Apaga las Luces – Capítulo 16 (II)

Traducido por Shiro

Editado por Sakuya


Era cierto que las habilidades de Noah habían mejorado. Diez años atrás, aparte de ser inteligente y astuto, no era bueno en poker, pero ahora, incluso había acumulado una cantidad considerable de fichas frente a él.

—Parece que la suerte está hoy de mi lado.

Noah miró las cartas sobre la mesa y dijo con tranquilidad. Mason se frotó la frente con el rostro perplejo.

—Ah, definitivamente —le contestó, y vio cómo Noah acariciaba la montaña de fichas, fingiendo lástima y devolviendo en secreto la carta, con la que habría conseguido un trío, a la pila de cartas.

Si bien era cierto que Noah había mejorado, no era excelente. Era bueno manteniendo su rostro impasible, pero no lo suficiente, ya que desafortunadamente comenzó a aumentar la cantidad de dinero que apostaba después de ganar algunos partidos seguidos.

Mientras Mason pensaba cuál era la mejor manera de ganar una pequeña suma de dinero en el siguiente juego, y así estimular el instinto competitivo de Noah, este le preguntó mientras repartía las cartas:

—No pareces sentir curiosidad respecto a lo que dirá la gente.

—Probablemente estarán diciendo que el Sr. Raycarlton se ha vuelto loco. O puede que digan que lo estoy amenazando con alguna fotografía que haya tomado de usted —dijo con calma mientras miraba las cartas que había recibido. Noah rió por lo bajo—. ¿No debería preocuparse más bien por usted? Mi imagen ya estaba por el suelo, mejor dicho, por debajo del suelo.

Había mejorado recientemente y, aun así, Haley Lusk seguía siendo presentado como la «Perra de Hollywood». Ahora, a causa del escándalo con Noah, todos en el país se habían convertido en anti-fans. Pero Mason era alguien que estaba acostumbrado a dormir con enemigos armados a su alrededor, y realmente no le importaba si no podía continuar con la profesión de actor. 1.1 millones de dólares era una gran cantidad y sería una pena perderlos, pero a menos que tenga dificultades para vivir, estará bien.

Incluso si estuviera desesperado por dinero, ¿qué tan difícil era ganar un poco con un cuerpo en perfectas condiciones solo para él? Por supuesto, tampoco se podía decir que el cuerpo de Haley estuviera en «perfectas condiciones», pero, como sea.

—Mi trabajo no necesita de una imagen. ¿Apostaras más? —Tras haber chequeado sus cartas, Noah le preguntó.

Shiro
¿Se nota que nunca en mi vida he jugado póker? orz

—Probablemente no tendrá problemas para comer y vivir —dijo, mientras añadía cuatro fichas—, pero no tenía necesidad de llenar su buena imagen de lodo… —murmuró, y miró las cartas que el otro cubría con sus manos. Mason tenía un par. No era la mejor mano, pero tampoco era mala.

Noah revisó sus cartas una vez más y reflexionó un poco antes de añadir cuatro fichas más.

Si las revisa una vez más, quiere decir que no tiene una buena mano.

—¿Destapamos? ¿O quiere apostar aún más? —preguntó Mason, y como respuesta, Noah se encogió de hombros y lanzó sus cartas sobre la mesa.

—¿Perdí esta vez? —preguntó, con tono plácido, y Mason se encogió un poco.

—No. Parece que hoy no es mi día.

Noah también tenía un par, pero los números eran más altos que los de Mason. En esta oportunidad fue sumamente desafortunado.

¿Dejé que ganara demasiado?

Mason contó de manera breve sus fichas con la mirada y cuando pensó que el número era peligrosamente bajo, Noah ya barajeaba de nuevo las cartas.

—Cuando era pequeño… —dijo Noah de pronto, como si hubiese recordado algo mientras repartía las cartas—. Hubo una oportunidad en la que quise mucho algo que nunca pude obtener.

—¿Usted? —preguntó, mientras miraba sus cartas.

Noah había sido criado con sumo cuidado; recibió un yate lujoso como regalo de cumpleaños, después de todo, y hasta dijo que era terriblemente molesto y engorroso. Mason rió por lo bajo cuando lo escuchó decir que hubo un momento en el que quiso algo, pero no pudo obtenerlo.

—¿Quería un pequeño país insular?

—Si hubiese sido algo como eso, lo habría comprado. Pero no, no lo era…

Noah, quien miraba sus cartas, levantó su mirada, enfocándola en Mason; sus ojos verdes tenían un brillo extraño, y esto lo sobresaltó. Estudió a Noah en detalle y se sintió incómodo, como si su ropa se hubiese quedado atascada en alguna parte.

—Aunque podía apoderarme de él en contra de su voluntad y sostenerlo a la fuerza en mis manos, era tan precioso que no podía imaginarme haciéndolo. ¿Puede alguien como yo tenerlo? ¿Qué tal si sale lastimado? Si hubiese insistido en hacer las cosas a mi modo, pude haberlo distorsionado, y eso es inaceptable.

—¿Señor Raycarlton…? —lo llamó—. ¿Debería estar escuchando esto? —lo cuestionó.

Noah desplazó su mirada y miró las cartas sobre la mesa.

—Pensé que no podría soportar si llegara a odiarme —farfulló. Para él, Mason era el único dios. El salvador inigualable que venía a rescatarlo.

Diez años atrás, para Mason, Noah era el dueño y el empleador. Pero la misma relación, para Noah, significaba lo opuesto.

Noah era un superviviente, que estaba esperando ser rescatado de un charco de barro, y quien podía rescatarlo era solo una persona en todo el mundo: el hombre que lo sacó de ese bolso pequeño y lo sostuvo, Mason Taylor. Jamás podría salir de ese charco de lodo por sus propios medios, pudiendo incluso morir, solo Mason podía rescatarlo.

En otras palabras, si Mason no le daba la mano, significaba que Noah sería lanzado de nuevo en ese hoyo sofocante y oscuro, quedando atrapado ahí por siempre.

No pudo detener a Mason cuando se fue a Afganistán justo frente a él. Ni siquiera se le ocurrió una manera de encerrarlo o amenazarlo para que no se fuera.

En ese entonces, cuando Mason se giró para irse, Noah pensó que iba a enloquecer, tal era su desesperación que quería llorar, gritar y detenerlo. Pero no lo hizo, porque pensó que Mason lo tildaría de extraño.

—Um… ¿Está hablando del perro de un vecino? —preguntó Mason tras leer un poco su rostro.

Noah destapó una carta, apático, y dijo—: Sabes… ¿no sería más sencillo pensar que se trata de una persona? ¿Qué quieres decir con un perro? —La expresión de Noah parecía preguntarle si consideraba que ese era momento de bromas.

—No, quiero decir —dijo, destapando una carta—, pensé que si era una persona no le resultaría sencillo rechazarlo si usted se aferrara de forma desesperada y lo trata con sumo aprecio.

Eso era lo que Mason de verdad pensaba. Si se tratara de una persona cualquiera, no estaría muy seguro, pero este era Noah Raycarlton quien hablaba. Dinero y poder, se encontraba en la cima de la pirámide. La personalidad era un poco… no, era bastante mala, pero la sensibilidad y la vulnerabilidad, y su agudeza y lejanía; si alguien llegase a conocerlo, ciertamente tenía algo de encanto. No había nada que decir acerca de su apariencia, fuese o no su tipo, todos admitirían que era un hombre hermoso.

Mason, quien siempre ha sido débil cuando de Noah se trata, nunca podía rechazarlo.

Si es una persona, obviamente tendría una debilidad por Noah, era lo único que podía pensar.

Al escuchar la opinión de Mason, Noah lo miró con una sonrisa de suficiencia, como si encontrara gracioso que él, de todas las personas, lo hubiese dicho.

—De cualquier modo. Hubo algo que aprendí de esa experiencia —dijo Noah, chequeando sus cartas.

—¿Qué aprendió? —le preguntó, mientras también revisaba sus tres cartas.

—Lo que aprendí fue… —De las tres cartas, Noah destapó un dos de espadas, le dio una carta nueva y continuó—: Si hay algo que quiero, primero cavo un hoyo. Un hoyo que sea tan profundo y espacioso que, cuando caiga en el por cuenta propia, no se dé cuenta que es una trampa.

—Eso es un poco triste.

Pensar de ese modo ¿solo porque no pudo conseguir lo que una vez quiso?

Mientras pensaba que no entendía a las personas que lo tenían todo, Noah lo miró con el mentón apoyado sobre su mano y sonrió.

—Me convertí en un adulto.

Mason observó sus ojos sonrientes y estuvo de acuerdo.

—Bueno, podría interpretarse también de ese modo. —Y chequeó sus cartas.

Antes de que la última carta fuera destapada, Mason tenía un trío; era una buena mano. Si la última carta fuese un seis de diamantes, completaría un póker, y si no lo era, al menos esperaba conseguir un full.

Noah destapó algunas cartas, un dos y un cuatro de espadas y un as de diamantes. Mason no sabía qué cartas escondía, pero la única posibilidad de que su mano fuera más alta, era si esta era una escalera de color.

Mason entonces lo miró, pensaba observar su expresión antes de que la última carta fuese revelada.

En ese momento, alguien llamó a la puerta. Noah le dijo que pasara y una mujer con un traje de dos piezas apareció.

—La comida está lista, ¿debería traerla luego?

—¿Qué hacemos? ¿Deberíamos hacer de este el último juego? —Noah se giró en dirección a Mason y le preguntó, mostrando las fichas en la mesa, y este se encogió de hombros con expresión indiferente a modo de respuesta—.Tráiganla dentro de diez minutos. Pronto terminaremos.

La mujer se inclinó educadamente y se retiró. Fue entonces cuando la mirada de Mason, la cual regresó de la puerta a la mesa, vio la mano de Noah tocando las cartas. No era nada alarmante, por lo que desvió la mirada y chasqueó la lengua con expresión indiferente.

Diez años atrás, cuando le estaba enseñando a jugar cartas, le enseñó algunos trucos lindos; y uno de los más sencillos era esconder una carta de tu mano al colocarla en la parte superior de la pila de cartas y luego sacar otra del fondo. Era un truco mediocre, pero podría ser útil si uno era hábil. Sin embargo, Noah era algo inexperto en cuanto a trucos, y más importante aún, escogió al oponente equivocado.

Noah repartió el último set para ambas partes, y Mason comprobó la última tarjeta por costumbre: seis de diamantes.

—Como es el último juego, ¿lo apostamos todo?

Mason observó sus ojos; tenían un brillo extraño. Era como si estuviera esperando o buscando algo.

¿Qué debería hacer?

Podría simplemente señalar el truco de Noah. Si le dijera que lo vio cambiar las cartas y acerca del truco, en lugar de molestarse, él era la clase de persona que sonreiría con languidez y entregaría el yate.

O, terminar este juego y pedirle que lo repitan de nuevo, ya que no hará el truco de nuevo para la siguiente ronda, y esa podría ser verdaderamente la final.

—Mmm, ¿lo apostamos todo?

Pero Mason hizo una mueca desagradable y arrojó sus cartas sobre la mesa, boca abajo.

—Ah, ganaste por completo. La diosa de la victoria parece haberme abandonado.

¿Cuál yate?

—Nunca gané esta clase de premios en mi vida —suspiró y se levantó. Al igual que con el 1.1 millón de dólares, era lamentable perder el yate de Noah, pero tampoco era difícil.

Si pienso en ello, solo pagar las tarifas de mantenimiento y anclaje me habría llevado a la quiebra. 

Entonces, habría tenido que esperar por otro tipo rico para que viniera y lo comprara. Pero este hermoso yate encajaba a la perfección con Noah.

Además, si él estaba dispuesto a usar tales trucos solo para ganar, no quería hacerlo perder.

Se levantó y estiró su cuerpo. Entonces notó que el cielo, el cual aún era azul, había comenzado a dejar caer delgados hilos de lluvia en algún punto.

En el horizonte, una oscura nube de lluvia apareció. Mason caminó hacia la barandilla y vio cómo el cielo azul iba siendo abarcado por las nubes oscuras que se movían con rapidez.

Parecían dirigirse hacia el barco, y cuando Mason hizo ademán de señalarlas y abrir sus labios para informar a Noah, lo escuchó murmurar a su espalda:

—¿A qué te refieres con que no tienes suerte? Hasta tiraste tus cartas.

Mason se encogió y se giró para mirarlo. Noah estaba revisando las cartas que había dejado boca abajo.

—¿Parece que ya sabías qué cartas tenía? —Levantó su cabeza y miró a Mason, sonriendo, sus ojos verdes entrecerrándose, aunque el brillo en ellos se tornaba cada vez más agudo y gélido. Cuando Mason movió sus labios para intentar excusarse, Noah destapó sus cartas.

Dos y cuatro de espadas, siete y ocho de corazones, un nueve y una jota de tréboles. No tenía ni siquiera un par en su mano.

Mason miró las cartas, tragó, intentando hidratar su garganta seca, y levantó su cabeza.

—Yo… no estaba seguro de poder pagar las tarifas de anclaje.

—Ahh, sí, por supuesto —dijo Noah, con ligereza, como si no le creyera una palabra de lo que decía, y sonrió, curvando sus ojos.

Mason seguía observando los dulces ojos verdes del otro, los cuales rezumaban satisfacción; y con lentitud, apartó la mirada, guardando silencio.

Shiro
Qué difícil es traducir acerca de un juego del que no sabes nada. orz Espero haya quedado claro lo sucedido, si no, avisen. (~ ̄³ ̄)~

Las gotas de lluvia, que habían estado cayendo de forma escasa sobre el barco, habían comenzado a caer con más fuerza en algún momento. Las nubes oscuras que se encontraban en la lejanía, ya habían llegado adonde ellos se encontraban. Entonces comenzó a ver olas espantosamente altas y cosas negras que se movían como si estuvieran vivas, cubriendo el cielo y listas para devorarlo.

—Oh, no. Parece que habrá una tormenta —dijo Noah, con tono lánguido, y a Mason le llegó un sabor amargo a su boca, mirando su expresión indiferente. Entonces recordó cómo, cuando entró a esa habitación, sintió como si estuviera cayendo en la trampa explosiva de un enemigo. Desafortunadamente, parecía que esa sensación no estaba errada, y en ese momento, se dio cuenta que había caído en una trampa.

Sin embargo, no sabía qué clase de trampa era, y cómo lo impactaría. Lo único que podía hacer en ese momento era conservar la calma y esperar hasta que el otro lado se revelara.

Tal como cuando estás en un barco y te encuentras con una tormenta: solo esperas que sea pequeña y que pase pronto.

—Eso veo —dijo, de manera evidente, y se encogió de hombros. El cielo había quedado cubierto de nubes negras. Era una tormenta.

♦ ♦ ♦

También llovía en la ciudad. Un Cadillac, con Noah y Mason en el interior, avanzaba por una calle oscura a gran velocidad. No era como un Ford común, anodino y con el que pudieran escapar con facilidad de una persecución, pero no parecían haber vehículos siguiéndolos, quizás era debido a la fuerte lluvia.

Mason, quien se encontraba sentado en el asiento trasero, continuaba recibiendo mensajes y llamadas perdidas sin parar en su móvil, todo lo que había quedado pendiente durante su estadía en el yate.

—Eres bastante popular —dijo Noah con tono plácido.

—Mi mánager se preocupa demasiado —le contestó Mason mientras revisaba los mensajes.

Las llamadas eran principalmente de Tony, y los mensajes, en su mayoría, eran de Vick.

[¿Qué haces?]

[¿Es de verdad una cita?]

[¿Conoces alguna debilidad de Noah?]

[Si es así… dímelo, por favor.]

[No le diré a nadie. Lo juro por mi hija]

[Lo siento. Mi hija no.]

Los cortos mensajes llegaban sin parar. Entre esos se encontraban los mensajes amables de chase, llenos de preocupación y cariño; y también había un mensaje de Gloria, la productora, preguntando si podían correr la agenda para el día siguiente.

Parece que no me despidieron. Aunque bueno, sería extraño que te despidieran después de salir con el patrocinador mismo.

Le respondió a Gloria diciéndole que le parecía bien, y Noah, quien leyó el mensaje, sonrió con languidez y dijo:

—¿Mañana? ¿Piensas que puedes llegar al set de filmación? Los paparazzi que te estarán esperando a las puertas del set no te dejarán pasar. No podrías ni siquiera ser capaz de llegar a tu casa. —Noah entonces le dijo cómo si ni siquiera los hoteles lo aceptaran, y le sugirió—: Puedes quedarte en mi casa. Sería sencillo escapar de los paparazzi en un helicóptero, y probablemente haya menos de ellos frente a mi casa. —Su expresión diciendo con claridad: «Te enfrentarás a algunas dificultades».

—Si fuera yo —lo miró—, sentiría más curiosidad hacia los pensamientos del señor Raycarlton —le dio como respuesta a su sugerencia.

¿Prestarme una habitación en una situación como esta?

Por supuesto, Noah probablemente tenía más de una o dos casas, y cada una de ellas probablemente tenía varias habitaciones, por lo que estaría bien mostrarle algo de amabilidad a una persona sin hogar. Pero los reporteros querían sangre y no les importaba en absoluto. Habían hecho un alboroto solo por haber entrado ambos a una habitación de hotel y por haber salido en una cita, por lo que, si se llegara a saber que estaban viviendo juntos…

Mason sintió que se le avecinaba un dolor de cabeza solo con pensar en ello, y miró a Noah. Este parecía querer que el escándalo creciera en lugar de que se calmara, y él no lograba lo que el hombre estaba pensando.

Que él coqueteara con Noah —intencionalmente o no—, desde afuera, parecía bastante normal. Pero que este coqueteara con Haley era extraño. Incluso en Hollywood, era algo extraño y fuera de la norma.

¿Hay alguien a quien quiere proteger usando este escándalo?

Como Mason ha sido usado antes como escudo antibalas, estos fueron sus pensamientos inmediatos, pero siguió sin poder descifrar la verdad.

Dado que los paparazzi de Hollywood son despiadados y tercos, quizás para mañana publiquen las intenciones de Noah.

Mason miró algo expectante a Noah, quien a su vez se encogió de hombros.

—Podrán sentir curiosidad respecto a lo que pienso, pero se abstendrán de seguirme por ahí. Al menos si quieren continuar siendo reporteros en los Estados Unidos. —La expresión sonriente de Noah era gentil, como si fuera incapaz de matar una hormiga, pero lo que dijo era muy despreciable.

Bueno, Mason no podía hablar por toda la familia Raycarlton, pero la madre de Noah, Rebecca, venía de una conocida familia de políticos. Sus vidas privadas eran tan confidenciales que incluso la gente del vecindario se sentían incómodos. Ellos no dejarían que Noah, a quien criaron con tanto cariño y cuidado, fuese atacado por un grupo de paparazzi solo por un escándalo.

—De cualquier modo… gracias por su oferta, pero en este momento, dispongo de poco tiempo porque hay algo de lo que debo encargarme tan pronto como pueda. También tengo que confirmar la situación de mi casa.

Había algo que debía hacer antes de que los reporteros comenzaran a seguirlos. También sería bueno chequear la situación frente a su casa.

—Pienso que es algo impulsivo, pero… —dijo ante la negativa de Mason y sonrió, sus ojos curvándose—. Bueno, probablemente todo estará bien. Ser acosados por los paparazzi es algo con lo que las celebridades tienen que lidiar. Si necesitas ayuda, llama. —Cuando Noah dijo eso, Phil, quien estaba sentado adelante, le entregó dos tarjetas de visita. Una era de él y la otra de Noah.

—Todos estos son números directos. Si llegan a hacerse públicos, será demandado. Así que tenga cuidado —dijo Phil con frialdad y Mason, quien miraba las tarjetas, solo las escaneó con sus ojos, memorizando los números, y se las devolvió.

—¿Los memorizó? —le preguntó incrédulo y Noah, por alguna razón, rio con lentitud.

Mason, quien de manera inconsciente había lidiado con las tarjetas como si se tratara de material confidencial, contuvo un suspiro.

—Oh, cierto, pensé que podría memorizarlos, pero ya los olvidé —dijo, tomándolas de nuevo. Se preguntó si debía preocuparse por la idiotez de Haley, pero al ver la mirada incrédula de Phil, parecía más cómodo actuar como un idiota—. Ah, déjenme en la siguiente cuadra, por favor. —Señaló un edificio en la lejanía.

—Está bastante lejos de Beverly Hills.

—No, está bien. Tengo algo que hacer por aquí. —Observó el área y confirmó la dirección.

Sin duda su dirección es por aquí…

Noah lo miró inquisitivamente, pero no pareció importarle lo suficiente, por lo que el auto se detuvo. Phil salió primero y abrió la puerta, sosteniendo para él un paraguas. Cuando pisó la calle llena de agua, finalmente escuchó la lluvia, la cual no había escuchado dentro del auto.

—¿Estás seguro de esto? —le pregunta Phil una vez más.

—No soy una dama —dijo mientras agitaba su mano. Entonces miró al interior del auto y se despidió de Noah—: Sobreviví gracias a ti. Pensé que me comerían las hienas afuera del set de filmación.

No sabía lo que el hombre pensaba en este momento, y gracias a él su vida será más difícil en el futuro, pero le agradecía que lo hubiese salvado en ese momento.

Noah sonrió con dulzura, tal y como lo hizo en el set de filmación.

—Nos veremos de nuevo. Muy pronto.

Ante su mirada gentil, aparentemente expectante de su próximo encuentro, Mason asintió con torpeza.

—Sí, bueno…

—Puede usar el paraguas. —Phil se despidió educadamente y se montó en el auto de nuevo.

Mason limpió su mejilla y miró el área a su alrededor. Westwood Village estaba cerca de Venice Beach. Era un lugar bastante bueno para vivir y costoso también.

Estirando su mano fuera del paraguas, chequeó la lluvia. Seguía lloviendo con tal fuerza que no podía ver lo que había frente a él. Había pocas personas en las calles, y era un clima en el que los paparazzi odiaban cargar sus costosos equipos con ellos por ahí. En esta clase de clima, la lluvia ocultaría hasta el sonido de un disparo.

Era un buen clima para hacer algo en secreto.


Shiro
Yay! Otro capítulo listo. Me quedé con la cosa de que al final Noah no cobró su victoria con el juego de póker, ¿o quizás era información lo que buscaba? O.o

2 respuestas a “Apaga las Luces – Capítulo 16 (II)”

  1. Yo creo que Noah va a cobrar su recompensa de a poco(?) Idk y es sospechoso que lo trate así, después de comparar tantas veces a Haley y Mason en su forma de ser actual

    A dónde va Mason con tanta lluvia? Se nos va a resfriar for sure ;;v;;)

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