—Verás, Arge. Los vampiros viven mucho más que las criaturas normales y por eso… Oye, ¿me estás escuchando?
—Ah, sí. Estoy escuchando. Muy atentamente —respondí.
La verdad es que estaba dejando que sus palabras me entraran por un oído y me salieran por el otro, pero decidí asentir como si no fuera el caso. Seguí leyendo “El vampiro reencarnado solo quiere una siesta – Capítulo 80: Una compañera borracha y fastidiosa”
Tras la entrevista, Ronnie y Cordelia regresaron a casa. Allí, Emina entregó a Cordelia una carta. Al darle la vuelta, vio un sello de cera con la imagen de un ave marina. Era del conde Zakharov.
Una vez en su habitación, Cordelia se cambió de ropa y abrió la carta. Seguí leyendo “¡¡Gotas~!! La historia de la Princesa de la Fragancia~ – Acto 51: Falsas buenas acciones y diligencia sincera (2)”
Dos años después, la Base de Suzhou se había transformado en una instalación considerable, comparable a la Base B. Con capacidad para albergar a más de cien mil personas, su reputación entre los supervivientes del país era la de un auténtico paraíso, gracias a su gestión impecable, condiciones de vida excepcionales y un enfoque equitativo hacia todos los habitantes. Seguí leyendo “Pronto, utiliza el rostro del demonio – Arco 9: Capítulo 12 (1)”
¿Habría sido mejor morir apenas nací? ¡Pero si acabo de empezar a caminar, a hablar un poco y a comer comida de verdad! ¡¿POR QUÉ! ¡AÚN! ¡ME TRATA COMO A UN PERRO?! ¿Acaso tengo que morderte como uno para que por fin dejes de llamarme así? ¡¿Eh?!
—¿Estás tratando de insultarla? —preguntó Perdel. Seguí leyendo “La hija del Emperador – Capítulo 27”
—Todos sabemos que en las películas «El cazador de demonios» y «El callejón de Satanás», interpretaste personajes con poca interacción con roles femeninos. A pesar de que «El cazador de demonios» tiene dos protagonistas masculinos, muchos espectadores sintieron que el personaje de Reynolds tenía una relación con Bai Yi que trascendía el género. ¿Crees que hay un elemento homosexual en su relación? —preguntó un reportero, sosteniendo un micrófono con una pregunta que desató la imaginación. Seguí leyendo “Una Verdadera Estrella – Volumen 4 – Capítulo 21: Refugio”
—Jesse… —Christine, al verlo alejarse, lo llamó apresurada.
Pero Vincent, que estaba a poca distancia, le dirigió una mirada de advertencia. No había sido fácil obtener una oportunidad para estar junto a Jesse, ¿cómo permitir que esa mujer la arruinara?
Al recibir la gélida mirada de aquel hombre peligroso, Christine se estremeció. Un sudor frío recorrió su espalda. ¿Cómo había podido olvidar que ese tal Centvin no era débil? De hecho, probablemente su fuerza superaba a la de todo su grupo de mercenarios. Si él decidía proteger a Jesse, no habría quien pudiera impedirlo. Seguí leyendo “Ningún mundo parece el adecuado – Capítulo 33: Guarnición de la Niebla Ilusoria, madre”
A la mañana siguiente, cuando desperté, pensé por un instante: ¿Lo que pasó anoche fue un sueño?
El interior de la mansión estaba muy silencioso; solo se percibía débilmente fuera de la puerta el movimiento de los sirvientes, que se desplazaban sigilosamente. Mirando el reloj, vi que eran casi las once de la mañana. Seguí leyendo “¡Cuidado con esos hermanos! – Capítulo 25: No te odio”
Pero no fue así. Las ondas de los cambios que ella provocó continuaron, incluso cuando no podía verlos. El duro camino que había recorrido no había sido en vano.
Eso significó tanto para ella y satisfizo algo tan profundo dentro de ella que Leah no pudo evitar sonreír, y los ojos de los Kurkan se abrieron como platos ante la vista. Hubo un sonido de asombro mientras miraban. Seguí leyendo “Matrimonio depredador – Capítulo 104: Pasado irreversible”
Poco después de que Yu Ming se marchara, el móvil de Han Dong empezó a sonar.
—¿Eh? ¿Cómo ha vuelto mi móvil a mí? —pensó, algo desconcertado.
Se sintió confundido, pero no se percató de que la habitación estaba mucho más limpia que antes, ni de que ya no había ni rastro de suciedad. Seguí leyendo “Al límite – Capítulo 150: Muy endeudado”
Mientras tanto, Bai Lang no rechazó la sugerencia de permanecer algunos días más en el hospital, aunque se sintiera perfectamente bien. Sabía que Qiu Qian necesitaba tiempo para adaptarse, y aquel entorno al menos le otorgaba un respiro a su tensión constante.
La tarde siguiente a su ingreso, la familia Rong llamó a la puerta de su habitación. Seguí leyendo “El renacimiento de una estrella de cine – Capítulo 38: Accesorio de un Crimen”
Tang Mo no le hacía esas preguntas a Mosaico por simple curiosidad.
En primer lugar, las reglas eran claras: la niña no podía abandonar la cuadrícula del centro del tablero. En segundo lugar, su arma más peligrosa —el fósforo gigante— no estaba en sus manos. Sin él, no era rival para Tang Mo; apenas un jefe débil de la Torre Negra, «suprimible», como él pensaba. Y Tang Mo ya tenía experiencia negociando con criaturas así… el Señor Conejo era prueba de ello. No desperdiciaría la oportunidad de presionarla. Seguí leyendo “La Tierra está en línea – Capítulo 138: ¿Quién diablos te crees?”
Ese día, Claude volvió a sentirse sin palabras. Experimentó una extraña sensación en el fondo de su pecho, algo que había sentido antes.
Y esa extraña sensación continuaba presente incluso ahora. Durante los refrigerios matutinos, Claude a menudo se quedaba en silencio cuando la niña hablaba de la misma manera que lo hace ahora, fijando la mirada en el rostro que había llegado a conocer con el tiempo. Seguí leyendo “Un día me convertí en una princesa – Epílogo – Capítulo 45”
—Ese es mi único deseo. No importa si no me perdonas.
—Debes deshacerte de ese niño. De lo contrario, morirás. Y debes saber eso también, por qué…
—Espero que Su Majestad ame a este niño. Seguí leyendo “Un día me convertí en una princesa – Epílogo – Capítulo 44”
Helena recordó la premonición que había recibido cuando el grupo de Marianne partió de Roshan.
Pero la estrella dormida aún no había abierto los ojos, mientras que la estrella de Zephyrus cayó sin previo aviso. No estaba claro si la profecía era un signo bueno o malo, pero era tan distante como la luz del sol en la noche, y la codicia de aquellos que vivían en la tierra crecería. Seguí leyendo “Prometida peligrosa – Capítulo 166”
Desafortunadamente, el duque Hubble recordó todas las palabras que le había dicho a la señora Chester.
Cuando dijo eso, el protagonista del tablero de ajedrez era el propio duque Hubble, y la dueña del nuevo juego, que podía cambiar de manos en cualquier momento, era la señora Chester. Seguí leyendo “Prometida peligrosa – Capítulo 165”