaba el tiempo, pero eso ya era cosa del pasado.

Nunca se aferró a cosas triviales del pasado.

—¿No puedo?

Lucía colocó su mejilla sobre su pecho y parpadeó sus ojos con lástima. En ese momento, apenas logró evitar decir que ella podía hacer lo que quisiera.

No quería que fuera a montar a caballo. No podía soportar ver hombres tontos mirándola, pero esta era su primera petición desde que se habían casado. No quería verla lucir decepcionada si se negaba.

Un lugar de equitación que sea solo para mujeres… No creo que haya un lugar así en Roam… Bueno, entonces voy a hacer uno.

No había tal lugar. No solo en Roam, sino en todo Xenon. Este era el momento en que se formaría el único campo de práctica de equitación exclusivo para mujeres.

Este lugar, que serviría como un lugar importante para las actividades sociales de las mujeres en la alta sociedad del norte en un futuro lejano, comenzó con la falta de voluntad de un hombre para que otros hombres vieran a su esposa.

—Bien. Pero solo si prometes aprender dentro del castillo hasta que puedas conducir con seguridad hasta cierto punto.

Hugo planeó hacer un campo de práctica mientras ella aprendía a montar a caballo y esperaba que tomara alrededor de una semana más o menos. Si no hubiera suficiente tiempo, le pediría a su maestra de equitación que la retuviera unos días más. O, por supuesto, también le conseguiría un maestro de equitación. Una maestra de equitación.

—Bueno. Entonces estás dándome permiso, ¿verdad? —preguntó Lucía.

—Ten cuidado para que no te lastimes.

—¡Seré cuidadosa! ¡Gracias!

Ella le echó los brazos al cuello y lo abrazó. Aunque estaba preocupada de que él no se lo permitiera, era solo eso, preocupación. Era una persona razonable.

Mientras la sostenía en sus brazos, Hugo recordó hace un tiempo cuando le había regalado un collar caro. Por primera vez en su vida, eligió minuciosamente un regalo para una mujer.

No sabía qué le gustaba particularmente, pero sabía por experiencia que a las mujeres les encantaban las joyas, por lo que su elección fue la joyería. Pero él no quería darle cualquier cosa. La Dama de Taran definitivamente tenía que tener algo especial. Entonces, recopiló hojas de información de los joyeros para encontrar algo especial.

Pero cuando encontró algo que quería, ya tenía un dueño. Hugo nunca cambiaba de opinión una vez que fijaba su vista en algo. No le importó cuánto era y envió un negociador para concluir el trato, independientemente de la cantidad. Le llevó mucho más tiempo de lo que esperaba que el regalo llegara a sus manos.

Su plan original era regalárselo y luego irse para su inspección, pero finalmente no pudo ver su expresión cuando ella lo recibió. Sin embargo, tenía grandes expectativas para su regreso. Esperaba que ella estuviera encantada con su regalo y le diera una gran bienvenida a su regreso.

Ella le agradeció pero su “gracias” algo superficial no cumplió con sus expectativas. Le dio las gracias, le dio una sonrisa suave y lo saludó respetuosamente. Aunque no había nada para elegir, podía sentir que no era sincero.

Se sintió ligeramente herido y avergonzado.

¿Solo… por qué? ¿No es una reacción normal que los ojos de las mujeres brillen como joyas cuando reciben joyas?

Había puesto tanto cuidado en elegir el regalo, pero a ella no le gustó, lo que le hizo preguntarse qué gran regalo tendría que ser para satisfacerla. Pero entonces, las palabras de Jerome lo sorprendieron.

“La señora dijo que era abrumador”

Fue la primera vez que Hugo escuchó esas palabras después de dar este tipo de regalo. ¿Tenía que cumplir con cierto nivel de carga? Le dieron algo nuevo de qué preocuparse.

Sin embargo, su reacción de que simplemente se le permitiera montar a caballo fue más apasionada que cuando recibió el collar de diamantes.

Esta fue la sincera gratitud y agradecimiento que había esperado en aquel entonces. El collar de diamantes en el que gastó una fortuna no estuvo a la altura de una simple aprobación para montar a caballo.

Entonces, el dinero no es importante.

Era un poco desalentador porque una vez tuvo una idea similar a esa. Quizás esa idea hubiera costado más de lo que costó adquirir el collar y construir un campo de práctica de equitación. No contaba como un gasto para él.

Aunque había resuelto el problema de montar a caballo, su corazón sincero siempre quería que su esposa estuviera a la vista.

Estaba un poco molesto con la hija del barón de Milton por poner ideas inútiles en la cabeza de su esposa, pero gracias a ella, sabía un poco más sobre lo que le gustaba a su esposa, por lo que no era del todo malo.

♦ ♦ ♦

Alrededor de la época en que se completó el campo de práctica de equitación, Lucía parloteaba junto a la cama.

—Hugh, escuché que si te diriges un poco al este de Roam, hay un lago bastante grande allí.

—Mmmm… es bastante grande. ¿Quieres ir a verlo?

Hugo había estado pensando en hacer tiempo algún día para salir con ella.

—Me dijeron que allí hay para hacer un paseo en bote. Hay muchos nobles que tienen botes pequeños, ¿tienes uno? —preguntó Lucía.

—No —dijo tras hacer una pausa.

Hugo nunca había hecho algo como un paseo en bote. No tenía recuerdos de participar en ese entretenimiento. Probablemente había escuchado sobre tales cosas, pero lo olvidó porque no estaba interesado. No entendía cómo podía ser placentero sentarse en un bote y flotar en el agua, así que lo tomó como algo que harían los hombres y mujeres que no tenían nada que ver con su tiempo.

Debería comprar un bote.

Su yo pasado ya estaba olvidado. Nunca se aferraba a cosas triviales del pasado.

—Entonces… ya que la señorita Milton me invitó al paseo en bote, ¿puedo ir?

De nuevo. Era la hija del barón Milton. Hugo tenía un mal presentimiento sobre todas las futuras asociaciones con la señorita Milton en su centro.

—Es peligroso, ¿no?

—Escuché que no hubo accidentes en los viajes en bote. La señorita Milton me dijo con confianza que los barcos de la familia Milton son muy fuertes —explicó Lucía.

—¿Cuándo es la fecha del viaje en bote?

—En cuatro días.

Un aviso inesperado llegó al barón Milton desde la mansión del duque. Lo leyó e inclinó la cabeza. No había pasado nada recientemente, por lo que se preguntó de qué se trataba todo esto.

De repente recordó que su hija menor dijo que ella estaría navegando unos días más tarde y que sacaría un bote del almacén.

—¿Has llamado, padre?

—Sí. Llegó un aviso de la mansión de su señoría y creo que deberías verlo.

Kate recibió el documento de su padre y lo leyó.

—¿Regulación de aduanas? ¿Qué significa esto?

—Bueno, tampoco sé exactamente qué está haciendo su señoría, pero en conclusión, él controlará la navegación en el lago. No habrá mucha diferencia con respecto al pasado, solo que tendré que especificar una fecha solo para mujeres en el lago y también controlar el acceso a la vecindad del lago. Personalmente no tengo ningún problema con eso. A cualquier padre con una hija le gustaría. ¿Cuándo dijiste que ibas a navegar?

—En tres días.

El barón Milton sabía que últimamente, su hija era compañera de conversación para la duquesa, pero no sabía los detalles exactos.

No sabía que estaban lo suficientemente cercanas como para llamarse por su nombre, que Kate estaba muy ansiosa por hacer que Lucia saliera a jugar, o que Kate la llevaba a pasear en bote.

Como era de esperar, Kate no informó a su familia, ya que era obvio que estarían llenos de todo tipo de preocupaciones.

—Oh, la fecha de control es la misma. En tres días. De todos modos, no afectará que salgas a jugar, pero solo te lo decía. Pregunto por si acaso, pero no planeabas ver a ningún chico tonto, ¿verdad?

—No es nada de eso.

Kate salió de la oficina de su padre y comenzó a murmurar para sí misma.

—¿Qué es esto…?

Iba a ir en bote con la duquesa en tres días. ¿Era simplemente una coincidencia? No lo creía así. Pensó que algo era extraño desde que se construyó el campo de equitación exclusivo para mujeres.

De ninguna manera… ¿Lucía está siendo confinada?

Pero no había señales de eso en la cara de la duquesa. Ella no parecía estar viviendo bajo la opresión. La expresión de la duquesa cuando se reía y sonreía decía que el duque había aceptado que montar a caballo no era un problema ni era extraño.

Una sonrisa apareció gradualmente en la cara de Kate, que estaba reflexionando sobre esto.

De alguna forma… esto es un poco emocionante.

♦ ♦ ♦

Fue unos días después del agradable paseo en bote.

—Hugh, la señorita Milton vino hoy.

Esa mujer otra vez. Hugo frunció el ceño un poco ante la mención de esa mujer a la que nunca había visto. Su extraño presentimiento ominoso demostró ser correcto. La hija del barón Milton le había provocado un dolor de cabeza considerable. Ahora no era solo un sentimiento sino un hecho.

—Ella dijo que hay una cacería de zorros.

Caza de zorros. Esas mujeres jugando a la caza era una blasfemia contra la caza misma. Algún tipo atraparía a un zorro, lo domaría y luego lo liberaría en el bosque para cazar conejos, y era dudoso que esas mujeres pudieran siquiera tocar al conejo muerto.

—Hay una reunión regular para la caza del zorro y aunque no tengo un zorro, quiero verlo. La señorita Milton me dijo que tiene un zorro que crio y que podría mostrarme cómo hacerlo.

—¿Qué harás si te encuentras con animales salvajes peligrosos en el bosque?

—Hay una pequeña comunidad en el bosque no muy lejos del lago, por lo que no hay animales peligrosos en absoluto. El carnívoro más grande allí sería el zorro.

Hugo podía hacerse una idea de a qué se refería con lo que estaba diciendo. Había una pequeña sección forestal que formaba una comunidad; como si alguien hubiera plantado un puñado de plántulas para separarlo de otros lugares.

Si fuera solo esa sección amplia, podría rodearla y controlar el área. Definitivamente tenía que ver cómo funcionaba la caza del zorro. Además, era más seguro para ella si solo fueran mujeres.

—¿No puedo?

Su lamentable ataque de mirada se hacía cada día más fuerte.

—Puedes ir —dijo tras una pausa.

—Hugh, sobre la señorita Milton.

Estaba disfrutando tocar su piel suave pero su frente se arrugó en respuesta.

¿Qué es esta vez?

Cada vez que ese nombre salía de su boca, sentía que tenía neurosis.

—¿Qué?

—Su cumpleaños es en tres días y está organizando una fiesta en su casa. ¿Puedo asistir? Es una reunión pequeña y solo invita a amigos cercanos.

Ella sale demasiado a menudo en estos días.

Todo fue por esa hija marimacho del barón Milton.

Kate Milton era la única hija entre muchos hijos en la casa del barón. Ella era su hija, nacida después de cuatro hijos y el barón Milton la amaba de todo corazón.

Kate se mezcló con cuatro niños debido a la indulgencia de su padre con ella y se hizo famosa por sus modales marimachos. Se rumoreaba que el barón Milton ahora estaba preocupado debido a su exceso de indulgencia.

No había razón para que Hugo estuviera tan interesado en saber acerca de la hija de su vasallo, pero el problema era que se había convertido en amiga de su esposa. A diferencia de la gentil Lucía, Kate era muy activa y estaba ansiosa por involucrar a Lucía en sus actividades.

—¿Por qué tienes que ir a celebrar su cumpleaños?

—Es más que quiero visitar la casa de mi amiga en lugar de tener que celebrar su cumpleaños.

Como quería ir, comenzó su lamentable ataque de mirada. Hugo, quien desafortunadamente no podía separar a la señorita Milton de Lucía, sintió que le dolía la parte posterior de la cabeza.

Aun así, la fiesta de cumpleaños era mejor en comparación con los eventos del pasado. Como era un evento solo para mujeres, él lo aprobó con sinceridad.

—Muy bien, ve.

—Y… después de que termine la fiesta de cumpleaños, también hay una fiesta nocturna…

Maldita señorita Milton. Por supuesto, hay una.

Hugo lanzó maldiciones internamente. Cada vez que veía al barón, estaba en la punta de su lengua decirle que se asegurara de que su hija se mantuviera alejada de su esposa.

No importaba lo infeliz que fuera, Kate no había causado ningún daño, por lo que no tenía ninguna razón para hacerlo.

Además, el barón Milton era un vasallo muy leal. No quería privar a Lucía del placer de reunirse con su amiga.

—¿Puedo dormir allí por un día?

—Eres una mujer casada. ¿Estás diciendo que pasarás la noche?

—Como era de esperar, no puedo hacer eso, ¿verdad? Solo asistiré a la fiesta y volveré —dijo malhumorada y fácilmente se rindió. Ella ya no lo molestaba por eso. Su comportamiento en la cama fue en una dirección completamente diferente de sus predicciones.

Nunca lo había presionado por un regalo, había defendido o calumniado a alguien, pero solo le dolía más la cabeza. Preferiría que ella pidiera joyas. O ir de compras. Había querido decir estas palabras varias veces, pero se detuvo.

—Te enviaré en un carruaje, así que regresa por la mañana —dijo Hugo.

Lanzó un pequeño suspiro y dio su consentimiento.

—¡Lo haré! ¿De verdad estás de acuerdo?

—¿Dejar a tu marido solo te emociona tanto?

Su mano se apretó alrededor de su cintura y Lucía lo miró, estudiando sus ojos.

—Es solo por un día… Te fuiste durante tres o cuatro días para la inspección de tu feudo.

—Eso es diferente.

—Realmente no.

Hugo atrapó abruptamente sus labios fruncidos, mordiéndolos. La sostuvo sorprendida moviendo la barbilla con fuerza y ​​empujó su lengua profundamente en su pequeña boca. Cuando él arrasó sus labios y los soltó, su rostro se sonrojó y sus ojos se pusieron brumosos.

Él giró su cuerpo hacia un lado, abrazó su cuerpo y colocó sus labios sobre su cuello, luego comenzó a lamer su cuello extensamente mientras agarraba sus senos.

—¡Ah!

—A medida que pasan los días, tus respuestas están aumentando. ¿No eres una esposa virtuosa que cree que las palabras de su esposo son como el cielo?

—Ugh… pero…

—¿Pero qué?

—Me dijeron que no es atractivo… si me comporto de manera demasiado virtuosa.

Su frente se arrugó un poco. Se había dado cuenta de que sus agudas réplicas habían aumentado recientemente y se preguntó dónde había escuchado los consejos sin sentido en su cabeza ahora.

—¿Estás aprendiendo técnicas de seducción?

—Téc… no es una técnica.

—¿Y quién es este maestro tuyo?

—La señorita Milton…

Ah… realmente esa maldita señorita Milton.

—El profesor y el alumno se invierten, ¿no? La hija del barón de Milton todavía no está casada.

—La señorita Milton es una mujer encantadora, así que quería aprender…

La pelirroja Kate era una mujer que exudaba un encanto completamente diferente al de Lucía. Tenía rasgos enérgicos, una voz segura, una presencia cautivadora mientras mantenía una conversación y nunca se sintió atraída por el cortejo de los hombres. Lucía tenía envidia de todo eso. Kate tenía padres que le daban todo incondicionalmente y unos hermanos mayores que la protegían. Tenía todo lo que Lucía no tenía.

—¿Quién está aprendiendo de quién? Eres la duquesa. Estás en la cima del estatus social del norte.

Puso a Lucia de lado y la abrazó por detrás. Él amasó sus senos mientras insertaba aproximadamente su virilidad entre sus piernas y frotaba su trasero.

—Es bueno encontrarse, pero me niego absolutamente a que aprendas las formas marimacho de la hija del barón Milton. Entonces, esposa mía, no pierdas tu virtud o te daré un toque de queda.

Desde atrás, la abrió lentamente mientras su pene duro empujaba contra su entrada y finalmente, entró dentro de ella. El trasero de Lucía y sus muslos estaban fuertemente apretados. Los dos cuerpos se convirtieron en uno.

Lucía se llenó de emoción cuando comenzó a empujar todo su miembro dentro de ella. La sensación de que él la llenaba le dio una estremecimiento de satisfacción.

—Ugh…

—Lo estás haciendo bien. Simplemente continúa haciendo lo que has estado haciendo.

—Bueno…

Hugo no tenía intención de tolerar la más mínima desviación para su esposa. A sus ojos, ella era muy gentil y dulce. Cada vez que la miraba, la paz y la comodidad que había allí lo cautivaban cada vez más.

Levantó la parte superior de su cuerpo y comenzó a empujarla repetidamente. No era una posición que pudiera penetrarla profundamente, pero él sabía que ella disfrutaba secretamente de esta posición porque era menos poderosa y moderadamente estimulante.

Él se retiró en breve y ella dejó escapar un gemido mientras jadeaba.

El verano estaba llegando a su fin.


Maru
Me he reído bastante con los pensamientos de Hugo y cómo maldice a Kate cada vez. Desde fuera se ve todo muy gracioso. Aunque... da miedo ese control, ugh. Yandere...

Tanuki
Me encantan cuando explican como una acción egoísta termina siendo algo importante para otros en el futuro

2 respuestas a “Lucía – Capítulo 22: La pareja ducal (10)”

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