Traducido por Kiara
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Habiendo recibido una respuesta que, inequívocamente, excedió sus expectativas, Caín me miró fijamente. En cuanto a mí, habiéndolo experimentado personalmente, me sentí extrañamente emocionada.
— ¡Es real! ¡Un ninja! ¡Es un ninja! ¡También están en este mundo!
Mi emoción aumentó al máximo, en un abrir y cerrar de ojos. Su apariencia, su figura al hacer signos con los dedos en este momento, no importa cómo lo vea, es uno de los ninjas que conozco. Quizás, también existen en este mundo, me emocioné totalmente. Seguí leyendo “¡No quiero ser Princesa! – Capítulo 53: Ella y el contrato (2)”
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—Aah, estoy aburrida…
Un día, cuando salieron padre y madre. Aunque nos reconciliamos, mi padre aún no me ha dado permiso para salir, así que, como siempre, sigo encerrada en la mansión. Por cierto, ambos fueron a cierto territorio ducal en las afueras. Dijeron que saludarían a mi hermano, mientras lo hacían, pero creo que esa consideración es innecesaria para ese desperdicio de hijo.
Al haberme prohibido salir, al principio, me había recluido obedientemente en mi habitación, según lo ordenado, pero, en un abrir y cerrar de ojos, me aburrí y, finalmente, terminé tratando de escapar muchas veces. Seguí leyendo “¡No quiero ser Princesa! – Capítulo 52: Ella y el contrato (1)”
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Cuando le pregunté sobre su paradero, la bruja respondió esas palabras.
—Esa niña es la princesa de la casa ducal más importante de este país Seguí leyendo “¡No quiero ser Princesa! – Historia paralela 18: El deseo de Shinigami”
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— ¿Qué es este color…?
Para restaurar el agotado poder mágico del hombre frente a mí, le ofrecí el mismo té que le hice beber a ella.
Me pregunto cómo reaccionará, pero fue como lo había imaginado. Seguí leyendo “¡No quiero ser Princesa! – Historia paralela 17: La bruja caprichosa 4”
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Cuando el guardia confirmó que estaba en la puerta central a tiempo, hizo una expresión de alivio.
—Señorita.
Agité ligeramente mi mano hacia el guardia que me llamó y fui a su lado. Como había corrido para llegar hasta él, respiraba con dificultad. Seguí leyendo “¡No quiero ser Princesa! – Capítulo 51: Ella y la lucha entre padre e hija”
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— ¡Al menos, debes sobrevivir!
Dicho esto, mi padre me empujó al sótano contra mi voluntad. Aprovechando la oportunidad, también me otorgó dos katanas.
Me di cuenta de que son las preciosas katanas de mi padre, las cuales, me convierten en el jefe de la familia. Sorprendido, miré a Padre, mientras apretaba mi ojo izquierdo casi perdiendo la visión. Seguí leyendo “¡No quiero ser Princesa! – Historia paralela 16: La decisión del Shinigami”
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No entiendo lo que está diciendo. Al ver mi expresión, me miró con incredulidad. Aprovechando la oportunidad, levantó el flequillo que cubre su lado izquierdo.
—Mira este ojo. Es rojo. Además, no puedo ver con el otro ojo. ¿No crees que es desagradable al ser la marca del clan maldito?
— ¿A pesar de ser tan bonito? De ninguna manera puedo sentirme disgustada. Seguí leyendo “¡No quiero ser Princesa! – Capítulo 50: Ella y el Shinigami (2)”
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La señora Delris le dio un mordisco, no al relleno, sino al daifuku blanco, y pareció asombrada.
— ¡¡Hee!! Tiene una textura inusual. Es la primera vez que pruebo algo como esto.
—Ufufu, ¿de verdad? Todos los que lo comen por primera vez, se sorprenden. Seguí leyendo “¡No quiero ser Princesa! – Capítulo 49: Ella y el Shinigami (1)”
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Un sonido extraño y seco, como cuando un fino cristal se rompe, resonó en la dirección de mi mano.
Sorprendida por el sonido, retiré mi mano en pánico, preguntándome qué pasó y si no era algo malo, miré ese lugar.
Pero, incluso cuando forcé mis ojos desesperadamente, no pude ver nada allí. Seguí leyendo “¡No quiero ser Princesa! – Capítulo 48: Ella y la maldición (2)”
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—Qué…
Llevé al hombre al lugar habitual y me quedé quieta un momento. El motivo es simple. El camino a la casa de la Señora Delris, que no debería ser visible, se extendió frente a mí sin obstáculos.
Como la última vez, no tuve que tocarlo para que apareciera. Desde el principio, el camino es visible como si me diera la bienvenida. Seguí leyendo “¡No quiero ser Princesa! – Capítulo 47: Ella y la maldición (1)”
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Debido a que discutió conmigo en el Castillo Real, absolutamente, no la dejaré decir que se olvidó de mí.
Le acerqué mi rostro para obtener la reacción deseada, pero su expresión decía que no sabe quién soy. Pero, eso fue solo al principio.
Miró mi rostro una vez más, y su expresión cambió en un abrir y cerrar de ojos.
—Ah…Duque Vivoir… Seguí leyendo “¡No quiero ser princesa! – Capítulo 46: Ella y el ninja (2)”
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Como no he hecho ningún arreglo especial con la señora Delris, caminé al costado de la calle sin prisa. Al pasar por la puerta del centro, avancé por la calle principal.
A veces, pasan carros ruidosos, esporádicamente, también veo carruajes que parecen pertenecer a familias nobles. Deje de prestarles atención después de revisar sus insignias. Desde los puestos alineados frente a las tiendas, los comerciantes gritan para atraer clientes. Seguí leyendo “¡No quiero ser princesa! – Capítulo 45: Ella y el ninja (1)”
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Era casi medianoche cuando convocaron a todos, pero nadie presentó una queja.
Dentro de la sala de recepción en completo silencio, los caballeros, vestidos con una imponente armadura, se reunieron uno por uno.
No estoy usando armadura, estoy vestido con un uniforme militar. Seguí leyendo “¡No quiero ser princesa! – Charla ociosa 1: Crónica de guerra de Wilhelm ~ Operación militar para evitar que Tarim avance hacia el sur ~”
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—Fresa, baya de frutas.
Estoy en la amplia cocina de la mansión, amasando la masa, mientras tarareo una melodía.
Desde hace algún tiempo, he estado sintiendo múltiples miradas apasionadas.
Entiendo completamente que están mirándome con expresiones curiosas. Seguí leyendo “¡No quiero ser princesa! – Capítulo 44: Ella y el daifuku”
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Solo se me dieron a conocer los hechos más concretos.
Mi hermana pequeña, que estaba tratando de evitar su compromiso, contrario a todo lo esperado, hizo que la otra parte se enamorara de ella y le concediera la Flor Real.
Inmediatamente después de la ceremonia de compromiso, fue llevada a una habitación y encerrada por su prometido.
Más tarde, mi hermana pequeña escapó de ese lugar. Seguí leyendo “¡No quiero ser princesa! – Historia paralela 15: La diversión del hermano mayor”