Crié a un dragón negro – Capítulo 9: El valor de la vida

Traducido por Den

Editado por Nemoné


Un par de ojos rojos y redondos miraron atentamente a la bruja que estaba regañando al bebé dragón.

—Y el fuego que hiciste antes, no lo hagas cuando haya alguien más. Tienes que tenerlo en cuenta.

—Sí…

—Y nadie descubrirá que eres un dragón, ni tampoco que no eres un ser humano. Especialmente ese hombre de antes, que nunca te atrape. Esa es la condición si quieres estar conmigo. ¿Qué dices? ¿Quieres hacerlo?

— ¿Juntos?

—Sí. Juntos.

— ¡Lo haré!

El niño asintió al instante, sus labios formaron una sonrisa.

—Mi nombre es Noah. Llámame Noah. No me llames maestra.

—Noah…

El niño se llenó de esperanza, pensando que iba a recibir un nombre. Sin embargo, la bruja extinguió inmediatamente su optimismo.

—Eso no significa que te daré un nombre en este momento. No voy a dejar que realices la impronta conmigo.

Los ojos brillantes perdieron su brillo. Sintiéndose culpable, sostuvo al niño en sus brazos y lo metió en la cama, murmurando.

—Pero estaré contigo por el momento.

— ¿De verdad…?

—Sí, dejaré que te quedes conmigo hasta que sientas que eres lo suficientemente capaz de volar hasta los confines del mundo.

Me estoy quedando dormida. Dormí como un tronco ayer, pero creo que últimamente me he sentido un poco débil. 

La bruja abrazó al niño con calidez y lo cubrió con una manta.

—Y obsérvame mientras estás conmigo, y entonces toma una decisión. ¿Realmente soy un ser humano digno de ser tu maestra?

—Pero…

—No permitiré ninguna negativa. Y, un niño como tú no debería estar despierto a estas horas del amanecer. Ahora cierra los ojos. Vamos a dormir. Noah está muy cansada.

La bruja siguió hablando, mientras cerraba los ojos e intentaba despejar su mente de los pensamientos sobre el hombre que dejó en algún lugar de su salón.

—Si no vas a dormir… No me molestes…

Y con eso, se quedó dormida.

♦ ♦ ♦

A Kyle Leonard le llevó solo media hora deshacerse de los grilletes de las extrañas mantas y cortinas que lo tenían atrapado. La magia de Eleonora Asil era muy tenaz, se parecía a su maestro.

—Qué molesto…

Leonard pudo liberarse de su hechizo después de cortar con aprensión las mantas y las cortinas en pedazos. Solo entonces vio detenidamente la casa de la bruja.

La cabaña de Eleonora Asil era una pequeña y simple casa de dos pisos. En comparación con las magníficas mansiones de Tezeba, estaba en mal estado. Además, era un desastre.

Kyle Leonard ha visitado la mansión de Eleonora muchas veces.

La elegante palabra “visitar” podría ser correcta, pero la cantidad de personas que la habían allanado para arrestarla eran más de diez dedos. De todas formas, la mansión que vio en ese entonces estaba mucho más limpia y no tenía tanto polvo, haciendo que su conciencia evitara pisar el suelo.

Por otro lado, esta casa tiene todo tipo de muebles esparcidos por el salón.

El investigador simplemente se rió y recogió cucharones, tijeras, cuchillos de cocina, etc., lo que había frente a él. El cuchillo de cocina lejano rebotó en el aire, apuntando hacia él, y chilló en el aire misteriosamente.

—Miles de objetos ilegales.

Leonard esquivó casualmente el ataque amenazante de la herramienta de cocina con una leve inclinación. El cuchillo de cocina golpeó la pared en su lugar.

Desde su punto de vista, la cabaña de Eleonora era objeto de un cierre completo.

Nemoné
Y no has visto mi habitación, querido Leonard.

Leonard mantuvo la guardia alta y se movió con cautela. Todo en la casa de la bruja está encantado con su magia. No sabía qué espantosa magia podía estar esperando al acecho, en su casa aparentemente ordinaria.

El investigador aún temblaba al recordar la ocasión en que vagó por Laurent durante unos dos meses para recoger una trampa para ratas que casi le corta el tobillo.

La horquilla, que se decía que rizaba el cabello, quemó el cabello de docenas de nobles. También hay varios jóvenes con quemaduras fatales en el cuello. Incluso entonces, era una mujer que había caído en desgracia; no había tiempo para estar tranquilo.

Sin embargo, excepto por el ataque del cuchillo de cocina, el salón estaba tan tranquilo como un ratón. Leonard miró alrededor de la pequeña cocina y algunas de las habitaciones dentro del salón y se dio cuenta de que la casa en su conjunto era un área anárquica y muy desordenada.

A sus ojos, la higiene era el primer valor de la vida y el maestro de la pulcritud; esta casa era tan buena como una jungla. Su rostro se arrugó.

¿El segundo piso sería un espectáculo? 

La mujer, Eleonora, lo ató con mantas y cortinas, bostezó y subió las escaleras. El niño pequeño que encontró delante de la carnicería debe haber ido con ella, pensó

Leonard subió las escaleras sigilosamente. Eleonora parecía pensar que su única arma era un revólver, pero no es así. Era un hombre que vivía con toda clase de armas escondidas en cada parte de su cuerpo, especialmente cuando trataba con ella.

Se detuvo frente a la puerta al final de las escaleras, presionó suavemente la daga que colgaba dentro de su uniforme para poder sacarla en cualquier momento.

La puerta estaba abierta.

4 respuestas a “Crié a un dragón negro – Capítulo 9: El valor de la vida”

  1. A mí también me parece que Noah se ha pasado un poco con el niño, entiendo que no quiera morir pero incluso podría haber pensado antes haberlo criado para que no la mate….

  2. PUEDE POR FAVOR DARLE UN NOMBRE YA AL CHIQUILLO!!?? Con lo bonitas que son las historia con niños pero no me gusta cuando los tratan mal, al menos ya ha dejao que se quede

    1. Tranquil@. En capítulos posteriores Noah/Eleonora demuestra que siente cariño por él, aunque sea un simple pensamiento. Todo a su tiempo 😄 En cuanto al nombre, bueno… Eso tardará un poco lamentablemente xd

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